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EVALUACIÓN DE HABILIDADES EN PERSONAS CON SÍNDROME DE DOWN. EDUCABILIDAD

Lic. Yoalli Cruz Zúñiga, Mtra. Lucía María Dolores Zúñiga Ayala

Facultad de Psicología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

Resumen

Un niño con desarrollo normal aprende muchas habilidades y desarrolla sus capacidades con gran rapidez durante los primeros años de su vida. Un niño con deficiencia mental es aquel cuyo aprendizaje y desarrollo se ha retrasado o demorado por una u otra razón.

El retraso mental o deficiencia mental, provoca una demora en el desarrollo mental del sujeto. Algunas personas confunden el retraso mental, la deficiencia mental con la enfermedad mental. Un enfermo mental puede tener una inteligencia normal o superior e incluso puede tener un alto nivel de escolaridad.  En cambio, el retraso mental necesita que le enseñen a comportarse de manera formal con una educación especial. (Miles, 1990). Este es el caso de las personas con Síndrome de Down.

La educación en las personas con Síndrome de Down tiene como finalidad ofrecerles el máximo de oportunidades y asistencia para el desarrollo de facultades cognitivas y sociales específicas. La investigación está enfocada a reconocer el desarrollo, maduración y capacidad intelectual de estas personas a partir de una educación institucionalizada para su posterior desarrollo social y autosuficiencia. A pesar de que actualmente se tiene mayor información de las posibilidades de desarrollo y autosuficiencia que pueden lograr las personas que nacen con esta condición, todavía existen pocas instituciones para su atención y la creencia por parte de la familia y de la sociedad de que requerirán de apoyo durante toda su existencia coadyuva a no hacer uso de este escaso recurso, derivando en una crianza con poca o nula estimulación.  El objetivo de este trabajo fue explorar si existe diferencia entre en el CI y el desarrollo de habilidades de personas con Síndrome de Down que fueron estimuladas de manera temprana con respecto a los que recibieron atención tardía en una institución denominada CTDUCA. La edad de los participantes osciló entre los 8 y los 32 años de edad. Para la evaluación del CI se utilizaron tests como Goodenough y Raven, y los datos fueron tratados estadísticamente para estandarizar los resultados a la población objeto de estudio. Los resultados muestran que los que recibieron educación tardía, mostraron un CI constante a diferencia de los que recibieron estimulación temprana. La diferencia en el CI de las personas institucionalizadas temprana y tardíamente no fue significativa, sin embargo, se logró convencer a varias familias de continuar proporcionándoles atención institucionalizada y de la importancia de su propia participación en el proceso educativo.

Palabras clave: Síndrome de Down, educabilidad, participación familiar

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