Tex­co­co; Esta­do de Méxi­co, a 17 de Abril de 2015.
Reclu­so­rio Molino de las Flores.

Sigue salien­do a flo­te la ver­dad a la que tan­to temen los abyec­tos fun­cio­na­rios del gobierno. Sabe­mos que segui­rán ancla­dos en su con­tu­ma­cia por­que se eri­gen apar­to de jus­ti­cia, pero ellos saben tam­bién que cada día que paso en la cár­cel es una res­pon­sa­bi­li­dad que se agre­ga a la suma de abu­sos y arbitrariedades.

Nues­tra defen­sa legal, nues­tro Plan­tón, nues­tra lucha coti­dia­na, están reve­lan­do al tri­pa­je féti­do del sis­te­ma de jus­ti­cia y por ello hay qué ace­le­rar el paso con pacien­cia, con tac­to hones­to y fraternal.

Aquí en el reclu­so­rio les ten­go dos nue­vas: antier cam­bia­ron al Direc­tor y hace quin­ce días me reubi­ca­ron de cel­da, ocu­po la núme­ro seis del dor­mi­to­rio uno,  de ser­vi­do­res públi­cos, así le dicen. Estoy mejor que antes y se lo debo a las ges­tio­nes, a la inago­ta­ble lucha de  nues­tros com­pa­ñe­ros y fami­lia, gracias.

En una quin­ce­na cum­pli­re­mos un año pre­sos, un año de esfuer­zos y ges­tos huma­nos; el año más desér­ti­co y  salo­bre de mi vida, pero tam­bién el más fan­tás­ti­co alum­bra­mien­to de mi ser, ani­da­do con amor, con arru­llos soli­da­rios, con lec­cio­nes sem­pi­ter­nas, con manos y razo­nes ines­pe­ra­da­men­te per­fec­tos. Nos ilu­mi­na el por­ve­nir y por eso hay qué congregarnos.

El jue­ves 30 de abril, jun­té­mo­nos para asis­tir al cora­zón que cre­ce, con can­tos, con pala­bras, con jue­gos y con denun­cia. Que asis­tan los mucha­chos y las chi­cas con son­ri­sas; que ven­ga la risa y el cora­je, que no fal­te el des­aso­sie­go,  para poder gri­tar, ani­qui­lar los silen­cios don­de se escon­den los jue­ces, los cus­to­dios, y los pro­cu­ra­do­res; para derro­tar sus cuen­tos absur­dos y para enviar a la luz esos len­gua­jes enfer­mos que escon­den en actas y acuer­dos; para exten­der el puen­te rebel­de has­ta los pai­sa­jes hones­tos y jus­tos, nada hay qué temer, cami­na­mos ya la era de las vías inau­gu­ra­das, la era en que nos hace­mos gran­des en unión con la cau­sa huma­na y con la ciu­da­da­nía que actúa, que se mueve.

Así sea, por la liber­tad, por la jus­ti­cia y la solidaridad.

Abra­zos, abra­zos, abrazos.

Oscar Hernández Neri
Preso político
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