Preámbulo

Amé­ri­ca Lati­na lle­va cer­ca 500 años some­ti­da a las inva­sio­nes mili­ta­res, eco­nó­mi­cas y cul­tu­ra­les de los impe­rios mun­dia­les que se han dedi­ca­do a saquear los gran­des recur­sos natu­ra­les de nues­tros bos­ques, minas, mares, pla­yas y sub­sue­lo. Como efec­to, los paí­ses de este con­ti­nen­te se carac­te­ri­zan por la pobre­za de la gran mayo­ría de sus habi­tan­tes, la inse­gu­ri­dad per­so­nal y fami­liar, la fal­ta de opor­tu­ni­da­des de desa­rro­llo, la nece­si­dad cre­cien­te de emi­grar hacia los paí­ses ricos, y, en las últi­mas déca­das, el desa­rro­llo del nar­co­trá­fi­co hacia los Esta­dos Uni­dos y de la delin­cuen­cia orga­ni­za­da, con el aumen­to exce­si­vo en los nive­les de vio­len­cia social. El dete­rio­ro es pro­gre­si­vo en la medi­da en que cada vez con­su­mi­mos los pro­duc­tos ela­bo­ra­dos y las tec­no­lo­gías pro­ve­nien­tes de Nor­te­amé­ri­ca, Euro­pa y Asia, a cam­bio de mal­ba­ra­tar nues­tros recur­sos natu­ra­les, nues­tra “mano de obra” y de la pro­duc­ción y envío de estu­pe­fa­cien­tes hacia esos continentes.

A tra­vés de orga­nis­mos inter­na­cio­na­les lide­ra­dos por Esta­dos Uni­dos se han ejer­ci­do con­di­cio­na­mien­tos y se han deter­mi­na­do polí­ti­cas nacio­na­les que man­tie­nen la situa­ción de depen­den­cia y colo­nia­lis­mo lati­no­ame­ri­cano. En el ámbi­to eco­nó­mi­co el Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal (FMI) y el Ban­co Mun­dial (BM) han hecho emprés­ti­tos a nues­tros paí­ses con one­ro­sos intere­ses y bajo la fir­ma de “car­tas de inten­ción” que exi­gen la apli­ca­ción de polí­ti­cas lesi­vas para los intere­ses socia­les, inclu­yen­do Tra­ta­dos de Libre Comer­cio inequi­ta­ti­vos. La Orga­ni­za­ción de Esta­dos Ame­ri­ca­nos (OEA), la Orga­ni­za­ción de las Nacio­nes Uni­dad (ONU), la Orga­ni­za­ción para la Coope­ra­ción y el Desa­rro­llo Eco­nó­mi­cos (OCDE), otras orga­ni­za­cio­nes inter­na­cio­na­les y el pro­pio gobierno esta­dou­ni­den­se exi­gen deter­mi­na­das polí­ti­cas y mode­los polí­ti­cos en nues­tros paí­ses bajo múl­ti­ples for­mas de pre­sión, como lo fue el paté­ti­co blo­queo a Cuba. La tele­vi­sión y otros medios de difu­sión son los encar­ga­dos de la inva­sión cul­tu­ral e ideo­ló­gi­ca, mien­tras que los pla­nes y pro­gra­mas edu­ca­ti­vos son eva­lua­dos des­de el pun­to de vis­ta homo­ge­nei­zan­te de la OCDE y su pro­gra­ma de eva­lua­ción aca­dé­mi­ca inter­na­cio­nal de los alum­nos, cono­ci­do por sus siglas: PISA; y sus repli­ca­cio­nes en cada país.

Para ocu­par pues­tos labo­ra­les y tener sala­rios deco­ro­sos cada vez se exi­ge mayor esco­la­ri­dad. Actual­men­te, per­so­nas con pos­gra­do pue­den reci­bir remu­ne­ra­cio­nes que ape­nas alcan­zan para una sobre­vi­ven­cia dig­na. Adi­cio­nal­men­te, sola­men­te una peque­ña mino­ría tie­ne acce­so a la uni­ver­si­dad, y menos aún, a un pos­gra­do. Las defi­cien­cias en las prác­ti­cas edu­ca­ti­vas des­de los nive­les bási­cos gene­ran fallas en el apren­di­za­je y des­mo­ti­va­ción en más edu­can­dos cada vez, por lo que muchos jóve­nes aban­do­nan los estu­dios o los ven sola­men­te como un trá­mi­te a cubrir. Millo­nes de jóve­nes que sí desean con­ti­nuar estu­dian­do no logran acce­der a los nive­les uni­ver­si­ta­rios, que­dan­do mar­gi­na­dos y obs­trui­dos en su desa­rro­llo per­so­nal, con gra­ves reper­cu­sio­nes para la vida comu­ni­ta­ria y el desa­rro­llo eco­nó­mi­co de nues­tros países.

