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Cuerpos académicos y perfil deseable en la normal del Estado de Guerrero

Lucrecia Mondragón Sosa, Stalin Santos Murga y Luis Gerardo Ugalde Ojeda

Centenaria Escuela Normal del Estado de Guerrero “Ignacio Manuel Altamirano, Centro de Investigación de la Teoría Nacional

Resumen

La presente ponencia aborda las primeras aproximaciones en la construcción del estado de conocimiento de un proyecto de investigación doctoral, correspondiente al eje temático de Ciencia e Investigación Educativa. Los conceptos para la búsqueda fueron, red de colaboración, la cual se compone por un grupo de centros o instituciones con un objetivo común; red académica, que interconecta actores sociales dentro del proceso enseñanza-aprendizaje, en actividades de investigación, gestión y enseñanza; cuerpos académicos, grupos de articulación, colaboración y cooperación científica y tecnológica que permiten desarrollar mecanismos de actuación conjunta de académicos, especialistas y estudiantes. Se plantean estrategias que han adoptado las universidades para impulsar el desarrollo social y económico como son el incluir oficinas de transferencia de tecnología, programas de investigación a largo plazo enfocados en la investigación básica y aplicada, centros de investigación interdisciplinaria y otros institutos específicos. Este proyecto tiene como objetivo determinar la contribución de los cuerpos académicos para el desarrollo de las competencias digitales de los docentes que los integran. Como contexto del proyecto, se examinan algunas prácticas exitosas en el establecimiento de cuerpos académicos a nivel nacional y en la Universidad Veracruzana. El diseño metodológico que guía el proyecto es de corte mixto, en una fase preliminar cuantitativa y en una segunda cualitativa, desde el paradigma socio-crítico. Los instrumentos que se aplicarán son un cuestionario diagnóstico para docentes universitarios, el cual tiene como objetivo evaluar sus competencias digitales; una guía temática de preguntas para grupos focales, donde se abordarán aspectos como trabajo en equipo, habilidades informáticas e informacionales y redes virtuales de colaboración, enfocados a la investigación y docencia multidisciplinaria de los cuerpos académicos. El impacto de este proyecto se concentra en la necesidad de involucrar activamente a los docentes de la Universidad Veracruzana, región Xalapa, en proyectos de colaboración, planeación e intervención, como parte de la interacción entre pares en cuerpos académicos, y su efecto en el mejoramiento de sus competencias digitales.

Palabras clave: Redes académicas, cuerpos académicos, tecnologías de la información y la comunicación, competencias digitales.

La creciente incorporación de las tecnologías de información y comunicación (TIC) en el ámbito educativo se ha desarrollado gradualmente, partiendo de sus actualizaciones constantes y de los intereses de la sociedad del conocimiento. Algunos investigadores (Reynaga y Farfán, 2004; Villaseñor y Ramírez, 2004; Martínez y Prendes, 2003; Amador, 2010) coinciden en que el trabajo en redes de colaboración se inició entre las instituciones de educación superior (IES) debido a la competitividad ocasionada por la disponibilidad extensiva a la información y por ende a las nuevas habilidades informáticas e informacionales requeridas de acuerdo con la era de las TIC.

Con la implementación de la red de telecomunicaciones más veloz y eficiente, denominada internet 2, a la cual se unió México, las autoridades gubernamentales y educativas proporcionaron las herramientas TIC necesarias para que investigadores, académicos, estudiantes y sociedad en general, pudieran desarrollar proyectos científico-educativos y adquirir competitividad mundial. Una de esas iniciativas fue la creación de la Corporación de Universidades para el Desarrollo de Internet (CUDI), cuya misión es “promover y coordinar el desarrollo de una red de telecomunicaciones de la más avanzada tecnología y amplia capacidad, enfocada al desarrollo científico y educativo en México” (Villaseñor y Ramírez, 2004, p. 2).

