En la construcción diaria de experiencias académicas y docentes, se encuentran inmersos todos los actores escolares, en este caso centra nuestro interés el Orientador Educativo de Bachillerato General, cuyo servicio se ubica en las Escuelas Preparatorias Oficiales del Estado de México, labor que se respalda con el Plan Maestro de Orientación Educativa vigente en la entidad.
El Orientador Educativo como actor del desarrollo curricular, forma parte de la configuración de las escuelas donde labora, a través de su participación y acciones desarrolladas desde lo programado hasta lo inesperado, desde lo formal u oficial, hasta lo humano o cotidiano; condición que le comunica y vincula con los demás individuos en una interacción de constantes acontecimientos escolares.
Sin embargo los cambios a los que nos enfrentamos en todos los sectores y dimensiones, reclaman de una práctica e intervención con estrategias diversas que permitan al orientador encauzar sus esfuerzos de atención oportuna a realidades existentes y sobre todo eficientes para coadyuvar al desarrollo integral de los estudiantes que le toca acompañar durante cada ciclo escolar.
En el ejercicio profesional, el Orientador Educativo se encuentra inmerso en varios procesos escolares originados en el devenir del ciclo escolar, siendo los estudiantes el centro de su interés y atención más importante cada día y por quienes planifica actividades, genera acercamientos, impulsa conductas aceptables, enfrenta problemáticas de todo tipo, en procuración del desarrollo de habilidades y ambientes favorables para ellos.
En este contexto, la innovación pedagógica es parte de la ambientación que el orientador utiliza en su gestión educativa como un medio de generación de elementos que representen factores a considerar como prioritarios para su atención, en pro de sugerir alternativas de mejora a los implicados, con impacto positivo directo en los estudiantes.
El uso de nuevas herramientas en el ejercicio de la práctica, es producto de la imaginación de cada individuo y cuyos límites son el propio interés de los sujetos académicos. Una de ellas es el Diario de Grupo, como una colección de experiencias cotidianas escritas por los estudiantes en una organización sistemática y constante, donde plasmen desde su perspectiva lo más significativo de cada día.
El análisis posterior del texto que realiza el orientador, es una tarea fundamental para identificar elementos existentes en la dinámica áulica y escolar cotidiana, mismos que dan pauta a fortalecer actividades o a la creación de otras, así como a mirar algunos fenómenos no identificados a través de lo redactado por los estudiantes.
Por lo tanto, el orientador tiene a su alcance posibilidades de ejercer su función sustentando su práctica en un plano metodológico y teórico donde se sumen voluntades creativas, siempre dispuestas a replantear lo cotidiano como un desafío a lo determinado o a lo instituido.
PALABRAS CLAVE: ORIENTADOR, INNOVACION PEDAGOGICA, DIARIO DE GRUPO