Resumen
El presente trabajo tiene como objetivo dar a conocer la importancia de la intervención estratégica en el ámbito educativo, es probable que los profesores y demás personal que tiene contacto con los alumnos, no cuenten con la preparación requerida para enfrentar situaciones que ponen en riesgo los procesos de enseñanza-aprendizaje exitosos.
Es claro que dichos procesos conllevan una carga subjetiva derivada de las interacciones entre alumnos, docentes, padres y directivos que influyen de manera importante en el desempeño académico y sobre todo en la manera en que se viven y se asumen las mencionadas interacciones.
La intervención estratégica propuesta por Georgio Nardone es de utilidad para indagar, reflexionar e intervenir para resolver de manera eficaz los problemas que se presentan en los centros educativos, como son disrupción en el aula, fobia escolar, entre otros.
La ponencia se divide en tres apartados. El primero lo constituye una introducción en la que se expone de manera general la importancia y antecedentes del enfoque, en el segundo se aborda la propuesta de intervención estratégica en el ámbito educativo y termina con una conclusión.
Hablar de intervención estratégica en los distintos ámbitos (familiar, educativo, de pareja, entre otros) nos remite a los orígenes de la terapia estratégica, cuyo punto de partida se localiza en el trabajo de diversos estudiosos como Watzlawick, Selvini, Haley, Miltón Erickson, entre otros y que tiene su mayor florecimiento en los años 80´s del siglo pasado.
Son tres los grupos que abonaron sus estudios y experiencias para el desarrollo y conformación de este enfoque: (Nichols, en Haley & Richport, 2006) el centro de terapia breve del MRI (Weakland, Watzlawick y Fish); Mara Selvini Palazzoli y su equipo de Milán; Jay Haley y sus colaboradores del Family Therapy Institute de Washington, D.C. y Milton Erickson, quien frecuentemente es citado en los textos de los distintos equipos de trabajo.
Es importante aclarar que una intervención estratégica no necesariamente la tiene que realizar un psicólogo, un psiquiatra o un psicoterapeuta, la puede realizar un profesor, un pedagogo, una enfermera o un trabajador social, -entre otros profesionales- siempre y cuando reciban el entrenamiento especializado para realizarla.
La terapia estratégica la podemos entender como la intervención especializada que no busca las causas “profundas” del problema ya que lo que se considera, no es el modo en que el problema se ha generado en el pasado, sino como éste se mantiene en el presente. Es más un saber cómo que un saber por qué, es decir, se observa cómo funciona el problema que se presenta dentro del sistema relacional, centrándose en la interacción presente y en las conductas observables que mantienen el problema. En otras palabras, como ha intentado el sujeto, hasta el momento, combatir o solucionar el problema y cómo es posible cambiar esa situación problemática de la manera más rápida y eficaz. Entonces, este enfoque resuelve el problema en el aquí y el ahora porque al identificar como se presenta el problema, al mismo tiempo se está buscando la solución, o sea, se aplican estrategias que rompan el sistema de percepciones y reacciones que lo han mantenido hasta ahora.
Es claro que cuando se plantea una intervención es porque algo no está funcionando, la ventaja de la terapia estratégica es que ésta centra la atención en las soluciones, es decir, no interesa saber cuáles son las causas de las problemáticas sino como se presentan, esto sirve de antecedente para construir soluciones diferentes a las intentadas con anterioridad.
En esto último radica lo novedoso del enfoque, sus precursores dejaron como legado una serie de técnicas y estrategias ingeniosas y hasta paradójicas que pareciera que van en contra del sentido común y de lo socialmente esperado y aceptado con el fin de romper los círculos viciosos en los que estaban atascadas las familias con las que ellos trabajaban, la aplicación de dichas técnicas permiten dar el salto cualitativo para emprender nuevos caminos hacia un mejor funcionamiento y por lo tanto hacia el disfrute de la vida.
