Deser­ción esco­lar y desier­to educativo

La revo­lu­ción edu­ca­ti­va –par­ti­cu­lar­men­te en Méxi­co– tie­ne que ver con el apren­di­za­je de la lec­tu­ra, la escri­tu­ra y la lógi­ca de la mate­má­ti­ca. Ésta que pare­cie­ra una pro­vo­ca­ción de reduc­tio ad absur­dum no lo es. Y el enun­cia­do me pare­ce váli­do para el pri­mer año de pri­ma­ria y el últi­mo año de la pro­fe­sio­nal, sobre todo en un país don­de el menos­pre­cio de la lec­tu­ra, la escri­tu­ra y las mate­má­ti­cas nos hace ver como el burro de la cla­se, según la Orga­ni­za­ción de las Nacio­nes Uni­das para la Edu­ca­ción, la Cien­cia y la Cul­tu­ra (UNES­CO); la Orga­ni­za­ción para la Coope­ra­ción y el Desa­rro­llo Eco­nó­mi­co (OCDE); el Infor­me Pisa, y otras ins­ti­tu­cio­nes inter­na­cio­na­les que rea­li­zan eva­lua­cio­nes educativas.

Méxi­co ocu­pa los últi­mos luga­res en cober­tu­ra esco­lar y en tér­mi­nos de lec­tu­ra, cien­cia y mate­má­ti­cas; por con­tras­te ocu­pa los pri­me­ros luga­res, cuan­do no el pri­me­ro, del anti-podium en des­igual­dad, vio­len­cia, cri­mi­na­li­dad y corrup­ción.1

Como pro­duc­to de estas con­di­cio­nes, la deser­ción esco­lar se ha dis­pa­ra­do en Méxi­co, país que ocu­pa, según el infor­me de la OCDE, el pri­mer lugar de los miem­bros de esta orga­ni­za­ción en el aban­dono de las aulas. En lo que hace a los estu­dios uni­ver­si­ta­rios, el 38% no logra con­cluir­los, lo cual nos colo­ca al mis­mo nivel de Turquía.

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Sus cifras son más pesi­mis­tas en la ver­sión de la Orga­ni­za­ción Mexi­ca­nos Pri­me­ro. En su aná­li­sis seña­la que “de cada 100 alum­nos ins­cri­tos en el pri­mer año de pri­ma­ria, sólo 64 la con­clu­yen; 46 ter­mi­nan la secun­da­ria; 24 fina­li­za­rán el bachi­lle­ra­to en tiem­po y for­ma; 10 ingre­sa­rán a la licen­cia­tu­ra, y sólo dos rea­li­za­rán un pos­gra­do.”2

Los jóve­nes que pre­ma­tu­ra­men­te aban­do­nan sus estu­dios for­ma­les, con toda pro­ba­bi­li­dad serán “cap­ta­dos por la vagan­cia, el tra­ba­jo deri­va­do de la nece­si­dad o el cri­men”, según la Secre­ta­ría de Edu­ca­ción Públi­ca. A tal con­clu­sión lle­gó, al dar a cono­cer que en el perio­do de agos­to de 2012 a julio de 2013, un millón 47 mil 718 alum­nos aban­do­na­ron las aulas antes de la con­clu­sión del ciclo esco­lar correspondiente.

En un docu­men­to de la Secre­ta­ría de Segu­ri­dad Públi­ca, con­si­de­ra­do “de inte­rés públi­co”, se afir­ma que la deser­ción esco­lar colo­ca a los ado­les­cen­tes en una situa­ción de ries­go.3 Su autor, Fer­nan­do Bas­to, seña­la varios de esos posi­bles ries­gos: con­su­mo de tóxi­cos, con­duc­tas sexua­les de ries­go, depre­sión-sui­ci­dio, acci­den­tes, uso inade­cua­do de Inter­net, con­su­mis­mo. A esos ries­gos, si algo pue­de dejar la lec­tu­ra de la pren­sa dia­ria o de una nove­la como La vir­gen de los sica­rios de Fer­nan­do Valle­jo, hay que agre­gar la incor­po­ra­ción a gru­pos delic­ti­vos y la comi­sión de deli­tos gra­ves (secues­tro, tra­ta de per­so­nas,  tor­tu­ra, homi­ci­dios y otros), así como la even­tua­li­dad de morir antes de dejar la ado­les­cen­cia.4

