Primer Congreso Internacional de Transformación Educativa Segundo Congreso Internacional de Transformación Educativa Consejo de Transformación Educativa
Introducción · Programa Académico · Libros · Comité Organizador · Convocan · Instituciones Participantes · El Consejo de Transformación Educativa

El diálogo. Aprendizaje significativo en la práctica educativa

Lorena Soledad Segura González e Inés Velásquez Díaz

UNAM Zaragoza

Los límites de mi lenguaje

Son los límites de mi mundo

Willgenstein L.

 

“Las actuales sociedades multiculturales quedan expuestas a una encrucijada: reconstruyen nuevas formas de vivir juntos en base al diálogo y consenso entre una creciente pluralidad de voces o sufren las consecuencias del conflicto entre diferentes fundamentalismos. La salida a la encrucijada viene de la mano del diálogo y, donde éste se acaba, de su contrario: la violencia.”

(Flecha, 2004)



Introducción

En toda relación humana el diálogo y el contexto en el que ocurre, da lugar al tipo de interrelación e interacción de sus interlocutores. En el proceso educativo, el diálogo representa más que una comunicación eficaz, es el recurso para el desarrollo de habilidades cognoscitivas en las que conversar, debatir, argumentar resignifica la palabra, para aprender a convivir, a ser, a aprender con los otros, a ejercer la comunicación como un espacio de reflexión y análisis de la realidad vivida y escrita en los textos que documentan los contenidos temáticos de los programas académicos.

El diálogo es entonces un recurso de aprendizaje, que expresa conocimientos, sentimientos y nivel de la construcción del mundo, de subjetividades e intersubjetividades, de la consciencia de su quehacer escolar y profesional, por lo que es fundamental analizar el impacto que tiene en la comunicación en el desarrollo personal, académico y científico, que implica una educación con perspectiva dialógica que permee toda práctica educativa.

Situación problemática.

Un primer acercamiento a la presentación de este ensayo, es subrayar la falta de estrategias didácticas para el desarrollo de la comunicación en el ámbito escolar universitario, problemática que se puede señalar como un asunto trascendental para el impulso al trabajo académico, la ciencia y el ejercicio profesional. El buen uso de la palabra tiene valor en tanto provee la capacidad de expresar con claridad, las ideas, emociones, saberes y conocimientos, de interpretar lo que otros quieren decir y posibilitar el diálogo que le es propio a la especie humana. En el espacio educativo del nivel superior, el diálogo representa una habilidad, de la que derivan otras como el debate, acuerdos, trabajar en equipo o de manera colaborativa, en suma, de construir conocimiento.

En la sociedad del conocimiento, los recursos de la informática han sido un soporte indispensable para el avance científico y tecnológico, que posibilita dar respuesta a los cambios que a un ritmo acelerado, suceden en las necesidades, exigencias y problemáticas sociales como los conflictos laborales, de “empleos volátiles y desempleo persistente, la transitoriedad de perspectivas…” (Bauman, 2013 p 55), migraciones, amenazas, victimización de personas y países, que hablan de situaciones regionales y globales, que nos lleva a la reflexión acerca del papel de la escuela para preparar a los estudiantes en este contexto de incertidumbre, en donde la comunicación en su más amplia acepción es vital.

En la modernidad, el saber y las condiciones de vida se han vuelto líquidas (Berman, 2011), con conocimientos que pierden vigencia rápidamente, con innovaciones tecnológicas que modifican la vida y las aspiraciones de los sujetos, que generan contradicciones en la percepción de la realidad ¿Es esto evolución o involución? Es que nos acercamos o alejamos del bienestar, pues se han modificado los valores,  comportamientos, la situación laboral se ha tornado frágil, se alteran las tradiciones, se potencian los patrones de consumo, se atiende lo inmediato, se procura la rapidez y lo desechable; se tiende a la individualización que fragmenta y se pierde de vista el sentido de la vida, de lo humano; con cambios culturales en los que la palabra y el diálogo necesitan ser resignificados y practicados por el bien mismo del ser humano en una era de tecnificación que parece no tener límites.

En el ámbito educativo, son preocupantes los índices de  aprovechamiento,  deserción, reprobación y titulación profesional, por ello se han implementado estrategias, en que no consideran la importancia de la interacción escolar, del habla coloquial y técnico científica, como medio para el despliegue de  habilidades del pensamiento y el crecimiento personal, desde una perspectiva dialógica en educación, en la que los protagonistas tomen consciencia uno del otro, de aportaciones y experiencias de cada uno, discernimiento entre  pares,  compartir lo que piensan y sienten, de saber qué y cómo participar.

