Lucila Rivera Martínez
Sebastián Figueroa Rodríguez
Rubén Edel Navarro

Universidad Veracruzana

Ponencia presentada en el Primer Congreso Internacional de Transformación Educativa

Resu­men

Méxi­co asu­me el com­pro­mi­so de defi­nir y homo­ge­nei­zar el per­fil de los docen­tes que labo­ran en el nivel medio supe­rior de este país, esto se con­vier­te en una par­te medu­lar de la Refor­ma Inte­gral de la Edu­ca­ción Media Supe­rior (RIEMS), para lograr lo ante­rior, la Secre­ta­ría de Edu­ca­ción Públi­ca (SEP), emi­te un decre­to ofi­cial con las com­pe­ten­cias docen­tes que deben evi­den­ciar los aca­dé­mi­cos que labo­ran en este nivel edu­ca­ti­vo e ins­tru­men­ta un pro­gra­ma de for­ma­ción docen­te en moda­li­dad b‑learning (PRO­FOR­DEMS), el cual pre­ten­de el desa­rro­llo de estas com­pe­ten­cias. Las tec­no­lo­gías de la infor­ma­ción y comu­ni­ca­ción, posi­bi­li­tan el dise­ño e imple­men­ta­ción de espa­cios edu­ca­ti­vos que faci­li­tan estos pro­ce­sos masi­vos y uni­for­mes de for­ma­ción, sin embar­go, sur­ge la inquie­tud sobre la efec­ti­vi­dad y per­ti­nen­cia de estos espa­cios edu­ca­ti­vos. En este docu­men­to se pre­sen­ta el avan­ce de una inves­ti­ga­ción en cur­so que pre­ten­de median­te un estu­dio expli­ca­ti­vo lon­gi­tu­di­nal, del tipo dise­ño de series cro­no­ló­gi­cas, eva­luar el impac­to del PRO­FOR­DEMS en el desa­rro­llo de las com­pe­ten­cias docen­tes, la mues­tra se dis­tri­bu­ye en tres sedes: Jalis­co (Uni­ver­si­dad de Gua­da­la­ja­ra), Vera­cruz (Uni­ver­si­dad Vera­cru­za­na) y Sono­ra (Ins­ti­tu­to Tec­no­ló­gi­co de Sonora).

Pala­bras cla­ve: Refor­ma edu­ca­ti­va, edu­ca­ción media supe­rior, com­pe­ten­cias docen­tes, TIC.

Introducción

En últi­mas fechas el tér­mino “com­pe­ten­cias”, per­mea el queha­cer docen­te, se ha con­ver­ti­do en el cen­tro y moti­vo de diver­sas refor­mas, que pre­ten­den inno­var, efi­cien­tar y estan­da­ri­zar los pro­ce­sos edu­ca­ti­vos, las polí­ti­cas edu­ca­ti­vas actua­les, han mar­ca­do un sello par­ti­cu­lar al incor­po­rar el desa­rro­llo de com­pe­ten­cias como pun­to medu­lar de sus plan­tea­mien­tos, es común escu­char la men­ción de refor­mas edu­ca­ti­vas por com­pe­ten­cias, pla­nes de estu­dio por com­pe­ten­cias, eva­lua­ción por com­pe­ten­cias, pla­nea­ción por com­pe­ten­cias, cer­ti­fi­ca­ción de com­pe­ten­cias docen­tes, por men­cio­nar algunos.

En este inten­to de inno­var, se incor­po­ran nue­vos mode­los, con­cep­tos o for­mas de tra­ba­jo, sin embar­go, no se da el tiem­po sufi­cien­te para que sedi­men­te la inno­va­ción de mane­ra que per­mi­ta iden­ti­fi­car sus acier­tos y lími­tes (Diaz Barri­ga, A., 2006). En muchas oca­sio­nes al tér­mino de una polí­ti­ca glo­bal o perio­do de gobierno, se decre­ta una nue­va pers­pec­ti­va de inno­va­ción, sin eva­luar a pro­fun­di­dad la tras­cen­den­cia de la ante­rior, los tiem­pos polí­ti­cos com­ple­ji­zan los pro­ce­sos edu­ca­ti­vos, una ver­da­de­ra refor­ma requie­re de tiem­po y del com­pro­mi­so de todos los sec­to­res invo­lu­cra­dos, es nece­sa­rio inda­gar, docu­men­tar y valo­rar lo acontecido.

En el 2006, la Unión Euro­pea ins­tó en una reso­lu­ción a los paí­ses miem­bros, para que plan­tea­ran “las com­pe­ten­cias” como metas del apren­di­za­je en sus sis­te­mas edu­ca­ti­vos. En Méxi­co, ingre­sa este con­cep­to a par­tir de los años seten­ta en tér­mi­nos labo­ra­les, el Sis­te­ma Edu­ca­ti­vo Mexi­cano lo inte­gra ofi­cial­men­te en el 2004 con la Refor­ma de Edu­ca­ción Pre­es­co­lar, dos años des­pués, en la Refor­ma a la Edu­ca­ción Secun­da­ria, en el 2009 con la Refor­ma Inte­gral de la Edu­ca­ción Bási­ca (RIEB), en el Nivel Medio Supe­rior se ini­cia a par­tir del 2008, una ambi­cio­sa y nece­sa­ria Refor­ma Inte­gral a la Edu­ca­ción Media Supe­rior (RIEMS), empren­di­da para posi­bi­li­tar la crea­ción del Sis­te­ma Nacio­nal de Bachi­lle­ra­to (SNB). La RIEMS impli­ca, entre otras cosas, la cons­truc­ción de un Mar­co Curri­cu­lar Común (MCC) por com­pe­ten­cias; la defi­ni­ción y reco­no­ci­mien­to de las opcio­nes ofer­ta­das por la edu­ca­ción media supe­rior, la pro­fe­sio­na­li­za­ción de los ser­vi­cios edu­ca­ti­vos y la cer­ti­fi­ca­ción nacio­nal com­ple­men­ta­ria (Acuer­do 442, SEP). Un aspec­to bási­co en esta refor­ma es el mejo­ra­mien­to de las com­pe­ten­cias de los pro­fe­so­res, tuto­res y directivos.

La inclu­sión de las com­pe­ten­cias en la edu­ca­ción pre­ten­de mejo­rar la cali­dad y equi­dad de los sis­te­mas edu­ca­ti­vos (Cañas, Mar­tín-Diaz, Nie­da, 2007), sin que has­ta el momen­to exis­tan evi­den­cias cla­ras de lo ante­rior, se espe­ra que los docen­tes imple­men­ten pro­ce­sos for­ma­ti­vos que posi­bi­li­ten el desa­rro­llo de com­pe­ten­cias en los estu­dian­tes, y que estas mejo­ren su pre­pa­ra­ción para el ejer­ci­cio pro­fe­sio­nal y para la for­ma­ción a lo lar­go de la vida (Zabal­za, 2007).

Se espe­ra enton­ces, que los aca­dé­mi­cos pro­fe­sio­na­li­cen su prác­ti­ca docen­te, y que ade­más, cer­ti­fi­quen el nivel de logro alcan­za­do en el desa­rro­llo de las com­pe­ten­cias pre­vis­tas, sin embar­go, ¿Qué impli­ca la for­ma­ción por com­pe­ten­cias?, ¿Qué nue­vas habi­li­da­des debe desa­rro­llar un aca­dé­mi­co para actua­li­zar su prác­ti­ca docen­te?, ¿Cómo eva­luar, acre­di­tar y cer­ti­fi­car el domi­nio de estas?, ¿Cómo desa­rro­llar com­pe­ten­cias nue­vas en un docen­te que pro­ba­ble­men­te tie­ne poco o nulo inte­rés en ello?, una tarea sin duda complicada.

Competencia: enfoques y definiciones

Mul­der, Wei­gel y Collings (2008), comen­tan que exis­ten diver­sos enfo­ques y defi­ni­cio­nes del con­cep­to de com­pe­ten­cias, men­cio­nan que en tér­mi­nos de enfo­que han exis­ti­do tres tra­di­cio­nes prin­ci­pa­les en la inves­ti­ga­ción sobre com­pe­ten­cias, la con­duc­tis­ta o beha­vo­ris­ta, la gené­ri­ca y la cog­ni­ti­va, El enfo­que con­duc­tis­ta par­te de la obser­va­ción de tra­ba­ja­do­res exi­to­sos, McCle­lland (1973), mos­tró como iden­ti­fi­car com­pe­ten­cias a tra­vés de entre­vis­tas con­duc­tis­tas, con­si­de­ra que las com­pe­ten­cias se adquie­ren en la des­crip­ción de con­duc­tas obser­va­bles o desem­pe­ños in situ, las carac­te­rís­ti­cas del enfo­que con­duc­tis­ta son la demos­tra­ción, la obser­va­ción y la eva­lua­ción de los com­por­ta­mien­tos o con­duc­tas. Las com­pe­ten­cias son aque­llas carac­te­rís­ti­cas de una per­so­na que están rela­cio­na­das con el desem­pe­ño efec­ti­vo de un tra­ba­jo y pue­den ser comu­nes a otras situa­cio­nes (Spen­cer y Spen­cer 1993; Gon­czi, 1994; Dela­ma­re Le Deist y Win­ter­ton, 2005), cita­dos por Mul­der et al (2008:4).

