Diana Karina González López

Ponencia presentada en el Primer Congreso Internacional de Transformación Educativa

Resu­men

El desa­rro­llo de la inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va al inte­rior de las ins­ti­tu­cio­nes esco­la­res, se con­fi­gu­ra como una de las líneas que se encuen­tran en for­ma­ción pro­gre­si­va, los para­dig­mas aca­dé­mi­cos y for­ma­ti­vos den­tro de éste con­tex­to guían la for­ma en que ésta es obser­va­da, dado que en algu­nos espa­cios se reco­no­ce la rique­za inte­lec­tual que apor­ta, no así en aque­llos en los cua­les se apre­cia como una acción caren­te de sen­ti­do e inten­cio­na­li­dad, en las siguien­tes líneas se ofre­ce al lec­tor una mira­da sobre la rele­van­cia de la cul­tu­ra orga­ni­za­cio­nal en el mar­co de la inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va, el cual ha de expre­sar el sen­tir des­de la expe­rien­cia de la fun­ción de docen­te – investigador. 

Des­de esce­na­rios diver­sos exis­ten pro­fe­so­res dedi­ca­dos a la inves­ti­ga­ción, en un sen­ti­do de encon­trar y com­par­tir aque­llas situa­cio­nes que gene­ran inquie­tud al inte­rior de los cen­tros esco­la­res don­de se desem­pe­ñan, poco se ha habla­do recien­te­men­te sobre el avan­ce que pro­yec­ta Méxi­co en el cam­po de la inves­ti­ga­ción y la rela­ción que guar­da con otros paí­ses, como se sabe la inves­ti­ga­ción es un pro­ce­so com­ple­jo que se carac­te­ri­za por deman­dar una can­ti­dad impor­tan­te de tiem­po a quien la rea­li­za, dado que se requie­re de sis­te­ma­ti­ci­dad des­de la bús­que­da de los supues­tos teó­ri­cos, has­ta la orga­ni­za­ción de los hallaz­gos encon­tra­dos en su desa­rro­llo, ade­más se hace nece­sa­rio el apo­yo eco­nó­mi­co para sus­ten­tar algu­nos pro­yec­tos que per­mi­ti­rán la mejo­ra no solo de la ins­ti­tu­ción edu­ca­ti­va don­de tie­ne lugar, sino que pro­ba­ble­men­te su círcu­lo de influen­cia ten­ga cier­ta pro­yec­ción  social.

Es cla­ro que el recur­so eco­nó­mi­co des­ti­na­do en nues­tro país para rea­li­zar inves­ti­ga­ción es toda­vía muy limi­ta­do, sin embar­go sería intere­san­te cues­tio­nar qué por­cen­ta­je de maes­tros esta­mos rea­li­zan­do inves­ti­ga­ción aún cuan­do ésta se desa­rro­lle con recur­sos pro­pios; pare­cie­ra que las con­di­cio­nes de la inves­ti­ga­ción son toda­vía un terreno poco explo­ra­do sin embar­go será intere­san­te y nece­sa­rio con­ti­nuar for­ta­le­cien­do el desa­rro­llo de la inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va como herra­mien­ta de trans­for­ma­ción social, dado que la rique­za que apor­ta a la cons­truc­ción de nue­vos esce­na­rios cog­ni­ti­vos  per­mi­te que pro­gre­si­va­men­te la infor­ma­ción  se carac­te­ri­ce por tener un alto por­cen­ta­je de su expli­ca­ción en la reali­dad de la prác­ti­ca dia­ria de los profesores.

Algu­nos inte­lec­tua­les afir­man  que si los docen­tes se die­ran un espa­cio para escri­bir todos los even­tos que acon­te­cen en la coti­dia­ni­dad de su prác­ti­ca, la rique­za de apor­tes sería amplia para su tra­ta­mien­to des­de diver­sas meto­do­lo­gías, des­de esa ópti­ca, la prác­ti­ca docen­te gra­cias a sus carac­te­rís­ti­cas per­mi­te obte­ner ele­men­tos impor­tan­tes que debie­ran for­mar par­te de los libros que se escri­ben en bene­fi­cio de la mejo­ra de la prác­ti­ca refle­xi­va, y es que des­de la inter­ven­ción en el salón de cla­ses pue­den trans­for­mar­se las reali­da­des que hoy cono­ce­mos en el mun­do al que nos enfrentamos.

