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El plan 2012 y el aprendizaje de la historia

Felipe Martínez Flores y María Guadalupe Montiel Ramírez

Escuela Normal de Ecatepec

Ortega y Gasset sostiene que, “La vida es una serie de colisiones con el futuro, no es una suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser”, esta frase, nos da pie para afirmar que la Historia, es justamente la concreción de un proceso, que tiene cimientos construidos paso a paso, su escenario es cualquiera, y sus antecedentes, los anhelos de los hombres y mujeres de cada tiempo.

El mundo actual no puede ser imaginado sin los sucesos que lo precedieron, la edificación de la sociedad continúa día a día; en líneas anteriores citamos una frase de Sábato, la cual afirma que el hombre tiene la facultad de cambiar el rumbo de la Historia, afirmación que además de tener un significado literal, hace referencia a la facultad que tienen los actores de un hecho, de manipular los acontecimientos, los desenlaces, la descripción de lo ocurrido, de manera que se acomode a su necesidad.

El devenir de los tiempos entonces, construye la Historia cuando las personas asumen su presente, cuando encuentran la forma de señalar mejores recorridos, es el caso de los distintos movimientos sociales, cada uno de ellos, contribuye a la edificación del mundo que observamos.

En el 2012 se implementa una reforma curricular a los programas de Licenciatura en Educación Preescolar y Licenciatura en Educación Primaria, siendo el aprendizaje de la historia uno de los aspectos que recibe cambios positivos, transformándose en Curso de Enseñanza de la Historia en el Aula y Curso de Enseñanza de la Historia en Diversos Contextos. La renovación en los contenidos de dichos programas responde a los requerimientos tanto del enfoque, como de las competencias generales y específicas de los cursos.

La forma de abordar a la historia, en las aulas, ha sufrido grandes cambios  a través del tiempo (Arteaga, 1994); desde el uso exclusivo de la narrativa, el abuso memorístico de datos, hasta la aplicación de recursos tecnológicos y diferentes dinámicas, entre otros, que permiten hacer más interesante la labor docente, así como darle un cariz científico.

CONCEPTOS BÁSICOS

El acto educativo enseñanza-aprendizaje de la historia ha pasado por diversas escuelas, como la positivista, la marxista, etc., hasta llegar a la de los annales (Arteaga, 1994). La historiografía contemporánea, en nuestro país, maneja la acepción “Educación Histórica”(usado antes por anglosajones y brasileños) refiriéndose al curso que se imparte a los futuros normalistas y mediante el cual, se pretende dotarles de lo necesario para que puedan acercar a sus futuros alumnos por el recorrido que el historiador realiza para escribir historia, apegándose más a lo que es una disciplina científica, logrando con ello,  ayudarles al desarrollo de su pensamiento histórico, a la formación de una conciencia histórica y al mejor manejo del conocimiento histórico; para todo esto es necesario que los futuros docentes adquieran primero estos elementos, pues en su formación académica anterior, difícilmente tuvieron acceso a ellos de una manera intencionada y organizada de la forma en que la actual educación histórica lo sugiere.

El Pensamiento Histórico se debe fomentar desde la educación preescolar y a través de todas las etapas escolares, con diferentes niveles de profundidad; el mismo sujeto lo seguirá alimentando a lo largo de su vida, aplicando las herramientas adquiridas durante su proceso escolarizado o por su propia cuenta. El desarrollo del pensamiento histórico implica procesos complejos que nos permitan llegar a la abstracción, al análisis, a la crítica y a la formación de juicios de valor sobre los hechos que se están revisando, a través de diversas fuentes, para, de esta manera  llegar al reconocimiento de que el presente es el producto de una serie de sucesos pasados, que como seres humanos, nos implican y explican (Arteaga y Camargo, 2012).

El docente podrá percatarse del desarrollo que tiene el pensamiento histórico en sus alumnos, en la medida que estos vayan manejando fuentes, principalmente primarias, avanzando en profundidad y abstracción para llegar a la explicación de procesos concretos, acercándose a la historia como disciplina formal y cambiando la concepción que, sobre historia, se habían formado anteriormente. La intención no es que nuestro estudiante se forme como historiador, sino que aprenda a pensar con esa mirada.