Las escue­las no ofre­cen a los alum­nos cono­ci­mien­tos rele­van­tes para la vida coti­dia­na y labo­ral. El esfuer­zo de los estu­dian­tes se cen­tra en obte­ner una cali­fi­ca­ción y no en apren­der a pro­du­cir, crear e inno­var. Muchos docen­tes no cuen­tan con la debi­da capa­ci­ta­ción y pade­cen de la des­va­lo­ri­za­ción social de su profesión.

Los efec­tos de los actua­les pro­ce­sos de ense­ñan­za-apren­di­za­je en las escue­las dis­tan mucho de ser los espe­ra­dos en los pla­nes de estu­dio. Los resul­ta­dos edu­ca­ti­vos no han sido satis­fac­to­rios, como lo demues­tra el cre­ci­mien­to ace­le­ra­do de las con­duc­tas delic­ti­vas y agre­si­vas, ade­más del bajo ren­di­mien­to téc­ni­co en muchas esfe­ras de la acti­vi­dad productiva.

Erró­nea­men­te se con­ci­be a la edu­ca­ción como un pro­ce­so uni­di­rec­cio­nal, lineal, sobre la base de cono­ci­mien­tos, capa­ci­da­des y valo­res pre­es­ta­ble­ci­dos en un plan de estu­dios. Los temas obli­ga­dos y las ruti­nas esco­la­res con­tras­tan con la velo­ci­dad actual del acce­so de las nue­vas gene­ra­cio­nes a múl­ti­ples fuen­tes de infor­ma­ción alter­na­ti­vas. Se requie­re un cam­bio de para­dig­ma hacia un mode­lo inte­gral y demo­crá­ti­co con base en diver­sas pro­pues­tas alter­na­ti­vas dia­ló­gi­cas y auto­ges­to­ras. Cam­bios en el pro­ce­so de ense­ñan­za-apren­di­za­je en las escue­las podrían tener un papel fun­da­men­tal y prio­ri­ta­rio para supe­rar pro­ble­má­ti­cas fami­lia­res y abrir cau­ces para la trans­for­ma­ción de la reali­dad social.

Es indis­pen­sa­ble y urgen­te la trans­for­ma­ción de los pro­ce­sos edu­ca­ti­vos. Las escue­las deben ser ins­ti­tu­cio­nes dedi­ca­das a detec­tar, impul­sar, desa­rro­llar y pro­yec­tar las voca­cio­nes y talen­tos crea­do­res de niños, jóve­nes y adul­tos, ele­van­do su poder de inci­den­cia en la comu­ni­dad en los aspec­tos cul­tu­ra­les, eco­ló­gi­cos, eco­nó­mi­cos y polí­ti­cos. En lugar de una for­ma­ción para ser “emplea­dos” (usa­dos) es nece­sa­rio for­mar crea­do­res y líde­res de pro­yec­tos que pue­dan rea­li­zar pro­duc­tos alter­na­ti­vos para el inter­cam­bio equi­ta­ti­vo en la comu­ni­dad lati­no­ame­ri­ca­na y con otros países.

La trans­for­ma­ción edu­ca­ti­va debe ser par­te de un pro­yec­to inte­gral que abar­que tam­bién la modi­fi­ca­ción de polí­ti­cas públi­cas, de pro­ce­sos eco­nó­mi­cos y el desa­rro­llo de nue­vas expre­sio­nes cul­tu­ra­les para hacer reali­dad la eman­ci­pa­ción de nues­tros pue­blos, la inde­pen­den­cia ple­na de nues­tros paí­ses, el bien­es­tar eco­nó­mi­co inte­gra­do con el entorno natu­ral, y la fra­ter­ni­dad y coope­ra­ción lati­no­ame­ri­ca­na, como una for­ma de entrar a otra eta­pa de la huma­ni­dad don­de no haya explo­ta­ción ni mar­gi­na­ción de seres humanos.