Entonces, esta forma de intervenir para buscar soluciones a los problemas, consiste en hacer sentir el proceso lo más natural, lo más fluido, humano y hasta divertido que sea posible en donde el consultante es quien busca y encuentra mejores soluciones que le hacen sentir más cómodo, se trata pues de experimentar antes que nada, de hacer sentir al consultante que algo cambiará y no tanto que entienda el cambio, nos situamos a nivel de las sensaciones y las percepciones y no de los procesos cognitivos, el entendimiento del cambio logrado, vendrá como una consecuencia del proceso.
El ámbito educativo es complejo y variado en él están presentes diferentes actores sociales con las respectivas interacciones que se establecen entre ellos, tanto a nivel racional como a nivel subjetivo. Aparentemente, a un centro escolar, unos van a enseñar, otros a aprender, otros a dirigir, la verdad es que la realidad no está parcializada de esta manera.
En efecto, las escuelas se han concebido como centros del saber en dónde se genera y se transmite conocimiento, pero además, los procesos de enseñanza aprendizaje están permeados de emociones, sentimientos, valores, creencias, es decir, de la subjetividad de los actores.
El aprender algo nuevo puede ocasionar cierto temor, incertidumbre o quizás alegría, si las emociones y sentimientos que acompañan a los procesos de aprendizaje son positivas, los facilitan, pero si se trata de emociones negativas, lo más seguro es que entorpezcan o dificulten el proceso, entonces los profesores, en algunos casos no saben que métodos o técnicas emplear para mantener la atención de sus alumnos, o en ocasiones se les dificulta propiciar y mantener la motivación para el aprendizaje.
En algunos casos, las problemáticas en los centros educativos requieren ser atendidas por especialistas, esto sucede cuando ya se han hecho todos los intentos y nadie logra nada, es decir, el profesor ya mando traer a los padres del chico, ya intervino la directora o el supervisor y no encuentran una solución adecuada para que el chico se sienta cómodo y se motive a aprender y a convivir con sus compañeros en una forma sana y feliz.
Es en este contexto donde nos situamos para identificar la importancia de la intervención estratégica en los centros educativos, mediante la propuesta de Georgio Nardone intentamos dar a conocer su experiencia en la solución de problemas que interfieren los procesos de aprendizaje y convivencia en las escuelas. Tomamos la experiencia de Nardone y Fiorenza (2004) en el ámbito educativo de su libro La intervención estratégica en los contextos educativos. Comunicación y –problem solving- para los problemas escolares.
Con el fin de comprender los orígenes de la terapia estratégica, exponemos de manera breve como se fue gestando este enfoque. En primer lugar tenemos que recordar dos grandes posturas de concebir al mundo:
Como se aprecia, es la segunda postura filosófica la que se toma en cuenta para desarrollar el enfoque de la intervención estratégica.
Ubicándonos en la época actual, el enfoque es acorde con la moderna filosofía de la ciencia, que señala que el deber de la ciencia no es el de construir castillos teóricos perfectos sino diseñar y aplicar técnicas eficaces de intervención basadas en objetivos prefijados (Popper, 1972 y 1983 en Nardone 2004)
La evolución de este modelo ha aportado diversas ramificaciones en distintos ámbitos como el organizativo, empresarial y psicosocial. Su diseño y aplicación en distintos ámbitos ha rebelado que el punto de partida es el cuestionamiento ¿cómo es qué persisten los problemas?
Ante esto, ya se había comentado líneas arriba que en la historia de la ciencia se pensó durante mucho tiempo que no se podía conocer un problema sino era mediante una teoría sustentada por el paradigma positivista que describiera la naturaleza humana normal y todas sus derivaciones patológicas. Entonces, los profesionales de la psicología tenían que indagar, preguntar, seguir los pasos específicos de su metodología para llegar a un diagnóstico.