A par­tir de esos aná­li­sis,  en enero de 2014 el pleno de la Comi­sión Per­ma­nen­te del Con­gre­so de la Unión ela­bo­ró un dic­ta­men para pun­to de acuer­do en el que se hace un lla­ma­do a la Secre­ta­ría de Edu­ca­ción Públi­ca (SEP) y a las depen­den­cias res­pon­sa­bles en cada una de las enti­da­des fede­ra­ti­vas a for­mu­lar polí­ti­cas públi­cas que dis­mi­nu­yan y miti­guen el pro­ble­ma.5 En su diag­nós­ti­co apun­tó algu­nas de las cau­sas de la deser­ción: “fal­ta de recur­sos eco­nó­mi­cos, dis­tan­cia de las escue­las en comu­ni­da­des rura­les, las  malas con­di­cio­nes de las escue­las y el emba­ra­zo en las adolescentes.”

En un infor­me de la SEP se infor­ma que  “más de un millón de alum­nos que cur­sa­ban pri­ma­ria, secun­da­ria, bachi­lle­ra­to o algu­na opción de nivel supe­rior aban­do­na­ra la escue­la públi­ca en el últi­mo ciclo esco­lar, le cos­tó a Méxi­co poco más de 34 mil 139 millo­nes de pesos… Pero más allá del cos­to, aler­tan inves­ti­ga­do­res, lo que ocu­rre en el sis­te­ma edu­ca­ti­vo es ´un aten­ta­do al dere­cho a la edu­ca­ción´, que impac­ta­rá en el desa­rro­llo futu­ro del país.”6

 En el tex­to legis­la­ti­vo del pun­to de acuer­do se men­cio­na la exis­ten­cia de “una preo­cu­pan­te situa­ción en el sis­te­ma edu­ca­ti­vo nacio­nal ante el aban­dono dia­rio de las aulas de cer­ca de cin­co mil alumnos”.

Para evi­tar la deser­ción, la pro­pia SEP ha anun­cia­do el pro­yec­to de cam­biar el mode­lo edu­ca­ti­vo y esta­ble­cer la Escue­la de Exce­len­cia.

Dado el gra­do super­la­ti­vo de recep­ción y res­pues­ta a los datos que obtu­vie­ron las auto­ri­da­des de la OCDE y de la orga­ni­za­ción Mexi­ca­nos Pri­me­ro, el pro­ble­ma de la edu­ca­ción, tal lo asu­men, es suma­men­te gra­ve y debie­ra dar lugar a un gran deba­te nacio­nal. Y no sólo den­tro del perí­me­tro esco­lar como lo insi­núa la escue­la de exce­len­cia. La exce­len­cia –un tér­mino pre­ma­tu­ra­men­te cadu­co por su con­di­ción de nona­to en la prác­ti­ca– es el resul­ta­do de la con­cu­rren­cia de muy diver­sos fac­to­res ausen­tes en la socie­dad mexi­ca­na: aba­ti­mien­to de la des­igual­dad, la mar­gi­na­ción, la opre­sión y la pobre­za, y por tan­to aumen­to de la cali­dad de vida de la fuer­za de tra­ba­jo, infra­es­truc­tu­ra tec­no­ló­gi­ca, gas­to social prio­ri­ta­rio, cul­tu­ra del deba­te y una ver­da­de­ra refor­ma edu­ca­ti­va que tome en cuen­ta las vías de la adqui­si­ción y com­pren­sión de la reali­dad, la pro­ble­ma­ti­za­ción de los con­te­ni­dos de la ense­ñan­za y su efec­ti­va orien­ta­ción huma­nis­ta y crítica. 

¿De ver­dad que­re­mos com­pe­tir con los paí­ses capi­ta­lis­tas a los que lla­ma­mos desa­rro­lla­dos? Ellos com­pi­ten con toda su socie­dad, todo su saber y todos sus recur­sos natu­ra­les, ade­más de los mili­ta­res de los que las poten­cias eco­nó­mi­cas cons­ti­tu­yen un club peque­ñi­to, blin­da­do y exclu­yen­te. Noso­tros no pode­mos com­pe­tir con ellas en nin­guno de esos ran­gos. Podría­mos hacer­lo en el del saber, pero el Esta­do lo limi­ta por diver­sas vías, y en el de los recur­sos natu­ra­les; pero tam­bién esta posi­bi­li­dad ha sido sega­da por el pro­pio Esta­do: lo que antes fui­mos como pro­duc­to­res de gra­nos se per­dió a manos del TLC, así como hoy esta­mos por per­der lo que pudi­mos haber sido con nues­tros recur­sos ener­gé­ti­cos a par­tir de una medi­da igual­men­te anti­po­pu­lar y antinacional. 

