Dr. Juan Manuel Garcés

Cooperativa MTS Movimiento y Desarrollo,
Movimiento de Transformación Social

En el ámbi­to de los con­cep­tos, el acier­to de plan­tear­los ade­cua­da­men­te para accio­nar la prác­ti­ca edu­ca­ti­va se rela­cio­na con la con­gruen­cia entre el pen­sa­mien­to, el dis­cur­so y la acción social. Y para lle­var a cabo esta rela­ción en témi­nos de trans­for­ma­ción edu­ca­ti­va, se requie­ren a la mane­ra de con­di­cio­nes, pasar de las pro­pues­tas a la cons­truc­ción de otros sis­te­mas socia­les. El pro­ble­ma pare­ce sen­ci­llo, sin embar­go, la cons­truc­ción de otros sis­te­mas socia­les, de otros sis­te­mas socia­les lo remar­co por­que el sis­te­ma cre­ma­tís­ti­co actual es hege­mó­ni­co y úni­co, vale decir glo­bal, con base en el poder real del capi­tal financiero.

Cuan­do plan­tea­mos cons­truir otros sist­mas socia­les nos refe­ri­mos a la inexis­ten­cai de un úni­co mode­lo a seguir. Por eso, cons­truir otras rela­cio­nes de vida cons­ti­tu­ye una rup­tu­ra con toda la cre­ma­tís­ti­ca pre­pon­de­ran­te des­de hace 5 mil años. Se tra­ta de cons­truir sis­te­mas comu­ni­ta­rios, pro­pios, inter­de­pen­dien­tes, terri­to­ria­les, con­ven­cio­na­les, sin jerar­quías ni cla­ses socia­les, y rela­cio­nar­los des­de, para y por las pro­pias comu­ni­da­des en redes comu­ni­ta­rias, tam­bién lla­ma­dos Esta­dos por Con­sig­na y Esta­dos por Proyecto.

Por eso el plan­tea­mien­to de otro mun­do es posi­ble, par­tien­do de las rela­cio­nes en la edu­ca­ción, se esta­be­ce como una dimen­sion en don­de estas rela­cio­nes edu­ca­ti­vas se con­ju­gan, se com­ple­men­tan, se comul­gan con las rela­cio­nes cul­tu­ra­les. Las rela­cio­nes cul­tu­ra­les-edu­ca­ti­vas tam­po­co pue­de des­pren­der­se de su con­tex­to cir­cuns­tan­cia­do, es decir, su espa­cio y su tiem­po. Y sobre este espa­cio geo­grá­fi­co-terri­to­rial y bajo este tiem­po cre­ma­tís­ti­co (time is money), deter­mi­na­mos tam­bién las rela­cio­nes eco­nó­mi­cas, polí­ti­cas y de defen­sa de nues­tras for­mas de vida, cons­truí­das por nosos­tros mis­mos. Nin­gu­na de estas cua­tro rela­cio­nes bási­cas de toda socie­dad: eco­no­mía, polí­ti­ca, cul­tu­ra y edu­ca­ción, y defen­sa de las mayo­rías, pue­den des­pren­der­se ni inde­pen­di­zar­se unas de las otras, todo es una tota­li­dad. (Die­te­rich, 2005).

La cons­truc­ción de otro mun­do se ubi­ca como una con­jun­ción de la diver­si­dad. Es decir, de las diver­sas for­mas comu­ni­ta­rias desa­rro­lla­das a pesar de los mile­nios cre­ma­tís­ti­cos trans­cu­rri­dos. Las rela­cio­nes cut­tu­ra­les y edu­ca­ti­vas, efec­ti­va­men­te pue­den jugar un papel inte­gra­dor, arti­cu­la­dor y apro­pia­dor den­tro de los pro­yec­tos de desa­rro­llo comu­ni­ta­rio. En esta pros­pec­ti­va comu­ni­ta­ria, este es su prin­ci­pal papel. Y aún más, si que­re­mos ubi­car a las rela­cio­nes cul­tu­ra­les y edu­ca­ti­vas en un lugar defi­ni­to­rio, aten­ga­mo­nos a la expe­rien­cia cuba­na: “En Cuba, la gue­rra cul­tu­ral lo atra­vie­sa todo”(Ubieta, 2000).

En esta pros­pec­ti­va del desa­rro­llo de las rela­cio­nes cul­tu­ra­les y edu­ca­ti­vas, la vin­cu­la­ción per­te­ne­ce a los vie­jos para­dig­mas cre­ma­tís­ti­cos, y const­tu­ye una rela­ción casual, infor­mal, depen­dien­te. En las nue­vas rela­cio­nes cul­tu­ra­les y edu­ca­ti­vas, vamos a las solu­cio­nes de raíz. Des­de la exis­ten­cia mis­ma de la vida huma­na, los seres huma­nos esta­ble­cie­ron rela­cio­nes de inte­gra­ción, arti­cu­la­ción y apro­pia­ción, en todos los ámbi­tos de su vida comu­ni­ta­ria sobre los cua­les gene­ra­ron sus pro­pis rela­cio­nes de vida y subsistencia.

