PRESENTACION
Una de las preocupaciones que se tiene al interior de la Escuela Normal de Ecatepec en el proceso de formación inicial, es transitar acciones que se hacen de manera cotidiana a procesos que permitan niveles de competencia para el ejercicio docente de carácter reflexivo. El equipo de académicos parte del principio que recuperar la experiencia en torno a este aspecto va más allá del sentido de carácter anecdótico, consideramos que es necesario generar procesos de reflexión sistemática, identificando este proceso como base para el mejoramiento continuo de las competencias profesionales.
Es importante recuperar las experiencias obtenidas en los espacios de práctica en las instituciones de educación básica, a efecto de identificar fortalezas y retos personales e institucionales, siendo la reflexión el elemento sobre el que descansa la generación de saberes pedagógicos, aquí hay la posibilidad de desarrollar un ejercicio de carácter metacognitivo de las competencias profesionales alcanzadas y las que faltan por construir, a partir de situaciones reales en contextos de trabajo, para ir conformando con esto el estilo propio de docencia. Esto es un ejercicio de autonomía intelectual.
Como resultado de la experiencia -entendiendo a esta como un ejercicio mediado por la reflexión de la práctica-, se van generando también estructuras cognitivas y cognoscitivas que desarrollan la intuición, no como mero reflejo del sentido común sino como función compleja de orden superior.
Con la reflexión de la práctica hay una revisión propia, no es revisión del otro. Esta revisión fortalece los procesos de identidad docente.
DESARROLLO
El proceso de identidad de la Escuela Normal de Ecatepec como institución formadora de docentes, se ha venido constituyendo como resultado del proceso de interacción en el que convergen los actores implicados. Situarla en tiempo y espacio preciso ha sido condición indispensable para la constitución de equipos de trabajo, que atentos a la traducción de demandas sociales y profesionales, identifican áreas de oportunidad para el diseño, desarrollo y evaluación de proyectos de mejora.
En este andar de crecimiento como institución, es visible identificar cómo el encuentro de subjetividades ha construido una red de significados que dan sentido a la cultura escolar. La intersección de trayectorias de formación, laboral y personal “viste” a la “gramática institucional”. Esta condición genera un punto común que actúa como apoyo y referencia. Hay un piso común (aunque no sistematizado y explicitado del todo) permite avanzar en colectivo, en el sentido que se tienen presentes los retos y compromisos que como comunidad profesional de aprendizaje se tienen en relación al tipo de docente que se requiere para la educación básica.
Es complicado formar para la docencia, el abanico de posibilidades y requerimientos es amplio. Es necesario estructurar proyectos de desarrollo académico contextualizados, apuntalar el seguimiento y la evaluación para poder reconocer el impacto que tienen; ayuda en esto visualizar a la Escuela Normal de Ecatepec como un sistema complejo.
¿Por qué ayuda la consideración de que la ENE es un sistema complejo? Porque se le puede caracterizar como un tejido de constituyentes heterogéneos inseparablemente asociados, que presenta la paradójica relación de lo uno y lo múltiple, continua Morin (2009)… interacciones, retroacciones, determinaciones, azares que constituyen el mundo fenoménico. Hay eventos que tienen que ser complejizados, es decir; identificar “sistemas reticulares” cuyas estructuras no son jerárquicas, en la cual no hay un nivel que sea más fundamental que otro porque hay una recursividad rotativa (Morin, 2009b).
Desde esta perspectiva podemos identificar en nuestra escuela varios sistemas reticulares, en este caso el que nos interesa es complejizar lo referente al ejercicio de la docencia reflexiva; ayudan nuevamente las consideraciones de Morin (2009) es complejo porque recupera parte de un mundo empírico, la incertidumbre, la incapacidad para lograr la certeza, de formular una ley eterna, de concebir un orden absoluto. Y recupera, por otra parte, algo relacionado con la lógica, es decir, con la incapacidad de evitar contradicciones.
