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Desarrollo de hábitos de estudio o cómo aprender sin dolor

Gabriela Bravo Zárate

Centro de Actualización del Magisterio en el Distrito Federal - CAMDF, Academia de Psicología

Resumen

Mi ponencia trata sobre una aproximación a algunos hábitos de estudio, de estudiantes del primer año, de la Licenciatura en Educación Telesecundaria, en el Centro de Actualización del Magisterio en el Distrito Federal.

La situación crítica  motivante de este estudio, fue que el 50% del grupo no cumplía con las tareas, y sus intervenciones en clase eran de poco contenido analítico-textual; supuse que mis alumnos carecían de hábitos de estudio. Ante dicho escenario me propuse reflexionar sobre mi práctica docente e intervenir para apoyarlos y favorecer sus procesos de aprendizaje, en la asignatura “Desarrollo de los Adolescentes I y II”, y  propiciar la adquisición y desarrollo de hábitos de estudio.

Un factor importante para promover este tipo de hábitos es el tiempo, encuestado en el grupo de estudio, a través de la pregunta ¿Cuánto tiempo dedicas a tareas de esta materia?, cuyo resultado me reveló que dedicaban poco tiempo a los encargos escolares y, en consecuencia, sus participaciones en clase resultaban reducidas, razón suficiente para impulsar actividades de reorganización con base en este factor y generar hábitos de estudio que condujeran al aprovechamiento escolar.

Mi estrategia de intervención enfatizó la realización de actividades de lectura para comprender contenidos teóricos y mejorar el aprendizaje. Entre los resultados destacó la participación fundamentada de todos los integrantes, tanto en los debates plenarios como en trabajos escritos; pero también, como beneficio adicional dentro del proceso de construcción de hábitos de estudio en el grupo, promoví la modalidad de trabajo de equipos cooperativos, pues, como señala Anita Woolfolk, el trabajo en grupo y aprendizaje cooperativo ayuda a desarrollar la reflexión, ya que al interactuar en grupo y debatir, los participantes propician la reflexión en los contenidos, intercambian  ideas y puntos de vista con respecto al tema que se desarrolla y ponen en práctica los saberes en construcción.

Haber reflexionado sobre la dificultad precedente de mi grupo, implicó reflexionar sobre mi propia práctica docente, para diseñar una estrategia de intervención   y transformar en lo posible el aspecto que obstaculizaba el proceso de formación inicial de los estudiantes de la Licenciatura en Educación Telesecundaria, en mi asignatura curricular. En tal proceso, por “aprender sin dolor” me refiero a generar atmósferas agradables para desarrollar aprendizajes, sin presiones coercitivas, en aprovechamiento de los potenciales de los estudiantes, que, en este caso, comencé con la implantación de habito de estudios.

Palabras clave: hábitos de estudio, reflexión docente, equipos cooperativos.

EL PANORAMA

Mi ponencia trata del problema que presentó la mayoría de mis alumnos, primer y segundo semestres, Licenciatura en Educación Secundaria con Especialidad en Telesecundaria (LESET). Mediante observaciones realizadas en las primeras sesiones percibí que ellos no leían suficientemente los textos revisados en las clases, tampoco  participaban adecuadamente y sus intervenciones no eran argumentadas, además que reflejaban insuficiencia de contenido acerca de los textos que se abordaban. Otro problema fue que no entregaban las tareas en tiempos establecidos ni elaboradas de acuerdo con los lineamientos que habíamos fijado.

Dada la situación anterior, apliqué al grupo un instrumento de diagnóstico, para conocer debilidades y potencialidades y abordar un proceso de enseñanza favorable en el grupo.

Con sustento metodológico retomado de Rodríguez Ortega y Negrete Arteaga (2008) presento los siguientes resultados derivados del estudio que efectué.

El grupo de estudiantes de la LESET -15 en total-, se integraba por 11 alumnas correspondientes al 73 %, y por 4 hombres con el  27 %. Sus edades oscilaban entre los 18 y 24 años. El estado civil se caracterizó por 14 estudiantes como solteros, en el 93 %, en tanto sólo una alumna casada, quien ya tenía una hija.

Con respecto al rango de calificaciones al egreso de estudios de bachillerato, se reportó una variación de promedios entre 7.0 y 9.6

Acerca del lugar de procedencia de dichos estudiantes, destaca el Distrito Federal con 8 alumnos en 53 %, 3 del Estado de México con el 20 %,  2 alumnos originarios del Estado de Veracruz con el 13 %, 1 alumno de Tuxtepec, Oaxaca con el 7% y 1 alumno de Comitán Domínguez Chiapas con 7%

Los datos anteriores -y otros más-, me proporcionaron un panorama de la situación del grupo, y me permitió tener una aproximación a sus características y comprender algunos aspectos del mismo. Enseguida expongo el tópico central de mi ponencia.