Conceptos y Principios Básicos

  1. Es nece­sa­rio ana­li­zar crí­ti­ca­men­te los pro­ce­sos edu­ca­ti­vos para iden­ti­fi­car los pro­ble­mas y nece­si­da­des, y gene­rar alter­na­ti­vas para que las ins­ti­tu­cio­nes edu­ca­do­ras sean efi­ca­ces y efi­cien­tes en su fun­ción de detec­tar, impul­sar, orga­ni­zar y desa­rro­llar voca­cio­nes y talen­tos indi­vi­dua­les y colec­ti­vos de estu­dian­tes y docen­tes, a efec­to de trans­for­mar la rela­ción ver­ti­cal de maes­tro y alumno en el que uno ense­ña y otro apren­de, por la de inter­cam­bio de cono­ci­mien­tos o de sabe­res teó­ri­co-prác­ti­cos en el que todos saben, todos ense­ñan y apren­den, como mode­lo alter­na­ti­vo más demo­crá­ti­co de redes socia­les que mane­jan el inter­cam­bio de mane­ra pre­sen­cial y a dis­tan­cia; esto, en un pro­ce­so plu­ral, de uni­dad en la diver­si­dad. Se requie­re pro­mo­ver rela­cio­nes de con­fian­za para recons­truir la estruc­tu­ra social; un pro­ce­so trans­dis­ci­pli­na­rio para pro­pi­ciar la crea­ti­vi­dad indi­vi­dual y social a par­tir de las aulas, rea­li­zan­do alter­na­ti­vas rele­van­tes para el mayor bien­es­tar y el desa­rro­llo cul­tu­ral de las comunidades.
  2. Los pla­nes edu­ca­ti­vos y los pro­pios docen­tes deben pro­pi­ciar la orga­ni­za­ción de los gru­pos y la coor­di­na­ción intra­gru­pal, de tal mane­ra que no todos los estu­dian­tes reali­cen las mis­mas acti­vi­da­des, sino que explo­ren acti­va­men­te dife­ren­tes aspec­tos den­tro de una temá­ti­ca gene­ral, con base en intere­ses per­so­na­les y median­te la for­ma­ción de ver­da­de­ros equi­pos de tra­ba­jo e indi­vi­duos ínte­gros, con pro­yec­ción social.
  3. Para ele­var la cali­dad de la edu­ca­ción y su bene­fi­cio social es nece­sa­rio reva­lo­rar el ser­vi­cio que los docen­tes brin­dan des­de pre­es­co­lar has­ta posgrado.
  4. El reto de cada docen­te es con­vo­car a sus alum­nos, lograr apa­sio­nar­los por el cono­ci­mien­to y el com­pro­mi­so social más que por cali­fi­ca­cio­nes. El docen­te debe dejar de ser un vigi­lan­te auto­ri­ta­rio para trans­for­mar­se en un líder orga­ni­za­dor y pro­mo­tor de posi­bi­li­da­des de apren­di­za­je y pro­yec­ción social.
  5. El docen­te requie­re ser auto­crí­ti­co, com­pro­me­ter­se con­si­go mis­mo y fun­dar su tra­ba­jo en prin­ci­pios éti­cos corres­pon­dien­tes a esta impor­tan­te pro­fe­sión. Debe poseer una sóli­da for­ma­ción en el área que impar­te ade­más de la peda­gó­gi­ca y didác­ti­ca. Por lo que se nece­si­ta brin­dar espa­cios para la capa­ci­ta­ción con­ti­nua, inclu­yen­do la retro­ali­men­ta­ción y el inter­cam­bio de sabe­res con sus cole­gas de otras ins­ti­tu­cio­nes y de otros países.
  6. El tra­ba­jo esco­lar de estu­dian­tes y docen­tes debe orien­tar­se a inci­dir en la vida social con­tem­po­rá­nea, gene­ran­do ideas y pro­pues­tas, dise­ñan­do y rea­li­zan­do pro­yec­tos comu­ni­ta­rios, a par­tir de los intere­ses y moti­va­cio­nes pro­pias del gru­po con­vo­ca­do fle­xi­ble­men­te por los docen­tes y por los pro­gra­mas de estudio.
  7. Las eva­lua­cio­nes en lugar de ser sim­ple­men­te numé­ri­cas y a car­go del docen­te, deben rea­li­zar­se a tra­vés de aná­li­sis con­tex­tua­les y colec­ti­vos de los edu­can­dos y el edu­ca­dor sobre los resul­ta­dos obte­ni­dos en cada pro­yec­to y acti­vi­dad, por indi­vi­duos y equi­pos de tra­ba­jo, gene­ran­do con­clu­sio­nes y reco­men­da­cio­nes que valo­ren el poten­cial de cada per­so­na y cada equi­po de trabajo.
  8. Las escue­las deben con­ver­tir­se en cen­tros de acción comu­ni­ta­ria, invo­lu­cran­do la for­ma­ción tam­bién de padres de fami­lia y otros sec­to­res de la comu­ni­dad, con quie­nes docen­tes y estu­dian­tes ten­drían inter­ac­ción, a par­tir de sus pro­yec­tos de inci­den­cia social.
  9. Los pro­yec­tos edu­ca­ti­vos deben orien­tar­se a apren­der, crear, y pro­du­cir cono­ci­mien­tos, capa­ci­da­des, acti­tu­des y valo­res inno­va­do­res para inte­grar­los a la socie­dad y pro­mo­ver en docen­tes, estu­dian­tes y en toda la comu­ni­dad estos pro­yec­tos como pro­pios, en la direc­ción de lograr el bien­es­tar de la comunidad.
  10. Pro­mo­ver la con­cien­cia sobre salud y ambien­te para mejo­rar la cali­dad de vida y la sus­ten­ta­bi­li­dad ambien­tal crean­do acti­tu­des de corres­pon­sa­bi­li­dad social, apo­ya­dos por pro­ce­sos de auto­ges­tión social comu­ni­ta­ria apo­ya­da en pro­ce­sos tec­no­ló­gi­cos apro­pia­dos y en eco­téc­ni­cas. Un pro­ce­so crí­ti­co, pro­po­si­ti­vo y acti­vo que dé res­pues­ta con­cre­ta des­de cada comu­ni­dad a los pro­ble­mas de salud y ambien­te de for­ma inte­gral u holística.

