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El cuento policiaco como estrategia para fomentar de la lectura

Erika Vázquez Martínez, Armando Balcázar Orozco y Jorge Ramírez Condado

Escuela Normal Superior de México

Los adolescentes y la lectura en México

La lectura en México es un problema que ha cobrado suma importancia en las últimas décadas, sobre todo en el ámbito educativo. El bajo índice de lectura a nivel nacional nos muestra un panorama más bien negativo y desalentador, pues en realidad no pueden ponerse en duda los resultados arrojados por los múltiples análisis tanto a nivel nacional como internacional. Por otro lado, en los últimos años, México ha pasado a formar parte de organismos importantes a nivel mundial, cuyas relaciones generan acuerdos que nuestro país debe de cumplir, tanto a nivel político, económico y educativo. Tal es el caso de la incorporación, desde hace casi dos décadas (mayo de 1994), de México a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Como su mismo nombre lo indica, esta organización determina diversos aspectos del desarrollo económico de las naciones, lo cual, evidentemente, implica una injerencia en las políticas educativas. En este sentido, la evaluación de México en cuanto a lectura se refiere, de acuerdo con los parámetros establecidos por esta Organización, dejan mucho que desear.

Muchos son los factores que podrían enumerarse como causantes de los malos resultados que nuestro país obtiene en estas evaluaciones: nivel cultural, avances científicos y tecnológicos, estabilidad económica, influencia de los medios masivos de información, políticas y eficiencia del sistema educativo en cuanto a Planes y Programas se refiere, entre otros.

Consideramos pertinente retomar uno de los últimos aspectos mencionados y que se encuentra íntimamente vinculado con la temática que nos  gustaría abordar  en esta ponencia: La presencia de la lectura en los Planes y Programas; en este caso nos referimos, en concreto, al nivel secundaria, la cual no puede ser ajena a otro factor poco considerado, pero que, sin embargo, adquiere la mayor relevancia al analizar la problemática que nos ocupa: el placer de la lectura. En este sentido, y con las observaciones que hemos podido realizar en la escuela secundaria, así como las experiencias personales en otros ámbitos sociales, surgen algunos cuestionamientos: ¿Qué ofrecen los medios de comunicación (según la información y entretenimiento tradicionales que difunden) que no podamos hallar en los libros?; ¿acaso un libro no puede permitirnos reír, llorar, reflexionar…en fin, experimentar las pasiones propias de nuestra condición humana?

El placer de la lectura

Es probable que una persona que ya tiene el hábito de la lectura, y además disfruta leer, enumere diversos motivos por los cuales es “importante” leer o por qué lo complace. Las opiniones respecto de las motivaciones por la lectura pueden diferir mucho, ya sea por la edad del lector, por su nivel académico e, incluso, por su posición social. Situándonos en el contexto escolar, específicamente en la escuela secundaria y lo que leen los alumnos (y por qué lo leen), podríamos poner como principal motivación, y en un sentido “dogmático”, que el alumno lee por obligación y porque necesita ser promovido, lo cual no puede estar más lejos de fomentar el gusto por la lectura.

Creemos, con base en nuestra experiencia como docentes, que la primera y mayor motivación para fomentar el gusto por la lectura en los alumnos de la escuela secundaria (y de cualquier nivel) consiste en hacer una adecuada elección de textos que vaya acorde con sus intereses y con su realidad inmediata; lo cual no quiere decir que siempre se les proporcionen cuentos, poemas o  textos que más los atraigan y que aborden una sola temática, esto sólo sería un inicio para ir ligando diferentes tipos de textos, pasar de un género a otro y, poco a poco, transitar hacia lecturas más complejas. En cuanto al interés, Warren G. Cutts, apunta:

Resultaría difícil acentuar con exageración la importancia de la motivación a la lectura, la cual conduce al logro del interés y a la apreciación de valores personales y objetivos obtenibles de ella. La motivación lleva al desarrollo de hábitos de lectura duraderos, uno de los fines principales de la buena enseñanza. El secreto de la motivación es el interés. Siempre que un maestro descubra el verdadero interés de un niño, tendrá en sus manos la clave de la motivación (cit. en Argüelles: 2003, 48).

