En este trabajo se documenta la experiencia que en el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua hemos tenido en la Formación de facilitadores en materia de educación ambiental e hídrica. La modalidad ha sido presencial y se ha optado por realizar talleres con el fin de desarrollar y fortalecer las competencias de los promotores ambientales, para que puedan contribuir con su labor educativa a la sostenibilidad, a la participación social, a la responsabilidad compartida, al mejoramiento del ambiente y de la calidad de vida de sus comunidades.
Para ello se ha utilizado la metodología de los programas Agua y Educación para las Américas y el Caribe y ¡Encaucemos el agua!, de la Fundación del Proyecto WET; y hemos venido incorporando otras propuestas (Cultivando agua buena, La Carta de la Tierra, Educación para la Ciudadanía Mundial, etcétera); experimentando así con distintas combinaciones para el logro de los aprendizajes.
Nuestra propuesta contempla en su planeación didáctica, mezclas de actividades con recursos alineados a las competencias en términos del saber conocer, el saber hacer y el saber ser. En la dimensión del saber conocer los participantes tienen un acercamiento y reflexión en torno a lo factual y conceptual en tres componentes: 1) lo ambiental e hídrico, como elementos básicos disciplinares; 2) el acto educativo y su filosofía, identificando las perspectivas tradicional, conductista, constructivista y la de competencias; y 3) las posturas filosóficas y éticas de la educación ambiental e hídrica.
En cuanto al saber hacer, los participantes practican la planeación y facilitación de breves talleres sobre educación ambiental e hídrica, recibiendo retroalimentación sobre su desempeño respecto a la aplicación de métodos, técnicas y conocimientos movilizados para el logro de los aprendizajes. Finalmente, el saber ser, se trabaja durante todo el taller y a través de actividades en pequeños grupos, donde se ejercita la responsabilidad, respeto, diálogo, participación, convivencia pacífica, solidaridad, etc., lo cual promueve la adquisición y fortalecimiento de las actitudes y valores básicos para el buen vivir.
Entre los resultados pueden mencionarse, de manera general, que los participantes quedan satisfechos con los aprendizajes obtenidos, y la utilidad de las herramientas proporcionadas; pero hemos identificado que, en nuestra propuesta, nos falta trabajar -entre otros aspectos-, en la evaluación, y en el establecimiento de tareas integradoras que nos permitan enlazar claramente las competencias con las actividades y asociarlas a sus criterios de evaluación.
Palabras clave: Formación de facilitadores, educación ambiental e hídrica