Ponencia presentada en el Primer Congreso Internacional de Transformación Educativa
Rosendo Chávez Ramírez
Supervisión Escolar J031, Estado de México
INTRODUCCIÓN
Con frecuencia se piensa que por haber egresado de una institución formadora de docentes, se tiene ya la habilidad y competencia de desarrollar la enseñanza, sin embargo en la realidad se observan muchas deficiencias técnico-pedagógicas, pero sobre todo se carece de los compromisos y responsabilidades que implica el ejercicio de la enseñanza como noble acción, misma que se ejerce sin una metodología adecuada en su desarrollo y menos aún sin una evolución que dé cuenta de los procesos vividos en el aula, así como de los avances y logros alcanzados por los alumnos.
De lo anterior se desprende la importancia del análisis de la profesionalización de la práctica docente, y de lo que sucede de manera cotidiana en las aulas, para convertir esto en objeto de estudio que contribuya en su transformación y mejora requerida. Por ello darle un nuevo significado a los procesos de la enseñanza y del aprendizaje nos permitirá orientarlos hacia propósitos y fines educativos vigentes. La sociedad exige profesionales de la educación que sean capaces de enfrentarse a los requerimientos actuales, que se involucren con los alumnos para ver más de cerca lo que acontece en su entorno. Ignorar el contexto familiar y escolar de cada estudiante, es dejar a un lado elementos esenciales que nos pueden ayudar a ser mejores maestros.
Debemos asumir a cabalidad que la labor del maestro va mucho más allá de su labor como instructor y tiene que ver no sólo con su rol en el entramado social, sino con su compromiso con sus alumnos, en una interacción cercana y cordial. Es ahí donde se juega toda la relación pedagógica y social, es necesario personalizar la relación pedagógica para hacer de ella una comunicación humana.
FUNCION SOCIAL DEL DOCENTE
La práctica docente es ante todo una práctica social. Su cabal comprensión implica abordarla desde los niveles de análisis social, escolar y de aula. Su posible formación supone rescatar para ella una dimensión más amplia que la del salón de clase. El docente puede ser un elemento decisivo en la transformación de la sociedad en la que se desenvuelve, puesto que puede dejar huella de su trabajo en cada uno de sus alumnos. No solo debe limitarse al cumplimiento de objetivos planteados en el plan y programas educativos, sino involucrarse a fondo en las situaciones que se viven dentro del contexto donde se desempeña. El docente debe llevar a cabo una labor social orientada a los alumnos, preocuparse por conocer e identificar los sucesos que orientan su actuar en el grupo y, ante todo, trascender hacia la comunidad. Debe ser un educador social en todo el sentido de la palabra, puesto que como agente social, que desempeña su labor cara a cara con los alumnos, está expuesto cotidianamente a las condiciones de vida, características culturales y problemas económicos, familiares y sociales de los sujetos con quienes labora.
Todo docente debe conocer sus fortalezas y debilidades con el fin de orientarse a la búsqueda de aquellos elementos que favorezcan su desempeño profesional. Recurrir a la capacitación continua es en buena medida manifestar el interés hacia lo que realizamos día con día.
Se debe tener presente que participar en cursos o talleres es una buena oportunidad para compartir experiencias entre docentes y adquirir herramientas que pueden ser efectivas dentro del grupo escolar donde nos desempeñamos, puesto que no podemos casarnos con una sola teoría, mucho menos pretender que lo que aplicamos durante un ciclo escolar puede ser funcional en cualquier otro.
Reconocer con humildad nuestras carencias para enfrentarlas, determinar el rumbo a seguir, pero sobre todo, estar al día en preparación, ya sea mediante la lectura o la capacitación, es fundamental, puesto que nadie sabe absolutamente todo, la sociedad cambia constantemente y las necesidades de estar actualizados son muchas.
Es primordial estar situado dentro de la realidad en que se vive el proceso educativo, sólo así podrá pensar con claridad hacia dónde orientar su labor. Se requiere de profesionales de la educación comprometidos con la sociedad, pues ésta requiere una transformación en el ámbito educativo.