Cuan­do se bus­ca iden­ti­fi­car las habi­li­da­des comu­nes que expli­can las modi­fi­ca­cio­nes en los desem­pe­ños, esta­mos fren­te al enfo­que gené­ri­co, la com­pe­ten­cia en este sen­ti­do se rela­cio­na con un desem­pe­ño glo­bal que sea apro­pia­do a un con­tex­to par­ti­cu­lar, repre­sen­tan­tes de este enfo­que son las inves­ti­ga­cio­nes sobre las habi­li­da­des gené­ri­cas y bási­cas en el área de desa­rro­llo curri­cu­lar (Mul­der, 1989; Mul­der y Thij­sen, 1990), cita­dos por Mul­der et al (2008), las cin­co dimen­sio­nes de la per­so­na­li­dad (Barrick y Mount, 1993), son ejem­plos de este enfo­que, por men­cio­nar algunos.

El enfo­que cog­ni­ti­vo, lo espe­ci­fi­ca Wei­nert (2001) al defi­nir el tér­mino com­pe­ten­cias cog­ni­ti­vas, como habi­li­da­des inte­lec­tua­les gene­ra­les con dife­ren­cias fuer­tes entre los indi­vi­duos, las cua­les inclu­yen todos los recur­sos men­ta­les de un indi­vi­duo emplea­dos para domi­nar tareas deman­dan­tes en dis­tin­tos terre­nos de con­te­ni­do, la dife­ren­cia entre com­pe­ten­cia y desem­pe­ño la cla­ri­fi­ca Chomsky (1980), al defi­nir la com­pe­ten­cia lin­güís­ti­ca como la habi­li­dad para adqui­rir la len­gua mater­na, es decir, las reglas en las que se basa el apren­di­za­je y el uso del mis­mo para el desem­pe­ño lin­güís­ti­co. Over­ton 1985, (cita­do por Wei­nert, 2001) inclu­ye un mode­lo de com­pe­ten­cia-mode­ra­dor-desem­pe­ño, el cual supo­ne que esta rela­ción entre la com­pe­ten­cia y el desem­pe­ño es mode­ra­da por otras varia­bles, como el esti­lo cog­ni­ti­vo, la capa­ci­dad de memo­ria y otras varia­bles per­so­na­les. Cathe­ri­ne Sophian, 1997 (cita­da por Wei­nert, 2001), comen­ta que la for­ma­ción de las com­pe­ten­cias es pre­ci­sa­men­te a tra­vés del desem­pe­ño. Bajo este enfo­que una com­pe­ten­cia es la capa­ci­dad de movi­li­zar varios recur­sos cog­ni­ti­vos para hacer fren­te a un tipo de situa­cio­nes, las com­pe­ten­cias no son cono­ci­mien­tos, habi­li­da­des o acti­tu­des, pero orga­ni­zan, movi­li­zan, orques­tan e inte­gran tales recur­sos en situa­cio­nes dadas (Perre­noud, 2002). El ejer­ci­cio de las com­pe­ten­cias impli­ca ope­ra­cio­nes men­ta­les com­ple­jas sos­te­ni­das por esque­mas de pen­sa­mien­to (Altet, 1996: cita­do por Perre­noud, 2002), los cua­les per­mi­ten rea­li­zar una acción rela­ti­va­men­te adap­ta­da a una situa­ción determinada.

Perre­noud (2002), afir­ma que para des­cri­bir una com­pe­ten­cia se deben repre­sen­tar tres ele­men­tos com­ple­men­ta­rios: El tipo de situa­ción, los recur­sos que movi­li­za (cono­ci­mien­tos teó­ri­cos y meto­do­ló­gi­cos, acti­tu­des, habi­li­da­des, com­pe­ten­cias más espe­cí­fi­cas, esque­mas moto­res, de per­cep­ción, eva­lua­ción, anti­ci­pa­ción y deci­sión) y la natu­ra­le­za de los esque­mas de pen­sa­mien­to que per­mi­ten la movi­li­za­ción de los recur­sos en situa­ción com­ple­ja y en tiem­po real.

Otro enfo­que que enfa­ti­za las com­pe­ten­cias socia­les es el socio-cons­truc­ti­vo, Hod­kin­son e Issitt (1995), for­mu­lan las direc­tri­ces para apo­yar el desa­rro­llo de la edu­ca­ción basa­da en com­pe­ten­cias (EBC), afir­man que ele­men­tos bien uti­li­za­dos, como la tuto­ri­za­ción, el diá­lo­go entre estu­dian­tes-tutor y las tareas mul­ti­dis­ci­pli­na­res, son nece­sa­rias para el desa­rro­llo de com­pe­ten­cias. Mul­der et al (2008) nos pre­sen­ta como ejem­plos de este carác­ter socio-cons­truc­ti­vo de las com­pe­ten­cias, los mode­los de comu­ni­da­des inno­va­do­ras de cono­ci­mien­to de Paa­vo­la, Lip­po­nen, Hak­ka­rai­nen (2004); la crea­ción de cono­ci­mien­to median­te la inter­ac­ción de Nona­ka y Takeu­chi (1995) y el mode­lo de Berei­ter (2002) sobre la cons­truc­ción del conocimiento.

El CIFE (Cen­tro de Inves­ti­ga­ción en For­ma­ción y Eva­lua­ción) ha iden­ti­fi­ca­do cua­tro gran­des enfo­ques de las com­pe­ten­cias a nivel mun­dial: fun­cio­na­lis­ta, con­duc­tual-orga­ni­za­cio­nal, cons­truc­ti­vis­ta y socio­for­ma­ti­vo (Tobón, Pimien­ta, Gar­cía, 2010). El enfo­que fun­cio­na­lis­ta bus­ca que los pro­ce­sos de apren­di­za­je y eva­lua­ción se cen­tren en las acti­vi­da­des y tareas del con­tex­to externo, con­si­de­ran­do deter­mi­na­dos obje­ti­vos, apli­ca el méto­do DACUM (Deve­lo­ping A Curri­cu­lum) o el del aná­li­sis fun­cio­nal, hace énfa­sis en la des­crip­ción for­mal de las com­pe­ten­cias, tra­ba­ja el currí­cu­lum por módulos.

El enfo­que con­duc­tual orga­ni­za­cio­nal, arti­cu­la las com­pe­ten­cias en torno a las diná­mi­cas gene­ra­das. El enfo­que cons­truc­ti­vis­ta, se cen­tra en la diná­mi­ca de los pro­ce­sos de rela­ción y evo­lu­ción con­si­de­ran­do las dis­fun­cio­na­li­da­des del con­tex­to y el enfo­que Socio­for­ma­ti­vo, que bus­ca la inter­pre­ta­ción, argu­men­ta­ción y reso­lu­ción de pro­ble­mas del con­tex­to externo.

Orga­nis­mos Inter­na­cio­na­les y Nacio­na­les, han ela­bo­ra­do su defi­ni­ción de com­pe­ten­cia, aglu­ti­nan­do uno o varios de los enfo­ques ante­rio­res, la Comi­sión Euro­pea, la defi­ne como una com­bi­na­ción de des­tre­zas, cono­ci­mien­tos, apti­tu­des y acti­tu­des y a la inclu­sión de la dis­po­si­ción para apren­der ade­más del saber común.

La Orga­ni­za­ción para la Coope­ra­ción y el Desa­rro­llo Eco­nó­mi­co (OCDE), la defi­ne como la capa­ci­dad para res­pon­der a las exi­gen­cias indi­vi­dua­les o socia­les para rea­li­zar una acti­vi­dad. Cada com­pe­ten­cia repo­sa sobre una com­bi­na­ción de habi­li­da­des prác­ti­cas y cog­ni­ti­vas inter­re­la­cio­na­das, cono­ci­mien­tos, moti­va­ción, valo­res acti­tu­des, emo­cio­nes y otros ele­men­tos socia­les y com­por­ta­men­ta­les que pue­den ser movi­li­za­dos con­jun­ta­men­te para actuar de mane­ra eficaz.