Des­de el pun­to de vis­ta estric­ta­men­te edu­ca­ti­vo, según la solu­ción apun­ta­da por la SEP. ¿Qué debe­mos enten­der por escue­la de exce­len­cia? ¿Que todo maes­tro urbano o rural deja­rá de ser for­ma­do en la orien­ta­ción y méto­dos nor­ma­lis­tas del siglo XIX, es decir, en un posi­ti­vis­mo por­fi­riano sin bases teó­ri­cas como has­ta aho­ra? ¿Que sabrá leer, escri­bir, mane­jar la lógi­ca de las mate­má­ti­cas de mane­ra pro­fe­sio­nal, así como los recur­sos peda­gó­gi­cos sufi­cien­tes, inclui­das las bases infor­má­ti­cas sin las cua­les es impo­si­ble impar­tir hoy una edu­ca­ción que per­mi­ta a quien la reci­be abrir­se paso en la vida? ¿Que de esta mane­ra esta­rá en con­di­cio­nes de encau­sar a  sus alum­nos para que pue­dan apren­der a ima­gi­nar, a inven­tar, a bus­car en el uni­ver­so del saber y tam­bién a cono­cer de qué mane­ra pue­den enfren­tar los pro­ble­mas fami­lia­res, labo­ra­les, polí­ti­cos y sexua­les en caso de que deban aban­do­nar las aulas antes de ter­mi­nar la pri­ma­ria o la secundaria?

La peda­go­gía del opri­mi­do del bra­si­le­ño Pau­lo Frei­re fue el libro de cabe­ce­ra de quie­nes inte­gra­mos la pri­me­ra plan­ta de maes­tros del Cole­gio de Cien­cias y Huma­ni­da­des de la UNAM. Hoy me pare­ce tener mayor vigen­cia que enton­ces. Su prin­ci­pio de que nadie edu­ca a nadie y de que edu­ca­dor y edu­can­do se edu­can entre sí, media­dos por el mun­do, es incues­tio­na­ble. Si los maes­tros inten­ta­ran apren­der de la reali­dad de sus alum­nos –y de la suya pro­pia–, apar­te de tor­nar­los soli­da­rios hacia los pro­ble­mas que entra­ña se apre­mia­rían a hacer­los suyos y a expli­cár­se­los mejor para com­par­tir con ellos, en ese ejer­ci­cio dia­ló­gi­co de la peda­go­gía frei­ria­na, la nece­si­dad de resolverlos.

Si el gobierno no los ha resuel­to con recur­sos ni con volun­tad de solu­ción, ¿esta­ría, aho­ra sí, en con­di­cio­nes de apor­tar ambos para res­pon­der afir­ma­ti­va­men­te al cam­bio de fon­do que requie­re el mode­lo edu­ca­ti­vo del país? Eso equi­val­dría a una nue­va e inte­gral refor­ma edu­ca­ti­va y a revi­sar las polí­ti­cas públi­cas del gobierno rela­cio­na­das con la pro­duc­ción, el empleo, el sala­rio, la dis­tri­bu­ción de la rique­za, la ele­va­ción del gra­do de lec­tu­ra y de cul­tu­ra en gene­ral y, en suma, la cali­dad de vida de los mexi­ca­nos. El tama­ño de esta revi­sión y la con­se­cuen­te pues­ta en prác­ti­ca no se ven en el hori­zon­te guber­na­men­tal del país.

Las uni­ver­si­da­des e ins­ti­tu­cio­nes públi­cas del nivel supe­rior no han hecho un plan­tea­mien­to glo­bal ni sis­te­ma­ti­za­do para remon­tar la con­di­ción depri­mi­da del país, no obs­tan­te resul­tar ellas mis­mas afec­ta­das en su capa­ci­dad para aten­der la deman­da de ser­vi­cios edu­ca­ti­vos en sus aulas. Afec­ta­das, hay que agre­gar, a pesar de la emi­gra­ción, la gran deser­ción ya apun­ta­da y el núme­ro de recha­za­dos que no acce­den, año con año, al nivel de ense­ñan­za superior.