No resulta casual el interés por la docencia reflexiva. Esta es una de las competencias fundamentales que se requiere en los profesionales de la educación en el contexto actual, esta acción es pertinente para dar respuesta a las necesidades de formación, permite también la reconstrucción colectiva de un currículum flexible que ayuda a los involucrados a aprender, a construir saberes pedagógicos a partir de la revisión de la práctica cotidiana, ya sea en calidad de docente o estudiante, mismo que es viable de ser construido en ambientes altamente colaborativos, en donde la reflexión es identificada como fuerza impulsora para la transformación de la propia escuela a través de la interacción de “docentes y alumnos competentes”.
La reflexión de la práctica como competencia profesional (entre otras cosas) permite visualizar qué tanto se está preparando al individuo para desarrollar la actividad docente bajo un enfoque globalizador, si se le está preparando para desarrollar un pensamiento autónomo que le permita seguir aprendiendo, de resolver problemas, de comunicarse, de establecer relaciones, asumir riesgos y retos. Soler (2004, citado en Bazdresch, 2000) opina que “Las competencias combinan los conocimientos con el comportamiento social, es algo más que habilidades, implican el dominio de procesos y métodos para aprender de la práctica, de la experiencia y de la intersubjetividad”. Por su parte Montt (2004) considera que este proceso da paso a “…indagar por las potencialidades del sujeto a partir de sus múltiples posibilidades, ya no desde un entorno formal, neutro y descontextualizado, sino desde problemas puntuales que involucran un contexto amplio conformado por maestros, estudiantes, padres de familia e instituciones educativas”. Se abre la posibilidad de discutir desde un punto de vista colaborativo el desempeño del centro educativo en su totalidad y no sólo el de los estudiantes, para diseñar y/o reorientar proyectos de mejora que apoyen el proceso de formación de docentes.
Este asunto también impacta al proceso de profesionalización, se requiere de un desarrollo de competencias encaminadas a revisar la propia práctica bajo paradigmas de la docencia reflexiva tendientes a afianzar procesos de indagación, situando este recorte en contextos bien definidos y caracterizados para encontrar correlación entre los diversos factores que articulan lo que sucede al interior del aula. El asunto aquí no está tanto en la información que se tiene, básicamente se centra en cómo se articula para apoyar la comprensión de red de significados que explican lo que escolarmente sucede, donde la propia actuación del docente como mediador es fundamental para la consecución de propósitos educativos.
Este es un evento altamente atractivo, se participa de manera explícita en un una coyuntura en donde conjugación de la teoría y la práctica posibilitan la generación de saberes pedagógicos, se trabaja en la construcción permanente de la competencia de revisar y mejorar el propio modelo de docencia. En un asunto interesante para quien considera que cuando esto ocurre en un ambiente colaborativo y con características de ejercicio de autonomía intelectual, se impacta en la constitución de la identidad docente.
Aquí hay una posibilidad de formación que transita en el plano del reconocimiento de uno mismo, pero siempre en interacción con los otros; además de situar esto en entornos sociales que dan contenido al posicionamiento del sujeto, mismo que emerge como resultado de las diferencias y complementariedades que dialogan de manera recursiva y hologramática. Es decir, hay recursividad porque los estados finales del ciclo de reflexión son importantes porque se convierten en la base de la generación de nuevos estados, el cierre es el fundamento para abrir uno nuevo y son hologramáticos porque cada uno de los constituyentes pueden ser abordados “relativamente” de manera independiente, se les pueden dotar de relativa autonomía, pero en cada parte pueden verse características de todo el sistema, desde cada una de las partes puede regenerarse todo el sistema de reflexión.
Es fundamental reconocer que aquí hay una relación entre el sujeto que interviene su propia práctica y la propia práctica como objeto de conocimiento, esta intersección de elementos devienen de:
Cuando el docente conjunta estos elementos hay una reconstrucción de la realidad que lo ayuda a situarse en un contexto determinado, a reinterrogar el propio conocimiento (y a nosotros mismos como personas y profesionales de la educación), al conocer/construir las condiciones existentes se visualizan las posibilidades y los límites. Esto puede ser considerado como la antesala para la construcción de conocimiento sobre la propia práctica producto de la reflexión, se construye un conocimiento, que es válido para quienes participan en el proceso.