Para la Aso­cia­ción Nacio­nal de Uni­ver­si­da­des e Ins­ti­tu­cio­nes de Edu­ca­ción Supe­rior (ANUIES), es el con­jun­to de cono­ci­mien­tos, habi­li­da­des y des­tre­zas, tan­to espe­cí­fi­cas como trans­ver­sa­les, que debe reu­nir un titu­la­do para satis­fa­cer ple­na­men­te las exi­gen­cias socia­les. Las com­pe­ten­cias son capa­ci­da­des que la per­so­na desa­rro­lla en for­ma gra­dual y a lo lar­go de todo el pro­ce­so edu­ca­ti­vo y son eva­lua­das en dife­ren­tes etapas.

Para la Secre­ta­ría de Edu­ca­ción Públi­ca (SEP), las com­pe­ten­cias son el con­jun­to de capa­ci­da­des que inclu­yen cono­ci­mien­tos, acti­tu­des, habi­li­da­des, acti­tu­des y des­tre­zas que una per­so­na logra median­te pro­ce­sos de apren­di­za­je y que se mani­fies­tan en su desem­pe­ño en situa­cio­nes y con­tex­tos diversos.

Algu­nos auto­res, men­cio­nan inclu­so que bajo un enfo­que sis­té­mi­co, las com­pe­ten­cias son un mode­lo, afir­man que el mode­lo de com­pe­ten­cias ges­tio­na el currícu­lo, el pro­ce­so de apren­di­za­je y la eva­lua­ción mejor que cual­quier otro (Tobón, Pimien­ta y Gar­cía Frai­le, 2010).

Competencias docentes

Las com­pe­ten­cias impli­can una nue­va rela­ción entre el docen­te-dis­cen­te, nue­vas for­mas de apren­der, más que de ense­ñar, exi­gen una peda­go­gía dife­ren­cia­da, nue­vos méto­dos, tra­ba­jo cola­bo­ra­ti­vo, inter­dis­ci­pli­nar y mul­ti­dis­ci­pli­nar, un cam­bio defi­ni­ti­vo en el queha­cer docen­tes, esto requie­re el desa­rro­llo de nue­vas com­pe­ten­cias para los que deci­dan per­ma­ne­cer en este oficio.

Las com­pe­ten­cias docen­tes pre­ci­san pro­fe­sio­na­li­za­ción, prác­ti­ca refle­xi­va, tra­ba­jo en equi­po y por pro­yec­tos, auto­no­mía y res­pon­sa­bi­li­dad amplia­das, tra­ta­mien­to de la diver­si­dad, énfa­sis en los dis­po­si­ti­vos y las situa­cio­nes de apren­di­za­je, sen­si­bi­li­dad con el cono­ci­mien­to, pru­den­cia con los pro­ce­sos, esta­mos fren­te a nue­vos esce­na­rios para la fun­ción de “ense­ñar”, lo cual impli­ca un cam­bio de los roles tra­di­cio­na­les de maes­tro-alumno, es este un esce­na­rio en for­ma­ción. Por tan­to, una fun­ción sus­tan­ti­va de las ins­ti­tu­cio­nes edu­ca­ti­vas es el desa­rro­llo de las com­pe­ten­cias docen­tes, para ello será nece­sa­rio ins­tru­men­tar estra­te­gias y pro­gra­mas que coad­yu­ven al desa­rro­llo de estas.

Perre­noud (2007), a raíz del con­ve­nio de Gine­bra, con­clu­ye que exis­ten diez fami­lias de com­pe­ten­cias docen­tes: Orga­ni­zar y ani­mar situa­cio­nes de apren­di­za­je; Ges­tio­nar la pro­gre­sión de los apren­di­za­jes; Ela­bo­rar y hacer evo­lu­cio­nar dis­po­si­ti­vos de dife­ren­cia­ción; Impli­car a los alum­nos en sus apren­di­za­jes y su tra­ba­jo; Tra­ba­jar en equi­po; Par­ti­ci­par en la ges­tión de la escue­la; Infor­mar e impli­car a los padres; Uti­li­zar las nue­vas tec­no­lo­gías; Afron­tar los debe­res y los dile­mas éti­cos de la pro­fe­sión; Orga­ni­zar la pro­pia for­ma­ción continua.

 Algu­nas Uni­ver­si­dad ingle­sas con­di­cio­nan el ingre­so de sus pro­fe­so­res al domi­nio de 5 com­pe­ten­cias bási­cas: orga­ni­za­ción, pre­sen­ta­ción, rela­cio­nes, tuto­ría-apo­yos a los estu­dian­tes y eva­lua­ción. Si el pro­fe­sor es can­di­da­to a la exce­len­cia docen­te, debe­rá ade­más demos­trar domi­nio sobre; refle­xión, inno­va­ción, capa­ci­dad de desa­rro­llo curri­cu­lar, orga­ni­za­ción de cur­sos, inves­ti­ga­ción peda­gó­gi­ca y lide­raz­go de gru­po (Zabal­za, 2007, p.9).

Para Gar­du­ño Rubio (2004), las com­pe­ten­cias docen­tes pue­den ser defi­ni­das como la for­ma prác­ti­ca en que se arti­cu­la el con­jun­to de cono­ci­mien­tos, creen­cias, capa­ci­da­des, habi­li­da­des, acti­tu­des, valo­res y estra­te­gias que posee un docen­te y que deter­mi­na el modo y los resul­ta­dos de sus inter­ven­cio­nes pedagógicas.

En Méxi­co, la Secre­ta­ría de Edu­ca­ción Públi­ca, publi­ca en octu­bre del 2008, el Acuer­do 447, en el que se esta­ble­cen las com­pe­ten­cias docen­tes para quie­nes impar­tan edu­ca­ción media supe­rior (EMS) en la moda­li­dad esco­la­ri­za­da, esti­pu­la que, ya no es sufi­cien­te que los docen­tes cen­tren su acción peda­gó­gi­ca en faci­li­tar la adqui­si­ción de cono­ci­mien­tos de las asig­na­tu­ras que impar­ten, es indis­pen­sa­ble que los maes­tros tras­cien­dan los pro­pó­si­tos exclu­si­va­men­te dis­ci­pli­na­res y apo­yen de mane­ra inte­gral la for­ma­ción de los jóve­nes, y defi­nen con apo­yo de la ANUIES, ocho com­pe­ten­cias docentes:

  • Orga­ni­za su for­ma­ción con­ti­nua a lo lar­go de su tra­yec­to­ria profesional.
  • Domi­na y estruc­tu­ra los sabe­res para faci­li­tar expe­rien­cias de apren­di­za­je significativo.
  • Pla­ni­fi­ca los pro­ce­sos de ense­ñan­za y de apren­di­za­je aten­dien­do al enfo­que por com­pe­ten­cias, y los ubi­ca en con­tex­tos dis­ci­pli­na­res, curri­cu­la­res y socia­les amplios.
  • Lle­va a la prác­ti­ca pro­ce­sos de ense­ñan­za y de apren­di­za­je de mane­ra efec­ti­va, crea­ti­va e inno­va­do­ra a su con­tex­to institucional.
  • Eva­lúa los pro­ce­sos de ense­ñan­za y de apren­di­za­je con un enfo­que formativo.
  • Cons­tru­ye ambien­tes para el apren­di­za­je autó­no­mo y colaborativo.
  • Con­tri­bu­ye a la gene­ra­ción de un ambien­te que faci­li­te el desa­rro­llo sano e inte­gral de los estudiantes.
  • Par­ti­ci­pa en los pro­yec­tos de mejo­ra con­ti­nua de su escue­la y apo­ya la ges­tión institucional.

Para el desa­rro­llo de estas com­pe­ten­cias, la Sub­se­cre­ta­ría de Edu­ca­ción Media Supe­rior (SEMS), ins­tru­men­tó un Pro­gra­ma de For­ma­ción Docen­te de Edu­ca­ción Media Supe­rior (PRO­FOR­DEMS), la ofer­ta edu­ca­ti­va está inte­gra­da por un Diplo­ma­do en Com­pe­ten­cias Docen­tes en el Nivel Medio Supe­rior, coor­di­na­do por la Aso­cia­ción Nacio­nal de Uni­ver­si­da­des e Ins­ti­tu­cio­nes de Edu­ca­ción Supe­rior (ANUIES) y las Espe­cia­li­da­des dise­ña­das e impar­ti­das por la Uni­ver­si­dad Peda­gó­gi­ca Nacio­nal (UPN).

El PRO­FOR­DEMS pre­ten­de con­tri­buir al alcan­ce del per­fil docen­te de la Edu­ca­ción Media Supe­rior con­for­ma­do por las com­pe­ten­cias antes des­cri­tas, su obje­ti­vo es que los pro­fe­so­res de edu­ca­ción media supe­rior inte­gren a su prác­ti­ca docen­te los refe­ren­tes teó­ri­cos, meto­do­ló­gi­cos y pro­ce­di­men­ta­les que sus­ten­tan la Refor­ma Inte­gral de la Edu­ca­ción Media Supe­rior median­te la incor­po­ra­ción de estra­te­gias inno­va­do­ras basa­das en la cons­truc­ción de competencias.