Valores

1.

Lai­cis­mo

10.

Soli­da­ri­dad

19.

Demo­cra­cia

2.

Jus­ti­cia

11.

Cohe­ren­cia

20.

Salud holís­ti­ca

3.

Liber­tad

12.

Con­gruen­cia

21.

Resi­lien­cia

4.

Paz

13.

Coope­ra­ción

22.

Humil­dad

5.

Equi­dad

14.

Diá­lo­go

23.

Afec­ti­vi­dad

6.

Res­pe­to

15.

Vera­ci­dad

24.

Gene­ro­si­dad

7.

Hones­ti­dad

16.

Cla­ri­dad

25.

Auto­ges­tión

8.

Plu­ra­li­dad

17.

No dog­ma­tis­mo

   

9.

Aser­ti­vi­dad

18.

Cali­dez

   

Capacidades esenciales

1.

Crea­ti­vi­dad

6.

Res­pon­sa­bi­li­dad

11.

Per­se­ve­ran­cia

2.

Tra­ba­jo en grupo

7.

Domi­nio de la profesión

12.

Apren­di­za­je creador

3.

Faci­li­dad de comunicación

   

13.

Apren­di­za­je colaborativo

4.

Auto­es­ti­ma

8.

Sen­ti­do crítico

14.

Efi­ca­cia sin pragmatismo,

5.

Com­pro­mi­so social

       

ESTATUTOS

CAPÍTULO I.
DENOMINACIÓN Y OBJETO SOCIAL

Artícu­lo 1.  El Con­se­jo Lati­no­ame­ri­cano de Trans­for­ma­ción Edu­ca­ti­va (CLA­TE) es una orga­ni­za­ción inter­na­cio­nal lati­no­ame­ri­ca­na que inte­gra per­so­nas e ins­ti­tu­cio­nes intere­sa­das en ana­li­zar y modi­fi­car los pro­ce­sos edu­ca­ti­vos de mane­ra inte­gral en vin­cu­la­ción con el mayor bien­es­tar social y la inde­pen­den­cia de los pue­blos y paí­ses latinoamericanos.

Artícu­lo 2. El CLA­TE y todos sus miem­bros se com­pro­me­ten a defen­der y cum­plir su Decla­ra­ción de Prin­ci­pios, sus valo­res y este estatuto.

Artícu­lo 3. Los miem­bros del CLA­TE acep­tan res­pe­tar este esta­tu­to que reco­no­ce la auto­no­mía de las ins­ti­tu­cio­nes, de los gru­pos aca­dé­mi­cos y de los edu­ca­do­res y edu­ca­do­ras que de mane­ra per­so­nal se incor­po­ren al CLATE.

Artícu­lo 4. Los idio­mas de comu­ni­ca­ción del CLA­TE son el espa­ñol y el portugués.

Artícu­lo 5. Los obje­ti­vos del CLA­TE son los siguientes:

  1. Ana­li­zar crí­ti­ca­men­te los pro­ce­sos edu­ca­ti­vos en Amé­ri­ca Lati­na y gene­rar alter­na­ti­vas para hacer que las ins­ti­tu­cio­nes edu­ca­do­ras sean efi­ca­ces y efi­cien­tes en su fun­ción de detec­tar, impul­sar, orga­ni­zar y desa­rro­llar voca­cio­nes y talen­tos indi­vi­dua­les y colec­ti­vos de estu­dian­tes y docen­tes para gene­rar y apli­car alter­na­ti­vas rele­van­tes para el mayor bien­es­tar y el desa­rro­llo cul­tu­ral de las comunidades.
  2. Des­de edu­ca­ción ini­cial has­ta pos­gra­do, pro­mo­ver y defen­der el acce­so gra­tui­to de todas las per­so­nas que lo deseen.
  3. Exi­gir e impul­sar la cali­dad de las ins­ti­tu­cio­nes edu­ca­do­ras en cada uno de los siguien­tes aspec­tos: pro­gra­mas, docen­tes, infra­es­truc­tu­ra, mate­ria­les didác­ti­cos, acti­vi­da­des depor­ti­vas, acti­vi­da­des artís­ti­cas y gestión.
  4. Pro­mo­ver y defen­der la plu­ra­li­dad, el no-dog­ma­tis­mo y el lai­cis­mo en TODAS las ins­ti­tu­cio­nes educadoras.
  5. Pro­mo­ver el dise­ño y apli­ca­ción de mode­los edu­ca­ti­vos inte­gra­les basa­dos en la edu­ca­ción coope­ra­ti­va, el apren­di­za­je crea­dor, el com­pro­mi­so social, la éti­ca, el cui­da­do de la salud y del ambien­te, el apro­ve­cha­mien­to y desa­rro­llo de tec­no­lo­gías, con­ju­ga­dos con la edu­ca­ción emo­cio­nal y la prác­ti­ca de expre­sio­nes afectivas.
  6. Desa­rro­llar pro­pues­tas para todos los nive­les y moda­li­da­des educativos.
  7. Gene­rar cri­te­rios e ins­tru­men­tos para eva­luar la cali­dad de las ins­ti­tu­cio­nes edu­ca­do­ras y apli­car eva­lua­cio­nes ins­ti­tu­cio­na­les con base en esos cri­te­rios, hacien­do las reco­men­da­cio­nes nece­sa­rias para su superación.
  8. Pro­mo­ver y deman­dar recur­sos para impul­sar la rea­li­za­ción de inves­ti­ga­cio­nes edu­ca­ti­vas relevantes.
  9. Pro­mo­ver el inter­cam­bio inter­na­cio­nal lati­no­ame­ri­cano de ideas, infor­ma­cio­nes, inves­ti­ga­cio­nes, pro­yec­tos, expe­rien­cias y mate­ria­les que con­tri­bu­yan a la supera­ción de los pro­ce­sos educativos.
  10. Dise­ñar e impul­sar polí­ti­cas públi­cas para que los recur­sos públi­cos se orien­ten con efi­ca­cia y efi­cien­cia a la trans­for­ma­ción educativa.
  11. Esta­ble­cer y con­so­li­dar víncu­los con orga­ni­za­cio­nes afi­nes que pue­dan con­tri­buir a los obje­ti­vos anteriores.

CAPÍTULO II.
DE LOS INTEGRANTES DEL CLATE

Artícu­lo 6. Podrán ser inte­gran­tes de la CLATE

  1. Edu­ca­do­res y edu­ca­do­ras, inves­ti­ga­do­res o direc­ti­vos de ins­ti­tu­cio­nes edu­ca­ti­vas que deseen con­tri­buir a la trans­for­ma­ción educativa.
  2. Padres de fami­lia y per­so­nas que deseen con­tri­buir a la trans­for­ma­ción educativa.
  3. Enti­da­des, aso­cia­cio­nes o ins­ti­tu­cio­nes intere­sa­das en con­tri­buir a la trans­for­ma­ción educativa.
  4. Per­so­nas que a con­si­de­ra­ción de la Asam­blea Gene­ral sean desig­na­dos Miem­bros Hono­ra­rios, con­si­de­ran­do su com­pro­mi­so con el idea­rio y los prin­ci­pios del CLATE.

Artícu­lo 7. Para ser inte­gran­te del CLA­TE se requie­re hacer la soli­ci­tud por escri­to en la que se expre­se cono­cer y estar dis­pues­to a com­pro­me­ter­se con los prin­ci­pios y los esta­tu­tos del CLA­TE, con los datos completos.

Artícu­lo 8. Sal­vo quie­nes hayan par­ti­ci­pa­do en la Asam­blea Cons­ti­tu­ti­va del CLA­TE, cuya soli­ci­tud será apro­ba­da direc­ta­men­te por la mis­ma, la admi­sión para ser inte­gran­te de este Con­se­jo se hará por apro­ba­ción del Comi­té Eje­cu­ti­vo Lati­no­ame­ri­cano veri­fi­can­do que se cum­pla con lo esta­ble­ci­do en estos esta­tu­tos e infor­man­do a los Con­se­je­ros y a la Asam­blea para su ratificación.

Artícu­lo 9. Los inte­gran­tes del CLA­TE ten­drán los siguien­tes dere­chos y obligaciones:

  1. Par­ti­ci­par con voz y voto en las Asambleas.
  2. Inte­grar­se a órga­nos, car­gos o comi­sio­nes que dis­pon­ga el CLA­TE, en los tér­mi­nos de estos estatutos.
  3. Gozar de todos los bene­fi­cios que otor­gue el CLATE.
  4. Con­cu­rrir a cual­quier even­to pro­mo­vi­do por CLATE.
  5. Cum­plir con las deci­sio­nes de la Asam­blea y del Comi­té Eje­cu­ti­vo Lati­no­ame­ri­cano, res­pe­tan­do la auto­no­mía de las ins­ti­tu­cio­nes miembros.