Saber y saber vivir y sobrevivir

Vuel­vo a mi plan­tea­mien­to ini­cial. Quie­nes apren­den a bien leer y escri­bir y a enten­der el cómo de los núme­ros se hallan capa­ci­ta­dos para con­tar en el doble sen­ti­do de la pala­bra: enten­der y estruc­tu­rar una narra­ción y ejer­ci­tar­se en el racio­ci­nio de cuen­tas, cálcu­los y medi­cio­nes. En ambas ope­ra­cio­nes entran en jue­go la ima­gi­na­ción y la inteligencia.

En el apren­di­za­je de las mate­má­ti­cas, el jue­go con los núme­ros es fun­da­men­tal. No es mera coin­ci­den­cia que la reduc­tio ad absur­dum haya sido fre­cuen­ta­da por Lewis Carroll (el nom de plu­me que suplió al nom­bre de pila de Char­les Lut­wid­ge Dodg­son), fotó­gra­fo, teó­ri­co de la lógi­ca mate­má­ti­ca y escri­tor, en sus rela­tos clá­si­cos: Ali­cia en el país de las mara­vi­llas y A tra­vés del espe­jo y lo que Ali­cia encon­tró allí.

La ima­gi­na­ción y el cri­te­rio. Sin estos dos com­po­nen­tes cual­quier inten­to de apren­di­za­je fruc­tí­fe­ro será vano. No es pre­ci­so leer El cri­te­rio de  Jai­me Bal­mes, esa ardua pero lumi­no­sa lec­tu­ra, para con­cluir que el sen­ti­do común y su segun­da poten­cia, el cri­te­rio, ambos par­ten del ejer­ci­cio de la ima­gi­na­ción y la inte­li­gen­cia, la pode­ro­sa biga de las pala­bras. El len­gua­je, lo he dicho en otra par­te, es el ADN de la cul­tu­ra y ésta, como sín­te­sis de deter­mi­na­da expe­rien­cia huma­na per­te­ne­cien­te a una colec­ti­vi­dad tie­ne por pie­dra angu­lar los sím­bo­los lingüísticos.

El Minis­te­rio de Edu­ca­ción Nacio­nal de Fran­cia creó en 1988 una “comi­sión de refle­xión sobre los con­te­ni­dos de la ense­ñan­za” en ese país. El soció­lo­go Pie­rre Bour­dieux que la enca­be­zó, jun­to a Fran­co­is Gros, el reco­no­ci­do teó­ri­co del fun­cio­na­mien­to gené­ti­co, al refle­xio­nar sobre los cin­co prin­ci­pios que esa comi­sión deter­mi­nó como esen­cia­les en el pro­ce­so edu­ca­ti­vo, con­si­de­ra que la trans­mi­sión de las diver­sas ense­ñan­zas requie­ren de téc­ni­cas que, para­dó­ji­ca­men­te, no se emplean metó­di­ca­men­te: “uso del dic­cio­na­rio, uti­li­za­ción de abre­via­tu­ras, retó­ri­ca de la comu­ni­ca­ción, cons­ti­tu­ción de un fiche­ro, crea­ción de un índi­ce, uti­li­za­ción de un fiche­ro seña­léc­ti­co o de un ban­co de datos,  pre­pa­ra­ción de un manus­cri­to, inves­ti­ga­ción docu­men­tal, uso de ins­tru­men­tos infor­má­ti­cos, lec­tu­ra de tablas numé­ri­cas y de grá­fi­cas, etc.”7 Todas estas téc­ni­cas están vin­cu­la­das a la lectura.

Los egre­sa­dos de las carre­ras pro­fe­sio­na­les, excep­to la mino­ría míni­ma, mane­ja esas téc­ni­cas que debie­ran ser ense­ña­das, al tiem­po de pro­pi­ciar la lec­tu­ra y la prác­ti­ca lúdi­ca de las mate­má­ti­cas, a los edu­can­dos de la escue­la bási­ca median­te las adap­ta­cio­nes corres­pon­dien­tes y for­ta­le­cer­las y pulir­las en los nive­les medio, medio supe­rior y supe­rior. Sobre todo a sabien­das de que la deser­ción entre el nivel bási­co y el egre­so del nivel supe­rior deja un sal­do de 95 por cien­to del total ins­cri­to en la escue­la primaria.

