Resumen
La interculturalidad en la educación cuenta con desafíos que se han abordado con diversos niveles de conciencia y, vinculado a ella, de logro: mientras la promoción del uso de la lengua y las costumbres de la localidad originaria vinculada a las comunidades escolares constituye un primer momento en muchas experiencias, un segundo nivel que requiere una mayor constancia lo representan las relaciones interpersonales, contenidos que se enseñan, las metodologías educativas y evaluativas, entre otros muchos aspectos. Sin embargo, históricamente las formas de administrar el cuerpo y las emociones dentro de espacios institucionales ha servido como plataforma invisible para la normalización de regímenes que legitiman, implícitamente, unas normas, conductas y saberes que afectan y moldean la cosmovisión de quienes viven tales cuerpos y subjetividades. Un claro ejemplo lo representa la medicalización paulatina y creciente del comportamiento de niñas y niños dentro del aula en nuestra región; desde la reglamentación del uso del cuerpo y las emociones hasta su patologización y medicación (por ejemplo, TDA), favoreciendo la medicalización y occidentalización de las familias y comunidades tras estos niños, como parte de un nuevo proyecto civilizatorio. Se extiende entonces la necesidad de atender a las formas de administración del cuerpo y de las emociones dentro del aula escolar como un primer momento necesario hacia hacer de la interculturalidad un fin y proceso integral.
Todos somos indígenas. Más allá de las comunidades reconocidas como originarias/indígenas, la gran mayoría de la población mexicana y latinoamericana es de sangre originaria – una cultura que ha sido expropiada, devaluada y marginada a costa de sentidos comunes, deseos y esperanzas capitalistas, requeridas de la des-identificación originaria como base fundamental. De ahí la necesidad de plantear la interculturalidad no únicamente como estrategia/fin para abordar comunidades escolares y locales con una “necesidad” visible de preservar y cultivar la mirada que ésta tiene respecto al cosmos, sino en la imperiosa necesidad de “volverla integral” en su segundo sentido: incorporarla activamente como estrategia/fin en comunidades locales y escolares cuyos integrantes somos indígenas de origen, mas socializados en la occidentalización; como una respuesta educativa que des-museifique la interculturalidad para la formación de personas-sujetos-agentes de transformación, en conformidad a los valores que les permitirán romper con los lazos presentes y futuros a proyectos de vida individuales y colectivos atados a la reproducción del sistema económico y de relaciones sociales occidental, en coherencia con los proyectos políticos, de transformación y des-colonizadores en disputa en nuestra Latinoamérica.
PALABRAS CLAVE: Cosmovisión, Proyecto Civilizatorio, Interculturalidad Integral.