Aprender a conversar con respecto al hablar y escuchar, de saberse complementarios unos a otros; de tomar conciencia de lo aprehendido, para cimentar o reforzar una práctica argumentativa y crítica, de tomar decisiones, como soporte del desarrollo humano personal y social (Arandia y otros, 2010), a fin de que pueda participar en un mundo complejo e incierto. Así, no es conveniente, enfocar las estrategias para cubrir un cúmulo de información en detrimento de los objetivos curriculares significativos y poner todo empeño en el estudiante.

Otra problemática en la educación formal en torno a la comunicación, son los usos y costumbres de los estudiante. En la revisión documental y exposiciones orales o escritas, de manera simplista realizan copy page, repiten la información en forma inconexa, por lo que no pueden explicarla con claridad, por supuesto tampoco dialogar o defender sus aseveraciones. Pasar por alto la asimilación y acomodo de la información, termina por no le redituarle un conocimiento significativo. Por otra parte, la falta de consulta a fuentes confiables y la insuficiente comprensión lectora, no propicia el desarrollo de otras habilidades -comparación, relación, proyección, problematizar, proponer soluciones- e imposibilita el diálogo y la reflexión acerca de lo que sabe con relación a lo que leyó, contrastar contenidos, autores y todo ello con la experiencia misma. Lo desfavorable de los dispositivos móviles, es que en las redes sociales predomine la atención a lo trivial, que los mensajes carezcan de sintaxis y ortografía, conducta que se traslada a los trabajos escolares, y más tarde, con seguridad a su ejercicio profesional.

En México la falta de la lectura y su correspondiente análisis individual y/o grupal, ocasiona que lo leído se asuma como verdadero o útil por el solo hecho de haberse publicado. La comprensión lectora en el nivel superior, es una problemática que se vincula con la dificultad real del estudiante tenga elementos para confrontar sus creencias, sustentar y estructurar sus ideas, de participar en discusiones y controversias no solo en el espacio áulico, sino en la vida cotidiana, en lugar de ello, como ya se dijo, repite lo  que lee, lo que es evidente en los trabajos escritos, y en las exposiciones orales, no quedándole otra que guardar silencio ante las preguntas o “no hacer preguntas” a otros, de aislarse, pero desde el punto de vista académico, que no esté en posibilidad de relacionar los elementos teóricos o prácticos que son expuestos por él y los otros, limitando así el ejercicio de interlocución, tan indispensable como recurso para el aprendizaje.

Finalmente, no menos importante es la concepción que tenga el profesor de cómo se aprende y que debe aprender el estudiante, asimismo la personalidad del docente puede dar lugar a ambientes autoritarios en los que no es posible “hablar en libertad”, o donde las conversaciones que “no tengan que ver con los contenidos programáticos” no deban permitirse. Lo anterior en parte depende de la cultura institucional y su modelo pedagógico, ya que puede ser determinante el hecho de que la planeación sea de carácter normativo, de vigilancia, que se acaten los tiempos asignados a cada tema, las estrategias didácticas y formas de evaluar de los contenidos programáticos, de continuar con las modos educativos tradicionales en los que la memorización y reproducción acrítica de contenidos, “evaluados” con los acostumbrados exámenes, que cuantifican aciertos y errores más que corroborar cualitativamente lo que han aprendido .

La palabra y el diálogo en la práctica educativa

El desarrollo, funciones, estructura y alcances de la comunicación han sido objeto de estudio por la filosofía, antropología, lingüística, sociología, neurología, de la logoterapia y la Programación Neurolingüística, por citar algunos de los campos del conocimiento que se han ocupado de sus implicaciones; cada una en su dimensión de generalidad o particularidad, dan cuenta de que el lenguaje y la palabra nos proveen de la identidad de seres humanos pensantes y sintientes. Como individuo se piensa a sí mismo con un diálogo interno que genera una autoimagen acerca de cómo es, se ve y se siente en el mundo; como ser social, se relaciona al reconocerse común a los otros, con quienes necesita expresarse y expresar necesidades, anhelos, creencias, de construir juntos una relación dialógica de mutua comprensión. Es ineludible asociar la comunicación con la consciencia y el razonamiento, empíricamente percibe el ser humano,  lo que interpreta y abstrae de la realidad, que aprehende y conforma un conocimiento cada vez mayor, son atributos que le permite darse cuenta y vincular lo que sucede en su interior y el entorno.