La for­ma­ción cien­tí­fi­ca y tec­no­ló­gi­ca ha olvi­da­do que la lec­tu­ra de los clá­si­cos de la his­to­ria, la filo­so­fía y la lite­ra­tu­ra es impres­cin­di­ble para el desa­rro­llo de los futu­ros cien­tí­fi­cos y tec­no­ló­gos. Este prin­ci­pio, que me pare­ce fun­da­men­tal, vale sobre todo para la ense­ñan­za supe­rior. Y más: es su prin­ci­pal con­di­cio­nan­te.    Los demás cono­ci­mien­tos y des­tre­zas se adquie­ren por la ense­ñan­za pos­te­rior de otros o en los libros, pero entra­ña un impul­so adi­cio­nal que garan­ti­za el apren­di­za­je con­ti­nuo: la auto­di­da­xia. Recuer­do la nota que pre­ce­de a los Clá­si­cos Jack­son, edi­ción don­de par­ti­ci­pa­ron los huma­nis­tas en len­gua cas­te­lla­na más des­ta­ca­dos de los años cua­ren­ta del siglo XX, entre ellos el mexi­cano Alfon­so Reyes. En las pri­me­ras líneas del Pro­pó­si­to se lee: “Un gran pen­sa­dor inglés dijo que ‘la ver­da­de­ra uni­ver­si­dad hoy son los libros’, y esta ver­dad, a pesar del desa­rro­llo que han teni­do las ins­ti­tu­cio­nes docen­tes, es en la actua­li­dad más cier­ta que nunca.”

La nece­si­dad de las huma­ni­da­des y la crí­ti­ca en la en la uni­ver­si­dad latinoamericana

Si lo que pro­po­ne este artícu­lo se pudie­ra mate­ria­li­zar des­de los pri­me­ros años del nivel bási­co de la edu­ca­ción, los estu­dian­tes que lle­ga­ren a la uni­ver­si­dad sólo lo harían, no para salir a bus­car tra­ba­jo, sino para inven­tar, según reza el prin­ci­pio apli­ca­ble a Har­vard para sus estu­dian­tes.8 Uno de ellos, Mark Zuc­ker­berg, el inven­tor de Face­book, es el mul­ti­mi­llo­na­rio más joven del mundo.

La inven­ción, en el caso de los paí­ses de Amé­ri­ca Lati­na, no sólo ten­dría que ver con la tec­no­lo­gía, el mer­ca­do y la obse­sión de vol­ver­se rico, sino con el cam­bio mul­ti­di­men­sio­nal de sus socie­da­des. Y este cam­bio sólo pue­den hacer­lo posi­ble las huma­ni­da­des y la crí­ti­ca. No siem­pre la uni­ver­si­dad ha res­pon­di­do a estas dos carac­te­rís­ti­cas; en la de nues­tros días, la ten­den­cia a ope­rar como una maqui­la­do­ra de indi­vi­duos con des­tre­zas para repro­du­cir ruti­nas inte­lec­tua­les reque­ri­das por el mer­ca­do o por la buro­cra­cia debe ser moti­vo de una recon­ver­sión so pena de ser­vir de apo­yo a pro­yec­tos de empo­bre­ci­mien­to humano y de la natu­ra­le­za. Es pre­ci­so ins­tau­rar en ella, a esca­la, el mode­lo de una socie­dad que labo­ra para hacer posi­ble el sus­ten­to de sus nece­si­da­des ele­men­ta­les y las de su hábi­tat para mejo­rar­lo; que tam­bién bus­ca el acce­so a la cul­tu­ra y a su libre expre­sión,  al ejer­ci­cio de los dere­chos huma­nos y de la aten­ción al pun­to de vis­ta del otro; un com­ple­jo don­de arte, cien­cia y téc­ni­ca se inter­cam­bian modos de ope­rar a favor de un saber holís­ti­co que habi­li­te a cada uno de los miem­bros de la comu­ni­dad a con­fron­tar y deba­tir diver­sas visio­nes del mun­do, como seña­la Miguel de la Torre Gam­boa, para que cada quien entien­da sus “dife­ren­cias y la legi­ti­mi­dad de sus con­vic­cio­nes… en tér­mi­nos de opcio­nes de inter­pre­ta­ción y de for­mas de vida y de pen­sa­mien­to valio­sas para todos, por más incom­pa­ti­bles que parez­can”.9

