La esco­la­ri­dad, si no es crí­ti­ca y libe­ra­do­ra, es domes­ti­ca­ción. ¿Para qué sir­ven los profesionistas?

1. No con­fun­do edu­ca­ción con esco­la­ri­dad, aun­que en la socie­dad capi­ta­lis­ta muy poco se valo­ra la edu­ca­ción ‑que es espon­tá­nea- para otor­gar­le un papel pre­pon­de­ran­te a la esco­la­ri­dad que se jus­ti­fi­ca con pape­les, cer­ti­fi­ca­dos, cali­fi­ca­cio­nes, títu­los, todo para demos­trar has­ta qué gra­do hemos sido domes­ti­ca­dos para tener dere­cho a for­mar par­te del sis­te­ma. Hoy en Méxi­co hay pro­fe­sio­nis­tas en todos los cam­pos, obe­dien­tes de las órde­nes de quien man­da en el sis­te­ma de explo­ta­ción y opre­sión. Se pro­pa­ga que a mayo­res estu­dios mayor capa­ci­dad de libe­ra­ción; pero no, al con­tra­rio, a mayo­res títu­los más gran­des pri­vi­le­gios y mayor subordinación.

2. Lo vis­to en más en 50 años es el cre­ci­mien­to de la esco­la­ri­dad con millo­nes de estu­dian­tes, dece­nas de miles de escue­las y maes­tros, la mul­ti­pli­ca­ción de las cla­ses medias en medio de su pobre­za eco­nó­mi­ca; pero tam­bién el agi­gan­ta­do cre­ci­mien­to de una eco­no­mía que sólo ha bene­fi­cia­do a un millar de fami­lias pro­pie­ta­rias de todo. La socie­dad mexi­ca­na, en vez de cami­nar hacia el igua­li­ta­ris­mo, pro­duc­to del enor­me cre­ci­mien­to de la edu­ca­ción esco­la­ri­za­da, ha segui­do sufrien­do la extre­ma e injus­ta des­igual­dad. La esco­la­ri­dad para la domes­ti­ca­ción, en vez de indig­nar­se y pro­tes­tar ante esa reali­dad, ha pre­fe­ri­do adap­tar­se a la cla­se dominante.

3. Sí, es indu­da­ble, para que un pue­blo sea libre nece­si­ta edu­ca­ción. Espe­ro que López Obra­dor, su secre­ta­rio de Edu­ca­ción: Moc­te­zu­ma, los maes­tros de la CNTE, el SNTE y segui­do­res de la Gor­di­llo, entien­dan que el “Plan Edu­ca­ti­vo” no pue­de con­sis­tir en ente­rrar la vie­ja refor­ma peña­nie­tis­tas o hacer­le algu­nos cam­bios para que todo siga igual. Se nece­si­ta una refor­ma libe­ra­do­ra, liber­ta­ria, que ense­ñe a los alum­nos a inves­ti­gar y cri­ti­car todo, en pri­mer lugar –“con todo res­pe­to”-, todo auto­ri­ta­ris­mo del maes­tro, de los padres, del cura, gobierno, patro­nes, de los tex­tos. Que maes­tros y estu­dian­tes inves­ti­guen antes de adop­tar un jui­cio o una posición.

4. Los estu­dian­tes y sus maes­tros, apar­te de apren­der a pen­sar y pla­near, tie­nen que salir de su salón de cla­ses, de sus escue­las, de su comu­ni­dad, para estar en con­tac­to con otras per­so­nas, otras cosas, con la vida. ¿Para qué cara­jos sir­ven a la socie­dad estu­dian­tes, pro­fe­sio­nis­tas, que no difun­den sus pen­sa­mien­tos, sus expe­rien­cias, sus nece­si­da­des, sus deman­das, cre­cien­do con temo­res y mie­dos a la auto­ri­dad y el poder? Conoz­co más de 100 títu­los sobre edu­ca­ción y liber­tad, pero por su sen­ci­llez y cla­ri­dad he reco­men­da­do mucho leer a Ivan Illich sobre la esco­la­ri­dad, a S. Neill sobre la liber­tad y a Pau­lo Frei­re sobre edu­ca­ción y poder.

5. ¿Para qué se requie­ren más días y más horas de cla­se a la sema­na o al mes si se bus­ca sola­men­te adap­tar a los estu­dian­tes al sis­te­ma auto­ri­ta­rio de explo­ta­ción capi­ta­lis­ta? Nece­si­ta­mos otra edu­ca­ción; no más cono­ci­mien­tos inú­ti­les que no ayu­den a pen­sar, a inves­ti­gar, ana­li­zar. ¿Para qué cara­jos nos sir­ve la his­to­ria, bio­lo­gía o mate­má­ti­cas como ense­ñan­zas memo­rís­ti­cas o repe­ti­ti­vas sino es para trans­for­mar el mun­do? Pien­so que de por sí hay per­so­na­jes pusi­lá­ni­mes, pero has­ta estos entran en movi­mien­to y acción cuan­do se apro­pian del pen­sa­mien­to crí­ti­co y liber­ta­rio. ¿Para qué más pro­fe­sio­nis­tas con pen­sa­mien­tos y accio­nes acomodaticias?

6. Pien­so que el gobierno lópe­zo­bra­do­ris­ta debe ser vigi­la­do para que no sea más de lo mis­mo. La CNTE ha demos­tra­do duran­te casi 40 años que está muy lejos de cual­quier opor­tu­nis­mo, que lo ha com­ba­ti­do de mane­ra con­se­cuen­te; pero pue­de caer en el sec­ta­ris­mo al tomar de ante­mano el recha­zo a otras posi­cio­nes que podrían rom­per con el estan­ca­mien­to tan dañino a casi 4 déca­das de lucha per­ma­nen­te. Por allí tie­ne que tra­ba­jar para dis­cu­tir y ana­li­zar pro­pues­tas que podrían ayu­dar a for­ta­le­cer las bata­llas magis­te­ria­les. Para alcan­zar la liber­tad, tam­bién los maes­tros sin­di­ca­lis­tas debe­mos bata­llar con­tra el auto­ri­ta­ris­mo externo e interno. (8/VIII/18)

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