El ser humano del siglo XXI se enfrenta a múltiples formas de comunicación y a diversas formas de adquirir conocimientos. La era digital permea todas las áreas de información y diversión. De esta manera, las formas en que el lenguaje se concreta en la vida cotidiana han cambiado a lo largo de los siglos, no obstante, los procesos cognitivos humanos siguen siendo los mismos desde que el hombre adquirió la capacidad de comunicarse de manera oral. Además, la conformación genética humana sigue siendo la misma que la de nuestros antepasados.
No es sino hasta el siglo I que comienzan las reflexiones teóricas sobre la adquisición del lenguaje. Así, en fechas recientes, varias son las preguntas que se han planteado las diversas escuelas lingüísticas, psicológicas, antropológicas y biológicas, mismas que siguen siendo vigentes en los albores del nuevo milenio: ¿Qué es el lenguaje?, ¿cómo se adquiere el lenguaje?, ¿el lenguaje se sigue consolidando a lo largo de la vida?, ¿qué relación existe entre el lenguaje y el pensamiento? o ¿qué relación hay entre el lenguaje y el contexto que rodea al individuo?
Tanto el Generativismo como la Lingüística Cognitiva han tratado de dar respuesta a cada una de estas preguntas, obviamente, desde perspectivas distintas. El primero de estos ejes se remonta a 1957 y propone la idea del carácter innato del lenguaje; por primera vez en la historia de la lingüística el lenguaje es analizado a partir de los procesos mentales que se llevan a cabo en el ser humano.
Noam Chomsky propone la existencia de una especie de “caja negra” innata, un Dispositivo para la Adquisición del Lenguaje (DAL) que es capaz de recibir el input lingüístico (información lingüística) y, a partir del cual, el ser humano tiene la capacidad de derivar reglas universales para todas las lenguas. Este input es imperfecto; sin embargo, el ser humano es capaz de generar mensajes a partir de una gramática para construir oraciones bien estructuradas y establecer la comunicación, así como también es capaz de determinar la forma y el contexto en el que deben usarse dichas expresiones.
En su teoría Chomsky parte de dos principios fundamentales:
La teoría expuesta por Chomsky lleva el nombre de Generativismo, ya que el lenguaje es generado y desarrollado por el mismo ser humano y define su gramática como:
…una descripción de la competencia tácita del hablante-oyente, que fundamente su efectiva actuación en la producción y perfección (comprensión) del habla. Idealmente, una gramática generativa especifica una representación de asociaciones fonéticas y semánticas dentro de una gama infinita; así, forma una hipótesis referente a cómo el hablante-oyente interpreta expresiones, haciendo abstracción de muchos factores que se mezclan en la competencia tácita para determinar la actuación efectiva (Chomsky, 1972, p.12).
En otras palabras, la gramática generativa es el mecanismo del ser humano que permite la producción y entendimiento de oraciones. Es una gramática que refleja el aspecto creador del lenguaje humano, libre del control de estímulos externos. La gramática de una lengua, por tanto, es un sistema de reglas que especifican el conjunto de oraciones de esa lengua y asigna a cada una de esas oraciones una estructura específica.
Chomsky indica la existencia de dos niveles de procesamiento lingüístico. El primero de ellos se desarrolla mediante reglas que afectan a la estructura de la oración; mientras que el segundo hace uso de las reglas de transformación. Las “reglas para estructurar la frase” son aquellas que delimitan las relaciones básicas que se encuentran debajo de la organización de la frase y son universales en todas las lenguas. Las “reglas de transformación” se encargan de organizar los elementos estructurales característicos de una lengua en específico, por ende, no son universales.
El conocimiento que el hablante-oyente tiene de su lengua y la manera adecuada de usarla en diferentes contextos, aunque esto no siempre sea de manera consciente, es lo que denomina Chomsky “competencia lingüística”: “Es el conocimiento que el hablante-oyente tiene de su lengua tal como es representada por una gramática generativa […] y actuación es la conducta lingüística o uso real del lenguaje […] una gramática generativa es una teoría de la competencia” (Chomsky, 1976,p. 6). Por lo tanto, este psicolingüista no sólo centró sus estudios en la adquisición de la lengua, sino también en su uso en diversos contextos, es decir, su actuación.
Este uso de la lengua en diversas situaciones sociales implica la capacidad de producir y entender un número infinito de oraciones, la gramática generativa planteada por Chomsky da cuenta de un sistema de reglas que se pueden repetir para generar un número infinito de estructuras lingüísticas. Este sistema de reglas se puede clasificar en tres grandes grupos o componentes: sintáctico, fonológico y semántico. El componente sintáctico expresa las funciones gramaticales que determinan la expresión semántica, lo que denominó estructura profunda. Mientras que la estructura superficial o de superficie es “la organización horizontal de unidades que determinan la interpretación fonética y que se relaciona de forma física de la expresión efectiva, con la forma percibida” (Chomsky, 1972, p. 79).