Es por ello que la uni­ver­si­dad lati­no­ame­ri­ca­na –de mane­ra sub­ra­ya­da la uni­ver­si­dad públi­ca– siguien­do sus tra­di­cio­nes en la trans­for­ma­ción demo­crá­ti­ca de la edu­ca­ción supe­rior y de la socie­dad mis­ma, está obli­ga­da a for­mar inge­nie­ros huma­nis­tas y crí­ti­cos, abo­ga­dos huma­nis­tas y crí­ti­cos, médi­cos huma­nis­tas y crí­ti­cos, arqui­te­cos huma­nis­tas y crí­ti­cos, con­ta­do­res huma­nis­tas y crí­ti­cos, admi­nis­tra­do­res huma­nis­tas y crí­ti­cos, comu­ni­có­lo­gos huma­nis­tas y crí­ti­cos, etc.10 Una edu­ca­ción así impe­di­rá que la deser­ción esco­lar no se pro­lon­gue en la deser­ción del país para ir a bus­car con­di­cio­nes de desa­rro­llo pro­fe­sio­nal y de un mejor ingre­so en los paí­ses eco­nó­mi­ca­men­te pode­ro­sos y a los que no les cos­tó for­mar­los. Tal éxo­do tam­bién le impli­ca al país una pér­di­da millo­na­ria en recur­sos mate­ria­les y en posi­bi­li­da­des de avan­zar en lo eco­nó­mi­co y en lo social. Con todo lo que entra­ña, éste debie­ra ser el prin­ci­pal com­pro­mi­so de las ins­ti­tu­cio­nes de ense­ñan­za supe­rior –seña­la­da­men­te de las universidades.

1. De esas reali­da­des y de las de nues­tra pobre­za edu­ca­ti­va da cuen­ta la pro­pia Secre­ta­ría de Edu­ca­ción Públi­ca, que ha lle­ga­do a pagar más de 14 millo­nes de pesos por la comi­sión de erro­res en la ela­bo­ra­ción de los libros ofi­cia­les de tex­to. (Ver la nota en la revis­ta Pro­ce­so: http://www.proceso.com.mx/?p=348282, con­sul­ta­da el 5 de mar­zo de 2014.)

2. Gace­ta Par­la­men­ta­ria, LXII Legis­la­ti­va, Cáma­ra de Dipu­tados, Núme­ro 3945‑V, Año XVII, Pala­cio Legis­la­ti­vo de San Láza­ro, miér­co­les 22 de enero de 2014.

3. Fer­nan­do Bas­to, Deser­ción esco­lar y con­duc­tas de ries­go en ado­les­cen­tes, Secre­ta­ría Secre­ta­ría de Segu­ri­dad Públi­ca, Sub­se­cre­ta­ría de Pre­ven­ción y Par­ti­ci­pa­ción Ciudadana/Dirección de Pre­ven­ción del Deli­to y Par­ti­ci­pa­ción Ciu­da­da­na, Méxi­co, 2011.

4. Fer­nan­do Valle­jo, La vir­gen de los sica­rios, ed. Alfa­gua­ra, Méxi­co, 2002, pp. 121.

5. Gace­ta Par­la­men­ta­ria, loc. cit.

6. Infor­ma­ción publi­ca­da por El Uni­ver­sal en la nota http://www.eluniversal.com.mx/primera-plana/2014/impreso/desercion-escolar-un-lastre-de-34-mmdp-44068.html, con­sul­ta­da el 4 de mar­zo de 2014.

7. Pie­rre Bour­diex, Capi­tal cul­tu­ral, escue­la y espa­cio social, Siglo XXI Edi­to­res, Méxi­co, 1997, pp. 129–144.

8. En la ver­sión de Red social, el film de David Fin­cher, sobre los crea­do­res de Facebook.

9. Miguel de la Torre Gam­boa (ed.), “La uni­ver­si­dad, ins­ti­tu­ción mil­na­ria en bus­ca de sen­ti­do: la crí­ti­ca y el huma­nis­mo como fina­li­da­des uni­ver­si­ta­rias” en La Uni­ver­si­dad que nece­si­ta­mos. Refle­xio­nes y deba­tes, Juan Pablos Edi­tor, Méxi­co, 2013, p. 45.

10. La refor­ma uni­ver­si­ta­ria de Cór­do­ba y los movi­mien­tos por la auto­no­mía y por la demo­cra­ti­za­ción de la uni­ver­si­dad públi­ca en nues­tro país son ejem­plos emble­má­ti­cos de esas tradiciones.