La educación y la promoción de sus valores para el desarrollo y bienestar social, la ciencia y la tecnología han demostrado su importancia y su influencia en el amplio desarrollo de las sociedades avanzadas o modernas. Los polos de desarrollo, las grandes recomposiciones internacionales del capital, las dinámicas políticas de los países y los conflictos sociales en todos los órdenes, la globalización de los mercados de consumo, con sus promesas de prosperidad inminente difundida a través de los medios masivos de comunicación, ha inspirado un consenso que cruza todas las fronteras. Dichas promesas estimulan la competencia por lograr ventajas e inspiran la creatividad tecnológica-industrial, premiando a los ganadores y marginando a los que no logran producir bajo normas de calidad, excelencia, efectividad y valores de una ética sublimada de de bien común. Las oportunidades están abiertas para los más capaces, mientras que las necesidades y los deseos resultan ser universales. Exigiendo con esto, nuevas demandas al sistema educativo nacional y la urgente recomposición institucional que permita ajustar los objetivos, los planes y programas, cuyos actores principales se coloquen mediante una política y normativización de sus actividades en una tendiente organización meritocrática que los califique y los clasifique en el orden de los valores exigidos por la competencia hacia la calidad, la excelencia y la eficacia en modelos de desarrollo con reglas y controles que se colocan o imponen en los distintos escenarios sociales donde el bienestar se promete no para un presente, porque hay que esforzarse mucho, sino para un futuro que no conoceremos y vivirán las personas Las estructuras institucionales de educación superior se encuentran en procesos de inclusión o exclusión según los criterios de competencia que se legitiman entre las instituciones y los mercados laborales, donde los individuos, quedan en una determinada posición social.
Las decisiones que se plantean en el orden público por el de lograr una inclusión con las intenciones de reconocer que todos tienen la misma oportunidad y que sólo los mejor preparados pueden contar con la posibilidad homogeneizante de poder ser incluidos en una larga carrera de competencias para asimilarlas y poder entrar a el mundo profesional bajo la ecuación de una economía conductual y ética.
Palabras clave: Educación, Ética, Valores de bien común, economía conductual, ciencia y tecnología.