El lenguaje es “agente estructurante en la construcción de la realidad” (Bajtín/Voloshinov, cit por López y Pérez), con el uso de las palabras y los cambios del sentido de ellas en el tiempo y espacio, nos conforma durante toda la vida, pero para quienes están insertos en un proceso educativo, formal o informal, el lenguaje científico y técnico da forma y fondo a lo que se dice (n) en el aula, en las TIC’s y en el entendido de que hay cambios culturales a partir de la escuela, esto se refleja en la vida cotidiana.

…la lengua… proporciona además de un lenguaje más o menos rico, un sistema de categorías más o menos complejo, de manera que la aptitud para descifrar y manipular las estructuras complejas, sean lógicas o estéticas, dependen de la complejidad de la lengua transmitida por la familia. (Bordieu, 2005 p 116)

El intercambio de representaciones de la realidad está mediado por la palabra y como signo lingüístico se usa con el riesgo de significar cosas diferentes según el contexto físico, cultural y emocional en que se empleen. Es evidente la diferencia de significados y significantes en un mismo idioma, entre regiones de un país, lo que puede ser ofensivo en algunos lugares, en otros no. Los signos paralingüísticos o no verbales pueden también ser interpretados desde el marco de referencia de quien observa, y actúa en función de las posturas corporales, actitudes, gesticulación, tonos de voz (por citar algunos) de sus interlocutores.

Los signos por sí mismos “hablan” algo de cada participante, son mensajes con datos relativos a pensamientos, sentimientos e intencionalidades, que pueden ser útiles o no para el trabajo académico (tensión, indiferencia, cansancio, enojo, preocupación, “no sé”, “no importa”, de colaboración o autoritarismo, etcétera). Aquí caben otras preguntas ¿Qué tan perceptivos son los docentes ante alguna (s) de estas condiciones individuales y/o grupales? ¿Qué medidas de intervención toman? ¿Qué resultados han tenido?

Un punto trascendente de la palabra, es su función metalingüística y de autorregulación; lo que representa para organizar enunciados e ideas, cuando el diálogo es consigo mismo, las preguntas que se hace y las respuestas que hace acerca de sí y de su inserción en el mundo; de lo que constituye su interpretación de la realidad inmediata, la consciencia de la presencia y el ser de los otros, lo que se es para los otros, y los otros son para él o ella. Lo anterior implica un bagaje lingüístico y conceptual que construye representaciones de la cosmovisión, cultura, que no se han introyectado de manera aislada sino junto a la familia, amigos, vecinos, compañeros reales o virtuales y en general de las condiciones sociales, a partir de lo cual se establecen subjetividades e intersubjetividades que son razón para actuar en el mundo concreto.

Lo que es relevante y muchas veces ignorado en los espacios educativos, es la heterogeneidad de los sujetos y grupos escolares, con diferencias derivadas de sus experiencias de vida y por las trayectorias escolares, que dan lugar a distinciones por su capital económico, cultural, social, cultural y simbólico  (Bordieu,  2005), con un marco referencial individual y particular, con un modo de ser y actuar que propicia o no una interlocución fructífera en términos académicos, que le permita  la apropiación de terminología, definiciones y conceptos propios de la disciplina o módulo.

La comunicación no sólo es el uso del lenguaje para intercambiar mensajes, es importante resaltar el papel formativo y de cognición de los estudiantes, de tomar en cuenta a veces, la limitación del vocabulario que hacen de las dinámicas grupales algo incómodo e incluso inútil para su aprendizaje, al no darse a entender o entender a sus compañeros y profesores. La comunicación tiene que ver con la capacidad interpretativa de uno a otro, mediada por prejuicios a las personas, o bien, por los temas que se abordan, las intenciones implícitas o explícitas, que pueden ser guía de acciones; en los hechos el diálogo dota de identidad individual y de grupo, nos estructura como personas, ordena, da sentido y renovación a las ideas, con significados que acertada o erróneamente nos han precedido por generaciones, que necesitamos contextualizar social y culturalmente para evitar afectar la interacción.

El lenguaje es la posibilidad de nombrar y significar hechos, cosas, fenómenos; de explicar en alguna forma, la razón del por qué son como son (provisional y cambiante), de leer la naturaleza, de construir ideas, proyectar, del desarrollo teórico y práctico profesional. En la educación, la comunicación es fundamental para compartir representaciones mentales de la realidad, razonar, conceptuar, argumentar, plantear hipótesis, por citar algunas de las habilidades mentales superiores. Se puede afirmar que no se ha dado el debido valor al diálogo, a la forma de relación de los docentes y estudiantes, de pensarlo como estrategia didáctica que oriente el ejercicio dialógico igualitario, en el que las diferencias cognitivas y culturales las conjunten para enriquecer el conocimiento y hacer de éste un objetivo común.