El proyecto de los investigadores Villaseñor y Ramírez (2004), bajo el auspicio de la Red de Colaboración Interinstitucional en México, versó sobre objetos de aprendizaje a través de la CUDI. Este ha sido pionero en el rubro de trabajo colaborativo en redes, en el cual se refieren los avances de esa red interinstitucional, además por involucrar comisiones gestoras, académicas e informáticas de tres instituciones de educación superior, la Universidad de Guadalajara, la Universidad de Colima y el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Asimismo, como parte de las iniciativas derivadas de dicho proyecto se propusieron grupos de investigación, equipos interdisciplinarios, y la construcción de un repositorio nacional de objetos de aprendizaje, los cuales a su vez impulsarían el intercambio de conocimiento relativo a ese tema entre las universidades interesadas. Las acciones que planteó a futuro dicha red de colaboración estuvieron orientadas al enlace entre universidades para abordar la temática de objetos de aprendizaje; programas de capacitación, difusión y actualización; desarrollo de una red a nivel latinoamericano e iberoamericano.

            Poco menos de diez años después, Ramírez y Castañeda (2013) coordinan un eBook que contiene las experiencias de investigación del Proyecto Nacional para el Desarrollo de la Educación e Investigación en México, producto del trabajo en redes académicas, por parte de especialistas miembros de la CUDI. Se incluyen investigaciones de universidades en México y Latinoamérica. Describen la conformación, origen, administración y visión de la red CUDI, así como los antecedentes de trabajo en redes para la investigación, algunos casos prácticos y exitosos como es el proyecto de  red CLARISE (Comunidad Latinoamericana Abierta Regional de Investigación Social y Educativa): más allá de las redes, integrando investigadores.

Beltrán, Hernández y Carbajal (2012) plantean un estudio basado en el Modo 2 de Gibbons referente a la nueva producción del conocimiento, o nuevo paradigma de labor institucional, opuesto en su naturaleza al Modo 1 o tradicional, caracterizado por ser académico, unidisciplinario, jerárquico, institucional y de utilidad teórica. La tesis de esos autores se basa en cómo ha cambiado la producción del conocimiento en cuanto al método de compartirlo. El Modo 2 enfatiza la aplicación tanto en la utilidad como en la esencia del problema, en el campo, la transdiciplinariedad y heterogeneidad, una organización lineal y transitoria, la difusión de resultados es por medio de red o grupos de investigación, y el control de calidad se da por una evaluación científica, social, económica y política. Este nuevo modo es colaborativo, por lo tanto…

Las redes así constituidas, no son sólo una estrategia para la cooperación y construcción del conocimiento, sino que son el modelo organizativo que puede contribuir al fortalecimiento institucional al integrarse como redes de personas generadoras de conocimiento y que parten de la unidad que conforma un cuerpo académico. Si bien la investigación es una función sustantiva de las Instituciones de Educación Superior, son sus profesores quienes la desarrollan, constituidos o no en cuerpos académicos integrando redes (Beltrán, Hernández y Carbajal, 2012, p. 33).

Amador (p. 8, 2010), documentó una investigación por medio del análisis de páginas web de algunas instituciones educativas cuyo sistema académico es parcial o totalmente virtual, sus modos de organización, estructuras de operación e interacciones están basadas en acuerdos o convenios formales. Posterior a ese análisis, refiere tres modelos de redes de acuerdo con la distribución organizacional, es decir, 1) redes institucionales intrauniversitarias centralizadas; 2) Redes interinstitucionales interuniversitarias integradas; y 3) Redes transinstitucionales transuniversitarias convergentes.

La primera categoría de redes enfatiza la creación de centros temáticos y regionales. La segunda refiere a centros de educación a distancia y convenios con otras universidades que favorecen el intercambio científico, tecnológico y académico. La tercera red se forma a partir de “sectores políticos, económicos, sociales, civiles y educativos, como instituciones gubernamentales, organismos no gubernamentales, empresas, asociaciones civiles, y asociaciones y consorcios nacionales o internacionales” (Amador, 2010, p.11). Este estudio rescata los diferentes matices de las redes académicas universitarias, que van desde las interacciones dentro de las universidades, hasta una colaboración entre diversas sedes conformadas por medio de redes más amplias y enriquecedoras. Sin embargo, el desarrollo y funcionamiento de las redes en México sigue teniendo mayor peso en las redes de tipo interinstitucional interuniversitario, debido a la naturaleza de las instituciones y la infraestructura actual, poco competitiva.

