Resumen
México atraviesa por una etapa de violencia exacerbada, corrupción, intolerancia, etc. tal como lo demuestra el índice de paz (2015), donde el país en su conjunto es el menos pacífico de Centroamérica, y el estado de México ocupa el lugar 23 de 32 estados que conforman a la República Mexicana. Estos comportamientos impregnan a las escuelas que son producto de la sociedad misma, ya se han presentado problemas por acoso escolar o bullying y otros tipos de violencia que dañan a toda la sociedad, y aunque se han realizado esfuerzos por revertir estas tendencias por medio de manuales de convivencia pacífica o con la clásica medida disciplinaria coercitiva por parte de las autoridades educativas a “los infractores”, la realidad es que no hay cambios significativos en la convivencia escolar.
Los conflictos entre alumnos con frecuencia son atendidos con violencia y posteriormente actúa la escuela, donde se atiende sólo a los que “están mal”, que son etiquetados por la escuela misma y ahora son ellos los violentados porque son segregados por los demás, esto se transforma en un círculo vicioso de la violencia.
En la segunda parte del trabajo se retoma la interculturalidad para la aceptación de los diferentes (alteridad), y no sólo el conocimiento de las diferencias (otredad); se aborda la importancia de aprender a convivir, del desarrollo del pensamiento crítico, de la competencia dialógica, que sin duda son saberes aplicables fuera de la escuela.
La escuela está imposibilitada de la enseñanza de convivencia pacífica porque forma parte del contexto de sociedad violenta, sin embargo, la escuela puede aprender al mismo tiempo a ello con la participación decidida y sobre todo diferente de los profesores.
PALABRAS CLAVE: Educación para la paz, conflictos, violencia, interculturalidad