Reclusorio Molino de las Flores
Texcoco, Estado de México a 9 de Abril de 2016.
Hermanos y Hermanas de la Jornada Nacional Zapata Vive
Bienvenidos y bienvenidas a lo que fuera el vergel de la abundancia del Rey Poeta Nezahualcóyotl y su hijo el genio Nezahualpilli, a la meca prehispánica de la cultura y de los guerreros Acolhuas. Honor de esta tierra texcocana que tus caminos y tus pasos nos alegren este día de solidaridad y estas noches de encierro injusto. Agradecimiento, desde el corazón que apacigua un poco su furia al mirarles pasar por aquí y brindarnos su generosa escucha.
La historia del México campesino revolucionario, que el 10 de Abril de 1919 le asesinaran al general Emiliano Zapata Zalazar, re-vive en tus consignas y en tus puños levantados, que son como los nuestros; penetran dulcemente tu raíz primigenia para fertilizar los surcos y las humedades de la cosecha cada que la tus voces enuncian TIERRA Y LIBERTAD.
Aquí estamos: testigos ineludibles de la crisis ambiental que como dice Enrique Leff es la crisis de la civilización y la crisis de la razón. Estamos, Asfixiándonos, resguardándonos, escondiéndonos; postergando las sonrisas y el correteo de los niños en la calle o en la parcela. Estamos despojados, violados, golpeados. Vivos, de pie y con la conciencia del guerrero-viajero frente al desafío, porque el “progreso”, el “desarrollo”, las “reformas”…la compra venta del territorio son la antesala de la destrucción, son los quistes malignos que llevan a la muerte, la muerte inútil, cara opuesta de la mercancía y el poder.
No sus nuevas pistas de aterrizaje, sus nuevas carreteras llenas de casetas de cobro, sus minas devastadoras, sus parques de energía “limpia”, sus nuevos edificios inteligentes, sus corporativos maquinales, son la crónica anticipada del desastre sumando al desastre. El calentamiento global: la ira de GAIA; el efecto invernadero: risotada del aire ensuciado; la sequía prolongada, la inundación, la helada, el temor de la entraña, son aviso cierto, total … vaticinio de los yermos. No
Hermanos y hermanas, ustedes que pueden hablar con todas las tribus díganles, enséñenles que la palabra de la gente, el pensamiento de la comunidad, la experiencia y visión de los habitantes originarios, son la sintaxis de la naturaleza, la comprensión de la tierra. Sin ella no habrá decreto o ley completa ni decisión acertada. No existe negocio limpio cuando se ignora o se excluye. No hay estrategia rural o urbana, con buen destino, si la opinión de todos y todas no es plasmada en la redacción fundamental.
No hay serenidad y paz social cuando se privilegia la cuenta bancaria del accionista, del gerente o los socios anónimos. Más bien se expanden los desiertos y las ciudades inhóspitas sobre las aguas y los bosques. Y se enferma la sangre, la savia, los néctares de las flores y se envenena a los polinizadores.
¡Nadie honra acuerdos en los que no participó!
Nos ha dicho Carlos Castañeda aquello que el brujo Don Juan le enseño:
Un guerrero siempre está alegre porque su amor es inalterable y su ser amado, la tierra, lo abraza y le regala cosas inconcebibles. La tristeza pertenece solo a esos que odian al mismo ser que les da asilo.
Tierra, ser hermoso que está vivo hasta sus últimos resquicios y comprende cada sentimiento, nos da cariño, nos cura los dolores. Cuando entendemos este amor, nos enseña la libertad. La libertad es alegría, eficiencia y abandono, frente a cualquier embate del destino.
Buena obra la suya compañeros y compañeras, buen camino sembrado de diálogos. ¡Viva la libertad y todos los que la hacen digna!