El Conocimiento Histórico, para ser adecuadamente comprendido y desarrollado, debe ser abordado en el aula con rigor y profundidad; sin perder de vista las características de los alumnos; recurriendo a diversas fuentes, estrategias dinámicas, etc., para que cada uno pueda llegar a la construcción de su propio conocimiento histórico, guiados por el maestro o por su propia cuenta, según el nivel de desarrollo alcanzado. Esta nueva perspectiva deja de lado el uso exclusivo del libro de texto o el abuso de la narrativa como únicos recursos de enseñanza. El aprendizaje de la historia, se verá fortalecido en la medida que el profesor logre el manejo, análisis y comparación de fuentes en sus discípulos.

La enseñanza de la historia enfrenta el reto de que, al abordar un hecho histórico, no solo se revise el qué y el cómo, sino que se contemple el por qué y para qué, llegando a una comprensión cada vez más profunda de la esencia del conocimiento histórico. También podemos afirmar, que hasta el día de hoy, la historia, no ha dado los elementos necesarios para poder anticiparla, ni tampoco para dominarla en su totalidad (Vilar, 1997).

La Conciencia Histórica se manifestará cuando, al aplicar nuestro pensamiento histórico sobre los conocimientos históricos, nos percatemos de la manera en que los sucesos anteriores han influido en nosotros y de cómo, a nuestra vez, influimos en nuestro presente, así como que los sucesos de nuestro entorno nos forman y en forma recíproca, de alguna forma contribuimos a su formación. Está presente cuando actuamos con plena conciencia de nuestro ser y de nuestro entorno, cuando entendemos y asumimos los procesos sociales y tomamos posición consciente con respecto a ellos (Galván, 2006).Todo esto aporta a la conformación del ciudadano que, en su diario vivir acepta la pluralidad y diversidad, que reconoce como sujetos históricos, no solo a los de las grandes hazañas o a los que el estado pretende imponer, sino también a aquellos que conforman parte de las masas, a aquellos que son sus vecinos o familiares, a los campesinos, al personal de tropa, a los obreros, etc.

Implica también tener la noción de que el presente ha tenido origen en el pasado, estar seguros de que las sociedades cambian y se transforman constante y permanentemente, que éste presente será el pasado del futuro (Sánchez, 2006), que debemos aplicar los conocimientos adquiridos para, con una mirada reflexiva, juzgar el entorno social sin permitir que se nos impongan criterios ajenos, sino llegar, por nuestra cuenta, con el sustento adecuado de fuentes, a la formulación del propio.

El pensamiento, el conocimiento y la conciencia histórica, no son procesos espontáneos, son la consecuencia de acercar sistemáticamente al sujeto a la formalidad de la disciplina, de facilitarle el acceso a las fuentes primarias, de hacer una revisión explicativa de ellas, aplicando los conceptos de segundo orden, de tener una actitud reflexiva y formar juicios, de reconstruir o construir el conocimiento con un sentido participativo y responsable.

LAS FUENTES Y LOS CONCEPTOS

            Para poder llegar a la construcción de conocimientos disciplinarios es necesario contar con un modelo sólido de cognición histórica, basado en la aplicación de conceptos organizativos, en el seguimiento de los métodos de investigación propios de la historia, en el sustento de la revisión crítica de las fuentes, principalmente primarias.

            Fuentes primarias, se les llama así a aquellas evidencias (fotografías, filmaciones, documentos, testimonios, etc.) producto del suceso mismo, que no han sufrido alteración por el criterio de otros. Anteriormente el acceso a ellas estaba sumamente restringido, era tortuoso el camino de los historiadores para poder estudiarlas; actualmente con el recurso del internet es mucho más sencillo acercarnos a ellas, aunque sea de manera digital, De esta manera las mencionadas fuentes pueden hacerse llegar hasta el salón de clases, para permitir a los alumnos formarse juicios directos y no a través de la mirada de otros. (Hurtado, 2012).

            Fuentes Secundarias son los productos de la revisión investigadora que los historiadores hacen de las fuentes primarias, los cuales son textos en su mayoría. Cuando los revisamos es como ver a través de la mirada de otros, por eso es muy importante saber hacer una selección adecuada de ellas, checando con mucho cuidado, las fuentes que el autor tomó como sustento y la credibilidad de ellas.

            Los conceptos organizativos propuestos por el nuevo programa, son la herramienta que permitirá guiar a los alumnos hacia el logro de los propósitos y competencias establecidas, son la llave para la formación de la conciencia histórica. Entre ellos tenemos:

            Tiempo histórico, se dice que el tiempo es el padre de los hombres, pues todo suceso está enmarcado en su tiempo, este también está siempre relacionado con un espacio, ambas dimensiones  siempre van involucradas y son además , las coordenadas con las que podemos situar  un proceso en la historia.

