Las competencias no son un concepto abstracto, pues varios autores se han dado a la tarea de definirlas y hacer investigaciones sobre ellas, como concepto se puede referir a aquella habilidad que permite la ejecución correcta de una tarea, lo que implica tanto la posesión de ciertos conocimientos como la práctica en la resolución de tareas, por lo que se dice que una persona es competente cuando es capaz de "saber, saber hacer y saber estar" mediante un conjunto de comportamientos (cognitivos, psicomotores y afectivos) que le permiten ejercer eficazmente una actividad considerada generalmente como compleja, (Comellas, 2002).
Tobón en el 2006, las define como procesos complejos de desempeño con idoneidad en un determinado contexto, con responsabilidad, en este sentido son acciones que se llevan a un fin determinado, que articulan diversas funciones humanas para una actuación en la realidad cumpliendo con criterios de eficacia, eficiencia y efectividad.
Por otro lado, Tobón, Pimienta y García, (2010), mencionan que se trata de las actuaciones que tienen las personas para resolver problemas integrales del contexto, con ética, idoneidad, apropiación del conocimiento y puesta en acción de las habilidades necesarias.
Como se puede observar las competencias existen como tales desde el surgimiento del ser humano, porque son parte de la naturaleza humana en el marco de la interacción social y el ambiente ecológico. Han surgido en la educación como una alternativa para abordar las falencias de los modelos y enfoques pedagógicos tradicionales, como el conductismo, el cognoscitivismo y el constructivismo, aunque se apoyen en algunos de sus planteamientos teóricos y metodológicos; no obstante, esto lo hacen con una nueva perspectiva, con un cambio en la lógica, transitando de la lógica de los contenidos a la lógica de la acción. En la década de 1990, las competencias eran muy criticadas por quienes estaban en los otros paradigmas educativos, pero poco a poco la comunidad pedagógica comenzó a aceptarlas porque brindaban respuestas pertinentes y claras en torno al currículo, el aprendizaje, la evaluación y la gestión educativa-docente, (Tobón, Pimienta y García, 2010).
En la Educación Media Superior, el acuerdo número 447 establece las ocho competencias docentes para quienes impartan educación media superior en la modalidad escolarizada, éstas competencias son las que formulan las cualidades individuales, de carácter ético, académico, profesional y social que debe reunir el docente y cuyo desarrollo forma parte de los mecanismos de gestión de la Reforma Integral de la EMS, (SEP, 2008), esto ha dado como resultados que el término competencia se haya vuelto tan común que es parte del vocabulario de directivos, docentes y estudiantes.
Delinean las cualidades individuales, de carácter ético, académico, profesional y social que debe reunir el docente de Educación Media Superior, consecuentemente definen su perfil.
En la EPO 60, se tiene la expectativa que el perfil de quienes integran la planta docente, conocen y aplican las ocho competencias dentro del aula con la intención de que puedan generar ambientes de aprendizaje para que los estudiantes, a su vez, desplieguen las competencias genéricas formuladas en el perfil de egreso.
El hecho de evaluar en sí mismo es un proceso de investigación y que por tanto es susceptible de ser realizada tanto por docentes como por los estudiantes, mediante el seguimiento de los logros alcanzados y de sus resultados, en este caso, siendo los docentes un eje del proceso educativo, forman parte de las principales preocupaciones derivadas del modelo por competencias que, para ser congruente con las nuevas exigencias de la sociedad tendrá que poner al día la formación inicial y continua del profesorado, actualizar su desempeño, así como desarrollar diferentes estrategias y recursos para realizar su evaluación.
La evaluación de las competencias en el contexto del enfoque por competencias representa algunas ventajas respecto de las evaluaciones tradicionales. Algunas de ellas son: permiten la incorporación de un rango mayor de atributos en su descripción, destacan públicamente lo que deben hacer los profesionistas competentes y lo que se espera de ellos, proporcionan metas más claras para los formadores y clarifican las expectativas a los aprendices. De igual manera proporcionan bases para elaborar procedimientos más sólidos de evaluación de las habilidades profesionales y obligan a la clarificación de qué, para qué y cómo se hará la evaluación (Gonczi, 1994 y Rivera, Bazaldúa, Rovira, Conde y Rodríguez, 2009, citados por Rueda, 2009).