El segundo paradigma lingüístico, la Lingüística Cognitiva, propuesta en 1987, se basa en las ciencias que intentan explicar la forma en que el hombre adquiere el conocimiento y propone un nuevo horizonte de análisis lingüístico en la consolidación del lenguaje sin dejar de lado el Generativismo, ya que no sólo se auxilia de la lingüística, sino de otras ciencias que brindan una explicación sobre el funcionamiento del cerebro en la adquisición del lenguaje, como la Psicología, la Fisiología, la Neurología, entre otras.
Joseph Hilferty, especialista en esta área científica, la define como: “…el estudio del lenguaje en relación con el conocimiento y la percepción. Forma parte de un marco más amplio de la ciencia cognitiva y como tal se compromete a integrar dentro de su teoría los resultados de otros campos que investigan la mente humana” (1993, p. 30). Esta propuesta lingüística, al igual que el Generativismo, no sólo trata de analizar el lenguaje desde un sólo punto de vista, sino que se ve en la necesidad de analizarlo desde la cognición humana que abarca varias ciencias.
Entonces, el principio fundamental del que parte la Lingüística Cognitiva es el lenguaje, entendido éste como un sistema con diversas características interrelacionadas entre sí simultáneamente: “El lenguaje es una capacidad integrada en la cognición general, ya que se entiende como el resultado de las habilidades cognitivas generales tales como la memoria, el razonamiento, la categorización o la atención” (Ibarrete-Antuñano, 2001, p. 248). Esta postura, según Lakoff, implica un “compromiso cognitivo”, el cual señala que todo estudioso de lo cognitivo tiene la obligación de prepararse para aceptar que el lenguaje debe estar unido a las otras facultades cognitivas, por tanto, debe estudiarlo en las relaciones que se establecen entre el cerebro, la cognición y el lenguaje. De esta manera, la propuesta de la Lingüística Cognitiva propone un cambio en el estudio del lenguaje, puesto que se requiere buscar las conexiones que existen entre la facultad lingüística y las demás facultades cognitivas, rasgos que otras escuelas lingüísticas han dejado de lado, sin embargo, me parece de vital importancia incorporar en los análisis lingüísticos los procesos cognitivos que se llevan a cabo en cada individuo.
Así, la Lingüística Cognitiva indica que el pensamiento no sólo está constituido por conceptos abstractos, sino que los procesos que se llevan a cabo dentro de él dependen estrictamente de la interacción que el individuo tiene con su contexto. Por tanto, “…las estructuras que constituyen nuestras experiencias conceptuales, surgen de la experiencia corpórea y tienen sentido según dicha experiencia. Es lo que en inglés se denomina embodiment y que se puede traducir como carácter corpóreo del lenguaje” (Cuenca, 1999, p. 15). Así, nuestros sistemas conceptuales tienen como centro de los procesos cognitivos como los son la percepción, el movimiento corporal y la experiencia física y social.
El lenguaje, según los lingüistas cognitivos Cuenca y Hilferty, tiene las siguientes funciones:
Lo anterior confirma una de las características fundamentales de la Lingüística Cognitiva, en donde se plantea que el lenguaje es una capacidad integrada dentro de la cognición humana, es decir, el carácter biológico del lenguaje, ya que se ha demostrado en varias investigaciones biológicas y genéticas, que todo ser humano nace con la predisposición genética para adquirir y desarrollar el lenguaje.
Desde esta perspectiva, la Lingüística Cognitiva propone los siguientes postulados básicos:
Con base en lo antes expuesto, es claro entonces que la lingüística no puede esclarecer este problema antiquísimo de manera aislada. Los nuevos avances científicos permiten que las ciencias se apoyen una con las otras.
En cuanto a la educación secundaria se refiere, lo anterior se convierte en un problema medular, puesto que los docentes de Español tenemos la responsabilidad de desarrollar y consolidar el lenguaje en los diversos niveles educativos de la educación básica. Sin embargo, los Planes y Programas de estudio vigentes en nuestro país carecen de un sustento teórico claro sobre el cual se sostengan los contenidos programáticos que se encuentran en ellos.
Si sólo se pone atención puntual, en la asignatura de Español, se puede observar que el Programa de Estudios de Español 2011 sólo se sustenta teóricamente en dos libros sobre el desarrollo y consolidación del lenguaje (Leer y escribir en la escuela secundaria. Lo real, lo posible y lo necesario de Delia Lerner y Sobre la enseñanza del lenguaje escrito y temas aledaños de M. Nemirovsky) que no explican de qué forma un adolescente puede desarrollar sus competencias comunicativas, entendidas éstas, como la suma de la competencia lingüística enunciada por Chomsky y la competencia pragmática. La primera hace referencia a los sistemas lingüísticos interiorizados por el ser humano con los cuales se pueden elaborar un número infinito de mensajes con un número limitado de signos lingüísticos. Así, engloba la fonología, la morfología y la sintaxis. Asimismo, hace referencia a la actuación lingüística que es la manera en que el hablante-oyente pone en práctica su competencia lingüística.