            Las estructuras temporales básicas (día, noche, ayer, etc.), se manejan en el nivel preescolar y conforme se avanza en edad y maduración, se van comprendiendo términos más complejos, como lustro, década, siglo, antes y después de Cristo, época, la ordenación cronológica, etc., sin que esto quiera decir que se deba privilegiar a la memoria, aunque tampoco se le debe restar importancia.

            Cambio y continuidad, es conveniente asociar estos con la noción de tiempo histórico, también para situarlos mejor, es necesario presentar a los alumnos cuestionamientos como ¿Qué y cómo cambia?, ¿Estos cambios fueron leves o profundos? ¿Después del cambio, qué permanece y cómo lo podemos saber? Reconocer la complejidad de las transformaciones históricas, implica asimilar que como hay progreso, puede haber decadencia, retroceso, crisis, etc.

            Causalidad, se identifica con procesos que rompen el continuom de la continuidad de la vida y por esto se asocia con la idea de cambio, estos no son eventos lineales, “sino que forman parte de redes complejas que actúan directa o indirectamente de manera simultánea para producir conjuntos de procesos que no ocurrirían si esta retícula no se hubiese puesto en movimiento. (Arteaga y Camargo, Pag.21, 2012).

            No en todos los sucesos históricos están claras sus causas, no se pueden identificar con facilidad, dada  la complejidad que estos encierran o porque las evidencias son escondidas y en ocasiones nunca se conocen, aunque en otras con el transcurso de los años van saliendo a la luz.

            Evidencia. Las fuentes históricas constituyen la materia prima de la Historia. Comprenden todos los documentos, testimonios u objetos que nos trasmiten una información significativa referente a los hechos que han tenido lugar, especialmente en el pasado. Dentro de ellas, y considerando el valor que también tienen las demás, las Fuentes escritas son el apoyo básico para construir la Historia.

Para que los acontecimientos sociales o naturales puedan ser contemplados como un elemento que registre la Historia, se hace necesario el acopio de evidencias, las cuales serán argumento de prueba que dará cuenta de que tal o cual evento realmente ocurrió en determinadas circunstancias, o que un elemento existió en aquel contexto geográfico.

Para ello, el historiador, hace acopio de fuentes primarias y secundarias. Ya hemos señalado que el estudiante, puede acudir a fuentes históricas primarias en documentos escritos, iconográficos, orales o de otras variedades, ya que en ellos podrá encontrar información suficiente para plantear de manera firme las respuestas al qué ocurrió, como ocurrió y por qué sucedió.

La administración que haga el estudiante de las fuentes primarias formaliza la plataforma a partir de la cual es posible presumir lo que ocurrió en el pasado, de sus causas y sus consecuencias. Esas evidencias nos conducen a exponer preguntas, cuyas respuestas dan forma a las conclusiones que llevadas al plano del debate dan origen a interpretaciones y nuevas conclusiones, que de ser posible, pueden apuntalarse con narraciones realizadas por los actores que los produjeron y el papel que jugaron en ellos.

En el contexto áulico, el trabajo con fuentes primarias posibilita a los estudiantes formular hipótesis de forma autónoma, analizar distintas versiones de un mismo proceso, pero, sobre todo, les permite tomar distancia de la idea de que la historia es un cúmulo de datos o de recuentos acabados que deben memorizarse como narraciones verdaderas e incuestionables.

            Relevancia. El concepto de relevancia histórica también pertenece a los elementos de segundo orden en el estudio de la Historia, e implica que en principio, debemos plantearnos las preguntas ¿qué y quién?, vale la pena ser recordado y estudiado, teniendo en cuenta la duración del acontecimiento y sus consecuencias, el número de personas o sociedades que impactó y por supuesto, la importancia que representó para el grupo social, el país o la humanidad (Peter Seixas, 2008).

Para dar respuesta a las cuestiones señaladas, es necesario establecer criterios sistemáticos que permitan al estudiante, tomar decisiones fundadas. Lo relevante adquiere su significado sólo en comparación con otros eventos o personas, para que algo sea relevante, es imprescindible trazar paralelos con otras cosas que formen parte de una hipotética lista de coincidencias.

Estos criterios implican reconocer a la vida cotidiana, elemento imprescindible en el devenir de los actos humanos y la continuidad histórica, la historia local y regional, así como los procesos coyunturales o de corta duración como cuestiones dignas de ser estudiadas y reconocidas como objetos históricos susceptibles de investigación.