En la pri­me­ra con­vo­ca­to­ria (2008) el PRO­FOR­DEMS incor­po­ró a casi 20,000 docen­tes, en octu­bre del 2012 egre­sa­ron de la quin­ta gene­ra­ción apro­xi­ma­da­men­te 12,000 pro­fe­so­res, la meta es aten­der a 240,000 pro­fe­so­res de los dis­tin­tos sub­sis­te­mas de este tipo educativo.

El Diplo­ma­do en com­pe­ten­cias docen­tes en el nivel medio supe­rior se ha ofer­ta­do en cin­co oca­sio­nes con una moda­li­dad b‑learning, a tra­vés de una pla­ta­for­ma vir­tual con un dise­ño curri­cu­lar úni­co, para todos los esta­dos de la repú­bli­ca, sin embar­go, ¿este diplo­ma­do per­mi­te el desa­rro­llo de las com­pe­ten­cias antes des­cri­tas?, ¿Qué opi­nan los aca­dé­mi­cos de este pro­ce­so de for­ma­ción?, la pre­sen­te inves­ti­ga­ción inda­ga sobre la efec­ti­vi­dad de este cur­so de for­ma­ción docente.

Método

Obje­ti­vo Gene­ral: Eva­luar el impac­to del diplo­ma­do PRO­FOR­DEMS en el desa­rro­llo de las com­pe­ten­cias docentes.

Hipó­te­sis

H1: El dise­ño curri­cu­lar del diplo­ma­do coad­yu­va al desa­rro­llo de com­pe­ten­cias docentes.

Ho: No hay evi­den­cias de que el dise­ño curri­cu­lar del diplo­ma­do per­mi­te el desa­rro­llo de com­pe­ten­cias docentes.

Varia­bles

Varia­bles depen­dien­te: Com­pe­ten­cias docentes.

Varia­ble inde­pen­dien­te: Dise­ño curri­cu­lar del diplomado.

Varia­bles mode­ra­do­ras; EVA, ges­tión y admi­nis­tra­ción esco­lar, ase­sor, interacción.

El dise­ño de esta inves­ti­ga­ción es del tipo cua­si­ex­pe­ri­men­tal, dado que libre­men­te los docen­tes que así lo deci­den par­ti­ci­pan en el pro­yec­to, el tipo es “Medi­ción de dos o más gru­pos con pre­test y postest”.

Gru­po de inter­ven­ción O1 X O2 O3
Gru­po con­trol 1 O1 O2 O3
Gru­po con­trol 2 O1 O2 O3

El gru­po de inter­ven­ción estu­vo con­for­ma­do por los docen­tes que cur­sa­ron el diplo­ma­do en la sex­ta gene­ra­ción, el gru­po de con­trol 1, por docen­tes que en gene­ra­cio­nes pre­vias acre­di­ta­ron el diplo­ma­do, el gru­po de con­trol 2, por docen­tes que no han teni­do acer­ca­mien­to a este pro­ce­so formativo.

Mues­treo

Para esta inves­ti­ga­ción se con­si­de­ra el uni­ver­so de estu­dio a los pro­fe­so­res que impar­ten docen­cia en el nivel medio supe­rior de Méxi­co en cual­quier moda­li­dad (pre­sen­cial, vir­tual, mix­ta, tele­ba­chi­lle­ra­to), que labo­ra­ron en ins­ti­tu­cio­nes públi­cas, pri­va­das o por coope­ra­ción, en cual­quier plan­tel que ofre­ce estu­dios de bachi­lle­ra­to duran­te el año 2012. En este pro­yec­to par­ti­ci­pan la Uni­ver­si­dad de Gua­da­la­ja­ra (UdeG), la Uni­ver­si­dad Vera­cru­za­na (UV) y el Ins­ti­tu­to Tec­no­ló­gi­co de Sono­ra (ITSON). La pobla­ción fue­ron los pro­fe­so­res que cur­sa­ron la sex­ta gene­ra­ción del Diplo­ma­do en Com­pe­ten­cias Docen­tes en la Edu­ca­ción Media Supe­rior (PRO­FOR­DEMS) en estos tres estados.

Dado que se pre­ten­de inda­gar a pro­fun­di­dad el obje­to de estu­dio y toman­do como refe­ren­cia la capa­ci­dad ope­ra­ti­va de reco­lec­ción datos, se uti­li­zó el mues­treo no pro­ba­bi­lís­ti­co, de suje­tos volun­ta­rios, pues libre­men­te los pro­fe­so­res deci­die­ron par­ti­ci­par en el pro­yec­to, la mues­tra por cuo­tas- homo­gé­neas, dado que los infor­man­tes poseen carac­te­rís­ti­cas simi­la­res, el pro­pó­si­to es resal­tar situa­cio­nes, pro­ce­sos y casos en un gru­po social.

Ins­tru­men­tos

Se ela­bo­ró un ins­tru­men­to con 47 Items (Ane­xo 1), que inda­ga la per­cep­ción del docen­te sobre el logro de cada uno de los atri­bu­tos que res­pon­den a las ocho com­pe­ten­cias docen­tes mar­ca­das en el acuer­do 447 de la SEP, cuan­ti­fi­ca­dos median­te una esca­la esti­ma­ti­va 4 “Siem­pre”, 3 “A veces”, 2 “Pocas veces” y 1 “Nun­ca”. Se apli­có dicho ins­tru­men­to en tres momen­tos: antes, duran­te y des­pués del pro­ce­so for­ma­ti­vo, se apli­có tam­bién una Encues­ta de Sali­da (ES), a la tota­li­dad de la mues­tra, entre­vis­tas a pro­fun­di­dad con los ase­so­res, direc­ti­vos y admi­nis­tra­do­res del PRO­FOR­DEMS, se rea­li­za­ron tam­bién tres gru­pos foca­les, uno por cada sede.

Análisis e interpretación de resultados

Con­clu­ye­ron el Diplo­ma­do del PRO­FOR­DEMS en Méxi­co para la 6° gene­ra­ción apro­xi­ma­da­men­te 13,681 aca­dé­mi­cos1, de estos, 918 docen­tes en la Uni­ver­si­dad de Gua­da­la­ja­ra (UdeG) dis­tri­bui­dos en 40 gru­pos, 150 docen­tes en el Ins­ti­tu­to Tec­no­ló­gi­co de Sono­ra (ITSON) dis­tri­bui­dos en 5 gru­pos y 500 aca­dé­mi­cos en la Uni­ver­si­dad Vera­cru­za­na (UV) dis­tri­bui­dos en 17 grupos.

La pobla­ción se con­for­mó por 1568 aca­dé­mi­cos que cur­sa­ron en la sex­ta gene­ra­ción el PRO­FOR­DEMS en estas tres sedes. La mues­tra ele­gi­da fue­ron dos gru­pos por sede, en total par­ti­ci­pa­ron 125 docen­tes, el 7.97% de la pobla­ción, ade­más se entre­vis­tó a sie­te ins­truc­to­res de los módu­los II y III, cin­co direc­ti­vos de plan­te­les públi­cos y pri­va­dos, así como tres admi­nis­tra­do­res del PRO­FOR­DEMS, uno de cada sede.

Con­for­me la meto­do­lo­gía plan­tea­da se apli­có el Ins­tru­men­to sobre com­pe­ten­cias docen­tes (ICD), en tres oca­sio­nes al mis­mo gru­po, en cada una de las tres sedes, las apli­ca­cio­nes fue­ron en abril, junio y octu­bre del 2012, antes de ini­ciar el pro­ce­so for­ma­ti­vo, duran­te y des­pués del mis­mo, final­men­te se apli­có una encues­ta (ES) a los pro­fe­so­res que con­clu­ye­ron este diplo­ma­do y se rea­li­za­ron tres gru­pos foca­les uno por cada sede.

El pro­ce­so for­ma­ti­vo tie­ne una dura­ción de cin­co meses, en este tiem­po algu­nos docen­tes se die­ron de baja, otros se incor­po­ra­ron de gene­ra­cio­nes pre­vias, algu­nos no lle­na­ron el códi­go soli­ci­ta­do u olvi­da­ron dicho códi­go, para ase­gu­rar la homo­ge­nei­dad de los datos y en aten­ción a los cri­te­rios de inclu­sión, exclu­sión y eli­mi­na­ción (Ane­xo 2), se tuvie­ron que con­si­de­rar úni­ca­men­te los regis­tros com­ple­tos, es decir se eli­mi­na­ron los regis­tros que no con­ta­ran con las tres apli­ca­cio­nes (pro­fe­so­res que se rein­cor­po­ra­ban de gene­ra­cio­nes ante­rio­res, docen­tes que se die­ron de baja y aque­llos que deja­ron de labo­rar en la ins­ti­tu­ción), los regis­tros com­ple­tos fue­ron 67, el 53.6% de lo pro­gra­ma­do. La Encues­ta de Sali­da (ES), fue lle­na­da por el 100% de los aca­dé­mi­cos, que asis­tie­ron a la últi­ma sesión presencial.