“el diálogo es un proceso interactivo mediado por el lenguaje y requiere para ser considerado con esa naturaleza dialógica, realizarse desde una posición de horizontalidad… importancia que tiene para el aprendizaje la creación de contextos teóricos en los que se desarrolle una pedagogía de la pregunta”  (Freire, cit por Arandia  p 314-15)

¿Qué limita el uso de la palabra y el diálogo en el ámbito escolar?  Sin pretender dar una puntual respuesta, aquí se mencionan algunas cuestiones desde la experiencia del docente que se relacionan con el alumno, entre docentes y con la institución. Profesores y estudiantes interactúan por una parte, de acuerdo a sus respectivas biografías, capital cultural, personalidad (autoconfianza, autovaloración) y vocabulario; por otra parte, formas paralingüísticas corporales y actitudinales que idealmente dan evidencia del interés y atención al diálogo horizontal, igualitario, comprensivo y solidario, del trabajo en equipo o colaborativo como estrategia para el consenso, inclusividad, corresponsabilidad, razonamientos con sustento, de aproximación a la  teoría, prácticas profesionales y al contexto.

Comprender  los objetivos curriculares es formativo para el estudiante, con la expectativa de que los asuma como propios y pueda generar una postura teórica, práctica y humanista que necesariamente pasa por  los procesos de racionalización y argumentación, habilidades que a final de cuentas, son fundamentales en toda práctica profesional, sin embargo, la práctica  educativa dominante centra sus objetivos en los contenidos disciplinares, aun cuando los avances pedagógico didácticos, indican la pertinencia de centrarse en el estudiante. La tendencia a estandarizar a la población estudiantil (todos deben saber lo mismo en un tiempo predeterminado, con un trabajo escolar evaluado y calificado básicamente en forma individual) aleja a la práctica educativa del diálogo, para en su lugar, tener prisa por cubrir el programa académico.

La ciencia y la tecnología son dominantes en los planes de estudio, por tanto se ponderan los contenidos conceptuales y procedimentales, dejando al margen las actitudes, valores, del saber convivir y Ser (Delors, 1996), difíciles de objetivar y definir lo que se pretende, instrumentar y evaluar logros. En la actualidad se proponen intenciones curriculares que dan cuenta de un profesionista con una formación más allá de la capacitación para resolver los problemas inherentes a la profesión, se citan: con creatividad, que sea crítico, propositivo innovador, con identidad, respeto a la diversidad, multiculturalidad, inclusión, otredad, democracia, ciudadanía, equidad y emprendimiento. Justamente para aspirar a ´todas las categorías mencionadas y deseables del futuro egresado, se requiere desarrollar habilidades mentales superiores, de aprender a aprender, de conciencia, con una perspectiva de educación dialógica. Aprender a pensar no sucede de manera automática solo por estudiar o cumplir con las tareas, tienen que ser propiciadas de manera sistemática.

La educación dialógica supone transformaciones no sólo en el actuar de los protagonistas, sino del diseño de estrategias para pensar, crear, resolver, por tanto tiene que ser congruente las formas didácticas innovadoras  y de evaluación, que no señalen fechas, sino que de manera continua se valore lo que ocurre cada día en el proceso de enseñanza y aprendizaje, modalidades como: la autoevaluación -diálogo interno-, autocalificación –justificada con argumento sólidos-, evaluación compartida o coevaluación -diálogo entre pares-, calificación dialogada –del estudiante con el profesor- (Pastor, 2009), y otras cualitativas, reflexivas, analíticas, en las que diálogo es central,  sin  que sea una labor exclusiva de profesor. Las propuestas innovadoras de evaluación mencionadas, pueden escandalizar a más de uno, pero hay experiencia al respecto, hace falta elaborar propuestas didácticas y de evaluación en las que el diálogo sea propiciado a fin de que el estudiante desarrolle sus potenciales mentales y relacionales, que son esenciales para cumplir con “prepararlos para la vida”

Todavía es común la práctica educativa bajo el paradigma de la transmisión del conocimiento, con exposiciones orales de la tradicional “pedagogía del decir” (López y Pérez p 30), con exposición de temas por el docente o estudiante, que son repetición de textos, incluso valga la redundancia “textualmente”, sin generar una postura o identidad personal con respecto a lo leído, por lo que deja de ser un recurso didáctico. Se pasa por alto que el aprendizaje es una construcción individual y social que para un primer acercamiento, es necesario dialogarlo, con análisis, debate, problematización, con la reflexión del discurso, propuestas o perspectivas de los autores consultados (datos, resultados, explicaciones); inclusive con propuestas, ideas o alternativas fundamentadas de los estudiantes, que tengan sentido y significatividad. Para lo cual el diálogo entre pares, con los docentes, y expertos en forma directa o a distancia a través de las Tecnologías de la Educación y Comunicación.