Profesionalizar la enseñanza es necesario para mejorar la educación. Por ello, actualmente las reformas se enfocan hacia el desarrollo de la construcción de la capacitación profesional de los profesores y reconocen, como ya se ha visto, la naturaleza del ambiente escolar en el que se trabaja. Si se espera a que alguien más haga lo que le corresponde, jamás sabrá en qué medida podrá adoptar alternativas de solución. Conocer a los alumnos para identificar aciertos y desaciertos, y así poder encausarlos de una forma más certera en su desempeño escolar, es fundamental.
ESPECTATIVAS SOBRE EL DOCENTE
Hoy más que nunca el docente debe indagar para detectar y reconocer que las situaciones que se viven en casa repercuten en el desenvolvimiento del alumno dentro del aula. Es esencial sentirse más cerca de los estudiantes para empatizar, conocerlos en su aspecto humano para comprender su actuar, y determinar hacia dónde orientar nuestra práctica para estar en sintonía con cada uno de ellos.
Es urgente reconocer que estamos inmersos en el entorno educativo, si dejamos de ignorar lo que sucede a nuestro alrededor, es más fácil detectar situaciones que obstaculizan nuestra labor para orientarla hacia donde sea productiva. Involucrar a todos los actores que giran en nuestro entorno es una manera de tener a nuestro favor elementos que pueden beneficiar el proceso.
La búsqueda de herramientas que favorezcan el desempeño docente es una clara señal de que se esta interesado en la obtención de mejores resultados. No conformarse con ser meros espectadores dentro del grupo, hay que actuar para contribuir de manera positiva al logro de los objetivos propuestos, pues finalmente es en los niños donde se refleja la labor que se desempeñ.
La humanización se realiza en contextos interactivos en los cuales las personas que rodean al niño no son objetos pasivos o simples jueces de su desarrollo, sino compañeros activos que guían, planifican, regulan, comienzan, terminan, etcétera, las conductas del niño y es imprescindible que el maestro este ahí, con ellos, ser fieles aliados con objetivos y metas claras, comunes.
COMPETENCIAS PROFESIONALES
En el actual sistema educativo, y en caso particular en la Reforma Integral a la Educación Básica (RIEB), se introduce un nuevo elemento en el currículo que son las competencias básicas, cuya finalidad es que el alumno consiga lograr su realización personal, ejercer la ciudadanía activa, incorporarse a la vida adulta satisfactoriamente y ser capaz de desarrollar un aprendizaje permanente a lo largo de toda su vida. Para ello, se exige de manera tácita que el docente logre integrar los diversos aprendizajes, tanto formales como no formales a las diferentes áreas y materias; al fortalecimiento de competencias para la vida. Tarea en la cual el docente puede contribuir notablemente.
Hoy en día el papel de los docentes no es tanto enseñar conocimientos que tendrán una vigencia limitada y estarán siempre accesibles, como ayudar a los estudiantes a aprender a aprender de manera autónoma en esta cultura del cambio y promover su desarrollo cognitivo y personal mediante el ir aprovechando la inmensa información disponible y las potentes herramientas que nos ofrecen las Tecnologías de la Información; permear en que tomen en cuenta sus características y les exijan un procesamiento activo de la información para que construyan su propio conocimiento y no se limiten a realizar una simple recepción pasiva de la información. Es indispensable que los maestros trasciendan los propósitos exclusivamente disciplinares y apoyen de manera integral la formación de los alumnos. Es necesaria una comprensión de la función del docente que vaya más allá de las prácticas tradicionales de enseñanza en el salón de clases, para adoptar un enfoque centrado en la construcción del aprendizaje y el diseño de ambientes que permitan la construcción del mismo. El trabajo de los docentes a partir de un enfoque en competencias que integren conocimientos, habilidades y actitudes que pongan en juego todo lo que es, tiene y es capaz de fortalecer el alumno a través de pequeñas herramientas didácticas que el docente proporcionara con un objetivo claro y especifico.
La integración de herramientas que permiten la sana interacción entre los alumnos, docentes y el objeto de conocimiento permeara en la posibilidad de organizar herramientas para su formación continúa a lo largo de su trayectoria profesional, la reflexión e investigación sobre la enseñanza y sus propios procesos de construcción del conocimiento. Igualmente permitirá indudablemente incorporar nuevos conocimientos y experiencias al acervo con el que cuenta traduciéndolos en estrategias de enseñanza y de aprendizaje. El docente deberá contar con la capacidad de evaluarse para mejorar su proceso de construcción del conocimiento y adquisición de competencias, y contar con una disposición favorable para la evaluación docente y de pares.