La mues­tra en el ITSON fue de 44 docen­tes, 59% muje­res y 41% hom­bres, con una edad pro­me­dio de 37.3 años, el 98% labo­ran en plan­te­les públi­cos y el 2% en plan­te­les por coope­ra­ción, 95% impar­ten docen­cia en moda­li­dad pre­sen­cial y el 5% en moda­li­dad mix­ta, en cuan­to a la anti­güe­dad labo­ral: 62% tie­nen una anti­güe­dad de 1 a 10 años, 22% de 10 a 20 años, 13% de 20 a 30 años y 2% más de 30 años de antigüedad.

En la U.de G, par­ti­ci­pa­ron 36 docen­tes con una edad pro­me­dio de 40.4 años, 61.1% muje­res y 38.9% hom­bres, 92% labo­ran en plan­te­les públi­cos y 8% en pri­va­das, 85% en moda­li­dad pre­sen­cial, 8% vir­tual y 6% Mix­ta. Su anti­güe­dad labo­ral para el 50% es de 1 a 10 años, 38% de 10 a 20 años y 11% de 20 a 25 años.

En la UV, se estu­dia­ron a 22 docen­tes con una edad pro­me­dio de 36 años, el 61.9% muje­res y 38% hom­bres, 90% labo­ran en plan­te­les públi­cos, 5% en pri­va­das y 5% por coope­ra­ción. El 63.2% impar­te docen­cia en moda­li­dad pre­sen­cial y 36.8% en Tele­ba­chi­lle­ra­to. Su anti­güe­dad labo­ral es en el 61.88% entre 1 y 10 años, 23.5% de10 a 20 años y 14% de 20 a 25, nin­guno tie­ne más de 25 años de antigüedad.

Fig. No. 1. Comparativo por sede sobre el tipo de plantel en la cual laboran
Fuente: Elaboración propia.

Fig. No. 2. Comparativo por sede sobre la modalidad en la cual imparten docencia
Fuente: Elaboración propia

Con­for­me a la meto­do­lo­gía pre­vis­ta, se apli­có el ICD en tres momen­tos antes, duran­te y des­pués del pro­ce­so for­ma­ti­vo al gru­po de inter­ven­ción, gru­po Con­trol 1 y el gru­po Con­trol 2. Se leye­ron las for­mas en un lec­tor de mar­cas ópti­cas, la lec­tu­ra se expor­tó a una tabla de datos en cru­do, pos­te­rior­men­te se codi­fi­ca­ron los gru­pos, apli­ca­cio­nes y esca­las uti­li­za­das, asig­nan­do un núme­ro a cada uno de ellos, los cua­les se expli­can en el libro de códi­gos (Ane­xo 3), al final de la cap­tu­ra, se suma­ron los reac­ti­vos por docen­te, con estos datos se for­mó una matriz con los con­cen­tra­dos fina­les, pos­te­rior­men­te estos datos se pro­ce­sa­ron con el SPSS v.19 para rea­li­zar el aná­li­sis des­crip­ti­vo y se uso el stat­graphic para el aná­li­sis inferencial.

Para vali­dar la con­fia­bi­li­dad del ins­tru­men­to, se uti­li­zó el Alpha de Cronbach’s el cual es una media pon­de­ra­da de las corre­la­cio­nes entre los ítems y se cal­cu­la a par­tir de las varianzas.

 

Pos­te­rior­men­te se reali­zó el aná­li­sis des­crip­ti­vo (Ane­xo 4), un pun­to impor­tan­te es deter­mi­nar si los datos mues­tran una dis­tri­bu­ción nor­mal, una carac­te­rís­ti­ca de este tipo de dis­tri­bu­cio­nes es que pre­sen­tan un coefi­cien­te de asi­me­tría de ±0.4 y una cur­to­sis de ±0.6. La mayo­ría de los pro­ce­di­mien­tos de la esta­dís­ti­ca infe­ren­cial requie­re que los datos se dis­tri­bu­yan nor­mal­men­te, si se obser­van valo­res para la cur­to­sis fue­ra de este ran­go, se reco­mien­da rea­li­zar prue­bas de nor­ma­li­dad, para mues­tras meno­res de 50 datos se uti­li­za la prue­ba de Sha­pi­ro Wilks, para mues­tras mayo­res a 50 datos la de Kol­mo­go­rov-Smir­nov, en ambas prue­bas es nece­sa­rio que pre­sen­ten valo­res de sig>0.05 para con­si­de­rar una dis­tri­bu­ción nor­mal. Al rea­li­zar el cálcu­lo se obtu­vie­ron valo­res mayo­res de 0.05 (Tabla1), por tan­to se con­si­de­ra la nor­ma­li­dad de los datos, esto per­mi­te la uti­li­za­ción de prue­bas paramétricas.

Gru­po

Apli­ca­ción

Kol­mo­go­rov-Smir­no­va

Sha­pi­ro-Wilk

Esta­dís­ti­co

gl

Sig.

Esta­dís­ti­co

gl

Sig.

Inter­ven­ción

Antes

‚155

47

‚006

‚932

47

‚009

Duran­te

‚078

47

‚200*

‚984

47

‚760

Des­pués

‚126

47

‚058

‚952

47

‚053

Con­trol 1

Antes

‚195

12

‚200*

‚965

12

‚854

Duran­te

‚121

12

‚200*

‚973

12

‚939

Con­trol 2

 Antes

‚199

8

‚200*

‚931

8

‚529

Des­pués

‚149

8

‚200*

‚982

8

‚974

Tabla No. 1. Prueba de Normalidad por grupos.
Fuente: Elaboración propia.

Prueba de hipótesis

La hipó­te­sis esta­dís­ti­ca es

Ho: µi= µc1= µc2, El diplo­ma­do no coad­yu­va al desa­rro­llo de com­pe­ten­cias docentes.

H1: µi≠ µc1≠ µc2, El diplo­ma­do coad­yu­va al desa­rro­llo de las com­pe­ten­cias docentes

Para com­pro­bar la hipó­te­sis de tra­ba­jo, es nece­sa­rio rea­li­zar com­pa­ra­cio­nes entre los gru­pos, se uti­li­zó el aná­li­sis de varian­za de un fac­tor (ANO­VA), sin embar­go, este aná­li­sis es váli­do, si las varian­zas son homo­gé­neas, la prue­ba de Leve­ne nos per­mi­te veri­fi­car la homo­ge­nei­dad, los resul­ta­dos (Tabla 2), nos mues­tran valo­res de sig> 0.05, por tan­to se pue­de afir­mar que las varian­zas son homo­gé­neas, esto nos per­mi­te, rea­li­zar el ANOVA.

Gru­po

Esta­dís­ti­co de Levene

gl1

gl2

Sig.

 Intervención

1,838

2

138

‚163

Con­trol 1

‚283

1

22

‚600

Con­trol 2

‚702

1

14

‚416

Tabla No. 2. Prueba de homogeneidad de varianzas, estadístico de Levene.
Fuente: Elaboración propia.

Grupo de Intervención

Ana­li­zan­do la grá­fi­ca de caja y bigo­tes (Figu­ra 3), se obser­van dife­ren­cias entre las medias de lo repor­ta­do por los docen­tes en las apli­ca­cio­nes antes, duran­te y des­pués del pro­ce­so for­ma­ti­vo, se obser­van dos valo­res iden­ti­fi­ca­dos como outliers, al ana­li­zar los datos se detec­ta que dos docen­tes no lle­na­ron la tota­li­dad del ins­tru­men­to. Sin embar­go para ase­gu­rar estas dife­ren­cias se rea­li­za una prue­ba de medias.

Fig. No. 3. Gráfico de caja y bigotes del grupo de intervención.
Fuente: Elaboración propia.

Los resul­ta­dos del aná­li­sis de varian­za, nos mues­tran, para el gru­po de inter­ven­ción, un valor de sig.=0.020 (tabla 3), menor que el valor de α=0.05, este valor per­mi­te recha­zar la hipó­te­sis nula a favor de la alter­na­ti­va, es decir se pue­de afir­mar con un 95% de cer­te­za que exis­ten dife­ren­cias sig­ni­fi­ca­ti­vas en las res­pues­tas ofre­ci­das por los docen­tes, antes, duran­te y des­pués del pro­ce­so formativo.

 

Suma de cuadrados

gl

Media cua­drá­ti­ca

F

Sig.

Inter-gru­pos

1350,652

2

675,326

4,008

‚020

Intra-gru­pos

23252,170

138

168,494

   

Total

24602,823

140

     
Tabla No. 3. Prueba de homogeneidad de varianzas, estadístico de Levene.
Fuente: Elaboración propia.