Pala­bras cla­ve: Inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va, para­dig­ma, com­ple­ji­dad, cul­tu­ra, meto­do­lo­gía, peda­go­gía crí­ti­ca, instituciones.

.

 

El acer­ca­mien­to des­de la edu­ca­ción hacia la inves­ti­ga­ción es toda­vía esca­so y dis­tan­te de su impac­to en la trans­for­ma­ción de la reali­dad social; Méxi­co es uno de los paí­ses de Amé­ri­ca Lati­na con mayor desa­rro­llo en la inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va (De Landshee­re 1996),  si bien en otros esce­na­rios se habla de que la inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va no debe ser vis­ta como herra­mien­ta de cam­bio en la acción edu­ca­ti­va, no pode­mos dejar de lado la influen­cia qué esta pue­de tener en la imple­men­ta­ción de nue­vas pro­pues­tas didác­ti­cas que per­mi­tan mejo­rar la cali­dad que siguen los dife­ren­tes pro­ce­sos edu­ca­ti­vos, cuan­do se tra­ba­ja bajo el esque­ma de la inves­ti­ga­ción – acción por ejem­plo, el inves­ti­ga­dor tie­ne entre sus manos la opor­tu­ni­dad de impac­tar con su pro­pues­ta en los hallaz­gos que encuen­tra como par­te del obje­to de estudio.

Esta cla­se de inves­ti­ga­ción pue­de rea­li­zar­se con con­se­cuen­cias impor­tan­tes por aque­llos pro­fe­so­res que se encuen­tren intere­sa­dos en mejo­rar des­de su espa­cio las con­di­cio­nes en que se ofre­ce la edu­ca­ción en Méxi­co, es momen­to de refle­xio­nar sobre la creen­cia de que no es posi­ble hacer nada en tan­to des­de las polí­ti­cas edu­ca­ti­vas no se desa­rro­lle una ini­cia­ti­va de cambio.

Es cla­ro que si el inves­ti­ga­dor edu­ca­ti­vo espe­ra la opor­tu­ni­dad de estar cer­ca de las esfe­ras de poder el Méxi­co para hacer lle­gar sus pro­pues­tas de mejo­ra edu­ca­ti­va, los cam­bios serán nulos, la dife­ren­cia en visua­li­zar el cam­bio des­de el salón de cla­ses pro­por­cio­na al docen­te el espa­cio para apli­car y sus­ten­tar aque­llas inquie­tu­des que tie­nen que ver  con la cons­truc­ción de cono­ci­mien­tos y mejor aún, con la for­ma­ción de suje­tos crí­ti­cos que reba­sen los lími­tes suge­ri­dos den­tro del salón de clases. 

Antes que nada es nece­sa­rio enten­der que cuan­do se habla de inves­ti­ga­ción, es per­ti­nen­te revi­sar des­de qué supues­tos teó­ri­cos se está hablan­do, en razón de que los para­dig­mas jue­gan un papel impor­tan­te pues deter­mi­nan la línea de bús­que­da de infor­ma­ción y cómo es que ésta es regis­tra­da en las líneas del tra­ba­jo, es así que un pro­fe­sor que inves­ti­ga pue­da hablar de lo opti­mo de rea­li­zar inves­ti­ga­cio­nes sus­ten­ta­das en datos duros, numé­ri­cos o grá­fi­cas; con­tra­pues­to a la inves­ti­ga­ción cua­li­ta­ti­va en la que se recu­pe­ra la rique­za del pro­ce­so que se sigue de cerca.