En el caso de la evaluación de competencias docentes se consideran que exista una autoevaluación en la cual el profesor identifique su nivel de logro en cada una de sus competencias y por otro lado, sea el estudiante quien identifique el nivel de competencia que tiene el docente, porque ¿qué competencias esperan los estudiantes de sus maestros?, bueno en realidad esperan varias competencias de sus docentes, en primer lugar: que sean capaces de enseñarles y despertar el deseo de aprender, en segundo lugar que sea capaz de organizar el trabajo dentro del aula para que todos aprendan y que sea capaz de generar entornos de convivencia equilibrados y tranquilos, entre otras, Marchesi (2007).
La evaluación del desempeño docente por parte de los estudiantes se ha venido realizando principalmente para saber si los profesores cumplen con los objetivos de su labor, así como también con el propósito de mejorar, ésta evaluación en las Instituciones de Educación Media Superior, se ha venido realizando ya hace varias años atrás solo que no se han implementado instrumentos que obtengan un procedimiento estadístico de validez y confiabilidad y se han utilizado para identificar el logro del programa, los usos de materiales y estrategias de enseñanza y aprendizaje.
Ahora que en la actualidad en el sistema educativo se habla de la evaluación docente, se busca identificar el nivel de competencias que tiene cada docente para el ingreso o permanencia en el sistema educativo, estos se puede realizar mediante una autoevaluación, la cual nos puede permitir la identificación las propias fortalezas y debilidades como docente, así mismo nos puede dar indicadores sobre en qué aspectos reforzar para mejorar nuestro perfil profesional.
Por otro lado hay un reconocimiento más o menos generalizado del papel evaluador que deben jugar los alumnos en relación con el desempeño de los profesores, aunque pocos estudios refieren la pertinencia de la autoevaluación del profesor en su práctica docente (Martínez y Coronado, 2003, en Zambrano, Mead y Lara, 2005).
2.1 OBJETIVO
Comparar el nivel de logro de las ocho competencias docentes mediante la autoevaluación docente y la evaluación por parte de los estudiantes en los turnos matutino y vespertino.
2.2 TIPO DE ESTUDIO
Se utilizó el estudio comparativo.
2.3 POBLACIÓN Y MUESTRA
La población fue de 743 estudiantes de los turnos matutino y vespertino que cursan 1°, 2° y 3er. grado y 44 docentes de ambos turnos, de los cuales 27 son del sexo femenino y 13 del sexo masculino.
Se conformó una muestra no probabilística de tipo intencional por parte de los estudiantes conformada por 216 estudiantes de ambos turnos.
2.4 INSTRUMENTO
Se utilizó la lista de Competencias Docentes de EMS, que formulan las cualidades individuales, de carácter ético, académico, profesional y social que debe reunir el docente de la EMS, y consecuentemente definen su perfil, (SEP, 2008), éstas competencias contienen atributos específicos los cuales son:
Para identificar el nivel de logro que se obtiene en cada competencia, Jornet (2009, en Rueda, 2009). propone trabajar con los niveles de muy competente, competente, aceptable y, en los que podrían reflejarse los puntajes generales obtenidos en el proceso, para esto se consideraron los siguientes parámetros:
90 - 100 è Muy competente
80 – 89 è Competente
70 – 79 è Aceptable
Menos de 69 è Nulo
Estas competencias docentes contienen las características siguientes:
Considerando que el objetivo fue comparar el nivel de logro de las competencias docentes mediante la autoevaluación del docente y la evaluación por parte de los estudiantes de los turnos matutino y vespertino, se muestra que los resultados obtenidos son los siguientes de forma general
Como se puede observar, en la autoevaluación por parte de los docentes de la EPO 60, se identifica un nivel de logro mayor a diferencia de la evaluación que realizan los estudiantes hacia ellos.
Entonces los docentes consideran tener un nivel competente en las competencias de Planifica los procesos de enseñanza y de aprendizaje atendiendo al enfoque por competencias, y los ubica en contextos disciplinares, curriculares y sociales amplios, así mismo en la competencia no. 4 que es Lleva a la práctica procesos de enseñanza y de aprendizaje de manera efectiva, creativa e innovadora a su contexto institucional, en la competencia no. 6 que se refiere a Construye ambientes para el aprendizaje autónomo y colaborativo y en la competencia no. 8 que es Contribuye a la generación de un ambiente que facilite el desarrollo sano e integral de los estudiantes.
