Resumen
La identidad profesional es analizada desde la lectura de Erikson, Foucault, Platón, Sócrates y Heráclito. Se exponen los tipos de identidad de Erikson: exitosa, moratoria, positiva, negativa, difusa, superidentidad y profesional, así como los tipos de ritualizaciones de relaciones profesionales. Se usan como referentes las aportaciones de Heráclito sobre ethos; la concepción de ética socrática y platónica para el cuidado y el conocimiento de sí mismo reflexionado por foucautiano. Finalmente, se exponen las aportaciones de Yurén sobre los dispositivos de formación profesional. Las concepciones de los autores se van entretejiendo para producir una noción de identidad profesional en los jóvenes del siglo XXI.
PALABRAS CLAVE: identidad profesional, dispositivos de formación y conocimiento y cuidado de sí mismo
La identidad profesional se desarrolla a partir de la vocación del individuo. Los intereses personales, de la familia y del ambiente donde los sujetos están inmersos contribuyen a la formación de una profesión.
La profesión no es una elección libre; implica toda una gama de influencias socioculturales, relaciones humanas y modelos, que ha copiado en etapas anteriores, el joven. Cuando se elige una profesión, simultáneamente se decide por una ética profesional, un comportamiento social, una visión del mundo, una forma de tratar de contribuir y funcionar en la sociedad.
Erikson (1991) dice que Freud contribuyó a crear una nueva identidad profesional al seleccionar a individuos con características perceptivas para lo irracional, dotes de interpretación, sujetos con características medio locas y cuerdas, innovadores y, sobre todo, querer estudiar el psicoanálisis. Para ello, formó, Freud, un instituto donde se daba terapia, una editorial para publicar casos clínicos sobre el uso de la nueva disciplina psicológica. La identidad profesional, a partir de lo anterior, implica: querer estudiar una ciencia, que cumpla los intereses del individuo; tener los elementos necesarios para un perfil de ingreso como las habilidades para su permanencia en la licenciatura, esto se mide mediante un examen de admisión y se emite una calificación aprobatoria o reprobatoria; la existencia del campo laborar en donde se pueda practicar lo estudiado, sea un medio y modo de subsistencia en un mundo industrializado; existen varias formas de practicar lo aprendido como escribiendo, investigando, proponiendo, interviniendo, creando, haciendo o enseñando.
La identidad profesional implica cumplir con roles. La identidad moratoria se deja atrás y se asume una identidad manifiesta en la aceptación de compromisos y responsabilidades personales, sociales y proyectos de vida. Los roles son aceptación de compromisos y responsabilidades de los jóvenes a las expectativas de la construcción de un futuro con identidad exitosa. Cumplir roles es ser funcional y fusionar su identidad exitosa con el deber ser para una difusión de identidad (expandir la identidad) versus la identidad moratoria o confusa y desplazamiento de compromisos como joven para aislarse ante la sociedad, anexarse a ideologías o tribus urbanas desarmónicas con su ambiente.
El deber ser versus lo que le gustaría hacer al joven. Las normatividades del contexto del joven lo determinan para oscilar entre dos decisiones comportamentales para la configuración de sus relaciones, que fortalecen o generan crisis de identidad. El deber ser implica asumir compromisos sociales, jurídicos, religiosos y personales; son el fortalecimiento o afirmación de las fases de desarrollo epigenético. Cuando el joven trasgrede, pervierte las normas a su conveniencia; la sociedad lo censura de distintas maneras, ya sea con multas económicas, exclusiones de grupos sociales y castigos familiares. Vivir en la norma es armonizar con la sociedad y reafirmar su identidad. El joven lucha con los dos extremos de su deber y lo que le gustaría hacer. El segundo implica, en algunos casos, violar reglas cuando no es el momento oportuno o es una acción con consecuencias negativas para sí mismo y su sociedad, por ejemplo dejar de estudiar para aprobar las materias por causa de desánimo, flojera o desmotivación contextual.
