En un redu­ci­do e incó­mo­do espa­cio esco­lar tie­ne lugar la XV Reu­nión Nacio­nal Ple­na­ria Extra­or­di­na­ria del Con­se­jo Nacio­nal de Auto­ri­da­des Edu­ca­ti­vas que pre­si­de el señor Aure­lio Nuño Mayer; Secre­ta­rio de Edu­ca­ción Pública.

El fun­cio­na­rio está muy serio; se pue­de afir­mar que se mues­tra ner­vio­so, está rodea­do de los gober­na­do­res del país. Tal vez se encuen­tren los Secre­ta­rios de Edu­ca­ción en las enti­da­des fede­ra­ti­vas. Los asien­tos son incó­mo­dos y en los ros­tros rígi­dos de los invi­ta­dos, se adi­vi­nan con nos­tal­gia los gran­des esce­na­rios a los que han sido acos­tum­bra­dos en even­tos de esta natu­ra­le­za. Hay impa­cien­cia en los invi­ta­dos, quie­ren saber que nue­vas res­pon­sa­bi­li­da­des les van a impo­ner des­de el cen­tro. Las auto­ri­da­des edu­ca­ti­vas, no son con­vo­ca­das a dia­lo­gar, solo a escu­char las direc­tri­ces del Secre­ta­rio del ramo, nada más, por eso pre­fie­ren guar­dar silencio.

Corre el rumor que aho­ra sí habrá anun­cios inte­li­gen­tes; “de gran cala­do”, dice un gober­na­dor con tono de sor­na. La reu­nión en ver­dad ape­nas dará a cono­cer el Pri­mer Obje­ti­vo de la Refor­ma Educativa.

No hay gran­des letre­ros, ni la exal­ta­ción de los sím­bo­los nacio­na­les; ape­nas el anun­cio se pue­de leer en un peque­ño espa­cio del pódium que ele­va la figu­ra del fun­cio­na­rio por enci­ma de los invi­ta­dos a la puja. El recin­to pare­ce una sala de subas­tas. De pron­to, el Secre­ta­rio son­ríe en una mue­ca que mues­tra su boca seca y ante una mira­da pan­óp­ti­ca que domi­na el esce­na­rio unos “ojos que dan páni­co soñar”, se apo­de­ran del espa­cio y se anun­cia el Pro­gra­ma: “La escue­la al centro”.

No hay nada nue­vo. “La escue­la al cen­tro” es una fra­se mediá­ti­ca o que pre­ten­de ser mediá­ti­ca. La retó­ri­ca del Secre­ta­rio pro­vo­ca un inter­cam­bio de mira­das cóm­pli­ces. La vacie­dad de la pro­pues­ta pro­vo­ca asom­bro y tedio y una indig­na­ción silen­cio­sa, los ros­tros son más que expre­si­vos, des­ta­can­do el del señor gober­na­dor de More­los que lo flan­quea a la izquier­da de la geo­me­tría polí­ti­ca. La retó­ri­ca del Secre­ta­rio refle­ja la nece­dad en afe­rrar­se en una Refor­ma Edu­ca­ti­va que no lo es y que solo exis­te en la san­dez de sus pala­bras y en la sim­ple­za de sus plan­tea­mien­tos. De mane­ra vaci­lan­te lee las tar­je­tas que le escri­bie­ron sus asesores.

El señor Aure­lio Nuño Mayer y los gober­na­do­res están solos y ais­la­dos de la socie­dad; se con­vo­can por­que se auto desig­na­ron auto­ri­da­des edu­ca­ti­vas, pero están solos. Los rodean las fuer­zas de segu­ri­dad y las armas poli­cia­cas, pero nadie más. Los maes­tros hemos sido humi­lla­dos y veja­dos por las fuer­zas repre­so­ras del país.

En un ambien­te de terror y de inse­gu­ri­dad labo­ral, ape­nas víc­ti­mas de la vio­len­cia que cobra la liber­tad de miles de mexi­ca­nos y la vida de innu­me­ra­bles edu­ca­do­res sacri­fi­ca­dos fren­te a sus alum­nos o ase­si­na­dos en el monte.

