Resumen

Si partimos de creer a fe ciega en los cuatro pilares de la educación por competencias, nos encontraremos que uno de ellos tiene que ver con el saber convivir, pero también nos encontramos que es el más difícil de alcanzar dado que la “educación bancaria” que en muchos lados padecemos, nos exige pensar casi exclusivamente en los otros tres: saber-saber, saber-hacer y saber-ser. Se trata de una formación que olvida que antes de ostentar una profesión somos seres sociales que interactuamos con semejantes, o al menos eso deberíamos de pretender quienes estamos inmiscuidos y comprometidos con la educación integral de muchos jóvenes, corriendo el riesgo de que los pilares se nos vuelvan en lugar de soportes, los cuatro jinetes del apocalipsis educacional.

Por ello, la ponencia aquí propuesta busca redimensionar el compromiso social de lo educativo a partir de la educación para la paz y la instauración de relaciones sociales que tiendan a la no-violencia como su producto obligado; un factor educativo que resulta más que urgente de resolver desde nuestros escenarios áulicos en tanto institución social mediadora. Y me parece que el primer paso está en el docente, el que a partir del principio de parresía está en posibilidad real de trastocar el orden de cosas establecido, se trata claramente de ese hablar con la verdad que a todos nos compromete más allá del simple hecho de aportar conocimientos de una determinada profesión. Se trata de formar con verdad, de ser y actuar con verdad, de aquella verdad que facilite los procesos libertarios de la conciencia, de una verdad que conlleve a la toma convivencia para eliminar la violencia que tanto daño está provocando entre los ciudadanos, provocando desconfianza, trastocamiento de los valores, y una forma de vida basada en la ley de la selva. Una verdad que atraiga prácticas alternativas no-violentas y que por esencia conduzcan a una interrelación humana mucho más sana.

Es en todo esto en lo que gira la ponencia-artículo propuesta, una vinculación que desde las prácticas y procesos educativos llevados a cabo en los espacios escolares, permita (nos permita) entretejer los saberes y la construcción de un modo de pensar para alcanzar con plenitud el saber-convivir. Un hablar con la verdad como principio rector de la actividad intraáulica que exige el saber escuchar y ejercer una verdadera educación dialógica, tan necesaria ante las condiciones socioculturales con las que hoy interactuamos.

PALABRAS CLAVE: Parresía, No-Violencia, Educación para el Saber-Convivir.