El discurso oficial de la actual Reforma Educativa y del Servicio Profesional Docente (SPD), insiste en pensar en un profesional de la educación competente, así como de lograr “Mejorar, en un marco de inclusión y diversidad, la calidad de la educación y el cumplimiento de sus fines para el desarrollo integral de los educandos y el progreso del país” (Primer propósito del SPD) discurso que muchas veces el docente termina empoderándose sin cuestión alguna, generando en él tensiones e incertidumbres al no lograr lo que el mismo discurso le exige. La tensión entre la imagen ideal del maestro, surge por las discrepancias entre un discurso que crea a un educador irreal y una realidad en donde el maestro intenta alcanzar lo que le dicta el discurso pese a los pequeños logros que en su práctica pueda experimentar. Es en el contexto escolar en donde cotidianamente se intenta desarrollar y definir el discurso oficial; la situación escolar y las condiciones de trabajo juegan un papel importante para que se puedan lograr los propósitos de la política educativa; pero es también en esa cotidianidad en donde el sujeto docente al empoderarse del deber educativo se enfrenta una serie de desmantelamientos emocionales entre las que destacan las tensiones e incertidumbres, que ponen en riesgo su estabilidad y razón de ser en la escuela.
¿Quiénes son los sujetos docentes que cotidianamente se enfrentan a una escuela compleja?, ¿Desde qué situación personal y afectiva se empodera y se acerca a una tarea exigente emanada de un discurso oficial?, ¿Cuáles son las descargas emocionales que pesan sobre él cuando debe asumir las prácticas de su oficio en condiciones cada vez más difíciles? Son cuestionamientos que surgen desde la reflexividad del propio docente y que invitan a mirar a un sujeto docente en el discurso oficial.
PALABRAS CLAVE: Sujetos de la educación, emociones, cotidianidad.