El reconocimiento de la relevancia de algún evento, proceso o personaje histórico puede efectuarse atendiendo a alguno de estos criterios y  no necesariamente a los dos. En el aula, el punto de partida para establecer la relevancia histórica de un proceso, evento o personaje, son las fuentes primarias.

            Empatía La empatía en historia agrupa aquellas respuestas que no utilizan referencia histórica, o que cuando las hay, se hacen desde una perspectiva actual; tiene que ver con el supuesto de que la gente que vivió en el pasado no pensaba ni actuaba como nosotros y, por esta razón, al explicar los procesos en los que tomaron parte, ya fuese de manera individual o colectiva; es necesario hacerlo a la luz de su propio contexto y en el marco de referencia político, intelectual y cultural de dicho contexto y no desde nuestro propio marco de referencia. Ello no implica penetrar la mente de los otros, sino tener la capacidad de comprender contextos distintos de los nuestros, puesto que se produjeron en momentos diferentes. Por lo tanto, el análisis debe realizarse a la luz de los siguientes cuestionamientos, ¿cuál era la mentalidad de la época?, ¿cuál era la motivación de los sujetos del acontecimiento?, ¿cómo valoraron los diferentes sujetos el acontecimiento?

Para retomar las palabras de Samuel Wineburg (2001) , el viaje histórico es un viaje a un país extranjero y no a otro planeta. A partir de las fuentes históricas, un ejercicio empático nos permite aproximarnos al contexto en el que los textos, objetos y vestigios del pasado se produjeron y a partir de este análisis, explicar lo que las personas hicieron.

LOS FUTUROS DOCENTES

            Bajo el principio de “nadie puede enseñar lo que no sabe”, se hace imprescindible propiciar en los normalistas el conocimiento de la estructura de la disciplina que nos ocupa, acercándolos a la historiografía contemporánea y sus debates, así como también a las investigaciones que, sobre el aprendizaje de la historia se han realizado, para que con ello conformen la base necesaria para sustentar el conocimiento reflexivo  de la práctica docente; pudiendo así evitar el caer en ser simples reproductores de los discursos oficialistas o de las corrientes de moda.

Al ser presentado el nuevo enfoque de la “Enseñanza de la Historia” a los futuros docentes, hubo grandes inquietudes por el manejo de conceptos para ellos desconocidos, hubo interés y apertura para conocer más sobre la nueva propuesta; después de ser revisado el contenido del programa, de quedar establecidos los propósitos y competencias, se pasó a la revisión de los textos y por medio de ellos y de diversas estrategias, se fueron asimilando los conceptos fundamentales, se fue dando el acercamiento a las fuentes, se fueron conociendo los conceptos de primero y segundo orden; también los normalistas tomaron conciencia de que la historia no es una isla, que se debe considerar que la educación histórica tiene una relación interdisciplinaria con la psicología, la pedagogía, la geografía, etc., lo cual facilita el aprendizaje en los alumnos.

Se reconoció que el manejo del tiempo tiene una dificultad especial, pues su comprensión requiere de cierto grado de maduración, así como del uso de estrategias que faciliten la asimilación de los diferentes aspectos que abarca; la aplicación adecuada de este concepto, nos puede llevar a experimentar e interpretar el tiempo que sirva para orientarnos en nuestra propia vida.

Se revisaron diferentes herramientas que ayudaran al logro de los objetivos de la enseñanza histórica, entre ellos las fotografías, las filmaciones, grabaciones, documentos diversos, la confección de líneas del tiempo (con diferentes aspectos y posiciones), elaboración de caricaturas, tiras cómicas, corridos, sopas de letras, programa de radio o de televisión, dramatización, etc, así como algunas otras propuestas por ellos como el rally, el dominó , una variable del memorama, el crucigrama, papa caliente, el museo viviente, la escenificación, entre otros.

 La narración también fue tomada en cuenta, pero se pidió que estuviera apoyada con la presentación de fuentes primarias, para que así los alumnos percibieran que existe la posibilidad de corroborar la información que estaban recibiendo y de esta manera se orientara a la aplicación de categorías analíticas

Se valoró la importancia de rescatar los conocimientos previos de los alumnos,  pues de  la historia personal, de la familiar y de la comunidad,  se pueden derivar conocimientos con un alto significado para los alumnos y se prestan de forma muy adecuada para la aplicación de ciertos conceptos de segundo orden.