Sin embargo, en la propia autoevaluación los docentes consideran obtener un nivel de logro aceptable en las competencias no. 1 que se refiere a Organiza su formación continua a lo largo de su trayectoria profesional, en la no. 2 que es Domina y estructura los saberes para facilitar experiencias de aprendizaje significativo, en la no. 5 que se refiere a Lleva a la práctica procesos de enseñanza y de aprendizaje de manera efectiva, creativa e innovadora a su contexto institucional y en la no. 8 que es Participa en los proyectos de mejora continua de su escuela y apoya la gestión institucional.
En cambio los estudiantes consideran que sus docentes se ubican en un nivel de logro aceptable, ya que en las 8 competencias se obtienen un porcentaje que se encuentra en el rango de 70 a 79.
La conceptualización de la docencia en el siglo XXI requiere del profesor la adopción de los principios de identidad, así como compromiso total hacia la práctica. Si un docente logra alcanzar los niveles de profesionalización y asume su ejercicio de la docencia con ética y de una forma competente, entonces el profesor tendrá mayores herramientas y mejores posibilidades para ejercer su rol al interior del aula, como mecanismo que permita tomar a la enseñanza con seriedad.
La autoevaluación es una modalidad básica que permite al profesorado un alto grado de responsabilidad y toma de decisiones; al considerar el grado de dominio de las competencias asume de modo consciente el proceso que siguió, su implicación y el interés en éstas para un óptimo desempeño de la docencia, por otro lado, la evaluación es un juicio de valor acerca del proceso formativo con la finalidad de conocerlo, comprenderlo y mejorarlo, Medina, Domínguez y Medina (2010).
Uno de los procesos que desde la década de los noventa del siglo pasado ha estado presente como medio que fortalezca a la ES, queda situada en la evaluación de la docencia basada en la opinión de los alumnos, como herramienta que orienta los procesos de aprendizaje, el diseño de planes y programas de estudio, así como, la conformación de sólidas plantas docentes, (Gómez y Gómez s/a).
Al comparar los resultados que se obtuvieron con la evaluación de los estudiantes y la autoevaluación de los docentes, ambos consideran que la competencia del docente se obtiene en un nivel de logro aceptable en la que se refiere a Organiza su formación continua a lo largo de su trayectoria profesional, reconociendo que le hace falta poner énfasis en actividades como reflexionar e investigar sobre la enseñanza y sus propios procesos de construcción del conocimiento, incorporar nuevos conocimientos y experiencias al acervo con el que cuentan y traducirlos en estrategias de enseñanza y de aprendizaje, así mismo consideran necesario mejorar su proceso de construcción del conocimiento y adquisición de competencias, que aún no cuentan con una disposición favorable para la evaluación docente y de pares, por lo que les falta aprender de las experiencias de otros docentes y participar en la conformación y mejoramiento de su comunidad académica y consideran que les falta actualizarse en el uso de la tecnología de la información y la comunicación y en el uso de una segunda lengua. Para que se desarrolle esta colaboración, es importante que el debate se inicie en los lugares de formación continua, en beneficio de un diálogo entre profesionales, formadores y responsables de formación, antes de ser objeto de negociaciones «a alto nivel», Perrenoud (2005).
Diversos autores hacen énfasis en que no tiene sentido ningún contenido escolar, si no es aprendido en un contexto de gran intensidad, la que proviene de la realidad, Díaz Barriga, 2005). Con respecto a la competencia Domina y estructura los saberes para facilitar experiencias de aprendizaje significativo, tanto estudiantes como docentes consideran que están en un nivel de logro aceptable, por lo que no tienen bien dominados los atributos de argumenta la naturaleza, los métodos y la consistencia lógica de los saberes que imparte, les falta explicitar la relación de distintos saberes disciplinares con su práctica docente y los procesos de aprendizaje de los estudiantes y no tienen un adecuado nivel de valorar y explicitar los vínculos entre los conocimientos previamente adquiridos por los estudiantes, los que se desarrollan en su curso y aquellos otros que conforman un plan de estudios.
Así mismo se ubican en el nivel aceptable la competencia de Lleva a la práctica procesos de enseñanza y de aprendizaje de manera efectiva, creativa e innovadora a su contexto institucional y Participa en los proyectos de mejora continua de su escuela y apoya la gestión institucional.
Al comparar la evaluación de las competencias docentes por parte de los estudiantes y la autoevaluación docente de la EPO 60 de los turnos Matutino y Vespertino se concluye que los estudiantes consideran que los docentes se ubican en un nivel de desempeño aceptable en las competencias de
BIBLIOGRAFIA