En la máxima casa de estudios del estado de Veracruz, la Universidad Veracruzana (UV), se instituyó la Universidad Veracruzana Virtual, también conocida como UV2, a principios del 2003. Logró asociaciones con algunas instituciones educativas y programas académicos nacionales (Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey-ITESM) e internacionales (Organización Universitaria Interamericana-OUI), su principal objetivo era responder a la fuerte demanda de programas educativos innovadores, por lo que su fundamento estuvo en la educación distribuida y la utilización de redes académicas como medios de intercambio de conocimiento entre pares e instituciones. Fue un importante punto de quiebre para iniciar la modalidad virtual en los programas académicos de nivel técnico superior universitario y licenciatura, un preámbulo para la creación de cursos del área de formación y elección libre virtual. Actualmente, en el Sistema de Enseñanza Abierta de la UV se ofrecen cursos de distintas áreas educativas en ambientes de aprendizaje virtuales, que permiten enlaces académicos con docentes y estudiantes de lugares lejanos a la sede universitaria.

Cuerpos académicos en la difusión e intercambio de conocimiento en redes. El caso del PRODEP.

En México, los cuerpos académicos se constituyen conforme a las políticas públicas e institucionalizadas desde el 2002, para tal efecto, las que hayan sido dictadas por la Secretaría de Educación Pública por medio del Programa para el Desarrollo Profesional Docente para el Tipo Superior (PRODEP) y se basan en relaciones afines entre profesionales interesados en cultivar líneas de generación e innovación en el conocimiento. Las Reglas de Operación del PRODEP, definen a los cuerpos académicos como redes temáticas de colaboración y dicho constructo fundamenta este proyecto de investigación, a saber, son “los instrumentos de articulación, colaboración y cooperación científica y tecnológica que permiten desarrollar mecanismos de actuación conjunta en los diferentes ámbitos de las ciencias” (Diciembre de 2014. Acuerdo número 23/12/14, p. 19).

El PRODEP clasifica a los cuerpos académicos con base en sus niveles de productividad y desarrollo académicos.- en formación, en consolidación y consolidados. Esta institucionalización de grupos de trabajo en micro-redes de investigadores-docentes debe reunir ciertas características, con el objetivo de impulsar el intercambio, la difusión y el desarrollo de proyectos científicos en diferentes disciplinas del conocimiento. Un mínimo de tres cuerpos académicos pueden a su vez integrarse en redes, dentro de esa agrupación, el PRODEP identifica dos tipos de redes, de colaboración y de cooperación.

En este trabajo, se considera la producción en las redes de colaboración, cuyos objetivos son…

a) Ampliar o complementar Líneas de Generación y Aplicación Innovadora de Conocimientos (…). b) Fomentar la realización conjunta de proyectos de investigación o estudio. c) Desarrollar soluciones a problemas de interés regional o nacional, basados en la investigación. d) Propiciar la movilidad de profesores/as y estudiantes (Diciembre de 2014. Acuerdo número 23/12/14, p. 19).

La naturaleza de los cuerpos académicos destaca la producción conjunta como la mayor demostración de que existe trabajo colaborativo, de ahí que éste sea un elemento importante para su consolidación. Dicha característica favorece la integración de redes entre cuerpos académicos de distintas entidades educativas y disciplinas de estudio, lo cual también fortalece la investigación científica-tecnológica.

            Una de las redes integrada por cuerpos académicos es la Red de Estudios Sobre Instituciones Educativas de la Educación Superior (RESIEDU), que inicia sus funciones en el 2007 por iniciativa de dos cuerpos académicos de la Universidad de Guadalajara. Algunas acciones importantes de la RESIEDU son el Primer Encuentro Internacional de Redes, Cuerpos Académicos y Grupos de Investigación en Políticas Educativas y Académicos, llevado a cabo en el 2009 en el Centro Universitario del Norte de la Universidad de Guadalajara, teniendo como anfitrión al Cuerpo Académico caUdeG 508 “Investigación Educativa y Estudios Sobre Universidad” (Pérez y Monfredini, 2011, p. 9). La experiencia de investigación conjunta produce un libro que aborda estudios sobre las agrupaciones académicas en redes de instituciones en México, Argentina y Brasil. Los trabajos enfocados específicamente en las experiencias de cuerpos académicos en México provienen de las universidades de Guadalajara, Chiapas, Nayarit y Tamaulipas.

