Resumen
Las líneas que en el presente trabajo expondré, tienen la intención esencial de compartir algunas reflexiones que nos permitan explorar la integración psicocorporal del ser humano en el acompañamiento de los procesos educativos, así, como plantear algunas pistas de trabajo en este sentido desde el enfoque educativo y la profunda filosofía holista de las Flores de Bach; esperando con ello, provocar en mis escuchas un par de sensaciones.
Abordar el tema de los procesos psicocorporales en el acto educativo, me resulta una hermosa aventura que me conduce a las siguientes premisas:
En el imaginario social y, por tanto, en el ámbito escolar, subyace la visión del cuerpo desligado de la mente, por lo que es necesario asumir que somos un todo: cuerpo-mente-alma-espíritu.
El cuerpo es el lugar donde se expresa la vida, las emociones y la conciencia, y se cristalizan nuestras actitudes psicológicas en forma de posturas corporales. Básicamente, nuestro cuerpo nos dice mucho de cómo vemos al mundo, de cómo nos dejamos ver por los otros y cómo aprendemos la vida.
En este marco, considero entonces, que los procesos educativos son ante todo, un vínculo de ida y vuelta maestro-alumno, en donde ambos están presentes como cuerpos que sienten, perciben, piensan y tienen una historia, intercambiando un sinnúmero de estímulos sensoriales, que despiertan respuestas sensoriales afectivas internas, no siempre percibidas, pero que nos transforman psicocorporalmente.
Asumir lo anterior, expande nuestros niveles de conciencia y posibilita, por tanto, generar y dar cabida a propuestas holistas, que apoyen y enriquezcan los procesos educativos de cara a la transformación psicocorporal que permea e impacta el acto educativo y que intuyo es soslayado.
En este sentido, e inspirada por las palabras del Dr. Bach “La escuela de la vida es como un día de colegio en la vida de un niño” y algunas experiencias escolares documentadas, me permitiré plantear la posibilidad de desarrollar proyectos de educación emocional, en y desde la escuela que nos abra a la comprensión de los procesos psicocorporales, a conocer, identificar y gestionar nuestras emociones, basados en el legado pedagógico que las Flores de Bach dejaron no solo mediante su utilización, sino en el planteo de su concepción del hombre y de la vida.