Por lo anterior, no se deben soslayar dos rubros fundamentales que lamentablemente se han hecho a un lado al fomentar el gusto y el placer de la lectura: el interés y la motivación, que definitivamente incidirán  en los adolescentes para que se sientan atraídos por el maravilloso mundo de los libros,  hábito que sin duda se mantendrá a lo largo de toda su vida.

Por otra parte, el enfoque del sistema educativo que actualmente impera en nuestro país hace cada vez más urgente que los docentes se ocupen de implementar medidas para tratar de mejorar sus prácticas escolares; esto, la mayoría de las veces, debe resultar de una iniciativa personal porque se hace con miras a transformar el trabajo que cada profesor desempeña en el aula. Además, si los profesores se atuvieran exclusivamente a lo que los organismos encargados de mediar y regular las prácticas educativas proponen y disponen (incluyendo los medios para hacerlo), la situación actual de la educación en México sería mucho más decadente.

El cuento policiaco y el placer de la lectura

El cuento policiaco representa un gran atractivo para los adolescentes por los componentes de misterio y enigma que lo caracterizan, por lo que consideramos que es un subgénero idóneo, además de poco abordado en los Planes y Programas oficiales de la Secretaría de Educación Pública (SEP), para motivar a los alumnos a leer y que adquirieran, durante el proceso, el gusto por la literatura. Algo que resulta esencial en este tipo de textos es la deducción lógica con la que predominantemente se resuelven los casos, lo cual da una pauta no sólo para despertar la imaginación de los alumnos, sino para incentivar la aceleración de otros procesos cognitivos: predicción, inferencia, síntesis, comparación, etc. Aunado a lo anterior, los cuentos policiacos facilitan el acercamiento de los estudiantes a su realidad y la consiguiente reflexión y comprensión de su entorno. Para formar alumnos críticos es necesario acercarlos a textos que, además de atraerlos por sus fines estéticos y recreativos, promuevan en ellos una contrastación de ideas y cuestionamientos de lo que sucede a su alrededor.

El relato policiaco tiene vigencia en la tradición literaria de nuestro país y del mundo entero. Además, la mayoría de los seres humanos sentimos cierta atracción hacia él porque refleja  sentimientos, conductas personales y parte de nuestra vida en sociedad. Las actuales series de televisión vinculadas con este subgénero, sobre todo las de tradición norteamericana, tienen en los adolescentes un significativo porcentaje de audiencia. Qué mejor que aprovechar los intereses de los alumnos para ofrecerles textos que los inviten a la reflexión. Además, a partir de tales textos pueden realizarse un sinfín de actividades no sólo para que lean, sino también para que escriban sus propias creaciones.

Diversos son los textos que pueden emplearse para tratar de motivar a los alumnos a que adquieran el gusto por la lectura; no obstante, habrá algunos que generen mayor impacto que otros. De igual manera, existirán alumnos que se identifiquen y prefieran más un determinado tipo de textos, pero la única manera de saberlo es realizando diferentes estrategias didácticas en el aula. Así, estamos seguros que el cuento policiaco es un recurso didáctico con grandes potencialidades para involucrar a los alumnos en el fascinante mundo de la lectura.

Metodología

Una propuesta de intervención didáctica se distingue de la práctica docente (en general), principalmente, porque la primera se lleva a cabo con la finalidad de atacar una problemática específica del proceso enseñanza-aprendizaje, misma que ha sido detectada previamente por medio  de la aplicación de diagnósticos a una población determinada. Una vez identificadas las diversas problemáticas (por lo regular, se detecta más de una), se hace una valoración de las mismas para elegir la que será abordada. Posteriormente, hay que delimitar los alcances que se pretenden con la propuesta de intervención, lo cual incluye desglosar puntualmente el proceso en que se desarrollará la temática elegida para atacar el problema; acto seguido, es preciso elaborar una serie de actividades vinculadas con la temática, así como enumerar sus correspondientes recursos y la forma en que serán evaluadas, lo cual dota de una metodología propia a cada una de las actividades realizadas a lo largo de la intervención. Para retomar lo concerniente a la metodología que se empleó en la presente propuesta, a continuación se enumerarán cada una de sus fases.

