Uno de los criterios centrales a través de los cuales se mide la calidad de las Universidades e Instituciones de Educación Superior, es la llamada eficiencia terminal que se ve reflejada fundamentalmente en el egreso como en la titulación; esto es, hay una tendencia mayor a evaluar a las instituciones educativas a partir de sus productos o resultados, en lugar de valorar también los procesos que conducen a dichos resultados.
En este orden de ideas es que la titulación se ha convertido en un aspecto de enorme importancia en las IES, ya que es el requisito sine qua non para el alcance de la eficiencia terminal buscada. Las estadísticas en torno a estos rubros han transformado a los sujetos de la formación universitaria y a su producción intelectual en objetos numéricos cuya importancia pareciera recaer más en esa nueva cualidad que en la utilidad, viabilidad y sentido de las aportaciones académicas para el país en el actual momento histórico. Visto así, las estadísticas están invisibilizando procesos educativos, sociohistóricos y a los sujetos que los construyen.
La reflexión no es menor porque las universidades e IES han colocado la eficiencia terminal como uno de sus ejes de política educativa; sin embargo, tal medida no es consecuente con los resultados que reflejan las mismas estadísticas nacionales. De acuerdo con datos de la ANUIES, se publicó durante el año 2015 en un periódico de circulación nacional que las universidades federales son las que más rezago tienen en la titulación de egresados, pues sólo se titulan 54% de los pasantes de una misma generación.
Como respuesta a los hechos anteriormente señalados, la postura de la SEP y la Dirección General de Educación Superior Universitaria plantean mejorar los mecanismos de titulación, incrementar las opciones de titulación, buscar mecanismos más flexibles, restando total importancia al desarrollo de investigaciones que consoliden procesos de transformación profunda en nuestro país que generen independencia cultural, económicas y tecnológicas.
Por lo anterior, la intención del presente trabajo será poner a debate la importancia de mirar nuevamente a la titulación como parte de un proceso de mucho mayor alcance que, considere a los sujetos y los procesos formativos como ámbitos de construcción de sentido que puedan resignificar el proceso mismo de la titulación como una posibilidad de construcción creativa de nuevos conocimientos. Como un asunto que no sólo se resuelve creando opciones que faciliten mecánicamente el incremento de la estadística institucional, sino que integren y comprometan a los sujetos universitarios con su propia formación académica y con la posibilidad de crear conocimientos capaces de construir futuro.
Palabras clave: Titulación, Instituciones de Educación Superior, Eficiencia Terminal.