Por su parte, la competencia pragmática es “la rama de la semiótica y de la lingüística que se encarga de estudiar todos aquellos conocimientos y habilidades que hacen posible el uso adecuado de la lengua. Analiza los signos verbales en relación al uso social que los hablantes hacen de ellos” (Cassany, 2000, p. 85). En otras palabras, es el análisis del uso cotidiano que el ser humano hace del lenguaje.
Con base en estas dos competencias se conforma la competencia comunicativa que es la forma en que cada ser humano es capaz de adecuarse en los distintos contextos para establecer una comunicación adecuada dentro de cada uno de ellos, haciendo uso de los diversos registros lingüísticos, eligiendo qué mensaje se emitirá y con qué recursos extralingüísticos se puede ayudar para reforzar la comunicación, etc.:
La competencia comunicativa es el término más general para la capacidad comunicativa de una persona, capacidad que abarca tanto el conocimiento de la lengua como la habilidad para utilizarla. La adquisición de tal competencia está mediada por la experiencia social, las necesidades y motivaciones, y la acción, que es a la vez una fuente renovada de motivaciones, necesidades y experiencias (Hymes, 1974, p. 67).
Los Planes y Programas de Español vigentes en el país no definen de manera concreta la competencia comunicativa que supuestamente cada uno de los docentes en servicio debe desarrollar en sus estudiantes. Si no se plantea con precisión esto, el maestro puede seguir cada uno de los proyectos didácticos propuestos, pero sin un fin específico, puesto que no hay un enfoque claro de cómo el alumno consolida su lenguaje o qué procesos cognitivos lleva a cabo durante el aprendizaje y reflexión sobre su lenguaje, por tanto, el proceso de enseñanza-aprendizaje quedará desarticulado.
De esta manera, según Cassany, la competencia comunicativa debe tener como base la competencia lingüística, planteada desde los años cincuenta por Chomsky; es por ello que la propuesta que aquí se presenta tiene como base el Generativismo, que si bien fue superado en algunos de sus postulados, no ha perdido vigencia en la enseñanza de la lengua materna, pues cada individuo, al entrar al nivel de educación básica, ya tiene de manera innata la facultad del lenguaje y hace uso de él de manera cotidiana. Entonces debe ser tarea de la escuela, consolidar la competencia lingüística y, por ende, la comunicativa para que el discente sea capaz de interactuar en diversos contextos comunicativos.
Así pues, el uso de términos como facultad del lenguaje, competencia lingüística, actuación o innatismo no han sido superados del todo. Es más, para los enfoques actuales de la enseñanza de la lengua, deberían de estar presentes en el enfoque que guíe la enseñanza del lenguaje, ya que si el docente tiene claros cada uno de éstos podría saber de una forma más concreta qué es lo que el alumno debe consolidar a lo largo de su estadía en la escuela y así lograr uno de los propósitos fundamentales del Plan de Estudios de Educación Básica 2011: “que los alumnos sean capaces de leer, comprender, emplear, reflexionar e interesarse en diversos tipos de textos, con el fin de ampliar sus conocimientos y lograr sus objetivos personales” (2011, p. 13) y además que “los alumnos amplíen sus características del lenguaje oral y escrito en sus aspectos sintácticos, semánticos y gráficos, y los utilicen para comprender y producir textos” (2011, p. 14). Ambos propósitos tendrían que estar estrechamente vinculados al uso del lenguaje, sin embargo, no se concretizan en la práctica docente diaria debido a la ambigüedad de los Programas de Estudio.
El análisis arbóreo propuesto por Chomsky sirve para que los alumnos conozcan la estructura de las oraciones y, de esta manera, sean capaces de redactar mejor, pues pueden conocer la estructura correcta de su lengua. Esto no deja de lado la aplicación de la lingüística textual que ha adquirido mucha relevancia en los círculos educativos, sobre todo en la enseñanza de la lengua, pero en la práctica diaria es necesario partir de los conceptos más sencillos para después contextualizar las oraciones en textos de mayor extensión. Es decir, partir de una oración sencilla y después retomar la misma estructura en un cuento, fábula o un texto de divulgación científica. Por ejemplo, muchos de los alumnos llegan a nivel secundaria sin distinguir las estructuras sintácticas más sencillas, debido a múltiples factores, como lo son los medios de comunicación, el uso constante de redes sociales o vacíos educativos de los niveles anteriores, esto obliga al docente frente a grupo a recapitular los contenidos programáticos para que el alumno sea consciente de su propio lenguaje y la propuesta generativa sobre el análisis sintáctico es pertinente para abarcar estos contenidos.