Por fortuna la óptica constructivista ofrece otras opciones, según Nardone, Heinsberg señaló que en el campo de la física, los instrumentos que se usaban para la observación y la persona que observa influyen lo observado. Esto nos lleva a pensar en la definición de la cibernética, Heinz Von Foerster (1987, en Nardone, 2004), la define como la disciplina dentro de la cual se define a su vez el constructo de retroacción como aquello que permite al sistema mantener su propio equilibrio, es decir, es la existencia de un error que lleva a la maquina (o a una persona o a una familia) a intentar la corrección de este. El resultado de dicha corrección interactúa con el error o conducta equivocada cambiándolo y esto, a su vez obliga a la máquina, o a otro, a reaccionar. Entonces, Nardone (Keeney 1994), dice que cada aprendizaje conlleva una retroacción y para explicarlo pone el ejemplo del termostato: cuando la temperatura supera los límites de un termostato calibrado, la caldera se apaga o se enciende volviendo a mantener el equilibrio. El sistema, controla automáticamente su propio comportamiento, por ello, se dice que es autocorrectivo, veamos cómo se presenta este principio en las interacciones humanas dentro de un sistema organizado.
“En una familia puede ocurrir que la vehemencia de una discusión aumente, como la temperatura de una casa, hasta alcanzar un umbral insoportable. A veces este umbral se regula o delimita, como un termostato, por un miembro que presenta un comportamiento que pone fin a la pelea”.
Lo anterior se reafirma con lo que Keeney (ídem) concluye: <<Todas las familias incorporan procesos de retroacción que dan estabilidad a toda la organización familiar. A través del control de la escalada de impulsos de comportamiento, temas de interacción y complejos modelos de coreografía, la familia consigue mantenerse unida. Un sistema familiar estable se define como autocorrectivo>>.
Con respecto a la cibernética, ha habido un salto cualitativo, del estudio de los sistemas observados se ha pasado al estudio de los sistemas que se observan, Foerster dice que se ha evolucionado de una cibernética rudimentaria a otra de segundo orden, en la última, el observador está inserto en lo observado, por ello, toda descripción es autorreferente. Entonces, tomando en cuenta este principio de la cibernética de segundo orden se puede decir que el concepto de objetividad es erróneo porque se funda en el principio de separación entre el observador y lo observado.
De lo expuesto hasta ahora, Nardone (Kenney, 1994) concluye que <<… si el observador está influenciado por su modo de percibir la realidad, por los instrumentos que usa, por sus teorías de referencia y por su modo de comunicar, tendrá que tener presente estas interacciones desde su primera observación y valoración del problema>>, esto implica que estas interacciones complejas influencian tanto al investigador o terapeuta como al portador del problema y a su relato sobre su propio malestar, por tanto, ambos debieran construir conjuntamente el diagnóstico.
Ante esta situación, tomar en cuenta los principios del constructivismo y de la cibernética, significa tomar distancia de las teorías y modelos de base positivista caracterizados por conceptos determinísticos y clasificaciones obsoletas que impiden describir funcionalmente las constelaciones de la persistencia de un problema.
En este sentido, Nardone (2004) señala que no podemos pasar por alto la importante contribución a este enfoque realizado por el grupo de Palo Alto, quienes explican cómo funciona un sistema a partir de lo que las personas que lo conforman han intentado hacer para que funcione mejor. Este tipo de contribución cognoscitiva se convierte en el modo de entrar en el sistema y tener una observación participante, que si se realiza bien, ya es un modo de intervenir.
El constructo de solución intentada se convierte, entonces, en el vehículo principal para conocer el funcionamiento de un problema y por tanto, en el punto de partida para la intervención.
Al respecto, conviene tener en cuenta que cuando las personas intentan resolver un problema y ponen en acción toda una serie de actos que tienden a la solución, si estas soluciones no resultan o no encajan, las personas tienden a intensificar sus esfuerzos. Nardone (Idem) ejemplifica esto con la fábula del mulo que encontró el camino obstruido por un tronco que le impedía el paso, empezó por empujarlo con la cabeza, pero no se movió ni un milímetro, entonces, el mulo dio cabezazos cada vez más fuertes sin lograr nada. Consecuentemente, el mulo murió debido a su rigidez y terquedad. En este sentido, los seres humanos, mediante reiteradas y disfuncionales soluciones intentadas, construyen dinámicas dentro de las cuales lo que se hace para resolver el problema se convierte en lo que lo complica aún más.