La problematización es una estrategia que nos permite presentar interrogantes, formular hipótesis, realizar  indagaciones (recurriendo principalmente a fuentes primarias) y validar argumentos; estos aspectos no son exclusivos de la mencionada estrategia; por lo anterior debemos recurrir a ella con cierta frecuencia.

La aplicación de los conceptos de segundo orden, en el tratamiento de un concepto de primer orden, resultó complicada en un inicio; se tuvo que recurrir a varios ensayos, tanto en el papel, como en la aplicación con sus propios compañeros, para obtener los resultados esperados.

El siguiente paso fue hacer confluir sus nuevos conocimientos en una secuencia didáctica, situándose en el aula de práctica, teniendo en cuenta el desarrollo psicosocial y cognitivo del respectivo grupo, así como  las condiciones del entorno, el reto fue complicado, sin embargo después de varios ensayos se obtuvieron buenos trabajos.

El plan de sesión comprendía, además de los datos generales, materiales evaluación, etc. ; las fuentes y el tipo de estas; la explicación de lo que significaba cada uno de los conceptos de segundo orden, a los que se había recurrido para abordar el concepto de primer orden que se estaba tratando, estos conceptos también se anotaban entre paréntesis frente a la actividad de la secuencia didáctica que principalmente los estaba desarrollando; y como anexos,  un sustento teórico informativo, que contenía información recabada sobre el concepto de primer orden, así como un sustento teórico metodológico, donde comentaban en que autores y en cuales ideas de ellos se habían sustentado para organizar su sesión de clase  en la forma en que la habían presentado.

El trabajo en un inicio les pareció pesado, pero al realizarlo con suficiente anticipación y al ver que esto les funcionaba como una directriz que daba sustento y mayor certeza a su trabajo, lo tomaron como algo positivo.

Al presentar sus planes en las respectivas escuelas de práctica, algunos maestros mostraron cierto recelo por lo que, para ellos era novedad, pero al ser aplicados, en la mayoría de los casos, los resultados dejaron plenamente convencidos, tanto a los docentes en formación, como a los docentes titulares; estos últimos se expresaron muy positivamente cuando se les preguntó opinión sobre el trabajo realizado.

Una vez que nos encontramos en la normal, después de la jornada de práctica, los normalistas mostraron su amplia satisfacción por los resultados obtenidos, llevando consigo evidencias de las actividades realizadas en los grupos de primaria.

En el caso de Educación Histórica en Otros Contextos, debido a la imposibilidad de organizar salidas de las escuelas primarias, los alumnos ambientaron el lugar, recurriendo a filmaciones, escenificaciones, montando salas con ayuda de cortinas y otros materiales; presentando museos vivientes o interactivos, visitas virtuales a zonas arqueológicas,  a museos o archivos históricos; además de algunas otras actividades, siendo grabadas todas ellas para conservar la evidencia. Esto causó una excelente impresión en las escuelas de práctica y los jóvenes normalistas quedaron gratamente retribuidos por el esfuerzo realizado.

REFLEXIONES FINALES

Pareciera que hoy, hubiéramos perdido la capacidad de asombro, pero no significa que las novedades no existan, solo que la dinámica es tan rápida que no tenemos tiempo para asimilarla, cuando ya ha sido sustituida por una nueva.

Indudablemente, el que el docente maneje contenidos, tanto como pedagogía  de una disciplina, es una base muy importante para obtener mejores resultados en la conducción del aprendizaje de sus alumnos; esto a su vez, le permitirá acceder con mayor facilidad a las innovaciones  que en su campo de trabajo se vayan dando.

Las propuestas que el plan 2012, con respecto a historia, nos ha planteado han sido muy favorables para el logro del proceso enseñanza-aprendizaje.

Con el adecuado manejo de los conceptos de segundo orden,  propuestos en el nuevo programa de enseñanza de la historia, además del dominio de contenidos específicos, se podrá conseguir que los discípulos desarrollen su pensamiento histórico, accedan al conocimiento histórico y se formen una conciencia histórica.

Es necesario encauzar a los normalistas, tanto en el manejo de los conceptos pedagógicos, como en la asimilación de los procesos fundamentales de la historia, acercándolo a la más reciente historiografía.

La responsabilidad profesional de los formadores de docentes es muy grande, pues siempre se deben mantener actualizados y ser los primeros en revisar con sentido crítico las novedades, para después compartirlas con sus alumnos.

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