“Quie­ro una pro­fe­sión que me cues­te tra­ba­jo, no dinero.”

Letre­ro de un estu­dian­te en una car­tu­li­na, en el Metro del DF.

UNA MOVILIZACIÓN HISTÓRICA 

Un pujan­te movi­mien­to se desa­rro­lla en el Ins­ti­tu­to Poli­téc­ni­co Nacio­nal: por vez pri­me­ra en sus 75 años de exis­ten­cia, la tota­li­dad de sus ins­ta­la­cio­nes se encuen­tran en paro por deci­sión de las y los estu­dian­tes. El deto­nan­te fue el inten­to de impo­si­ción de un Regla­men­to de cor­te neo­li­be­ral por par­te de la renun­cian­te direc­to­ra gene­ral, así como la modi­fi­ca­ción de pla­nes y pro­gra­mas de estu­dio para ade­cuar­los a las nece­si­da­des del nue­vo mode­lo eco­nó­mi­co pri­va­ti­za­dor. Pero las deman­das de fon­do van más allá; se está plan­tean­do la auto­no­mía del Ins­ti­tu­to e inclu­so algu­nos pro­po­nen su con­ver­sión en uni­ver­si­dad poli­téc­ni­ca. La res­pues­ta del gobierno fue mediá­ti­ca. Apro­ve­chan­do a los gru­pos priis­tas que ope­ran al inte­rior del Poli, el secre­ta­rio de Gober­na­ción Miguel Ángel Oso­rio Chong tra­tó de des­in­flar la movi­li­za­ción otor­gan­do todo lo super­fi­cial: la renun­cia de la direc­to­ra (que a fin de cuen­tas pro­vie­ne del PAN), así como la anu­la­ción en los hechos del regla­men­to y de los cam­bios curri­cu­la­res en algu­nas carre­ras. Vivió el fun­cio­na­rio momen­tos de glo­ria, cuan­do salió de sus ofi­ci­nas y habló con la mul­ti­tud que se expre­sa­ba esten­tó­rea­men­te. Hizo en un segun­do encuen­tro públi­co el inten­to de nego­ciar en la calle, pen­san­do que sus hues­tes priis­tas eran hege­mó­ni­cas. Pero no pros­pe­ró la manio­bra y el paro con­ti­núa, aho­ra con deman­das más de fon­do. Esta­mos ante una movi­li­za­ción his­tó­ri­ca que trans­for­ma­rá las estruc­tu­ras del IPN.

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LAS PROPUESTA Y EL DEBATE

No hay una­ni­mi­dad al inte­rior del movi­mien­to, por­que se enfren­tan dos visio­nes: 1.- La de los tra­di­cio­na­lis­tas, que pien­san que el Ins­ti­tu­to debe seguir depen­dien­do del Eje­cu­ti­vo Fede­ral, por­que for­ma par­te de un pro­yec­to que lo sitúa como par­te del pro­yec­to del Esta­do. Éste ten­dría la misión de desa­rro­llar la téc­ni­ca (al ser­vi­cio de la patria), para apo­yar el desa­rro­llo eco­nó­mi­co y la jus­ti­cia social. Lo con­fron­tan inclu­so con la Uni­ver­si­dad Nacio­nal, de quien recuer­dan sus nexos con Manuel Gómez Morín el fun­da­dor del PAN. y 2.- La de los auto­no­mis­tas, que saben que el Esta­do que dio ori­gen al IPN ya no exis­te, por­que en la actua­li­dad está some­ti­do a los intere­ses del gran capi­tal trans­na­cio­nal y le estor­ban ins­ti­tu­cio­nes edu­ca­ti­vas nacio­na­lis­tas y con visión de patria inde­pen­dien­te y sobe­ra­na. Por eso pro­po­nen la auto­no­mía, que no es bien vis­ta por el gobierno, que siem­pre ha con­tro­la­do al Poli­téc­ni­co al desig­nar sus auto­ri­da­des y mane­jar su pre­su­pues­to. El deba­te se da en plenitud.

AUTONOMÍA CARGADA DE CONTENIDO

Los des­gra­cia­dos acon­te­ci­mien­tos de Igua­la tie­nen al gobierno del PRI ata­do de manos; le es impo­si­ble repri­mir algún movi­mien­to social por­que los ojos del mun­do están pues­tos en él. En el IPN se pue­de ir a fon­do, ganar la auto­no­mía y hacer fren­te al neo­li­be­ra­lis­mo depre­da­dor.  Pero esa auto­no­mía debe estar pre­ña­da de con­te­ni­do demo­crá­ti­co y alcan­zar varias facetas:

  1. La aca­dé­mi­ca, para que nun­ca más las direc­tri­ces de la inves­ti­ga­ción, la docen­cia y la exten­sión ven­gan de fun­cio­na­rios nom­bra­dos por el Estado.
  2. La polí­ti­ca, pues los inte­gran­tes de la comu­ni­dad poli­téc­ni­ca deben ser quie­nes desig­nen a sus direc­ti­vos. Sin mie­do a que digan que la demo­cra­cia no es igual en el mun­do social que en el aca­dé­mi­co; sin temor a que afir­men que los estu­dian­tes de los pri­me­ros gra­dos no tie­nen infor­ma­ción ni pre­pa­ra­ción sufi­cien­tes para sufra­gar. La pari­dad es una anti­gua aspi­ra­ción del movi­mien­to demo­crá­ti­co uni­ver­si­ta­rio nacional.
  3. La admi­nis­tra­ti­va y finan­cie­ra, para que no sea la Secre­ta­ría de Hacien­da y Cré­di­to Públi­co la que mane­je los recur­sos de la Ins­ti­tu­ción. La his­to­ria demues­tra que son mejo­res admi­nis­tra­do­res los miem­bros de las ins­ti­tu­cio­nes de cultura.
  4. La cul­tu­ral, para que se for­ta­lez­ca esta área en el IPN. La téc­ni­ca no está divor­cia­da de la expre­sión artística. 
  5. La social, para defi­nir inter­na­men­te los con­ve­nios de cola­bo­ra­ción con ins­ti­tu­cio­nes, gru­pos y orga­ni­za­cio­nes socia­les que coin­ci­dan con los fines del Politécnico. 

A lo ante­rior, hay que sumar la exi­gen­cia de que el Esta­do mexi­cano des­ti­ne, cuan­do menos el 8% del PIB a la Edu­ca­ción. Se tra­ta de una anti­gua suge­ren­cia de la UNES­CO, que no se ha toma­do en serio. Los poli­téc­ni­cos pue­den hoy alcan­zar­la. Pero sumán­do­le el com­pro­mi­so de que el pre­su­pues­to de las ins­ti­tu­cio­nes edu­ca­ti­vas no dis­mi­nui­rá de un año fis­cal a otro. De esa for­ma, la auto­no­mía será expre­sión del auto­go­bierno que reco­no­ce el artícu­lo 3o. cons­ti­tu­cio­nal.  Y los dere­chos huma­nos podrán irse hacien­do reali­dad entre nosotros.