LA SITUACIÓN Y LA INTERVENCIÓN

Procedimiento

Para el tópico central de esta ponencia, muestro 3 preguntas de trabajo y su desarrollo.

Las respuestas arrojaron información que constituyó guía para el conocimiento de las debilidades y potencialidades del grupo, de la cual diseñé e implanté mi proyecto de intervención en la materia de Desarrollo de los Adolescentes II, Crecimiento y Sexualidad, durante el segundo semestre.

Con respecto a la pregunta ¿Qué elementos consideras importantes para lograr los propósitos de la materia y favorecer tus procesos de aprendizaje? las respuestas fueron: trabajar siempre en equipo; trabajar los textos con ideas principales; elaborar cuestionarios; realizar debates; repasar continuamente los temas de estudio, también los cuestionarios y estudiar;  participar en clase; asumir  compromisos como estudiante; asistencia constante; ser perseverante, valorar productos académicos y ser responsables en las actividades académicas; demostrar compromiso en el trabajo escolar; manifestar mucho empeño y dedicación tanto por los alumnos como por la maestra; conocer a los adolescentes en los aspectos físicos, hormonales, así como sus sentimientos, su forma de pensar. Cabe mencionar que destacaron otros aspectos como tener el material necesario para las clases, así como leer en general y leer los textos sugeridos, realizar investigaciones de los temas, trabajar profundamente los textos y realizar las lecturas,  efectuar exposiciones o entregar trabajos.

El conjunto de respuestas denotó claridad de parte de los estudiantes, en cuanto a aspectos mínimos para el logro de aprendizajes. Además, para mí representó un panorama alentador saber que ellos contaban con una perspectiva de desarrollo instrumental para alcanzar éxito en la materia curricular.

Acerca de la pregunta ¿Cuánto tiempo dedicas a tareas de esta materia? las respuestas fueron: 1 hora; 1.5 horas; 2 horas; 3 horas; 45 minutos, el tiempo necesario dependiendo de la complejidad del tema, y lo extenso del artículo.

Como se observa, hay variación en el factor  tiempo que dedicaba a las tareas extras y al estudio personal de la materia, lo cual me llevó a pensar en la necesidad de establecer un rango de tiempo estable, para que los estudiantes lo dedicaran a las actividades extraescolares, en este caso las tareas.

En relación con el análisis teórico de esta pregunta, Serafini (1997) afirma la importancia de que el estudiante organice su tiempo; también plantea que para incidir favorablemente en la organización del propio tiempo, ante todo, es necesario enfocar el problema, en este caso el cumplimiento en tiempo y forma de las tareas, determinando las diversas actividades de una típica jornada de un estudiante. Por ello, una vez aclarados los objetivos del curso semestral, es posible organizar un calendario propio de actividades en el que se prevean tiempos que se dedicarán al estudio, al deporte, a los amigos y a la diversión.

Acerca de la pregunta ¿Qué estrategias utilizas para identificar las ideas principales de un texto: subrayas, haces anotaciones al margen, planteas preguntas? Las respuestas fueron: subrayado; registro de comentarios al margen; extraer  ideas importantes; dar una primera leída; hacer anotaciones en ocasiones; buscar en el diccionario palabras no entendidas; leer y preguntarse; hacer preguntas sobre la lectura; leer dos veces el texto y escribir ideas principales en la libreta; leer primero, subrayar ideas principales y hacer anotaciones en el cuaderno.

Dado que la asignatura era eminentemente teórica y requería realizar constantes lecturas, consideré que las estrategias de estudio manifestadas por los estudiantes, eran favorables para realizar sus actividades extraescolares, pero había que reaprovecharlas para estructurarlas como hábitos de estudio generalizados en el grupo, e impactar en el rendimiento académico de la formación docente inicial.

Por otra parte, el conjunto de respuestas me permitió verme a mí misma en el contexto de aprendizaje de ellos y del alcance general del grupo, para que yo adecuara mis estrategias de trabajo como enseñante. Lo anterior me ayudó a darme cuenta que debía ser tolerante en cuanto a las distintas capacidades que cada uno de ellos presentaba, en lo particular y en la globalidad del grupo.