Por ejemplo, las personas con alguna fobia,…<< generalmente reciben un intenso apoyo social por parte, del cónyuge, de la familia o de los amigos, esto sirve aparentemente para que la persona se sienta protegida y tranquila gracias a la pronta intervención apenas entra en crisis y pide ayuda. La realidad es que este tipo de ayuda social funciona para mantener el problema, en lugar de ayudar a la persona a vencer sus miedos, esta actitud y comportamiento alimenta la situación problemática manteniéndola activa, ya que mantiene a la persona enjaulada dentro de sus convicciones de no poder arreglárselas sola y reaccionar de manera positiva con respecto al miedo>> (Nardone-Watzlawick, 1995, p.77).
El modelo de intervención estratégica implica sustituir el viejo esquema rígido de clasificación de los trastornos por otro flexible y capaz de autocorregirse en su interacción con los problemas que afronta, por tanto, el constructo presente es el sistema perceptivo-reactivo que describe el proceso interactivo mediante el cual las personas construyen su realidad, está basado en un saber cómo y no en el saber por qué.
Principios básicos del modelo de intervención estratégica.
En el contexto educativo interactúan tres macrosistemas: el escolar, el familiar y el social. Con frecuencia, cuando surge un problema, además se le añade el punto de vista del experto al que se acude, o las características particulares del portador del problema, lo cual lo complica aún más.
Es importante no caer en la trampa usual que deriva de la vieja lógica de la causalidad lineal, de buscar las causas y al culpable. Si se hace así lo que se observa es que cada uno de los sistemas se defiende a sí mismo y echa la culpa sobre otros de los sistemas en interacción.
Desde la perspectiva de la intervención estratégica, lo primero que hay que hacer es evitar la actitud de culpabilizar y enfocar la atención en las soluciones intentadas llevadas a cabo por los sistemas que interactúan.
Nardone señala que en su experiencia de investigación-intervención en el ámbito educativo, ha encontrado que hay tres tipos posibles de intervención:
Para explicar la intervención directa, Nardone expone un caso, a continuación lo explicamos de manera breve.
Se trataba de un alumno de educación media y repetidor en la escuela primaria, manifestaba comportamientos vandálicos hacia los demás alumnos y alumnas, molestaba en las clases de todo el colegio y tenía reacciones agresivas con los profesores.
Las soluciones intentadas por la escuela fueron: llamadas a la familia, que respondió a la solicitud con castigos, del mismo modo que el colegio, esto no produjo ningún resultado positivo, más bien, aumentó la respuesta violenta del alumno. Posteriormente, se le asignó un profesor de refuerzo, quien lo seguía y controlaba en un intento de frenar sus reacciones. El profesor actuaba tratando de frenar la explosividad del alumno y el alumno aumentaba su carga explosiva de manera exponencial. Continuamente se acudía al director y subdirector quienes ponían medidas en el mismo sentido. Ante esta situación, la familia decía que el niño fuera de la escuela se comportaba como los demás niños y que solamente en la escuela tenía estos comportamientos, ante esto, la escuela no creía esta afirmación y culpaba a la familia; los psicólogos y psiquiatras consultados decían que el niño presentaba graves problemas de personalidad, la única solución era que el niño continuara, aprobándolo cuanto antes para alejarlo del colegio.
La intervención se realizó de la siguiente manera:
Con este ejemplo ha quedado claro lo que se puede lograr en los centros educativos a partir de la intervención estratégica.
Según Nardone, la fase de investigación-intervención centrada en el análisis de casos reales ha permitido trabajar directamente con problemas concretos presentes en el aula, experimentar la eficacia de algunas intervenciones y la ineficacia de otras y evidenciar y aislar las categorías que aparecen con más frecuencia y a partir de ahí, se ha llegado la construcción de protocolos integrados por tácticas y técnicas que los profesores pueden utilizar con el fin de afrontar y resolver los problemas que se le presentan en su aula.
