Resumen
Mucho se ha dicho y escrito en materia educativa. Segura y afortunadamente para el bienestar de muchos, esta labor continuará. Es extensa la producción y obra pedagógica generada a partir de las importantes aportaciones de investigadores y académicos interesados o involucrados en el proceso educativo, lo que determina replanteamientos a los modelos educativos, teorías, prácticas formativas, las políticas y reformas educativas. Se replantean metodologías y enfoques.
Sin embargo, hay un elemento del proceso educativo fundamental para que se logren los propósitos formativos planteados en toda reforma curricular: el maestro.
El maestro en el centro del entramado burocrático, normativo y pedagógico. El maestro con sus preocupaciones y los problemas que le afectan, que ante las exigencias sociales, desdibuja su insustituible presencia e impacto en la sociedad. Nuestra sociedad actual que atribuye a los profesores el fracaso educativo. Y seguramente el maestro tendrá en ello algunas responsabilidades. Centremos la atención en aquellos factores personales e institucionales que determinan su desempeño laboral, su comportamiento y que son indicadores del malestar docente, transformándose paulatinamente en el mal-estar docente, que les repercute de manera que tienen que modificar su práctica docente.
Poco se ha dicho y poco se ha escrito de los problemas del profesor: de los recursos y las condiciones de su trabajo, de las relaciones entre colegas, de su agotamiento, frustración y exigencias que sobre él pesan. Este trabajo intenta ser una voz para la escucha del mismo maestro, sobre los factores que son indicadores del malestar docente, a la luz de las investigaciones del Psicoanalista José Antonio Lara Peinado, José M. Esteve y del Centro de Investigación en Ciencias Médicas UAEM, que definen como fenómeno de Bournout (Cristina Maslach, 1976) al estrés en el ámbito laboral. Se exponen las consecuencias del malestar docente y se proponen estrategias y actividades que pueden ser útiles para detectar, analizar, prevenir o atender aquellas reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas o conductuales que se presentan en el entorno laboral, las cuales podrían tener cauce desde el ámbito individual, organizacional y social en el marco de la gestión de recursos humanos.
La calidad de vida laboral y del bien-estar de los docentes incide en la calidad del servicio educativo que se ofrece.