En dife­ren­tes espa­cios se habla de la posi­bi­li­dad de que el obje­to de inves­ti­ga­ción es ele­gi­do o deli­mi­ta­do a par­tir de las nece­si­da­des detec­ta­das por el inves­ti­ga­dor en el esce­na­rio que se desa­rro­lla éste, siguien­do a Guar­dián (2007), en la com­pi­la­ción que hace sobre la pos­tu­ra de auto­res de impac­to en la peda­go­gía como Kuhn y Morín, el tema que se con­vier­te en obje­to de la inves­ti­ga­ción se encuen­tra deter­mi­na­do a par­tir de los para­dig­mas de quien inves­ti­ga el fenó­meno, lo cual tam­bién se rela­cio­na de for­ma estre­cha con el tipo de inves­ti­ga­ción a realizar.

Es decir si su inten­ción es obte­ner datos rígi­dos y con­tro­la­dos que en esca­sa medi­da se ape­guen a la her­me­néu­ti­ca, enton­ces se habla­rá de una fina­li­dad de inves­ti­ga­ción posi­ti­vis­ta, con­tra­ria­men­te si la inten­cio­na­li­dad se ape­ga a la par­te holís­ti­ca, de com­pren­sión des­de una ópti­ca crí­ti­ca enton­ces la inves­ti­ga­ción toma­rá un cur­so com­ple­ta­men­te distinto.

Uno de los plan­tea­mien­tos que con­si­de­ro pri­mor­dial­men­te rele­van­te, es la afir­ma­ción de que una inves­ti­ga­ción neu­tra y asép­ti­ca cons­ti­tu­ye más bien una uto­pía, y es que cla­ra­men­te cuan­do el inves­ti­ga­dor se encuen­tra desem­pe­ñan­do sus fun­cio­nes no deja a un lado sus para­dig­mas, esque­mas e inclu­so expe­rien­cias de vida, sino que éstas le acom­pa­ñan y son las que en una medi­da impor­tan­te le acer­can a la toma de deci­sio­nes y deli­mi­ta­ción de infor­ma­ción; hecho que guar­da rela­ción con una de las pro­pues­tas de Weber, que nos habla sobre las dife­ren­tes cons­truc­cio­nes o sig­ni­fi­ca­cio­nes que pue­de tener la reali­dad para los Suje­tos que están den­tro de ella; pues aun cuan­do todos ellos se encuen­tren inter­ac­tuan­do den­tro del mis­mo espa­cio, cada uno dará a las expe­rien­cias vivi­das valo­res dife­ren­tes; lue­go enton­ces, el inves­ti­ga­dor que se encuen­tra por ejem­plo apo­yán­do­se de la par­te etno­grá­fi­ca, está recu­pe­ran­do y resal­tan­do aque­llos even­tos que sub­je­ti­va­men­te le son rele­van­tes o resul­tan nece­sa­rios den­tro de la investigación.

Los fenó­me­nos son diver­sos e inclu­so inaca­ba­bles, la dife­ren­cia estri­ba en la inter­pre­ta­ción que se tie­ne de éstos y cómo son has­ta cier­to pun­to mani­pu­la­dos a con­ve­nien­cia del obje­to de estu­dio. De ahí la rele­van­cia de hablar de para­dig­mas en la inves­ti­ga­ción, que­da cla­ro que los auto­res recu­pe­ran para­dig­mas espe­cí­fi­cos para el pro­ce­so de inves­ti­ga­ción, sin embar­go otros como Morín (1982), nos ofre­cen la posi­bi­li­dad de vis­lum­brar al para­dig­ma des­de dos ópti­cas dis­tin­tas, que no solo sitúan la posi­bi­li­dad de ele­gir deter­mi­na­do para­dig­ma, sino que en otro sen­ti­do con­fi­gu­ra al mis­mo inves­ti­ga­dor como Suje­to con para­dig­mas que le influ­yen des­de la deli­mi­ta­ción del obje­to de estudio.

El Para­dig­ma socio crí­ti­co de la inves­ti­ga­ción tie­ne como fina­li­dad iden­ti­fi­car el poten­cial para el cam­bio, empo­de­ra­mien­to para cri­ti­car y trans­for­mar la reali­dad, es fle­xi­ble, envol­ven­te y emer­gen­te, rela­cio­na ínti­ma­men­te al suje­to y al obje­to, lue­go enton­ces ten­dría­mos que revi­sar des­de qué para­dig­ma se posi­cio­na el inves­ti­ga­dor cuan­do comien­za la pro­fun­di­za­ción con la situa­ción o fenó­meno que estudia.