 Sin embar­go, para un aná­li­sis más com­ple­to, se uti­li­zó una prue­ba post hoc, la prue­ba de Schef­fé, que nos per­mi­te rea­li­zar un aná­li­sis minu­cio­so de los gru­pos. En la tabla 4, se obser­va que al tér­mino del módu­lo 1 (com­pa­ra­ción de los gru­pos antes y duran­te), las res­pues­tas de los docen­tes no difie­ren de mane­ra sig­ni­fi­ca­ti­va, el valor de sig=0.96 nos per­mi­te afir­mar con un 95% de con­fian­za que no exis­te una dife­ren­cia sig­ni­fi­ca­ti­va entre las com­pe­ten­cias que los docen­tes mani­fies­tan haber desa­rro­lla­do, sin embar­go, al ana­li­zar los gru­pos duran­te y des­pués, se obser­va un valor de sig=0.036, menor a α=0.05, por tan­to afir­ma­mos con un 95% de con­fian­za que exis­ten dife­ren­cias sig­ni­fi­ca­ti­vas en las com­pe­ten­cias que los docen­tes refie­ren haber desa­rro­lla­do al con­cluir los tres módu­los del diplomado.

Com­pa­ra­cio­nes

Dife­ren­cia de medias (I‑J)

Error típi­co

Sig.

Inter­va­lo de con­fian­za al 95%

Lími­te inferior

Lími­te superior

Antes

Duran­te

‚76596

2,67768

960

-5,8601

7,3920

Des­pués

-6,14894

2,67768

‚075

-12,7750

‚4771

Duran­te

Antes

-,76596

2,67768

‚960

-7,3920

5,8601

Des­pués

-6,91489*

2,67768

‚036

-13,5410

-,2888

Des­pués

Antes

6,14894

2,67768

‚075

-,4771

12,7750

Duran­te

6,91489*

2,67768

‚039

‚2888

13,5410

Tabla No.4. Prueba de Scheffé del Grupo de Intervención.
Fuente: Elaboración propia.

Para veri­fi­car la rela­ción entre los gru­pos se uti­li­zó el coefi­cien­te de corre­la­ción de Pear­son, a mayo­res dife­ren­cias obser­va­das en las orde­na­cio­nes de ambas varia­bles, más se ale­ja­ría la rela­ción de ser per­fec­ta, el esta­dís­ti­co se cal­cu­la en fun­ción de la suma de las dife­ren­cias ele­va­das al cua­dra­do, pue­de tomar valo­res de ‑1 a +1, en el cual ‑1 es una rela­ción lineal decre­cien­te per­fec­ta y el valor de 1 iden­ti­fi­ca­ría una rela­ción lineal cre­cien­te perfecta.

Se reali­zó el cálcu­lo de la corre­la­ción de Pear­sons en el SPSS (tabla 5), los resul­ta­dos evi­den­cian una baja rela­ción entre los gru­pos antes, duran­te y des­pués del diplo­ma­do para el gru­po de intervención.

 

Antes

Duran­te

Des­pués

Antes

Corre­la­ción de Pearson

1

‚391**

‚445**

Sig. (bila­te­ral)

 

‚007

‚002

Suma de cua­dra­dos y pro­duc­tos cruzados

10356,638

3505,957

3293,447

Cova­rian­za

225,144

76,216

71,597

Duran­te

Corre­la­ción de Pearson

‚391**

1

‚293*

Sig. (bila­te­ral)

‚007

 

‚046

Suma de cua­dra­dos y pro­duc­tos cruzados

3505,957

7766,936

1876,170

Cova­rian­za

76,216

168,846

40,786

Des­pués

Corre­la­ción de Pearson

‚445**

‚293*

1

Sig. (bila­te­ral)

‚002

‚046

 

Suma de cua­dra­dos y pro­duc­tos cruzados

3293,447

1876,170

5280,213

Cova­rian­za

71,597

40,786

114,787

Tabla No. 5. Coeficiente de correlación de Pearson, grupo de intervención.
Fuente: Elaboración propia.

Grupo de Control 1 

Para el gru­po de con­trol 1 (docen­tes que en gene­ra­cio­nes ante­rio­res cur­sa­ron el diplo­ma­do), se les apli­có el mis­mo ins­tru­men­to y en las mis­mas fechas que el gru­po de inter­ven­ción, antes y des­pués del pro­ce­so for­ma­ti­vo, en la grá­fi­ca de caja y bigo­tes (figu­ra 4), se obser­va uni­for­mi­dad en las medias, sin embar­go se reali­zó el cálcu­lo del ANO­VA, el cual nos refie­re sig=0.369 (tabla 6), sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te mayor a α=0.05, por tan­to se acep­ta la hipó­te­sis nula para este gru­po, pode­mos afir­mar con un 95% de con­fian­za, que no exis­te una dife­ren­cia sig­ni­fi­ca­ti­va en las com­pe­ten­cias que los doce­nes refie­ren haber desa­rro­lla­do en el mis­mo lap­so de tiem­po del gru­po de intervención.

Com­pa­ra­ción

Suma de cuadrados

gl

Media cua­drá­ti­ca

F

Sig.

Inter-gru­pos

37,500

1

37,500

‚840

‚369

Intra-gru­pos

982,333

22

44,652

   

Total

1019,833

23

     
Tabla No. 6. ANOVA del grupo de control 1.
Fuente: Elaboración propia.

Fig. No. 4. Gráfico de caja y bigotes del grupo de control 1.
Fuente: Elaboración propia.

Grupo de Control 2

Para el gru­pos de con­trol 2, que son los docen­tes sin acer­ca­mien­to al pro­ce­so for­ma­ti­vo, se rea­li­za­ron las apli­ca­cio­nes antes y des­pués, en las mis­mas fechas del gru­po de inter­ven­ción, la grá­fi­ca de caja y bigo­tes (figu­ra 5), no mues­tra dife­ren­cias entre las medias, sin embar­go se reali­zó el cálcu­lo del ANO­VA, se obtu­vie­ron valo­res de sig=0.784 (tabla 7), sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te mayo­res a α=0.05, por tan­to se acep­ta la hipó­te­sis nula para este gru­po, pode­mos afir­mar con un 95% de con­fian­za, que no exis­te una dife­ren­cia sig­ni­fi­ca­ti­va en las com­pe­ten­cias que los doce­nes refie­ren haber desa­rro­lla­do en el mis­mo lap­so de tiempo.

Fig. No. 5. Gráfico de caja y bigotes del grupo de control 2.
Fuente: Elaboración propia.

Com­pa­ra­ción

Suma de cuadrados

gl

Media cua­drá­ti­ca

F

Sig.

Inter-gru­pos

10,563

1

10,563

‚078

‚784

Intra-gru­pos

1897,375

14

135,527

   

Total

1907,938

15

     
Tabla No. 7. ANOVA del grupo de control 2.
Fuente: Elaboración propia.

En el caso del los gru­pos de con­trol 1 y 2, se obser­va una alta corre­la­ción entre las res­pues­tas de los dife­ren­tes gru­pos (tabla 8), lo cual con­fir­ma que las res­pues­tas ofre­ci­das por un gru­po de docen­tes en el mis­mo lap­so de tiem­po (6 meses), no difie­ren sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te, esto nos con­fir­ma la con­fia­bi­li­dad de los resultados.

 

c1antes

c1despues

c2antes

c2despues

c1antes

Corre­la­ción de Pearson

1

‚73

-,323

-,478

Sig. (bila­te­ral)

 

821

‚435

‚230

c1despues

Corre­la­ción de Pearson

‚73

1

‚732*

‚816*

Sig. (bila­te­ral)

‚821

 

‚039

‚014

c2antes

Corre­la­ción de Pearson

-,323

‚732*

1

787*

Sig. (bila­te­ral)

‚435

‚039

 

‚020

c2despues

Corre­la­ción de Pearson

-,478

‚816*

‚787*

1

Sig. (bila­te­ral)

‚230

‚014

‚020

 
Tabla No. 8. Correlación de los Grupos Control 1 y 2
Fuente: Elaboración propia.

El aná­li­sis ante­rior nos per­mi­te afir­mar que los docen­tes con­si­de­ran haber desa­rro­lla­do com­pe­ten­cias docen­tes gra­cias al diplo­ma­do del PRO­FOR­DEMS, sin embar­go, ¿exac­ta­men­te que com­pe­ten­cias desa­rro­lla­ron?, ¿Qué opi­nan de este pro­ce­so for­ma­ti­vo?, ¿Qué le modificarían?.