A los deberes de los jóvenes se aúnan las ritualizaciones expuestas por Erikson (1991), están divididas en tres tipos: la antropológica, clínica y la filogenética. La primera consiste en la explicación de las actividades de los adultos por ciclos como las fases del año, etapas de la vida, las actividades heredadas por generaciones familiares. La segunda, también llamado ritual privado, comprende las actividades repetitivas de los individuos como dormirse a una hora siempre, lavarse los dientes en un lugar específico, que dependen del carácter y temperamento (idiosincrasia). La tercera se aplica a las actividades desde el nacimiento como el troquelado conductista de los patos, que siguen al primer objeto visto inmediatamente del nacimiento, los saludos de las ocas a su madre, el saludos de todos los días que llevan a cabo la mamá y su bebe.
Las ritualizaciones de los humanos: lo numinoso se basa en los simples saludos a las personas al llegar a un lugar, las manifestaciones de amor erótico o filiar entre los seres humanos singulariza los ritos para interaccionar con los demás. La mutualidad: los humanos se asocian para ayudarse mutuamente por el pago por cada uno de los integrantes, por ejemplo los miembros de las familias se ayudan mutuamente, pero a cambio se da una cuota fija, en las sociedades se dan pagos simbólicos o físicos por la ayuda (Erikson, 1991).
Los jóvenes desde la infancia se dan cuenta de las ritualizaciones usando la mutualidad de dar algo a cambio de un favor posteriormente, en su adultez su ritualización es numinosa donde manifiestan las ritualizaciones de la sociedad donde viven, como saludar a los demás, manifestar afecto a sus pares, amigos, relaciones sentimentales, cuidado, compartir cosas para asociarse con los demás. Las ritualizaciones ayudan a los adolescentes a desarrollar la identidad independiente produciendo el segundo nacimiento, se llama así porque cambia la ideología, visión del mundo y se producen nuevos proyectos e intereses, se podría llamar el nacimiento psicológico o filosóficamente, el nacimiento de la segunda naturaleza humana, donde ya no hay satisfacción en las necesidades físicas; sino se busca algo más intelectual y espiritual.
El segundo tipo de ritualización es el judicial donde se diferencia entre lo bueno y lo malo, lo correcto e incorrecto, aquí el individuo crea una conciencia moral desde la infancia para consolidarla en la juventud. Los jóvenes universitarios al saber diferenciar entre los cuatro principios se autoguían, autodeterminan y cuidan de sí mismos, siempre y cuando su identidad independiente este consolidándose, si no es así buscarán actividades de riesgo para autodestruirse.
La tercera ritualización es lo dramático: implica el juego desde la infancia y las actividades del teatro del adulto donde sus dramas remiten a juegos infantiles, son actuaciones para evitar conflictos de separación, retención, infidelidades, deslealtades, amor, desamor, odio, rencor y todas las acciones, que impliquen relaciones humanas. El joven aprende lo dramático, primero en los juegos posteriormente, los aplica en sus relaciones sociales y privadas para retener o soltar a los demás humanos de su vida.
La ritualización formal: comprende la edad escolar desde los inicios hasta el grado profesional, para perfeccionar la intelectualidad, a partir del trabajo académico, colaborativo, participación áulica y trabajos extraescolares, trata el individuo de buscar la perfección en las actividades académicas, pero sin la “sobreformalización y del ceremonialismo… del “ritual” compulsivo del neurótico, ya que ambos son aberraciones en las que se pierde la auténtica ritualización” (Erikson, 1991, pág. 102). El universitario debe perfeccionar las destrezas de la carrera para ser funcional en la sociedad, evitando la compulsión neurótica de sus habilidades porque le causarán frustraciones profesionales.