La peda­go­gía crí­ti­ca ten­dría que ser vis­ta como un para­dig­ma epis­te­mo­ló­gi­co que da mar­co a pro­yec­tos peda­gó­gi­cos, a la eva­lua­ción edu­ca­ti­va, social y polí­ti­ca. (McLa­ren 2008), y es que la pro­pues­ta de Giroux fren­te a la nece­si­dad de que lo que el pro­fe­sor com­par­te con sus alum­nos reba­se los muros del salón de cla­ses, ten­dría que ser uno de los pila­res que se inclu­yan den­tro del Plan y Pro­gra­mas de estu­dio, des­de lue­go éste plan­tea­mien­to se apro­xi­ma con énfa­sis a una uto­pía y se ale­ja rápi­da­men­te de ser una reali­dad pen­sa­da des­de las polí­ti­cas educativa.

Una comu­ni­dad cien­tí­fi­ca no pue­de rea­li­zar sus acti­vi­da­des sin un gru­po de creen­cias (Álva­rez 2007), cuan­do se habla de inves­ti­ga­ción  y siguien­do a más de un autor que escri­be sobre los hallaz­gos de la inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va, el suje­to inves­ti­ga­dor difí­cil­men­te pue­de dejar de lado sus para­dig­mas y supues­tos cuan­do se invo­lu­cra en el pro­ce­so, inclu­so des­de la elec­ción del tema que inves­ti­ga se ve direc­ta­men­te influen­cia­do por las creen­cias e inquie­tu­des cien­tí­fi­cas que guían su tarea, situa­dos des­de ésta pers­pec­ti­va las inves­ti­ga­cio­nes que hoy se rea­li­zan se vin­cu­lan  de mane­ra estre­cha a las con­di­cio­nes con­tex­tua­les que rodean a quien  las realiza.

En el mar­co de la cul­tu­ra orga­ni­za­cio­nal es impor­tan­te seña­lar que la expe­rien­cia apor­ta el sen­tir de los docen­tes que hacen o no hacen inves­ti­ga­ción, y es que la jus­ti­fi­ca­ción más recu­rren­te es la que dice que “en las escue­las no hay tiem­po para la inves­ti­ga­ción”, supues­to que me pare­ce trá­gi­co, dado que las con­di­cio­nes y opor­tu­ni­da­des inte­lec­tua­les que gene­ra dicha acción, bene­fi­cian de mane­ra impor­tan­te tan­to a los alum­nos como al res­to de los docen­tes de la institución.

Se habla de cul­tu­ra orga­ni­za­cio­nal y se rela­ción con la inves­ti­ga­ción , en vir­tud de que el desa­rro­llo de pro­ce­sos admi­nis­tra­ti­vos y de docen­cia dis­mi­nu­yen el tiem­po que se pue­de dedi­car a ésta, y es que en las escue­las pare­ce que vamos libe­ran­do un pro­ce­so cuan­do ya tene­mos diez asun­tos más que requie­ren de aten­ción, inclu­so la cul­tu­ra orga­ni­za­ción tam­bién tie­ne que ver con el valor y reco­no­ci­mien­to que las auto­ri­da­des edu­ca­ti­vas le otor­gan a éste tipo de even­tos aca­dé­mi­cos, es así que mien­tras en algu­nas ins­ti­tu­cio­nes se prio­ri­za la com­pe­ti­ti­vi­dad aca­dé­mi­ca a tra­vés de la par­ti­ci­pa­ción en con­gre­sos de inves­ti­ga­ción, en otras se obser­van éstas accio­nes como even­tos vacíos y que impli­can un total pér­di­da de tiempo.

