Se habla continuamente de una crisis en la educación: los jóvenes han perdido el norte de su vida, el desarrollo del pensamiento crítico parece ser estatuto de los filósofos y los estudiosos de las ciencias sociales y humanas, la capacidad de lograr la mayoría de edad en términos kantianos se limita a los adultos y jóvenes de las generaciones anteriores.
Las pregunta fundamentales en torno a esta crisis se trasladan al papel de los padres en la formación de valores y el papel de los docentes en la transformación de conocimientos que le permitan al estudiante empoderarse como ciudadano productivo y competente en términos de saber defenderse en todas las áreas fundamentales del saber.
¿Cuál debe ser entonces el perfil del docente ante una radiografía como esta? Sin miramientos es imperativo afirmar que el docente debe ser ante todo un investigador, un sociólogo de la escuela, un profesional con la habilidad para convertir el aula de clase en un laboratorio de transformaciones individuales y sociales.
Por eso la reflexión continua de su quehacer le debe llevar a desarrollar el hábito de sistematizar sus experiencias, pero más que eso, despertar la habilidad para leer emociones, sentimientos e incluso pensamientos, es decir, para leer la vida de esos otros que le han sido dados como responsabilidad por la sociedad.
En esta ponencia se trabajan tres perspectivas: la importancia de la investigación en el quehacer docente, la necesidad de orientar la práctica docente de los futuros licenciados en el ejercicio de la investigación y la tercera, la necesidad de formar docentes con habilidades en el desarrollo del pensamiento crítico y transformador. Más que una reflexión es la síntesis de la experiencia que se tiene con los practicantes de la licenciatura en filosofía de la Universitaria Agustiniana, desde el ejercicio de la investigación y los resultados que hasta el momento han podido evidenciarse en su mirada frente a su responsabilidad como docentes y el desarrollo de habilidades que les permitan agudizar el sentido de la observación investigativa.
La línea teórica está fundamentada en la investigación-acción como ciencia educativa crítica desde la mirada de Carr y Kemmis, la investigación acción participativa y la cartografía social en la perspectiva desde la mirada de la sociología de la educación y las herramientas para la sistematización de experiencias desde diversos teóricos de la investigación educativa.
Palabras clave: Investigación, prácticas, sistematización.