Para tener mayor información que sustentara mi apreciación sobre el problema del grupo, me documenté acerca del concepto de  hábito de estudio. Encontré que los hábitos pueden ser entendidos como:

conductas rutinarias repetitivas que se realizan en forma mecánica y que nos remiten a las costumbres; ya que quienes los desarrollan, van adquiriendo progresivamente comportamientos que acaban por producirse sin pensar, de manera automática y cada vez con menor dificultad; hasta que terminan por realizarse con frecuencia y con gran facilidad, dando lugar a las habilidades. Ciertos hábitos son adquiridos voluntariamente y, mediante el ejercicio repetido, se convierten en habilidades”. (Arreola y Orozco, 1996).

A este respecto cabe comentar que el ser humano requiere adquirir y desarrollar múltiples habilidades cuyo objetivo final consiste en adaptarse a diversas situaciones, mediante la solución de problemas, teniendo como antecedente el desarrollo de hábitos.  Así, al irse abriendo paso entre las dificultades de la vida, las personas van acumulado una cantidad cada vez mayor de relaciones condicionadas y respuesta selectivas; pero al hacer esto, van adquiriendo algo que es más que la mera suma de lo  anterior. Muchas de estas “porciones” o piezas de comportamiento adaptacional, se integran en patrones y secuencias de ejecución mucho más complejas, que se llaman habilidades. Para que los estudiantes a mi cargo desarrollaran habilidades, en este caso cognitivas, era necesario que antes construyeran y practicaran hábitos de estudio, considerando que la posición de una habilidad específica, permite al individuo alcanzar un determinado conjunto de fines con mayor precisión y eficacia, premisa que yo aspiraba a cumplir en mis estudiantes, con respecto al cumplimiento de tareas de la materia.

Por hábito de estudio entiendo la expresión de conducta que se realiza de forma constante, cuyo propósito es incluir los elementos de conocimiento adquirido o construido, durante los procesos de aprendizaje, pero también de enseñanza.

En este sentido, un hábito de estudio, a modo de ejemplo, consistiría en un ejercicio de lectura constante, acompañado de la extracción de ideas principales, con un objetivo previamente establecido que, para este caso, puede ser el entendimiento y la comprensión del contenido de una lectura.  De este modo fue como implanté, paso a paso, algunas ideas iniciales para fomentar un hábito de estudio, en torno a la lectura para fines de mayor comprensión temática. Complementaba dicho hábito de estudio inicial con el registro de ideas principales, la comparación y la interlocución sobre las mismas, primero en equipo y posteriormente realizaba un cierre grupal coordinado por mí misma.

Otros ejemplos de hábitos de estudio, símiles de estrategias para favorecer los procesos de aprendizaje que apliqué en el trabajo de mis estudiantes, fueron ejercicios de síntesis, elaboración de resúmenes, diseño de cuestionarios y resolución analítica de los mismos, ejercicios de repaso de lecturas específicas, intervenciones constantes durante las clases.

Intervención

Una vez tenida la visión general, resultado del breve ejercicio de diagnóstico, diseñé y elaboré mis estrategias para posteriormente implementar mi proyecto de intervención, orientado al desarrollo del trabajo cooperativo en los alumnos, basado en elementos de docencia reflexiva, en paralelo con la construcción de hábitos de estudio. Es decir, con base en la reflexión del propio hacer en el proceso de la enseñanza y del aprendizaje, derivar hábitos de estudio favorables para los propios aprendizajes, pero también para la enseñanza por la parte que a mí me correspondía.

Tal como menciono en la página anterior acerca del tipo de ejercicios que ocupé a modo de hábitos de estudio, en mi estrategia de intervención incluí la dinámica de corrillos. Con esta modalidad complementé mi intención de favorecer el trabajo en equipo en mis alumnos. Se formaron equipos entre cuatro y cinco integrantes para ejercitar el aprendizaje cooperativo, y promover el desarrollo de competencias tales como:

1.- Organizar y animar situaciones de aprendizaje.

2.- Gestionar la progresión de los aprendizajes.

3.- trabajar en equipo.

Cabe precisar que, paralelamente, propicié ejercicios de reflexión en el grupo, considerando que en la actualidad las teorías constructivistas  evolucionistas sobre el aprendizaje, afirman el supuesto de fomentar el interés en la colaboración y aprendizaje cooperativo.

Considero importante resaltar el trabajo en grupo y aprendizaje cooperativo como lo señala Anita Woolfolk (1999), cuando trata el establecimiento de grupos cooperativos, y dice que el tamaño de los grupos cooperativos depende de las metas de aprendizaje. “Si el propósito es que los integrantes revisen repase o practiquen la información, el tamaño correcto estará entre cuatro, cinco o seis estudiantes. Pero si la meta es fomentar la participación de cada estudiante en debates, que resuelva problemas o que aprenda computación, entonces los grupos de dos cuatro integrantes trabajarán mejor”.

