Foto: Mon­te­cruz Foto

Reclu­so­rio Molino de las Flo­res
Tex­co­co esta­do de Méxi­co a 28 de Mayo de 2016.

HER­MA­NOS Y HER­MA­NAS DE ESTE ENCUEN­TRO POPU­LAR CON­TRA LA LEY ERU­VIEL
COM­PA­ÑE­ROS Y COMPAÑERAS

Salu­do con res­pe­to y cari­ño a los hom­bres, muje­res y niños de las Orga­ni­za­cio­nes del fue­go por la Digan Resis­ten­cia, del magis­te­rio en movi­mien­to, a los y las ciu­da­da­nas repri­mi­dos de Coyo­te­pec, al Mayo Rojo de Aten­co, a los cam­pe­si­nos que pro­tes­tan, a los defen­so­res de los dere­chos huma­nos, a los estu­dian­tes rebel­des; todos y todas, seres impres­cin­di­bles en está, nues­tra his­to­ria. La his­to­ria de 43 mucha­chos sin apa­re­cer; la his­to­ria de atmos­fe­ras tur­bias por con­ta­mi­na­ción y tur­bias por cadá­ve­res que se extraen de las fosas clan­des­ti­nas. La his­to­ria indig­nan­te de los ase­si­nos de Tlatla­ya, con­ver­ti­dos a inocentes.

La pre­va­ri­ca­ción es el nom­bre que se da al uso de las leyes para come­ter injus­ti­cias; es el voca­blo con que se iden­ti­fi­ca al abu­so de poder jus­ti­fi­ca­do legal­men­te. Pre­va­ri­car es inven­tar­se leyes y refor­mas para legi­ti­mar el uso de la fuer­za, de la repre­sión o de la cár­cel y con ello some­ter a los opo­nen­tes con­tra el inte­rés del poderoso.

La pre­va­ri­ca­ción es el san­to ofi­cio de los oscu­ran­tis­tas, quie­nes des­de sus pala­ce­tes, curu­les-tro­nos, cuar­te­les y ofi­ci­nas, lo impo­nen como ver­dad y como esta­do de dere­cho. Y para implan­tar­lo en la piel de los escla­vos cual hie­rro calien­te, echan mano de la tele­vi­sión y la pren­sa. Y man­dan uni­for­ma­dos con escu­dos y tole­tes para gui­llo­ti­nar los cue­llos insu­rrec­tos. Y libran órde­nes de aprehen­sión y la pira de leña ver­de en for­ma de cen­tros de Readap­ta­ción Social. Pre­va­ri­car es des­de­ñar al diá­lo­go, ani­qui­lar la disi­den­cia, can­ce­lar el argu­men­to de fac­to y amol­dar la exis­ten­cia de los sumisos.

Pero aun en las cloa­cas de la civi­li­za­ción como son las cel­das de las pri­sio­nes, los sepa­ros del minis­te­rio públi­co, las salas de espe­ra de los juz­ga­dos, se pren­den las con­cien­cias como luciér­na­gas sos­te­nien­do su bri­llo eman­ci­pa­do. Las ave­ni­das rui­do­sas de las ciu­da­des ates­ti­guan la mar­cha y la con­sig­na de aque­llos y aque­lla indig­na­das, de quie­nes se toman el deber de dis­cer­nir, de pro­tes­tar, de resistir.

NADIE HONRA UN ACUERDO EN EL QUE NO PARTICIPÓ.

No hay ley que huma­ni­ce o que edu­que, si su apli­ca­ción con­du­ce a la asfi­xia o a la cas­tra­ción. Eso lo sabe la his­to­ria y lo demues­tra el movi­mien­to social, las comu­ni­da­des movilizadas.

Infor­tu­na­da­men­te, no tene­mos las uni­ver­si­da­des, las escue­las o los medios que cul­ti­ven el arte de abrir los ojos y levan­tar los puños, pero tene­mos nues­tra pala­bra y nues­tra razón, que cir­cu­la y que se expan­de, tene­mos nues­tro ser y nues­tro espí­ri­tu que pue­de deci­dir y que no acepta.

Estos tota­li­ta­ris­mos ver­sión 2016, sedien­tos de agua lim­pia, de terri­to­rios vír­ge­nes, de bos­ques, de inte­lec­tos domes­ti­ca­dos, de votan­tes ilu­sos, es insa­cia­ble, voraz, des­ca­ra­do. Pero esta­mos alo­ja­dos en su infec­ta­da fau­ce, en su mez­qui­na piel y somos su célu­la can­ce­ro­sa. Sí, la mujer ver­da­de­ra, el hom­bre ver­da­de­ro, los que desean solo exis­tir con dig­ni­dad y res­pe­to a lo otro, cada día enfer­ma­mos a la bes­tia, y con metás­ta­sis nos expan­di­mos en toda su obe­sa arterioesclerosis.

Com­pa­ñe­ros y com­pa­ñe­ras, des­de el penal de Tex­co­co y nues­tro plan­tón de dos años y un mes, trae­mos la modes­ta pala­bra apren­di­da: No es lo mis­mo un pri­sio­ne­ro o un pri­sio­ne­ro con plan­tón fue­ra de la cár­cel. No será lo mis­mo gol­pear una pro­tes­ta, que gol­pear muchas pro­tes­tas. Podrán aca­llar una boca que gri­ta en un rin­cón, pero no a miles de voces alza­das en las pla­zas y las calles. Podrán encap­su­lar a un gru­po de per­so­nas pero no a cien­tos de gru­pos de personas.

La tarea es difí­cil y dolo­ro­sa y el reto es tomar en serio la his­to­ria: con la con­cien­cia, el cono­ci­mien­to, la crea­ti­vi­dad y la lucha deci­di­da, alum­brar los tira­de­ros ocul­tos, los reclu­so­rios, los jui­cios, los acuer­dos, los nego­cios mór­bi­dos, la ambi­ción des­me­di­da. Que no que­de terreno val­dío don­de sor­pren­dan los ladro­nes, nues­tro andar con­fia­do; pre­ci­so ace­char su error y pren­der las lumi­na­rias antes del asal­to. Es impe­rio­so mover­nos en zig­zag para que equi­vo­quen su gol­pe. Es urgen­te en masa y sobre todo per­sis­tir, alcan­zar obje­ti­vos y metas colec­ti­vas, acuer­dos comu­ni­ta­rios y con­ve­nien­cias mutuas.

Salu­da­mos las luchas, los diá­lo­gos, las asam­bleas, las opo­si­cio­nes, los actos soli­da­rios, la defen­sa de los patri­mo­nios des­po­ja­dos, la pre­ser­va­ción del ambien­te y las dife­ren­cias culturales.

¡Que flo­rez­ca la liber­tad y que se mul­ti­pli­quen los cami­nos de lucha!

¡Nos fal­tan 43!

¡Has­ta la vic­to­ria CNTE!

¡Que se apli­que la ley Eru­viel, pero a Peña Nie­to y a Montiel!

OSCAR HERNANDEZ NERI
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