La reali­dad de la inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va en Méxi­co, es que el apo­yo a los pro­yec­tos es tenue casi invi­si­ble; se moti­va la par­ti­ci­pa­ción y hoy las fuen­tes de infor­ma­ción son amplias sin embar­go el recur­so eco­nó­mi­co des­ti­na­do al desa­rro­llo y segui­mien­to de pro­yec­tos de inves­ti­ga­ción es esca­so, en con­se­cuen­cia pro­yec­tos suma­men­te intere­san­tes con miras en la trans­for­ma­ción social se que­dan tras bam­ba­li­nas espe­ran­do una casi inal­can­za­ble opor­tu­ni­dad de ser pro­yec­ta­dos, enton­ces el lec­tor podrá adver­tir que pro­ba­ble­men­te la cul­tu­ra orga­ni­za­cio­nal se arti­cu­le con la no pre­vi­sión de la inves­ti­ga­ción des­de la gene­ra­ción de las polí­ti­cas edu­ca­ti­vas. ¿Cómo es enton­ces que se arti­cu­la la cul­tu­ra orga­ni­za­cio­nal al desa­rro­llo de la inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va? La inves­ti­ga­ción no ha teni­do nin­gún a influen­cia en la prác­ti­ca edu­ca­ti­va, los inves­ti­ga­do­res se encuen­tran pro­yec­ta­dos para sus pro­pios pro­ble­mas. (De la Orden 2007).

El cli­ma de tra­ba­jo y las rela­cio­nes que se esta­ble­cen den­tro de éste, limi­ta la posi­bi­li­dad de un impac­to real de las inves­ti­ga­cio­nes en el desem­pe­ño de la fun­ción docen­te, con fre­cuen­cia se extien­de la acti­tud con­ta­gio­sa que supo­ne que no es nece­sa­rio com­par­tir si de cual­quier for­ma des­de la inves­ti­ga­ción no es posi­ble impac­tar en tan­to “las auto­ri­da­des no hagan algo”, la cues­tión de la cul­tu­ra de las ins­ti­tu­cio­nes guar­da una estre­cha rela­ción con el con­su­mo cul­tu­ral de los docen­tes y a par­tir de qué han for­ma­do éste.

En suma, se ha habla­do de la rele­van­cia que cobran los para­dig­mas de los Suje­tos par­ti­ci­pan­tes de una ins­ti­tu­ción den­tro de la inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va de ahí que se abran nue­vas líneas de diá­lo­go y pro­yec­tos sobre éste eje, el cual cla­ra­men­te pue­de bene­fi­ciar­se si des­de los cen­tros esco­la­res se re direc­cio­na el sen­ti­do de la inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va, como herra­mien­ta que per­mi­ta la trans­for­ma­ción social.

Me pare­ce pun­tual y ati­na­da la apor­ta­ción de De la Orden (2007), al res­ca­tar como una de las líneas con­duc­to­ras de su tra­ba­jo, el hecho de que la inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va debe tener impac­to direc­to en la prác­ti­ca, es decir; ésta tie­ne que pen­sar­se y plan­tear­se des­de la posi­bi­li­dad de trans­for­mar la reali­dad educativa.

Ten­dría que enton­ces imple­men­tar­se y dise­ñar­se en miras de con­tri­buir al logro de nue­vas y mejo­res metas edu­ca­ti­vas; la reali­dad des­de mi expe­rien­cia dic­ta cosas dis­tin­tas al plan­tea­mien­to del autor, pues la inves­ti­ga­ción ade­más de haber doma­do rum­bo de acción indi­vi­dual y de com­pe­ten­cia en pocos espa­cios se pien­san cen­tra­do la inten­ción en apo­yar en la prác­ti­ca peda­gó­gi­ca, más bien has­ta el momen­to (no así en todos los casos) bus­ca alcan­zar las satis­fac­ción de una meta inte­lec­tual indi­vi­dual, que de res­pues­ta a inte­rro­gan­tes cons­trui­das des­de la pers­pec­ti­va del inves­ti­ga­dor, poco cen­tra­da en el impac­to que pue­da tener en su círcu­lo cer­cano de influen­cia edu­ca­ti­va. Son cada vez meno­res los espa­cios en que los pro­fe­so­res inves­ti­ga­do­res y no inves­ti­ga­do­res, com­par­ten infor­ma­cio­nes sobre sus hallaz­gos en mate­ria edu­ca­ti­va, la socie­dad mexi­ca­na pro­gre­si­va­men­te aca­pa­ra una cul­tu­ra del nulo tra­ba­jo en equi­po, y mucho menos con­tem­pla la posi­bi­li­dad de gene­rar de mane­ra  colec­ti­va ideas y pro­yec­tos que coad­yu­ven a la mejo­ra de la edu­ca­ción en Méxi­co, la reali­dad dice que inclu­so pese a nues­tras con­di­cio­nes de cul­tu­ra nacio­nal, la frag­men­ta­ción de la inves­ti­ga­ción y el poco recur­sos que se des­ti­na a ésta no solo suce­de en nues­tro país, sino que habla de algu­nas de éstas carac­te­rís­ti­cas mani­fies­tas en Europa.