La fase diagnóstica constituyó la primera parte de la metodología; ésta, a su vez, tuvo dos periodos: uno observacional y otro práctico. Durante los primeros acercamientos con los grupos de la escuela secundaria, se observaron diversas deficiencias en aspectos académicos, tales como comprensión lectora, ortografía, redacción, etc. A partir de esta detección, se optó por uno de los principales problemas educativos: la falta de lectura entre los adolescentes.

En cuanto a la parte práctica del diagnóstico, se elaboraron, adecuaron y aplicaron cuestionarios: primero, respecto de los estilos de aprendizaje  para  formar un perfil más adecuado del tipo de alumnos con el que se trabajaría; segundo, los concernientes a la problemática de la lectura, lo cual incluyó referencia a distintos tipos de textos (literarios, científicos, periodísticos, etc.), géneros (el cuento) y subgéneros (fantástico, terror, ciencia ficción, policiaco) literarios. Una vez valorados los resultados del diagnóstico, se decidió tomar al cuento policiaco como eje central de la propuesta de intervención que se aplicaría a un grupo piloto.

El cuento policiaco pasó entonces a formar una estrategia didáctica para fomentar el gusto por la lectura. Para lograr lo anterior, se establecieron algunos propósitos iniciales:

Que los alumnos:

En seguida, iniciamos la fase de planeación, para determinar la secuencia en que se aplicaría la propuesta de intervención. Al tomar en consideración que el cuento policiaco es un subgénero relativamente nuevo, se decidió retomar este tipo de textos desde sus inicios históricos hasta nuestros días. Lo anterior implicó hacer un recorrido desde el cuento clásico hasta el  posmoderno, es decir, transitar, casi estrictamente en orden cronológico, desde autores  como Edgar Allan Poe, Arthur Conan Doyle, Ellery Queen, pasando por Dashiell Hammett, hasta representantes del subgénero en Hispanoamérica, entre los que destacan Rubem Fonseca, Paco Ignacio Taibo II y Rafael Ramírez Heredia. Entonces, fueron seleccionados cuentos (o fragmentos de éstos, según su extensión) representativos del subgénero de acuerdo con las características particulares del tema que se pretendía trabajar en cada sesión.

La fase de intervención  inició definiendo y caracterizando al subgénero policiaco, lo que implicó la lectura de cuentos clásicos;  después se abordó la evolución del detective como personaje, aspecto que nos permitió involucrar a los alumnos en la lectura de cuentos posmodernos. Además, se presentaron cuentos con distintos narradores y diferentes puntos de vista (el asesino, el detective, el ayudante del detective, la víctima, etc.). También, el planteamiento de la temática permitió establecer relaciones entre diferentes tipos de textos y disciplinas: cuento-nota roja, reportaje y crónica; cuento-artículo de divulgación científica; cuento-reseña histórica.

Vinculado con todo lo anterior, cabe destacar que, para cada una de las actividades propuestas, se establecieron propósitos específicos, tiempo, recursos, aprendizajes esperados (las competencias que pretende que el alumno desarrolle) y la secuencia didáctica.

Por último, la fase de evaluación consistió en valorar de manera particular cada una de las actividades, pero de manera general podemos señalar lo siguiente:

A lo largo de la aplicación de las actividades de la propuesta de intervención, los alumnos tuvieron que realizar diversos ejercicios que evidenciaran los conocimientos adquiridos. Principalmente, los productos obtenidos fueron cuentos escritos de manera individual o colectiva, notas rojas, así como dibujos, historietas y collages alusivos al subgénero policiaco.