Se les apli­có una encues­ta de sali­da (ES) por escri­to, al tér­mino del diplo­ma­do, a todos los docen­tes que asis­tie­ron a la últi­ma sesión pre­sen­cial en los seis gru­pos estu­dia­dos, con­tes­ta­ron la ES 102 docen­tes (36 de la UdeG, 22 de la UV y 44 del ITSON), se rea­li­za­ron pre­gun­tas abier­tas sobre las com­pe­ten­cias desa­rro­lla­das, su opi­nión del pro­ce­so for­ma­ti­vo y que le modi­fi­ca­rían al mismo.

Por ser pre­gun­tas abier­tas, se gene­ró una gran can­ti­dad de datos en bru­to, se con­si­de­ró los tex­tos como repre­sen­ta­cio­nes de los ras­gos del gru­po inves­ti­ga­do (Titsher, Meyer, Wodak y Vet­ter, 2000), se esta­ble­cie­ron códi­gos y se agru­pa­ron en cate­go­rías, se esta­ble­cie­ron víncu­los entre las cate­go­rías para esta­ble­cer cate­go­rías nuclea­res y con ello la narra­ti­va que a con­ti­nua­ción se presenta.

Los docen­tes con­si­de­ran que la com­pe­ten­cia que desa­rro­lla­ron en mayor gra­do fue “Pla­ni­fi­car los pro­ce­sos de ense­ñan­za apren­di­za­je aten­dien­do al enfo­que por com­pe­ten­cias y los ubi­ca en con­tex­tos dis­ci­pli­na­res, curri­cu­la­res y socia­les amplios”, la que menos desa­rro­lla­ron fue “Par­ti­ci­pa en los pro­yec­tos de mejo­ra con­ti­nua de su plan­tel y apo­ya a la ges­tión ins­ti­tu­cio­nal”, esto se cons­ta­ta con el dise­ño curri­cu­lar el diplo­ma­do. En las entre­vis­tas los ins­truc­to­res refie­ren que exis­te una sali­da ter­mi­nal para tra­ba­jar esta últi­ma com­pe­ten­cia, res­trin­gi­da para aque­llos docen­tes que ten­gan un car­go direc­ti­vo y que efec­ti­va­men­te el módu­lo II va direc­cio­na­do a la pla­nea­ción. En la tabla 9, se obser­va un com­pa­ra­ti­vo de las com­pe­ten­cias docen­tes desarrolladas.

Com­pe­ten­cias Docen­tes (Acuer­do 447, SEP)

ITSON

UDG

UV

PROM.

Orga­ni­za su for­ma­ción con­ti­nua a lo lar­go de su tra­yec­to­ria profesional

55%

78%

71%

68%

Domi­na y estruc­tu­ra los sabe­res para faci­li­tar expe­rien­cias de apren­di­za­je significativo

68%

86%

52%

69%

Pla­ni­fi­ca los pro­ce­sos de e‑a aten­dien­do al enfo­que por com­pe­ten­cias y los ubi­ca en con­tex­tos dis­ci­pli­na­res, curri­cu­la­res y socia­les amplios

91%

86%

90%

89%

Lle­va a la prác­ti­ca pro­ce­sos de e‑a de mane­ra efec­ti­va, crea­ti­va e inno­va­do­ra a su con­tex­to institucional

73%

75%

81%

76%

Eva­lúa los pro­ce­sos de e‑a con un enfo­que formativo

77%

64%

81%

74%

Cons­tru­ye ambien­tes para el apren­di­za­je autó­no­mo y colaborativo

77%

69%

81%

76%

Con­tri­bu­ye a la gene­ra­ción de un ambien­te que faci­li­te el desa­rro­llo sano e inte­gral de sus estudiantes

86%

67%

62%

72%

Par­ti­ci­pa en los pro­yec­tos de mejo­ra con­ti­nua de su plan­tel y apo­ya a la ges­tión institucional

50%

50%

71%

57%

Tabla No. 9. Comparativo de competencias desarrolladas por sede.
Fuente: Elaboración propia

Resul­tó intere­san­te e ins­truc­ti­vo, que inclu­ye­ran com­pe­ten­cias per­so­na­les como inno­va­dor, crea­ti­vo, refle­xi­vo de su prác­ti­ca, habi­li­dad para ofre­cer tuto­rías, for­ma­ción con­ti­nua en com­pe­ten­cia, cla­ro, aser­ti­vo, fle­xi­ble, intere­sa­do en la pla­nea­ción, pre­ci­so, moti­va­do y moti­va­dor, prác­ti­co, intere­sa­do en la inter­ac­ción y comu­ni­ca­ción con alum­nos, con­trol de los pro­ce­sos, inves­ti­ga­dor y auto­eva­lua­dor de su prác­ti­ca, orga­ni­za­do, con una acti­tud posi­ti­va y mayor dis­po­si­ción al cambio.

Los docen­tes refie­ren que el diplo­ma­do del PRO­FOR­DEMS, es un pro­gra­ma bien inten­cio­na­do, per­ti­nen­te con los obje­ti­vos de la RIEMS, con obje­ti­vos muy cla­ros, que bus­ca la cali­dad edu­ca­ti­va, resul­ta ade­cua­do, útil y efi­caz para los desa­fíos que pre­sen­tan las nue­vas gene­ra­cio­nes, es útil para los pro­ce­sos de cer­ti­fi­ca­ción, intere­san­te y pro­duc­ti­vo, pues ofre­ce nue­vas for­mas de hacer docen­cia. La inter­ac­ción semi­pre­sen­cial per­mi­te com­par­tir recur­sos y estra­te­gias, el diplo­ma­do acla­ra las dudas exis­ten­tes sobre pla­nea­ción, ense­ña cómo debe ser el apren­di­za­je basa­do en com­pe­ten­cias, pro­pi­cia la refle­xión sobre los pro­ce­sos de apren­di­za­je y el dise­ño de ambien­tes edu­ca­ti­vos, es una exce­len­te mane­ra de for­mar docen­te y de pro­fe­sio­na­li­zar la práctica.

Sin embar­go, es una polí­ti­ca guber­na­men­tal que no toma en cuen­ta la reali­dad de los docen­tes, es ambi­cio­so, ideal y poco ate­rri­za­ble, le fal­ta orga­ni­za­ción, la estruc­tu­ra no es per­ti­nen­te, las acti­vi­da­des son repe­ti­ti­vas, las ins­truc­cio­nes poco cla­ras, los tér­mi­nos con­fu­sos, el pro­ce­so resul­ta estre­san­te y pesa­do, pues los tiem­pos no corres­pon­den con las lec­tu­ras y acti­vi­da­des a realizar.

Con­si­de­ran nece­sa­rio cui­dar el per­fil de los ins­truc­to­res, que estén capa­ci­ta­dos para ejer­cer esta fun­ción, ade­más de cono­ci­mien­tos peda­gó­gi­cos y dis­ci­pli­na­res, es nece­sa­rio que desa­rro­llen habi­li­da­des para tra­ba­jar en la vir­tua­li­dad, con un nivel de espe­cia­li­za­ción que les per­mi­ta ofre­cer una ase­so­ría efi­caz, soli­ci­tan una mayor coor­di­na­ción y comu­ni­ca­ción entre ins­truc­to­res, mejo­rar la vía, cali­dad y opor­tu­ni­dad de las retro­ali­men­ta­cio­nes, que sean cla­ras, secuen­cia­les y con opción de réplica.

Los docen­tes refi­rie­ron que el pro­ce­so de for­ma­ción se mejo­ra­ría si se opti­mi­za­ran los tiem­pos, incre­men­tan­do el des­ti­na­do para la rea­li­za­ción de las acti­vi­da­des, o aumen­tar el núme­ro de sesio­nes pre­sen­cia­les, o la dura­ción del diplo­ma­do a 12 meses, comen­tan que es nece­sa­rio rea­li­zar un redi­se­ño del diplo­ma­do, rees­truc­tu­rar la secuen­cia de las acti­vi­da­des, com­pac­tar y eli­mi­nar las acti­vi­da­des repe­ti­ti­vas, cui­dar la con­gruen­cia entre las acti­vi­da­des y entre los módu­lo, mejo­rar la redac­ción de las ins­truc­cio­nes, soli­ci­tan que el dise­ño ins­truc­cio­nal sea diná­mi­co, crea­ti­vo, nove­do­so, prác­ti­co, fle­xi­ble en la entre­ga de acti­vi­da­des, que las sesio­nes pre­sen­cia­les, sean un ejem­plo de cómo debe­ría tra­ba­jar­se por com­pe­ten­cias, comen­tan que con­clu­ye­ron el diplo­ma­do y no les que­da cla­ro, exac­ta­men­te que impli­ca tra­ba­jar por competencias.