            Por otra parte, en la investigación Modos Colectivos de Producción del Conocimiento de los Académicos de las Universidades Públicas Mexicanas de Sánchez et. al. (2013), participan 45 universidades y 506 académicos, se reportan hallazgos relacionados con una transición de la actividad académica desde la producción individual a la comunitaria, guiados por las políticas educativas e institucionales. Destacan el trabajo colaborativo entre grupos de investigadores, con el fin de producir y difundir el conocimiento científico en redes altamente profesionalizadas y totalmente institucionalizadas. Al igual que otros autores (Beltrán, Hernández y Carbajal, 2012) abordan también el término de modo de producción 2, o modo emergente, el cual involucra una “estructura transdisciplinar, heterogénea y heterárquica. La producción de conocimientos se lleva a cabo en un contexto de aplicación y configurado por un conjunto diverso de demandas intelectuales y sociales” (Sánchez et. al., 2013, p. 2, 3). En este estudio, se refleja que entre más trabajo colegiado realizan los académicos, mayor es la difusión y producción del mismo. Sin embargo, un tema interesante que se deja en el tintero es el de las competencias digitales o habilidades informáticas e informacionales de los docentes en el trabajo colaborativo. Sánchez et. al. (2013) aplica un cuestionario que arroja algunos resultados preliminares referentes a las limitaciones de los docentes en el uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación. Siendo dichas habilidades un detonante en el desarrollo y aplicación del modo de producción 2, se retoma en este proyecto doctoral como una de las variables esenciales que podrían definir el curso no sólo del modo de producción emergente, sino de otros aspectos como la productividad académica, la creación, desarrollo y consolidación de los cuerpos académicos y la formación de nuevas redes de colaboración con apoyo de las TIC.

Por otra parte, un ejemplo de caso exitoso referente a académicos investigadores que han formado redes de trabajo, es el que integró el Consejo Mexicano de Investigación Educativa, A.C. (COMIE). Algunos de los objetivos del COMIE relacionados con la investigación en grupos y la integración de redes son…

El COMIE organiza cada dos años el Congreso Nacional de Investigación Educativa, y edita la Revista Mexicana de Investigación Educativa. De acuerdo con las estadísticas del COMIE de 1993 a 2010, hay un total de 345 socios, de los cuales la mayoría se concentra en el Distrito Federal, con 170; mientras que en Veracruz son 10. Hay tres estados de la República Mexicana que no tienen  representatividad en el COMIE, Baja California Sur, Campeche y Nayarit. En cuanto a los socios en otros países, se reportan 2 en Estados Unidos y 1 en Inglaterra.

López (2010) hace una importante contribución referente a la forma y el propósito con que se integran los cuerpos académicos, además del impacto que eso conlleva en el escenario mexicano científico y tecnológico. Realiza una revisión cuantitativa de las opiniones de 275 profesores a nivel nacional, la cual contrasta con la producción científica dentro de los grupos de investigadores, los datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, y los registros de patentes. De acuerdo con lo anterior, concluye que la conformación de los cuerpos académicos en las IES no ha logrado impactar en el posicionamiento científico de México en el contexto global. En los reportes de los docentes encuestados, resulta notable que la conformación en redes haya sido el tercer elemento citado como fortaleza en la producción de conocimiento en cuerpos académicos, dándole preferencia al “diseño y práctica de una agenda común de investigación y el trabajo con enfoque transdisciplinar” (López, 2010, p. 17, 18).

Conclusiones.

¿De qué manera los cuerpos académicos podrán integrar las redes de colaboración?, el vacío de conocimiento detectado en el presente estado del arte nos lleva a profundizar en las necesidades que surgen a medida que van cambiando las estrategias de colaboración mediadas por TIC, en las políticas educativas e institucionales que determinan la formación, desarrollo o consolidación de los grupos de trabajo. Sobre todo en la valoración de la productividad académica (o sus resultados) hacia la comunidad científica, qué beneficios puede haber para la sociedad del conocimiento o en la comunidad en sí, a la que finalmente sirve la universidad como ente formador y propiciador de mejoras en la forma de vida, aprendizajes, o experiencias académicas.

El enfoque en las habilidades para utilizar las TIC en los docentes universitarios integrantes de cuerpos académicos ha sido mencionado como circunstancial en los trabajos revisados, más no se ha integrado al quehacer cotidiano de su trabajo colaborativo. Es un territorio que se debería explorar más a fondo si se pretende aprovechar las tecnologías emergentes, con miras a una apertura en los sistemas y ambientes educativos requeridos para resolver las necesidades que exige esta sociedad del conocimiento y cada una de sus generaciones futuras.

Referencias.

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