Para la valoración de las evidencias que realizó cada alumno, se aplicó la evaluación que,  de acuerdo con Casanova, se conoce como “La evaluación según sus agentes” (cit., en SEP Primer Taller. Antología: 2006, 77). Aunque este tipo de evaluación  abarca tres procesos (autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación), sólo hubo injerencia en el proceso de heteroevaluación, el cual, generalmente, está a cargo del docente, pues “[…] consiste en la evaluación que realiza una persona sobre otra: su trabajo, su actuación, su rendimiento, etcétera” (Casanova, cit. en SEP Primer Taller. Antología: 2006, 78). Así, debido a que el tema de la propuesta fue abordado una vez a la semana, se observó el desempeño de los alumnos durante el desarrollo de las actividades, para  valorar su progreso, sobre todo en cuanto a la producción escrita se refiere.

En general, los rasgos a evaluar fueron los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales. Al revisar los escritos, se tomaron en cuenta los aspectos sintácticos y semánticos de los textos, es decir, se evaluó ortografía, puntuación y estructura. Cuando se evaluaron los textos escritos de manera colectiva, se asignó igual calificación a todos los miembros del grupo. Esta medida fue tomada porque la finalidad de organizarlos en subgrupos fue promover el trabajo colaborativo y así exaltar actitudes y valores específicos.

Más allá de la representación cuantitativa de la evaluación (calificación), se buscó mantener el interés de los alumnos por el tema, porque se supuso que, de esta manera, los productos de las actividades realizadas reflejarían fehacientemente su disposición y entonces sería más fácil empezar a corregir errores. Esto es que, al observar las actitudes de los alumnos, se hizo evidente su disposición a seguir con el tema y eso se puso de manifiesto mediante los productos elaborados por los alumnos para cada actividad. Más allá de lo anterior, las actitudes de los alumnos marcaron la pauta para poder cumplir con el propósito de fomentar el gusto y el placer de la lectura, no sólo en el sentido de que leyeran cuentos policiacos, sino de que se interesaran por  diversos tipos de textos y por la lectura en general. Aunque el placer de la lectura es un aspecto que no puede ser medido cuantitativamente, es posible decir que, al estar en interacción con los alumnos y observar su desenvolvimiento durante los procesos de enseñanza-aprendizaje, propósitos iniciales de esta propuesta de intervención se cumplieron  cabalmente, ya que pudimos constatar que los alumnos se involucraron, además,  en otras manifestaciones culturales como visitas a museos, representaciones teatrales, cine, etc.

Conclusiones

Al aplicar las múltiples actividades a las que hicimos alusión, mismas que en conjunto me permitieron emplear el cuento policiaco como una estrategia didáctica para fomentar el gusto y el placer de la lectura, se obtuvieron diversos y sugestivos resultados. En general, dichos resultados, de acuerdo con los propósitos iniciales de esta propuesta de intervención, podemos concluir lo siguiente:

Los alumnos:

* Aprendieron el origen, la definición y las características básicas del cuento y del cuento policiaco.

* Pudieron identificar algunas de las múltiples variantes de los relatos policiacos.

* Diferenciaron entre un detective clásico y uno posmoderno.

* Desarrollaron su capacidad de observación y análisis.

* Pusieron en práctica procesos cognitivos como el análisis, la descripción, la inferencia y la predicción.

* Llevaron a cabo trabajo colaborativo para resolver los retos que se les presentaron en forma lúdica.

* Mostraron interés por los cuentos policiacos leídos en clase, pero lo más importante, se generó en ellos la curiosidad por leer otro tipo de textos.

* Realizaron ejercicios de escritura creativa, con resultados alentadores.

Las conclusiones anteriores dan muestra de los alcances de la propuesta de intervención que se aplicó con los alumnos de secundaria. Por lo tanto, reafirmamos nuestra convicción de que en la medida en que los docentes mismos desarrollen el gusto y el placer de la lectura, y se aventuren a proponer diferentes y novedosas estrategias didácticas para fomentarlos, la situación desalentadora de la educación en México podrá mejorar sustantivamente.

Fuentes de consulta

Bibliografía

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Mesografía

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