Cuando se identifica dentro de la propia práctica aquello que es sensible de ser mejorado, asistimos a la presencia de la intuición, que ayuda a dar sentido a lo que se hace y ayuda a trazar un pensamiento categorial; esto es fundamental para identificar los aspectos esenciales, estos no se aprecian de manera objetiva, pero están ahí; cuando la percepción trasciende se puede hablar de intuiciones sensibles y categoriales, y esto afirma Husserl (2012 ), es producto de una compleja actividad intelectual. La propia práctica puede ser aprehendida como resultado de una intuición categorial, se abre la puerta al entendimiento, la práctica entonces se transforma en educativa, esto añade Husserl (2013) mediante el procedimiento de convertir las propias vivencias en trascendentales, perfilando esto cuando se pone en el centro lo intencional de la actuación docente afianzando la identidad del yo.
Con la adopción de la reflexión de la práctica como opción metodológica para la mejora continua del trabajo que se desarrolla, se plantea de manera permanente un cuidado y replanteamiento de la conciencia, siendo esta el resultado del juego de intesubjetividades en contextos determinados, el tiempo y el espacio signan la actividad humana, esto que dentro del marco de pensamiento complejo se maneja como lo que nace a través de la doble dialectización del sujeto y del objeto (Morin, 2008).
Con la conciencia se devela la relatividad de la verdad y del error. Es mirar el mundo de otra manera, dado que se identifican las interrelaciones y las interacciones que dan lugar a las diferencias y al desdoblamiento en donde el propio conocimiento se observa a sí mismo convirtiéndose de esta forma también en un objeto de conocimiento que debe ser intervenido; o dicho de otro modo, el sistema cognitivo integrado por ideas y nociones que son objetivadas en palabras y signos, dan lugar a un sistema cognoscitivo que está mediado por la reflexión y propicia nuevos objetos de conocimiento.
Para que esto suceda, es necesario que en la ENE se explicite la idea de formación de docentes, de escuela, de ciudadanía, de educación, de la formación para la educación básica, para que estos elementos formen parte del repertorio que da marco al sujeto que quiere intervenir su propia práctica utilizando la docencia reflexiva como dispositivo de formación. Esta información en conjunto direcciona el cambio y va construyendo procesos de identidad.
Si se considera al momento de la práctica educativa como momento privilegiado por ser el espacio en donde causalmente convergen habilidades y competencias, entonces es de suponerse que es una coyuntura en donde el cambio y la reorganización de esquemas se reestablecen fortaleciendo las estructuras cognitivas y cognoscitivas. La reflexión de la práctica ayuda a pasar de una práctica a una práctica educativa y de aquí a un proceso de intervención. Al seleccionar las tensiones sobre las que se quiere trabajar se identifican los signos y sobre esto se traduce, se plantea una transformación y emerge una representación. El planteamiento de un ciclo de reflexión para intervenir la propia práctica es un proceso de traducción, desde aquí se plantea una transformación e irrumpen formas de representación.
Esta resulta ser una paradoja importante; el signo es individual, pero también es colectivo. Ya al situar esto en el campo de la docencia reflexiva se encuentra que el signo es una construcción personal, los elementos identificados que tienen que ser intervenidos dan respuesta a necesidades o intereses personales; pero es colectivo porque esta demanda/necesidad puede ser entendida y apoyada en el seno de un entorno social específico. Al respecto (Morín 2009c) señala que todo individuo es uno, singular irreductible. Y sin embargo, al mismo tiempo es doble, plural, innumerable y diverso… se encuentra el problema de la unidad múltiple.
En este proceso bien puede ser considerado como una investigación, dimensionada como un constructo, producto de esfuerzo intelectual y compromiso social, donde el docente es el principal actor de las estrategias para mejorar el trabajo, considerando al mismo tiempo la participación de los otros para enriquecer el proceso educativo.