La declaración de Jomtien (educación para todos) dice que “si el proceso de aprendizaje está orientado hacia los logros y está basado en la adquisición de conocimientos junto con técnicas para resolver problemas, entonces los docentes deben ser preparados en consecuencia” (Conferencia Mundial sobre educación para todos, 1970).
El docente que cumple la muy importante misión de pararse frente a un grupo tiene que ser un profesional capacitado para responder, desde diferentes estrategias relacionales y educativas, a aquellos encargos sociales que las nuevas configuraciones y lógicas sociales plantean a los individuos y la sociedad en su conjunto. Su especificidad debe ser claramente el buscar alcanzar nuevas cuotas de promoción cultural y social de sus alumnos y mayores niveles de bienestar y calidad de vida, así como el minimizar o evitar los efectos generados por situaciones de exclusión y /o marginación.
Todas las competencias profesionales del maestro tienen por función esencial el pasar la cultura y mediar entre el mundo social y los alumnos, lo cual hará a través de la generación de un vínculo educativo que posibilite al sujeto la apropiación de los contenidos culturales y de las competencias básicas, por lo que podemos considerar dicha figura como fundamental para la consecución de la educación integral del alumnado.
De manera concreta, debe ser clara la función de las competencias profesionales del docente y deben de manifestarse en cada momento en el cual sea necesario ya sea por así planearlo o por situaciones fuera de su intencionalidad didáctica pero que exigirán que muestre y demuestre lo conocimientos teóricos y metodológicos sobre la mediación en sus diferentes acepciones, la destreza para conocer y participar de los contenidos culturales, lugares, individuos o grupos a poner en relación en su contexto, el dominio de las metodologías de dinamización social y cultural y la capacidad para la difusión y gestión participativa de la cultura, de su medio, de los agentes que intervienen en la gestión de aprendizajes.
RESPONSABILIDAD SOCIAL
La función del maestro, como profesional que trabaja en una institución, está cimentada en las relaciones entre las personas que participan en el proceso educativo: alumnos, maestros, directores, madres y padres de familia. Estas relaciones interpersonales que ocurren dentro de la escuela son siempre complejas, pues se construyen sobre la base de las diferencias individuales en un marco institucional. Estas diferencias no solamente se refieren a la edad, el sexo o la escolaridad, sino a cuestiones menos evidentes a primera vista, pero de igual o mayor importancia: la diversidad de metas, los intereses, las ideologías frente a la enseñanza y las diferencias políticas.
Se requiere de la participación del docente para que involucre, en la medida de lo posible, a todos aquellos elementos que pueden ser pieza clave para tener un mejor desempeño y se hace necesario identificar las situaciones que enfrentan los alumnos para poder determinar cómo proceder en el aula. Todo aquello que se encuentre oculto debe ser elemento conocido por el docente para buscar la causa de lo que puede acontecer en el salón de clases.
Si estamos inmersos en el entorno educativo, si dejamos de ignorar lo que sucede a nuestro alrededor, es más fácil detectar situaciones que obstaculizan nuestra labor para orientarla hacia donde sea productiva. Involucrar a todos los actores que giran en nuestro entorno es una manera de tener a nuestro favor elementos que pueden beneficiar el proceso.
La búsqueda de herramientas que favorezcan nuestro desempeño docente es una clara señal de que estamos interesados en la obtención de mejores resultados. No debemos conformarnos con ser meros espectadores dentro del grupo, hay que actuar para contribuir de manera positiva al logro de los objetivos propuestos, pues finalmente es en los niños donde se refleja la labor que desempeñamos.
A simple vista se percibe la impresionante responsabilidad social que tiene el docente, algo que es imprescindible no perder de vista es que todas las familias entregan a sus hijos a las instituciones educativas para que ellos se hagan cargo de su conocimiento y les ayuden a crecer en su desarrollo personal integral, a conocerse a sí mismos, a proyectar su futuro y su modo de realizarse y contribuir para el bien de toda la sociedad.