A par­tir de las pre­mi­sas revi­sa­das enton­ces una de las pre­ten­sio­nes cien­tí­fi­cas de la inves­ti­ga­ción, con­sis­te en poder rea­li­zar una efi­caz uti­li­za­ción de éstos sabe­res como guía prác­ti­ca, más allá del pro­pio cons­truc­to inte­lec­tual que pue­da gene­rar el inves­ti­ga­dor a par­tir de ésta.

En con­clu­sión, éstas líneas de inves­ti­ga­ción revi­sa­das, han de re orien­tar lo que has­ta aho­ra se hace, des­de lue­go sin inten­ción de rea­li­zar jui­cios y des­ca­li­fi­ca­cio­nes, en otro sen­ti­do se enca­mi­na a poder inves­ti­gar e inver­tir recur­sos en un pro­yec­to de impac­to edu­ca­ti­vo, que ade­más arro­je resul­ta­dos pro­pios para la con­ti­núa cons­truc­ción de nue­vas líneas peda­gó­gi­cas que con­tri­bu­yan a la for­ma­ción de ciu­da­da­nos y profesores.

Reflexiones finales

  • El con­cep­to de inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va es cons­trui­do des­de la pers­pec­ti­va y expe­rien­cias inte­lec­tua­les de los que par­ti­ci­pan en el proceso.
  • Los ele­men­tos de la inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va son rele­van­tes para la cons­truc­ción de la mis­ma y per­mi­te cla­ri­fi­car el pro­ce­so de la misma.
  • La epis­te­mo­lo­gía den­tro de la inves­ti­ga­ción cobra rele­van­cia al evi­den­ciar la línea de gene­ra­ción del cono­ci­mien­to que guío al inves­ti­ga­dor en su desarrollo.
  • La inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va debe ser un hallaz­go con posi­bi­li­da­des de com­par­tir­se, en esce­na­rios diver­sos para ampliar el cono­ci­mien­to que se ha generado.
  • La inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va pue­de difun­dir­se en medios diver­sos como con­gre­sos, con­fe­ren­cias, publi­ca­cio­nes e ins­ti­tu­cio­nes educativas.

Fuentes de consulta

Álva­rez, J. (2007). Cómo hacer inves­ti­ga­ción cua­li­ta­ti­va. Fun­da­men­tos y meto­do­lo­gía. Méxi­co. Paidós.

McLa­ren, P. (2008). Peda­go­gía crí­ti­ca. De qué habla­mos, dón­de esta­mos. Espa­ña. Graó.

De Landshee­re, G. (1999). La inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va en el mun­do. Méxi­co. Fon­do de Cul­tu­ra Económica.

De la Orden, A. (2007). El nue­vo hori­zon­te de la inves­ti­ga­ción peda­gó­gi­ca. Revis­ta elec­tró­ni­ca de inves­ti­ga­ción edu­ca­ti­va. Méxi­co. Redalyc.

Guar­dián Fer­nán­dez, A. (2007). El para­dig­ma cua­li­ta­ti­vo en la inves­ti­ga­ción socio edu­ca­ti­va. CECC-AECI. Cos­ta Rica  Pp. 56–65