Reflexionar sobre la práctica es un dispositivo de aprendizaje que permite incorporar mejoras de manera permanente, se genera un conocimiento que resuelve tensiones, y va modificando y complejizando esquemas, al respecto Morin (2009) señala que todo conocimiento contiene necesariamente:
Dar cuenta de esto implica necesariamente contextualizar, recuperar la propia práctica a la luz de las evidencias, transitar hacia una comunidad que además de reflexionar, indaga.
Se visualiza que en la ENE hay un amplio margen para interpretar y generar significados, convirtiéndose esto en una base importante para concretarlos a la luz de la competencia que institucionalmente se tiene para trazar rutas que interpelan desde el ámbito de la mejora los procesos de gestión institucional y del aprendizaje, en este caso desde el recorte de la docencia reflexiva.
Desarrollar una propuesta en torno a esto implica hacer referencia a una cultura institucional que se construye desde una perspectiva participativa que permita a los involucrados externar opiniones en torno a los acontecimientos institucionales, y sobre todo su incidencia en la cotidianeidad escolar. La reflexión de la práctica es un problema esencial, y esto según Morín (2008b) nunca son fragmentarios y los problemas globales son cada vez más esenciales… todos los problemas particulares no pueden plantearse y pensarse correctamente sino es en su contexto, y el contexto de estos problemas debe plantearse cada vez más en el contexto planetario. Esto requiere ser ubicado como un ejercicio permanente, que tenga como base la reflexión compartida, permitirá apuntar siempre hacia la mejora de manera permanente.
Desde aquí se puede entender que la intención no va encaminada a fragmentar desde la recuperación de lo que implica la docencia reflexiva; por lo contrario, se requiere recuperar una visión holística que permita visualizar al centro y sus actores en conjunto, que desde una práctica regular estén al tanto de lo que acontece al interior de la institución, así como revisar de manera permanente y sistemática lo que acontece al exterior, bajo el entendido de que las instituciones educativas no pueden permanecer al margen de los sucesos que se presentan hacia el exterior. De vital importancia en este proceso de recuperación, tendiente a la indagación y al auto-eco-organización, se encuentran las prácticas reflexivas, mismas que requieren como condición para que adquieran esta categoría, que estén mediadas por un proceso de concertación en donde el diálogo compartido permite tomar acuerdos de manera colegiada.
Son varios los asuntos que es deseable que se atiendan en la ENE para fortalecer la reflexión sobre la práctica:
CONCLUSIONES
Ante el compromiso social que tienen las escuelas normales para la formación de docentes en educación básica y ante las demandas de las políticas educativas planteadas para estas instituciones de educación superior, se hace necesario que como resultado de un trabajo colaborativo las comunidades profesionales establezcan rutas de acción que impacten en el aumento de la calidad educativa del servicio que se ofrece.
En este caso, se pone en el centro de la discusión al mejoramiento de la práctica docente, en donde el ejercicio de la docencia reflexiva es una coyuntura potente para desestabilizar a la Escuela Normal de Ecatepec; al ser identificado y caracterizado el desorden permitirá dar paso al equilibrio, que entre otras cosas necesita identificar las condiciones fundamentales para transitar hacia prácticas educativas y de ahí a procesos de intervención.
Como resultado de esta experiencia educativa, se espera que se fortalezca el ámbito de la gestión en el aprendizaje, considerando también la recuperación de las experiencias previas que dan sentido a la situación actual y con la intención de cubrir necesidades y expectativas expresadas por los colectivos escolares, todo esto encaminado a mejorar las prácticas que se dan en espacios educativos, con fuerte impacto en la identidad docente.
El trabajo colegiado es el punto medular que en la Escuela Normal de Ecatepec, apoyando de manera paralela al proceso de reculturización, se apoyan también las adecuaciones curriculares, ya sea a nivel centro, aula e individual; posicionando de esta manera al docente como un actor reflexivo que se sitúa en tiempo y espacio preciso.
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MATERIAL EN LÍNEA
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