Los principales problemas que se presentan en el ámbito educativo son:
Para cada uno de estos problemas el protocolo está compuesto de una clara definición del problema, un análisis del sistema interaccional, y de las soluciones intentadas por el profesor para resolver el problema, una definición precisa de los objetivos a lograr y la creación de las estrategias de comportamiento y de comunicación, la última fase de la intervención es la redefinición de la situación después de las primeras intervenciones.
A continuación se presenta de manera resumida el protocolo de intervención para cada uno de los problemas señalados.
Trastorno de déficit de atención con hiperactividad
Trastorno negativista desafiante
Mutismo selectivo
Trastorno de evitación
Conflicto, hostilidad y peleas entre dos alumnos
Refuerzo de comportamientos adecuados e ignorancia sistemática de los no adecuados.
Conclusión
Los problemas que se presentan en las aulas, con frecuencia no son resueltos únicamente por los profesores, intervienen los padres, los directivos o profesionales expertos, pero desde una lógica positivista de tratar de encontrar las causas o a los culpables sin que se logren resultados satisfactorios para todos los implicados en el problema, que a veces culmina con la expulsión del alumno, con el cambio de grupo o de plantel a medio ciclo escolar, eso provoca que los alumnos tengan aversión a la escuela y al aprendizaje.
Por su parte, en ocasiones, la formación profesional de los profesores, desde una lógica racional, suele hacerles creer que deben ser objetivos en su trabajo, tomar distancia emocional con su alumnos, sin embargo, sabemos que esto no es posible porque conviven a diario con ellos, generando procesos de enseñanza-aprendizaje permeados de una importante carga valorativa en donde se entretejen interacciones de los profesores con sus alumnos, de los alumnos entre sí, de los profesores con los padres y directivos, etcétera.
La intervención estratégica es un recurso útil para resolver de manera exitosa los problemas que se llegan a presentar en las aulas, los profesores deben estar capacitados para sortear estas dificultades de forma concreta y rápida para no distraerse demasiado de sus actividades cotidianas.
Conocer este enfoque nos permite reflexionar acerca de nuestra postura frente a la resolución que damos a los problemas y conocer que existe la posibilidad de proceder de manera distinta, a partir del análisis de las soluciones intentadas, sabiendo que la solución en la mayoría de las ocasiones está en el mismo problema.
Es importante mencionar que en los datos de la investigación-intervención proporcionados por Nardone (2004) de 63 casos analizados, 27 de ellos fueron por trastorno de déficit de atención con hiperactividad, lamentablemente no todos los profesores sabemos que hacer o cómo actuar, por lo general canalizamos el caso a profesionales que la conducta que en la mayoría de las ocasiones proceden a diagnosticar y medicar a los alumnos, lo cual no siempre resuelve los problemas de aprendizaje.
Los protocolos de intervención presentados aquí no son recetas de cocina, deben adaptarse según las circunstancias de cada caso, para ello se requiere que los profesores y demás personal operativo de los centros escolares se formen para la intervención con este enfoque.
Referencias
Fish. R. et al (1984) La táctica del cambio, Barcelona: Herder.
Foerster, H. (1987) Sistemi che osservano. Roma: Astrolabio
Greenberg, G. (1980) Problem-focused brief family interactional psychotherapy, en: Lewis, R et al (eds). Group anf family therapy. P 307-322. Nueva York: Brunner/Mazel.
Haley,J.& Richport-Haley, M. (2006). El arte de la terapia estratégica. Barcelona: Paidós.
Keeney, B. (1994) la estética del cambio. Barcelona: Paidós
Nardone, G. y Fiorenza, A. (2004) La intervención estratégica en los contextos educativos. Comunicación y –problem solving- para los problemas escolares. Barcelona: Herder.
Nardone-Watzlawick (1995) El arte del cambio. Barcelona: Herder.