Ahora bien, no se trata sólo de que el alumno reconozca la estructura de su lenguaje, sino también que reflexione sobre su uso y por qué elegimos ciertas estructuras para comunicarnos. Es aquí en donde la Lingüística Cognitiva permite adentrarnos en los análisis lingüísticos, pues el alumno puede reflexionar la manera en que utiliza el lenguaje de manera cotidiana.
En el caso del docente, la Lingüística Cognitiva le brinda herramientas para que consolide la competencia comunicativa en sus estudiantes, ya que durante la comprensión y producción de oraciones en diversos contextos comunicativos, los discentes llevan a cabo una serie de estrategias cognitivas, como son:
Como se puede observar, estas estrategias se relacionan directamente con los procesos de categorización propuesto por la Lingüística Cognitiva, ya que en cada uno de ellos se pretende categorizar, organizar el discurso y contrastar la información obtenida por medio de los procesos cognitivos.
Sin embargo, no se pretende que el alumno conozca la teoría del Generativismo y la Lingüística Cognitiva, sino que son las herramientas con las cuales el docente debe reflexionar y analizar la forma en cómo sus estudiantes consolidan el lenguaje, ya que un maestro tiene la obligación de ser un investigador constante de los fenómenos lingüísticos que lo rodean.
Entonces, el Enfoque Comunicativo y Funcional vigente desde 1993, no está contrapuesto con las dos teorías lingüísticas que se han desarrollado en este trabajo. Esta triada puede caminar en conjunto para un análisis lingüístico adecuado, pues no se debe dejar de lado la enseñanza gramatical y sintáctica propuesta por Chomsky, pero, es cierto, que tampoco debe ser el único método de análisis lingüístico en la escuela secundaria. Tal como se mencionó con anterioridad es imprescindible que el docente utilice varios enfoques de la enseñanza de la lengua materna para que el adolescente consolide sus competencias comunicativas. Sin embargo, la realidad educativa, por experiencia propia, indica que la gran mayoría de los estudiantes tienen fuertes vacíos en su competencia lingüística y en la actuación de la misma. Por tanto, resulta necesario que la propuesta generativista sea retomada en las aulas, sin dejar de lado el análisis de los textos completos vistos desde la perspectiva lingüística. Si se parte de una oración sencilla y se analiza de manera arbórea con todos sus componentes, será más fácil que los estudiantes puedan extrapolar estos conocimientos a textos más extensos y después sean capaces de producir los propios con características similares.
La Lingüística Cognitiva tampoco soslaya el Enfoque Comunicativo y Funcional, es más lo apoya, al hacer énfasis en los procesos cognitivos que se llevan a cabo durante la consolidación del lenguaje y la misma competencia comunicativa. Si el maestro en servicio conoce la manera en que sus alumnos organizan la información lingüística que obtienen en la interacción de varios contextos comunicativos, será más fácil que el docente pueda encaminar sus estrategias de enseñanza-aprendizaje para consolidar sus competencias comunicativas.
En conclusión, el desarrollo de la competencia comunicativa, planteado en los Programas de Estudio 2011, aparentemente contiene, implícitamente, el desarrollo de la competencia lingüística. Sin embargo, su planteamiento es erróneo y esto se ha demostrado desde el punto de vista teórico y práctico en la realidad educativa actual, pues los temas de reflexión que se encuentran en los proyectos didácticos en la asignatura de Español, así como están propuestos, no permiten el desarrollo pleno de la competencia comunicativa en los discentes. De esta manera, la propuesta de Chomsky, bien aplicada, es mucho más pertinente para la consolidación de la competencia comunicativa a nivel secundaria, pues no sólo aborda la competencia lingüística sino también la competencia pragmática, ya que contempla el conocimiento de la lengua y su uso en diversas situaciones comunicativas.
De esta manera, es necesario que los docentes del siglo XXI estudien las bases teóricas de la lingüística para que puedan identificar los procesos cognitivos que sus alumnos llevan a cabo durante la adquisición y consolidación del lenguaje, y por ende, puedan mejorar el aprendizaje de la lengua materna en sus estudiantes. Por consiguiente, consideramos un error que se haya minimizado el estudio de la gramática en los temas de reflexión de la asignatura de Español, ya que, como se ha demostrado, los estudiantes deben tener conocimiento básico de la estructura de su lengua para después poder estudiarla y aplicarla en diversos textos. Por ende, el Generativismo y la Lingüística Cognitiva son teorías que pueden auxiliar a los docentes en la comprensión de la adquisición y consolidación del lenguaje en las aulas del país, puesto que, pueden engarzarse en el enfoque comunicativo y funcional que aún es el trasfondo metodológico de los planes y programas de estudio actuales.
REFERENCIAS