Artícu­lo 10. La con­di­ción de miem­bro se per­de­rá por las siguien­tes razones:

  1. Si dejan de cum­plir con los esta­tu­tos del CLATE.
  2. Por soli­ci­tud expresa.

CAPÍTULO III.
DEL PATRIMONIO

Artícu­lo 11. El patri­mo­nio del CLA­TE será admi­nis­tra­do por el Pre­si­den­te y el Teso­re­ro del Comi­té Eje­cu­ti­vo Lati­no­ame­ri­cano quie­nes ren­di­rán cuen­tas ante el Con­se­jo y ante la Asam­blea Gene­ral, la que deci­di­rá su apro­ba­ción o recha­zo, y está cons­ti­tui­do por:

  1. Las cuo­tas de sus miem­bros, cuya can­ti­dad y for­ma de pago será regla­men­ta­da por la Asamblea.
  2. Los ingre­sos gene­ra­dos por las acti­vi­da­des de CLATE.
  3. Toda can­ti­dad de dine­ro y bie­nes patri­mo­nia­les que, por sub­ven­ción y/o dona­ción, sea acep­ta­da por el CLATE.

Artícu­lo 12. Los fon­dos del CLA­TE serán depo­si­ta­dos en un ban­co comer­cial de reco­no­ci­da res­pon­sa­bi­li­dad en el país sede del CLA­TE, debien­do con­tar con la apro­ba­ción de la Asam­blea Gene­ral pre­via­men­te. Los recur­sos del CLA­TE serán uti­li­za­dos exclu­si­va­men­te en el cum­pli­mien­to de sus objetivos.

CAPÍTULO IV.
DEL GOBIERNO DEL CLATE

Artícu­lo 13. El gobierno del CLA­TE será ejer­ci­do por:

  1. La Asam­blea Gene­ral del CLATE
  2. El Con­se­jo Gene­ral Latinoamericano
  3. El Comi­té Eje­cu­ti­vo Latinoamericano

Artícu­lo 14. La Asam­blea Gene­ral del CLA­TE repre­sen­ta la más alta auto­ri­dad y será inte­gra­da por todos los miem­bros pre­sen­tes; sus deci­sio­nes sólo podrán ser modi­fi­ca­das por otra Asamblea.

Artícu­lo 15. La Asam­blea Gene­ral se reu­ni­rá cada dos años. El núme­ro de asis­ten­tes nece­sa­rios para las reunio­nes será del 50 por cien­to más uno, en caso con­tra­rio, con dife­ren­cia de 1 hora se ini­cia­rá la Asam­blea con los miem­bros que estén pre­sen­tes, que pro­ven­gan de al menos la mitad de los paí­ses a los cua­les per­te­ne­cen los miem­bros del CLA­TE. Podrán ser con­vo­ca­das Asam­bleas Extra­or­di­na­rias, por la mayo­ría sim­ple de los miem­bros del Comi­té Eje­cu­ti­vo Latinoamericano.

Artícu­lo 16. El anun­cio de la reu­nión de Asam­blea Gene­ral debe hacer­se al menos 45 días antes de su cele­bra­ción, y debe con­te­ner infor­ma­ción pre­li­mi­nar rela­ti­va al Orden del día, lugar y fecha de la reu­nión. Cada miem­bro pue­de plan­tear mocio­nes y pun­tos para el Orden del día, comu­ni­cán­do­lo por escri­to a más tar­dar 15 días antes de la reu­nión. Cada moción tie­ne que estar indi­ca­da por escri­to, des­cri­bien­do sus con­te­ni­dos, refe­ren­cia esta­tu­ta­ria en su caso, pre­su­pues­tos y posi­bles cos­tas si las hubie­re. El Orden del día defi­ni­ti­vo debe lle­gar a los miem­bros a más tar­dar una sema­na antes de la fecha de la reu­nión de la Asam­blea General.

Artícu­lo 17. El Con­se­jo Gene­ral Lati­no­ame­ri­cano se inte­gra­rá por 1 a 9 con­se­je­ros por cada uno de los paí­ses lati­no­ame­ri­ca­nos que estén repre­sen­ta­dos en la Asam­blea Cons­ti­tu­ti­va o en Asam­bleas pos­te­rio­res. Entre los inte­gran­tes de cada país ele­gi­rán un Con­se­je­ro Pre­si­den­te, un Con­se­je­ro Secre­ta­rio, un Con­se­je­ro de Finan­zas, un Con­se­je­ro de Edu­ca­ción Ini­cial y Bási­ca, un Con­se­je­ro de Edu­ca­ción Media Supe­rior, un Con­se­je­ro de Edu­ca­ción Supe­rior, un Con­se­je­ro de Pos­gra­dos, un Con­se­je­ro de Edu­ca­ción en Línea, un Con­se­je­ro de Edu­ca­ción para Padres. 