La ritualización ideológica y generacional: los adolescentes con la educación formal y no formal, las relaciones sociales van produciendo sus ritualizaciones ideológicas y generacionales. Cada periodo de la historia de un país hay tendencias ideológicas ´por generaciones, como los hippys, los feministas, la equidad de género, los movimientos de la diversidad sexual, los movimientos estudiantiles o revolucionarios para la liberación opresiva de un país. Todas las tendencias históricas dependen de una formación educativa, resultado del contexto, sus fases epigenéticas y ritualizaciones. Los seres humanos son hijos de su tiempo cuando logran unir las tres características descritas anteriormente por ello, cuando un individuo logra las ritualizaciones se puede llamar adulto. “Sólo ahora puede llamarse adulto al hombre en el sentido de que puede dedicarse a tareas rituales y puede confiársele la de convertirse en el ritualizador cotidiano en la vida de sus hijos” (Erikson, 1991, pág. 103).
Las ritualizaciones son un elemento del ethos, simultáneamente, de la identidad profesional. El ethos filosófico creado por Heráclito de Éfeso, explotado por los filósofos, que han reflexionado sobre la ética y usado para la deontología profesional. Heráclito dice en el aforismo 119:” ἦθος ἀνθρώπῳ δαίμων… (El carácter del hombre es su démon)” (Kirk, Raven, & Shofield, 1983, pág. 248), ethos significa morada, forma de ser, comportamiento, carácter, se podría poner al nivel de la palabra usada por Erikson (1991) sobre la idiosincrasia sin embargo, para el investigador tiene mayor significación ethos que idiosincrasia, por lo siguiente: ethos configura una gama de características psicológicas para el comportamiento reflexivo (pensar antes de actuar), la manifestación de virtudes físicas, mentales, emocionales, espirituales, constitutivas del sujeto-espiritual-pragmático para conocerse a sí mismo y como esencia o eje motor su démon (daimon), que significa conciencia, inteligencia para Heráclito, pero si se enriquece con la terminología Socrática (Platón, 2000) se obtiene, démon como la voz dirigente de las acciones virtuosas, racionales y dirigidas por la voluntad ejercitada por el ejercicio físico, meditación, espiritualidad, ciencia (episteme), técnica (tekne) y el ocuparse de uno mismo (epiméleia), por tanto, la identidad profesional desde la educación formal y no formal es la suma de una forma de vida donde se unen los conocimientos procedimentales, conceptuales, para la vida, la convivencia, la forma de ser del individuo y una ética formada por sus roles profesionales, así como comportamentales.
La identidad profesional fusiona todas las etapas epigenéticas, la identidad exitosa, su difusión y la superidentidad como parte de una nación; implica la deontología por su formación universitaria, su código como servidor social y el aprender a aprender en todas sus esferas: cognitiva, espiritual (desde la visión foucaultiana: conocerse a sí mismo y otra desde la visión religiosa), técnica y ética. La identidad profesional es la cúspide de su formación como individuo donde se intersectan todas las enseñanzas como ser humano para devenir un ser libre.
María Teresa Yurén Camarena (2007,1999), a la Episteme, Tekne, Ethos y Epiméleia, le llama formas disposicionales; en otras ocasiones los llama dispositivos de formación para explicar un conjunto de elementos, que desarrolla el sujeto en su estancia escolar donde se delimita las fronteras de la identidad; para lograr las fronteras, primero, el individuo debe tener una apertura para obtener los elementos y procesos psicofísicos para su integración profesional.
El ethos profesional implica la motivación, por el ambiente social, individual o por modelos profesionales, la regulación por sí mismo en su comportamiento y episteme, el trabajo cooperativo (Villagómez & Yurén, 2007). El individuo debe estar encaminado a una vida cuyo fin es la profesionalización donde ponga todas sus habilidades, destrezas, actitudes, aptitudes y conocimientos. El sujeto, si cumple los elementos planteados por Yurén (1999, 2007), podrá devenir su ethos profesional en identidad profesional, donde implique un rol, posicionamiento epistemológico, una ética y una funcionalidad social para la formación de las nuevas generaciones en el siglo XXI.
BIBLIOGRAFÍA
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Villagómez , & Yurén. (2007). Ethos profesional, dispositivo universitario y conformación . Reencuentro, 22-29.