Ya no es pensable ninguna sociedad sin maestros profesionales, porque la educación familiar no basta. La familia no está capacitada para ayudar a las niñas y niños a su comprensión e integración activa en la sociedad y a equiparlos con los conocimientos necesarios y competencias básicas para ser profesionales y trabajar. La responsabilidad social que tenemos los educadores no solo es impresionante; es definitiva.
Por todo ello se requiere que el docente luche contra los prejuicios y las discriminaciones sociales y lo haga participando en la creación de reglas de vida común referentes a la disciplina en la escuela, desarrollar el sentido de la responsabilidad, la solidaridad, el sentimiento de justicia y sobre todo saber explicitar su práctica estableciendo un control de competencias y un programa personal de formación continua propio implicándose en las tareas a nivel general de la enseñanza aceptando y participando en la formación continua de un trayecto formativo sólido y generador de estrategias nuevas de enseñanza y aprendizaje..
PROPUESTAS
Propongo el diseño de instrumentos de medición de aprendizajes que además de dar muestra de los niveles de desarrollo obtenidos por los alumnos en base al fortalecimiento de competencias permitan la valoración sistemática y formativa del nivel de dominio del programa de estudio de educación básica y de los programas de cada uno de los distintos niveles educativos que forman el mapa curricular. La función de la asesoría y acompañamiento en las instituciones por parte de los diversos medios que el sistema educativo tiene para dar seguimiento y evaluación de los procesos educativos que se llevan a cabo como parte de esta nueva reforma educativa que estamos llevando a practica ha venido siendo efímera ya que se basa en la obtención de resultados que se esbozan en un formato que pretende ser un instrumento de recolección de datos que no va más allá de una lista de cotejo la cual solo permite dar un si o un no tratando, de manera frustrante, de dar un panorama general de los procesos llevados cabo y de los resultados obtenidos. Resultados que solo serían vistos por medio de un plan de trabajo y observación sistematizado que permita realmente valorar las cualidades, capacidades y habilidades que los alumnos en su proceso de aprendizaje fortalecen y el maestro en su proceso de enseñanza enriquece a través del diseño de ambientes de aprendizaje y la gestión del conocimiento, se requiere de instrumentos que plasmen su concepción de lo que entiende por la reforma y que solo así, observando, con registros claros, con objetivos específicos podrían dar muestra real de los alcances y las necesidades que los docentes tiene al respecto. El modo de enseñar ya no puede ser el mismo que se ha aplicado por generaciones y evaluadas con los métodos tradicionales. Los docentes deben construir un nuevo profesionalismo y este debe estar sustentado en la promoción del aprendizaje cognitivo profundo. La enseñanza debe poner énfasis en capacidades de pensamiento que exige una sociedad tan cambiante como lo es la nuestra. Aprender a enseñar utilizando enfoques constructivistas del aprendizaje y la comprensión, estrategias de aprendizaje colaborativo, inteligencias múltiples y, por otra parte, utilizando la informática y otras tecnologías de la información.
Es importante considerar que la exigencia es grande y compromete al docente con el aprendizaje profesional continuo. Los docentes necesitan actualizarse, controlar y revisar su propio aprendizaje profesional; no puede basarse en la obtención de un título para enseñar.
Es urgente que en el proceso de planificación y evaluación del trabajo en el aula se gestionen y diseñen situaciones y ambientes de socialización donde se pueda involucrar a la familia y demás agentes que intervienen en este proceso como participes activos en el aprendizaje de los alumnos, es esencial, así como lo es el involucrar a las familias como parte indispensable para dar apoyo al aprendizaje de nuestros alumnos haciendo fundamental que las familias pasen a formar parte de la red de aprendizaje extendida de la escuela.
Los docentes deben desarrollar capacidades para correr riesgos y manejar el cambio, ya que no hay creatividad sin riesgo de probar una nueva idea. Si tienen que animar a los estudiantes a correr riesgos, ellos también deben correrlos; redefiniendo que promover la confianza en los procesos no es una cuestión de fe sino que implica compromisos activos con el trabajo compartido, apertura y aprendizaje recíproco.