El diálogo asimismo se establece con la ciencia misma, al “dialogar” con el o los autores que documentan una teoría, hipótesis, propuesta o tema, que en la búsqueda de respuestas, el estudiante lector analiza, compara y articula  su  propio discurso, respuestas tentativas, que le induzcan a la búsqueda de mayor información del mismo autor a través del tiempo o de otros, que cambie sus planteamientos, incluso se retracte o los module, por lo que en la lectura, es importante dialogar con los argumentos.  Así una estrategia de aprendizaje asociada al lenguaje es la lectoescritura, y quien la ejercita se le llama letrado (Gee, 2004).

Freire trascendió la perspectiva dialógica de la educación, pues además de conceder importancia del diálogo, amplía el campo de acción de lo que pasa dentro de la institución escolar a lo que está afuera de la escuela y que está relacionada a los objetivos curriculares;  incluye a los padres de familia, grupos sociales, a otros profesionales, de hacer extensiva la horizontalidad del diálogo, a la multi o interdisciplinariedad que de voz tanto a “los expertos” como a los que viven la praxis educativa, a fin de integrarse para reflexionar y atender la problemática que involucra la educación,  aprendizaje y conocimiento.

Se ha acuñado el término de literacidad a los usos de la lengua escrita (académica, disciplinar o técnico científica) ya que el estudiante en función de su comprensión lectora y del sentido que otorgue a lo que lee, “puede decir” algo o mucho, de la cuestión -vocabulario básico, conceptos, metodología, aplicación de esos constructos y de interpretar los argumentos científicos- (Durant et al, 2000). Como estrategia didáctica, la lectura se complementa con la acción de plasmar en forma gráfica lo aprehendido mediante narrativa, mapas conceptuales, símbolos, esquemas, etcétera. La intención es generar en el estudiante un “discurso inteligible” (Foucault), que le permita introducirse a las ciencias y humanidades. A partir del grado de verdad de sus conclusiones temporales, del nivel de conocimiento alcanzado y de los cuestionamientos que surjan, se genere curiosidad e intención de indagar, de saber más. Esto es participación escolar activa, que dependiendo de la dimensión reflexiva, pueda producirse el interés, así como la implicación ciudadana y planetaria.

La educación por competencias es un asunto complejo que solo se aborda aquí para reafirmar que en esta modalidad, la palabra y el diálogo son esenciales en el proceso de enseñanza aprendizaje, implica un trabajo dirigido a los procesos formativos del estudiante más que a los contenidos.  La competencia “… se da desde el desarrollo y fortalecimiento de habilidades de pensamiento complejo” (Tobón, 2008 p 3), que dicho de manera coloquial, está orientado a lo que hacen los jóvenes con la información, cómo la procesan y la aplican, a los mecanismos mentales por desarrollar.

No es casual que las competencias clasifiquen como genéricas a las competencias para la vida (ciudadana y de convivencia) y académicas (comunicación y lectora) haciendo la diferencia con las curriculares y profesionales (Díaz, 2006). Que las competencias sean “…el dominio de los principios que gobiernan el lenguaje; y la actuación como la manifestación de las reglas que subyacen al uso del lenguaje” (Chomsky cit. en Salas, p 5), hacen sentido a la importancia de trascender las formas de educación tradicional para concentrar la atención en el estudiante. 

.

En síntesis

La palabra, diálogo y comunicación, representan en este orden, niveles de la capacidad humana para interrelacionarse e interactuar como seres sociales, recursos primordiales de expresión lingüística, paralingüística y simbólica de lo que piensan y sienten quienes protagonizan la práctica educativa, fenómeno al que no se les ha dado la importancia para la construcción del conocimiento. El nivel de la comunicación está en gran medida determinada por el ejercicio de lectoescritura, ambas debieran ser incorporadas de manera explícita en la planeación curricular y ser objeto del diseño de estrategias de aprendizaje y evaluación, además de conformar una cultura institucional que de voz y escucha a la comunidad universitaria. La educación dialógica constituye un aprendizaje significativo para la organización de ideas, un andamiaje para comprender el discurso científico y técnico, al mismo tiempo que propicia valores asociados a la convivencia y a los valores humanistas.

.

.

REFERENCIAS DOCUMENTALES

http//www.aufop.com

Para obtener información de contacto de los autores, favor de escribir a info@transformacion-educativa.com.