Artícu­lo 18. El Con­se­jo Gene­ral Lati­no­ame­ri­cano se reu­ni­rá cada dos años, de mane­ra alter­na­da con la Asam­blea Gene­ral. Para sesio­nar como Con­se­jo Gene­ral debe estar pre­sen­te al menos un con­se­je­ro de la mitad de los paí­ses que cuen­ten con repre­sen­ta­ción en el Con­se­jo. El Con­se­jo Gene­ral Lati­no­ame­ri­cano ten­drá las siguien­tes funciones:

  1. Revi­sar los avan­ces en los pro­yec­tos apro­ba­dos por la Asam­blea General.
  2. Exi­gir al Comi­té Eje­cu­ti­vo Lati­no­ame­ri­cano el cum­pli­mien­to de los acuer­dos de la Asam­blea General.
  3. Pro­mo­ver la for­ma­ción y dar segui­mien­to al desa­rro­llo de con­se­jos nacio­na­les por cada país latinoamericano.
  4. Apro­bar la inte­gra­ción de nue­vos miem­bros al CLATE.
  5. Reci­bir, ana­li­zar y apro­bar pro­pues­tas de los inte­gran­tes del CLA­TE que no con­tra­ven­gan los prin­ci­pios, el esta­tu­to y los acuer­dos de la Asam­blea General.
  6. Emi­tir expre­sio­nes públi­cas sobre la situa­ción edu­ca­ti­va, social y polí­ti­ca de los paí­ses lati­no­ame­ri­ca­nos, y ante even­tos rele­van­tes de mane­ra continental.
  7. Veri­fi­car el cum­pli­mien­to de los Esta­tu­tos y tomar los acuer­dos que corres­pon­da en caso de incum­pli­mien­to, de los cua­les cono­ce­rá y serán rati­fi­ca­dos o, en su caso, rec­ti­fi­ca­dos por la Asam­blea General.

Artícu­lo 19. El Comi­té Eje­cu­ti­vo Lati­no­ame­ri­cano esta­rá for­ma­do por un Pre­si­den­te, un Secre­ta­rio, un Teso­re­ro, un Secre­ta­rio de Edu­ca­ción Ini­cial y Bási­ca, un Secre­ta­rio de Edu­ca­ción Media Supe­rior, un Secre­ta­rio de Edu­ca­ción Supe­rior, un Secre­ta­rio de Pos­gra­dos, un Secre­ta­rio de Edu­ca­ción en Línea y un Secre­ta­rio de Edu­ca­ción para Padres. Estos car­gos deben dis­tri­buir­se entre los dife­ren­tes paí­ses de tal mane­ra que en el Comi­té Eje­cu­ti­vo no haya dos inte­gran­tes del mis­mo país.

Artícu­lo 20. El Comi­té Eje­cu­ti­vo Lati­no­ame­ri­cano debe sesio­nar al menos dos veces por año, ya sea de mane­ra pre­sen­cial o en línea. El quó­rum del Comi­té Eje­cu­ti­vo Lati­no­ame­ri­cano es por mayo­ría sim­ple. Cada miem­bro tie­ne un voto. Cuan­do la vota­ción está divi­di­da por par­tes igua­les el Pre­si­den­te o en su ausen­cia el Secre­ta­rio, ten­drá un voto doble. Son fun­cio­nes del Comi­té Eje­cu­ti­vo, sin per­jui­cio del regla­men­to de fun­cio­na­mien­to que pudie­ra darse:

  1. Tener la repre­sen­ta­ción del CLATE.
  2. Eje­cu­tar los acuer­dos de la Asam­blea Gene­ral y del Con­se­jo Gene­ral Latinoamericano.
  3. Pre­sen­tar el infor­me bia­nual de ges­tión a la Asam­blea Gene­ral para su aprobación.
  4. Ges­tio­nar accio­nes para el cum­pli­mien­to de los fines del CLATE.
  5. Rea­li­zar el segui­mien­to de los acuer­dos de la Asam­blea Gene­ral y del Con­se­jo Gene­ral Latinoamericano.
  6. Difun­dir en for­ma ofi­cial y públi­ca la opi­nión del CLA­TE en los asun­tos de inte­rés educativo.
  7. Some­ter cual­quier asun­to de inte­rés gene­ral a la deli­be­ra­ción y acuer­do de la Asam­blea Gene­ral y/o del Con­se­jo Gene­ral Lati­no­ame­ri­cano, según corresponda.
  8. Regis­trar la afi­lia­ción de per­so­nas e ins­ti­tu­cio­nes al CLA­TE y apli­car un pro­ce­so de induc­ción para su ade­cua­da incor­po­ra­ción al proyecto.
  9. Recau­dar las cuo­tas y apor­ta­cio­nes esta­ble­ci­das, ela­bo­rar el pre­su­pues­to y el balan­ce bia­nual, y eje­cu­tar el presupuesto.
  10. Infor­mar a los miem­bros de las acti­vi­da­des y acuer­dos, y pre­pa­rar el infor­me anual de su gestión.
  11. Acor­dar la con­vo­ca­to­ria de sesio­nes extra­or­di­na­rias de la Asam­blea General.
  12. Redac­tar los temas del Orden del día de las Asam­bleas y some­ter­lo a las con­sul­tas previas.
  13. Con­vo­car a los miem­bros del CLA­TE para par­ti­ci­par en las acti­vi­da­des acordadas.
  14. Coor­di­nar las acti­vi­da­des de los gru­pos de tra­ba­jo o comi­sio­nes desig­nan­do a sus responsables.