En general, la reflexión resulta más fructífera si también se nutre de lecturas, saberes teóricos o saberes profesionales creados por otros investigadores o practicantes, visión que fue encaminada a fortalecer los aprendizajes de mis alumnos, con la pretensión de que fueran desarrollando un pensamiento como futuros docentes reflexivos, en coincidencia con Perrenoud (1999) quien menciona que es posible que el enseñante en formación se apropie de los conocimientos didácticos y pedagógicos necesarios y enriquecerlos en función de la experiencia.

Perronoud (2007), al plantear  ¿por qué formar a los enseñantes para reflexionar  sobre su práctica? Dentro de los puntos que debe llevar una práctica reflexiva  retomo algunos que considero importante para el análisis: por ejemplo, el de comparar la superficialidad de la formación profesional, como futuros enseñantes, los alumnos deberán reflexionar sobre la importancia que tiene el dominio los conocimientos que deben transmitir.

Presumiblemente, a través  de la práctica reflexiva, los estudiantes de la Licenciatura  en Educación  Secundaria con Especialización en Telesecundaria, aplicarían y desarrollarían sus propios esquemas de enseñanza, durante sus prácticas pedagógicas, harían uso de sus conocimientos teóricos y los concretarían, al mismo tiempo que tendrían conocimiento de sus errores, para a partir de éstos reconstruir sus prácticas y generar nuevas alternativas para diseñar nuevas propuestas de aprendizaje.

Otro punto es el de permitir hacer frente a la creciente complejidad de las tareas, debido a que el avance de las nuevas tendencias educativas y el desarrollo de la tecnología, han acelerado y transformado la vida en todos aspectos y el sector educativo no permanece ajeno a esta situación.

             

Reflexiones finales.

En el caso de la asignatura “Desarrollo de los adolescentes I y II, Crecimiento y Sexualidad”, se abordaron contenidos de estudio que requirieron de análisis con respecto a la aplicación de estos temas. El proceso de reflexión sobre mi propia práctica docente me permitió conocer no sólo algunos rasgos de mis estudiantes, sino también de sus procesos de aprendizaje; pero también reconocer cómo yo continúo construyendo mis aprendizajes a partir de la interacción con mis alumnos, y lo correspondiente a mi forma de enseñar.

Por lo mismo, es importante conocer los hábitos de estudio de los estudiantes, para que, a partir de ahí, se les oriente con respecto a la manera de cómo deben estudiar y cómo aprovechar sus conocimientos construidos durante la práctica docente.

El trabajo en grupo y el aprendizaje cooperativo ayudan a desarrollar la reflexión en los alumnos, ya que al interactuar en grupo, en la discusión ellos propician la reflexión acerca de los contenidos, intercambian ideas y puntos de vista con respecto al tema que se desarrolla.

La práctica reflexiva sobre los procesos de estudio, se convierte en una herramienta que permite generar cambios en los procesos de aprendizaje y en los de enseñanza, pues desarrolla habilidades diversas que facilitan el avance del trabajo cooperativo y mejor interacción en el grupo.                                                                               

                                                 

BIBLIOGRAFÍA.

Arreola, Ma. Haidy. Rocío Orozco. (1996). Taller de desarrollo de habilidades para el estudio TAHE. Manual para el facilitador. Instituto  Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Campus Ciudad de México, D. F.

Brockbank, A. y McGill. (1999). Aprendizaje reflexivo en la educación superior. Madrid, Morata. DUDA

Dewey, John. (1998). Cómo pensamos. Nueva exposición entre pensamiento reflexivo y procesamiento educativo. Paidós.

Perrenoud, Phillipe. (2007). Desarrollo de la práctica reflexiva en el oficio de enseñar. Paris, Editorial Grao.

Rodríguez Ortega, Margarita Teresa y Teresa de Jesús Negrete Arteaga. (2008). ¿Quiénes son los estudiantes normalistas en el Distrito Federal? México, SEP/Administración Federal de Servicios Educativos en el D. F.

Serafini, María Teresa. (1998). Como se estudia. La organización del trabajo intelectual. Instrumentos de Paidós.

Shön, Donald. (1987). La formación de profesionales reflexivos. París, Editorial Paidós.

Woolfolk, Anita. (1999). Psicología Educativa.  7ª. Edición. Editorial Pearson, (Prentinces Hall) Addison Wesley Longman.

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