Actualmente, las instituciones educativas dirigen esfuerzos a la formación integral de los estudiantes; la UNESCO en el informe Delors (1996) plantea que la educación debe organizarse en cuatro pilares: Aprender a conocer, hacer, convivir, ser. El modelo basado en competencias da respuesta al establecer y desarrollar en el estudiante competencias necesarias en el mundo actual: conocimientos (saberes), habilidades (saber-hacer), actitudes (saber estar) y conductas (saber ser) integrados entre sí con el propósito de capacitar a la persona sobre los conocimientos científicos y técnicos, capacidad de aplicarlos a contextos diversos integrándolos con sus propias actitudes y valores. El desarrollo de competencias requiere acciones que coadyuven en la formación de los estudiantes para prepararlos para la vida; formar individuos plenos y preparados, educados en la dimensión emocional a través de programas que promuevan el desarrollo de competencias emocionales para contribuir a un bienestar personal y social. La Educación Emocional promueve a través de programas psicopedagógicos el desarrollo de competencias emocionales, entendidas como el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales; facilitan una mejor adaptación al contexto y favorecen un mejor afrontamiento a las circunstancias de la vida; favorecen procesos de aprendizaje, relaciones interpersonales, solución de problemas, previenen situaciones de riesgo y fomentan el bienestar. El objetivo del presente trabajo fue evaluar las competencias emocionales de estudiantes universitarios antes y después de participar un programa de educación emocional. El programa se basó en los modelos de Mayer y Salovey (1990) y de Bar-On (2000), contempló gestión emociones, herramientas para enfrentar y superar situaciones de riesgo, habilidades de toma de decisiones y comportamientos responsables; establecimiento de relaciones interpersonales adecuadas y acciones para fomentar el bienestar. La duración fue de 30 horas en seis sesiones. Participaron 16 estudiantes universitarios; en una investigación preexperimental con diseño pretest-postest; los instrumentos aplicados fueron Inventario de Cociente Emocional EQ-i y Escala Trait Meta-Mood Scale TMMS-24. Para el análisis estadístico se empleó la prueba de Wilcoxon, con un nivel de significancia de .05. Los resultados muestran diferencias estadísticamente significativas en el Factor Claridad emocional (p=.004), en los componentes Intrapersonal (p=.006), Manejo del estrés (p=.008), Comprensión del sí mismo (p=.025) y el Cociente Emocional (p=.008). Por lo que se concluye que el programa si tuvo efectos en las competencias emocionales de los estudiantes universitarios participantes.
Palabras clave: Educación emocional, competencias emocionales, estudiantes universitarios.