ñ. Rea­li­zar ope­ra­cio­nes con ban­cos inter­na­cio­na­les que ope­ren en el país sede del CLATE.

Artícu­lo 21. En caso de más de tres ausen­cias con­ti­nuas de uno de los inte­gran­tes del Comi­té Eje­cu­ti­vo Lati­no­ame­ri­cano, la mis­ma pue­de apro­bar un sus­ti­tu­to has­ta la pró­xi­ma reu­nión de la Asam­blea Gene­ral o del Con­se­jo General.

Artícu­lo 22. Todos los car­gos del Comi­té Eje­cu­ti­vo Lati­no­ame­ri­cano serán elec­tos en Asam­blea Gene­ral y no ten­drán sala­rios o bene­fi­cios eco­nó­mi­cos. El Con­se­jo Gene­ral Lati­no­ame­ri­cano podrá ele­gir a los sus­ti­tu­tos de aque­llos inte­gran­tes del Comi­té Eje­cu­ti­vo Lati­no­ame­ri­cano que se hayan ausen­ta­do de las reunio­nes de éste, más de tres veces con­ti­nuas. Los elec­tos por el Con­se­jo Gene­ral Lati­no­ame­ri­cano dura­rán en su encar­go el tiem­po fal­tan­te para la siguien­te Asam­blea Gene­ral en la que podrán ser pos­tu­la­dos y ele­gi­dos para cual­quie­ra de los car­gos del Comi­té Eje­cu­ti­vo Latinoamericano.

CAPÍTULO V.
DE LOS CONGRESOS Y EVENTOS INTERNACIONALES

Artícu­lo 23. El CLA­TE con­tri­bui­rá a la orga­ni­za­ción y desa­rro­llo del Con­gre­so Inter­na­cio­nal de Trans­for­ma­ción Edu­ca­ti­va, pro­pi­cian­do la par­ti­ci­pa­ción de per­so­nas y gru­pos de los dife­ren­tes paí­ses latinoamericanos.

Artícu­lo 24. El CLA­TE con­tri­bui­rá a pro­mo­ver y desa­rro­llar diver­sos even­tos sobre temas edu­ca­ti­vos que pue­dan con­tri­buir a la trans­for­ma­ción edu­ca­ti­va en Amé­ri­ca Latina.

Artícu­lo 25. El CLA­TE orga­ni­za­rá diver­sos even­tos inter­na­cio­na­les lati­no­ame­ri­ca­nos para la trans­for­ma­ción educativa.

CAPÍTULO VI.
DE LAS MODIFICACIONES DE LOS ESTATUTOS

Artícu­lo 26. Las modi­fi­ca­cio­nes a intro­du­cir­se en los Esta­tu­tos serán pro­pues­tas a la Asam­blea por la Mesa Coor­di­na­do­ra o a soli­ci­tud pre­sen­ta­da por dos o más miem­bros, por lo menos 15 días antes de la Asam­blea y comu­ni­ca­das por ésta a los miem­bros con una anti­ci­pa­ción no menor de una semana.

CAPÍTULO VII.
DE LA DISOLUCIÓN DEL CLATE

Artícu­lo 27. Para disol­ver el CLA­TE se nece­si­ta el voto apro­ba­to­rio de las dos ter­ce­ras par­tes de los miembros.

Artícu­lo 28. En caso de diso­lu­ción del CLA­TE su patri­mo­nio será dona­do a la Ins­ti­tu­ción que la Asam­blea Gene­ral decida.

CAPÍTULO VIII.
DISPOSICIONES TRANSITORIAS

Artícu­lo 29. En la Asam­blea Cons­ti­tu­ti­va del CLA­TE podrán par­ti­ci­par de las vota­cio­nes quie­nes se hayan acre­di­ta­do al ini­ciar esta Asam­blea, y que­da­rán regis­tra­dos como miem­bros fundadores.

Artícu­lo 30. En la Asam­blea de fun­da­ción se ele­gi­rá a los inte­gran­tes del pri­mer Comi­té Eje­cu­ti­vo, se fija­rá la cuo­ta anual de afi­lia­ción deci­dién­do­se su entra­da en vigen­cia y se deci­di­rá la fecha de fina­li­za­ción del pri­mer ejer­ci­cio contable.

Artícu­lo 31. Lo que no se hubie­re pre­vis­to en estos Esta­tu­tos, así como la inter­pre­ta­ción de cual­quie­ra de sus dis­po­si­cio­nes será resuel­to por el Comi­té Eje­cu­ti­vo Lati­no­ame­ri­cano, quien dará cuen­ta de sus deter­mi­na­cio­nes o reso­lu­cio­nes a la Asam­blea Gene­ral o al Con­se­jo Gene­ral Lati­no­ame­ri­cano, según sea el momen­to, en sus reunio­nes pró­xi­mas inmediatas.