En cuan­to a los recur­sos infor­ma­ti­vos, soli­ci­tan cui­dar la per­ti­nen­cia de los auto­res inclui­dos o que las lec­tu­ras se ela­bo­ren ex pro­fe­so al con­te­ni­do del diplo­ma­do, agre­gar recur­sos visua­les como video­con­fe­ren­cias, o videos tipo simu­la­dor que ejem­pli­fi­quen la prác­ti­ca docen­te bajo este enfo­que por com­pe­ten­cias, ade­más de incluir un glo­sa­rio de tér­mi­nos que homo­ge­ni­ce los conceptos.

Men­cio­nan que sería más sen­ci­llo si el diplo­ma­do se ofre­ce en los perio­dos inter­se­mes­tra­les esto mejo­ra­ría la dedi­ca­ción al mis­mo, soli­ci­tan super­vi­sar el tra­ba­jo del diplo­ma­do, que se veri­fi­quen los tiem­pos de res­pues­ta y tipos de ase­so­ría brin­da­da, por últi­mo redu­cir el cos­to de la ins­crip­ción al diplo­ma­do, en el caso de las ins­ti­tu­cio­nes pri­va­das el pro­fe­sor debe pagar su capacitación.

Comen­tan la caren­cia de apo­yo de par­te de las auto­ri­da­des o incen­ti­vos para el segui­mien­to de este pro­ce­so, sin embar­go con­si­de­ran que sería un retro­ce­so que los nue­vos gobier­nos cam­bien la pers­pec­ti­va o ins­tru­men­ten otra refor­ma sin con­so­li­dar la actual.

Consideraciones

Los sis­te­mas edu­ca­ti­vos for­ma­les deben prio­ri­zar todas las for­mas de apren­di­za­je, con­ce­bir la edu­ca­ción como un todo, un impe­ra­ti­vo demo­crá­ti­co, plu­ri­di­men­sio­nal, que con­duz­ca hacia siner­gias edu­ca­ti­vas, la edu­ca­ción debe ser a lo lar­go de la vida (Delors, 1996). En esta con­cep­ción deben bus­car ins­pi­ra­ción y orien­ta­ción las refor­mas edu­ca­ti­vas, tan­to en la ela­bo­ra­ción de los pro­gra­mas como en la defi­ni­ción de las nue­vas políticas.

El sis­te­ma edu­ca­ti­vo depen­de de la adhe­sión y el com­pro­mi­so de los pro­fe­so­res (Perre­noud, 2006), para que pros­pe­ren las refor­mas edu­ca­ti­vas, se debe for­ta­le­cer la iden­ti­dad del pro­fe­so­ra­do, tomar en con­si­de­ra­ción sus nece­si­da­des, expec­ta­ti­vas, capa­ci­da­des, moti­va­cio­nes y recur­sos disponibles.

Un docen­te que labo­ra en el nivel medio supe­rior, dada la edad en la que tran­si­tan sus estu­dian­tes, la ado­les­cen­cia, debe desa­rro­llar; tole­ran­cia, fle­xi­bi­li­dad, habi­li­dad de nego­cia­ción, pacien­cia, com­pren­sión, ama­bi­li­dad, pater­na­lis­mo, domi­nio de emo­cio­nes, esta­bi­li­dad, impar­cia­li­dad, tuto­ría, por men­cio­nar algu­nas. El docen­te debe apren­der a mode­rar su per­so­na­li­dad, a hacer fren­te a situa­cio­nes diver­sas, a tra­ba­jar en equi­po, a desa­rro­llar la com­pren­sión hacia el otro y la per­cep­ción de las for­mas de inter­de­pen­den­cia res­pe­tan­do los valo­res del plu­ra­lis­mo, el docen­te se cons­tru­ye cada día, con el apor­te de sus estu­dian­tes, gra­cias a las situa­cio­nes por las cua­les atra­vie­sa, es el docen­te un eterno e inaca­ba­do estudiante.

Las Tec­no­lo­gías de la Infor­ma­ción (TIC), han impac­ta­do muchas áreas del queha­cer humano, per­mi­tien­do nue­vas for­mas de orga­ni­za­ción, de tra­ba­jo, de trans­mi­sión de la cul­tu­ra, de comu­ni­ca­ción e inclu­so de inter­ac­ción social, sin embar­go las rela­cio­nes tec­no­lo­gía-edu­ca­ción no han cre­ci­do a la par (Facun­do 2002), es pre­ci­sa­men­te en la edu­ca­ción don­de se obser­va un avan­ce más lento.

Las TIC per­mi­ten inno­var los pro­ce­sos de trans­fe­ren­cia de infor­ma­ción en diver­sos for­ma­tos, agi­li­zan y faci­li­tan estos pro­ce­sos, redu­cen los tiem­pos, aba­ra­tan los cos­tos. Posi­bi­li­tan avan­zar de socie­da­des de la infor­ma­ción a socie­da­des del cono­ci­mien­to, los nue­vos medios son cata­li­za­do­res de pro­ce­sos de inno­va­ción y cola­bo­ra­ción social, coad­yu­van en la con­for­ma­ción de redes de apo­yo e inter­cam­bio, per­mi­ten derrum­bar las fron­te­ras geo­grá­fi­cas, cul­tu­ra­les, eco­nó­mi­cas, faci­li­tan el acce­so a la infor­ma­ción, posi­bi­li­tan el dise­ño de comu­ni­da­des de apren­di­za­je vir­tua­les per­ti­nen­tes, esta­bles y flexibles.

Son idea­les para con­for­mar espa­cios edu­ca­ti­vos, for­ma­les o infor­ma­les, ofre­cen herra­mien­tas y recur­sos que faci­li­tan el desa­rro­llo de com­pe­ten­cias, per­mi­ten estan­da­ri­zar y homo­ge­nei­zar los pro­ce­sos for­ma­ti­vos. Sin embar­go, en muchas oca­sio­nes, se subuti­li­zan estos recur­sos, se obser­van cur­sos tra­di­cio­na­lis­tas y con­duc­tis­tas, mon­ta­dos en una pla­ta­for­ma vir­tual, lo cual pare­ce una contradicción.

En un ambien­te vir­tual, es nece­sa­rio con­jun­tar lo peda­gó­gi­co, lo dis­ci­pli­nar y lo tec­no­ló­gi­co. No per­der de vis­ta que la tec­no­lo­gía es solo un medio más, pero el hilo con­duc­tor debe ser el pro­ce­so cog­ni­ti­vo del estu­dian­te, el dise­ño curri­cu­lar debe ser con­gruen­te y per­ti­nen­te, res­pon­der a los obje­ti­vos pre­vis­tos, con ins­truc­cio­nes cla­ras y pre­ci­sas, direc­cio­na­das al logro de la com­pe­ten­cia prevista.

Es nece­sa­rio cui­dar el per­fil del ins­truc­tor, ade­más de cono­ci­mien­tos dis­ci­pli­na­res y peda­gó­gi­cos, es nece­sa­rio que evi­den­cie habi­li­da­des para tra­ba­jar en la vir­tua­li­dad, de mane­ra que ofrez­ca retro­ali­men­ta­cio­nes opor­tu­nas y pertinentes.

La fase cuan­ti­ta­ti­va de esta inves­ti­ga­ción nos evi­den­cia que los docen­tes con­si­de­ran haber desa­rro­lla­do las com­pe­ten­cias docen­tes plan­tea­das en el acuer­do 447, sin embar­go en la fase cua­li­ta­ti­va, plan­tean la inclu­sión de com­pe­ten­cias per­so­na­les, nece­sa­rias para ejer­cer docen­cia en el nivel medio supe­rior. Esta­ble­cen tam­bién la poca con­gruen­cia entre los plan­tea­mien­tos pro­pues­tos por la RIEMS y las con­di­cio­nes y recur­sos de los plan­te­les en los cua­les labo­ran. Pro­po­nen un redi­se­ño del diplo­ma­do, eli­mi­nar las acti­vi­da­des repe­ti­ti­vas, cui­dar la secuen­cia de las mis­mas y la cali­dad de los recur­sos infor­ma­ti­vos, soli­ci­tan la inclu­sión de lec­tu­ras ela­bo­ra­das ex pro­fe­so para el diplo­ma­do, videos tipo simu­la­dor o video­con­fe­ren­cias que cla­ri­fi­quen la ope­ra­ti­vi­za­ción del enfo­que por com­pe­ten­cias en el aula.

El PRO­FOR­DEMS es iné­di­to en nues­tro país, es una exce­len­te evi­den­cia del uso de las tec­no­lo­gías para pro­ce­sos masi­vos de for­ma­ción, el desa­rro­llo y cer­ti­fi­ca­ción de las com­pe­ten­cias docen­tes debe ser un impe­ra­ti­vo de las polí­ti­cas edu­ca­ti­vas, sin embar­go, es nece­sa­ria una revi­sión y redi­se­ño del diplomado.

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Notas

1. Pro­fe­so­res acti­vos en el módu­lo II, datos reca­ba­dos en junio del 2012, de www.profordems.anuies.mx