¿Cuán­tos de los 26 mil des­apa­re­ci­dos son pro­fe­so­res rura­les cuyo úni­co deli­to era tra­ba­jar el abe­ce­da­rio y el cálcu­lo con los niños y jóve­nes de la patria?

Aho­ra, con el más abso­lu­to cinis­mo se afir­ma que las escue­las son o tal vez serán el eje de la trans­for­ma­ción edu­ca­ti­va. En el atro­pe­llo de la pala­bra y en el insul­to a la memo­ria, se anun­cian los seis pun­tos del Plan. El pri­me­ro de ellos, anun­cia la crea­ción de la figu­ra del sub­di­rec­tor admi­nis­tra­ti­vo. En nues­tra pró­xi­ma entre­ga abor­da­ré este tema y sus inmoralidades.

Aquí se pro­me­te lle­var más recur­sos a las escue­las y crear en cada escue­la, un pre­su­pues­to pro­pio “para for­ta­le­cer la auto­no­mía de la ges­tión de acuer­do con la matrí­cu­la y su nivel de reza­go”. A la par del anun­cio, 15 800 ins­ti­tu­cio­nes ins­cri­tas en el Pro­gra­ma de Escue­la Dig­na no mejo­ra­ron y el pre­su­pues­to apro­ba­do a fina­les del año pasa­do, deja a estas ins­ti­tu­cio­nes en la orfan­dad ante la fal­ta de recur­sos públi­cos. El com­pro­mi­so de cum­plir las metas del Pro­gra­ma “Escue­las de Tiem­po Com­ple­to”, un recur­so retó­ri­co del ante­rior Secre­ta­rio de Edu­ca­ción Emi­lio Chuayf­fet, a menos de tres años de su anun­cio, se va al bote de la basu­ra. La lucha de fac­cio­nes en el gobierno, tam­bién es a muer­te y por eso, el nue­vo mode­lo edu­ca­ti­vo, ni se cons­tru­ye, ni se rediseña.

La enor­me buro­cra­cia polí­ti­ca que domi­na los espa­cios de deci­sión en la edu­ca­ción públi­ca lle­gó al espa­cio esco­lar para admi­nis­trar los recur­sos públi­cos en bene­fi­cio de fac­ción pero no saben lo que pasa en el aula. Ellos com­pra­ron un millón de lap­tos, pero nada más. Aho­ra, nadie sabe cómo dar­les un uso peda­gó­gi­co racio­nal. Com­pra­ron y dis­tri­bu­ye­ron recur­sos tec­no­ló­gi­cos, pero se les olvi­dó capa­ci­tar al magis­te­rio. El año que corre, tie­ne un pre­su­pues­to defi­ci­ta­rio, que con­fir­ma nues­tras sos­pe­chas que debe­mos espe­rar otros tiem­pos, aque­llos que mue­van a los maes­tros des­de las aulas para que reco­bren su dig­ni­dad y rom­pan con los con­tro­les buro­crá­ti­cos del SNTE y de la SEP.

Aure­lio Nuño dice que su admi­nis­tra­ción for­ta­le­ce­rá a los Con­se­jos Téc­ni­cos Esco­la­res, apar­tán­do­los de su actual cen­tra­li­dad para dejar­los al cri­te­rio de cada direc­tor de escue­la. Una pro­pues­ta alta­men­te cen­tra­lis­ta y cen­tra­li­za­do­ra, aho­ra por otra deci­sión, pier­de impul­so e inte­rés. Lo que cons­tru­ye el actual fun­cio­na­rio y su gru­po de ase­so­res, tie­ne como ges­to, la des­truc­ción del tra­ba­jo de su ante­ce­sor, pero fun­da­men­tal­men­te, dejar­le al país un magis­te­rio moral­men­te devaluado.

Los pro­fe­so­res debe­mos aban­do­nar las ata­du­ras que nos subor­di­nan, debe­mos recu­pe­rar la pala­bra y pedir cuen­tas a la SEP y creer en noso­tros mis­mos, en nues­tra fuer­za moral y no dele­gar en otros lo que es res­pon­sa­bi­li­dad del magis­te­rio y lo que ocu­rre en el aula y en la escue­la, no hay que per­der la fe y la espe­ran­za de lograr un des­tino común de ciu­da­da­nos y de cons­truc­to­res de ciu­da­da­nía. (12 de mar­zo de 2016).