Resumen
Pasaron muchos años antes de que las instituciones educativas se decidieran a aplicar los enfoques y herramientas del control de la calidad que se aplican en la industria manufacturera. Habían y todavía existen, entre la gente del sector educativo, muchas reservas para aceptar la evaluación de la calidad de los productos del proceso educativo de la misma manera en que se evalúa la calidad de un producto manufacturado. Se decía, con mucha razón, que los estudiantes, por ejemplo, no debían ser tratados como materiales inertes procesados por máquinas en una fábrica. Que los seres humanos, a diferencia de los productos industriales cuentan con un libre albedrío que merece ser tomado en cuenta al analizar su comportamiento.
A través del tiempo y aunque con muchas reservas, las técnicas de la estadística y del control de la calidad industrial se fueron colando como la humedad en casi la totalidad del proceso educativo, incluso a nivel mundial. En la actualidad, ya un buen número de maestros y profesionales de la educación utilizamos las herramientas y técnicas de la estadística como moneda de uso corriente. Calculamos medias variancias, desviaciones estándar y tenemos siempre presente en nuestras evaluaciones a la distribución normal (o “campana” de Gauss). Ya es común oír, con demasiada frecuencia, digo yo, referencias a la “gran importancia” de la evaluación de la calidad educativa, de los indicadores, de procesos intensos de certificación de la calidad, de aseguramiento de la calidad, del ISO-9000, etcétera, casi con la misma intensidad con la que se habla de estos mismos temas en la industria manufacturera.
Pero, creo yo, que se le está dando excesiva importancia a la actividad de evaluación (la parte final del proceso educativo) y se está descuidando y dejando sin atención al propio proceso educativo. Los maestros, por ejemplo, le estamos poniendo demasiado énfasis y concentramos la mayor parte de nuestra energía y esfuerzos en “reprobar” a los alumnos que “no saben”; en hacer “exámenes remediales,” etcéteray, por otro lado, las autoridades escolares y gubernamentales, están concentradas en “no acreditar” a las escuelas “que no cumplen con indicadores” –diseñados por algún comité en alguna oficina alejada de las escuelas; en declarar “no idóneos” y en “balconear” a los maestros que “reprueban” las evaluaciones del INEE; en “rechazar” a los estudiantes que “no pasan” el examen del Ceneval, la COMIPEMS, etcétera. Se repite demasiado a menudo, en el medio educativo, el consabido “pasa”-“no pasa” (el famoso Go-No Go) que tanto escuchábamos antes, hace mucho tiempo, al final de las líneas de producción.
Nació en Cd. Obregón Sonora (1945). Ingeniero Mecánico de la ESIME (Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica) del IPN; cursó la Especialización Docente y la Maestría en Ciencias en Ingeniería de Sistemas en la misma ESIME-IPN; realizó un Curso Avanzado en Métodos de Producción y Administración en la Universidad de Cambridge, en Inglaterra; trabajó como ingeniero de diseño en la empresa Altos Hornos de México, en Monclava Coahuila (1965-1966); desde 1980, es asesor industrial en diferentes tópicos relacionados con la administración de la producción y la ingeniería de sistemas; ha sido profesor de diferentes asignaturas en la ESIME-IPN, y UPIICSA-IPN desde 1966 y, actualmente es Profesor-Investigador de la SEPI-ESIME-IPN. el Profesor René Torres Bejarano a sido, 1er Jefe del Departamento de Ingeniería Industrial de UPIICSA-IPN, Director del CECYT No. 3, Estanislao Ramírez Ruiz” del IPN, Director Fundador del CET No. 1 “Walter C. Buchanan”, Director General de la ESIME (incluyendo las unidades de Zacatenco, Culhuacan, Ticoman y Azcapotzalco); Director Fundador de la ESIME U. Azcapotzalco; fue Director de Planeación y Organización del IPN y Director de Planeación y Programación del POI-IPN; Miembro Constituyente de la 1ª. Asamblea de Representantes del Distrito Federal-ARDF- (1988-1991); Director General de Coordinación Delegacional del 1er. Gobierno Democrático del Distrito Federal; sus intereses actuales son la práctica y aplicación de la “Tecnología Apropiada” promovida por E. F. Schumacher, la propalación del “Pensamiento Sistémico” representada por el estadunidense Jay Forrester, y de la TRIZ (“Teoría de la Invención”) desarrollada por el Ruso Genrich Altshuller.