Cuan­do sur­ge la cre­ma­tís­ti­ca, hace 5 mil años apro­xi­ma­da­men­te, estas rela­cio­nes de inte­gra­ción, arti­cu­la­ción y apro­pia­ción de los seres huma­nos, se fue­ron dilu­yen­do por­que las rela­cio­nes de vida comu­ni­ta­ria se des­ba­ra­ta­ron ante el empu­je del poder indi­vi­dual, con­cen­tra­do en los varo­nes, sobre todo, debi­do al sur­gi­mien­to de la agri­cul­tu­ra y al alma­ce­na­mien­to de ali­men­tos y por lo tan­to, al esta­ble­ci­mien­to del poder de quien mas posee y ase­gu­ra la ali­men­ta­ción, la pri­me­ra nece­si­dad básica.

Esta acti­vi­dad, la agri­cul­tu­ra, segu­ra­men­te jun­to con la domes­ti­ca­ción de ani­ma­les, requi­rie­ron de una espe­cia­li­za­ción y por lo tan­to de la pri­me­ra divi­sión del tra­ba­jo. Las muje­res fue­ron rele­ga­das poco a poco, a acti­vi­da­des con menos reque­ri­mien­to de fuer­za físi­ca. His­tó­ri­ca­men­te el trán­si­to de una a otra eta­pa fue lar­go y sinuo­so, por­que en muchas oca­sio­nes pode­mos encon­trar ves­ti­gios de muje­res caza­do­ras, reco­lec­to­ras, agri­cul­tu­ras y domes­ti­ca­do­ras de animales.

La mujer dejó de ser vene­ra­da como en los pri­me­ros tiem­pos, los de las rela­cio­nes de  sub­sis­ten­cia, y poco a poco, el varón fue defi­nien­do el rum­bo de las nue­vas rela­cio­nes de vida, en las cua­les hace su apa­ri­ción el enri­que­ci­mien­to ili­mi­ta­do, es decir, la cre­ma­tís­ti­ca. Y se hace nece­sa­rio cam­biar las estruc­tu­ras hori­zon­ta­les, fle­xi­bles y rota­ti­vas, ejer­ci­ta­das duran­te dece­nas de miles de años, para dar paso a las estruc­tu­ras ver­ti­ca­les, pira­mida­les, uni­di­rec­cio­na­les y rígi­das, y así jus­ti­fi­car las nue­vas rela­cio­nes de acu­mu­la­ción y enri­que­ci­mien­to ili­mi­ta­do de una mino­ría sobre el empo­bre­ci­mien­to y la depau­pe­ra­ción de las mayorías.

Bajo este mun­do socio­cla­sis­ta y jerár­qui­co, las rela­cio­nes de cul­tu­ra y edu­ca­ción siguen inte­gra­das pero aho­ra, for­man par­te del todo cre­ma­tís­ti­co. Esta inte­gra­ción ha deja­do de ser comu­ni­ta­ria y se ha con­ver­ti­do, como por arte de algún malé­vo­lo des­tino, en una inte­gra­ción par­cial por­que solo obe­de­ce y se sus­ten­ta en los intere­ses de las cla­ses socia­les encum­bra­das en las estruc­truas ver­ti­ca­les, pira­mida­les y rígi­das. Las rela­cio­nes cul­tu­ra­les y edu­ca­ti­vas sir­ven al sis­te­ma impe­rial capi­ta­lis­ta coman­da­do por los capi­ta­lis­tas financieros.

Lo mis­mo suce­de con la arti­cu­la­ción comu­ni­ta­ria. Bajo el mun­do socio­cla­sis­ta actual, las rela­cio­nes de arti­cu­la­ción, es decir, de enla­ce, unión y orden de sus inte­gran­tes se encuen­tran inte­gra­dos bajo la tota­li­dad del sis­te­ma cre­ma­tís­ti­co y en lugar de pro­se­guir los fines comu­nes a todos los indi­vi­duos de las comu­ni­da­des, per­si­gue el bien­es­tar de los depre­da­do­res de la vida, de los pode­ro­sos posee­do­res del capi­tal financiero.

Y las rela­cio­nes de apro­pia­ción dejan de ser comu­ni­ta­rias para con­ver­tir­se en indi­vi­dua­les. Cada quien quie­re apro­piar­se del esfuer­zo de los demás median­te un sin fin de meca­nis­mos pro­mo­vi­dos por el mer­ca­do. El con­su­mis­mo se ha con­ver­ti­do en la cul­tu­ra domi­nan­te en todo el mun­do, y el reto de los revo­lu­cio­na­rios es como rever­tir las rela­cio­nes en las cua­les se sus­ten­ta el consumismo.

Por otra par­te, las rela­cio­nes ins­ti­tu­cio­na­li­za­das en mate­ria cul­tu­ral y edu­ca­ti­va, es decir, rela­cio­nes regi­das por las leyes de poder de una mino­ría insen­sa­ta, adquie­ren la carac­te­rís­ti­ca de ser úni­cas y tota­li­za­do­ras. Des­de el sur­gi­mien­to de la cre­ma­tís­ti­ca y del Esta­do, la insit­tu­cio­na­li­za­ción de las rela­cio­nes socia­les den­tro de las estruc­tu­ras ver­ti­ca­les, uni­di­rec­cio­na­les, pira­mida­les y rígi­das, cons­ti­tu­yen la varia­ble per­ma­nen­te mas difí­cil de romper.

Las rela­cio­nes ins­ti­tu­cio­na­li­za­das asfi­xian, impi­den el ejer­ci­cio de la liber­tad. Toda orga­ni­za­ción sur­gi­da den­tro del sis­te­ma cre­ma­tís­ti­co, esta­ble­ce un ejer­ci­cio sus­ten­ta­do en el sis­te­ma de jerar­quías. Las eli­tes son por tan­to, su pro­duc­to natu­ral. Cuan­do se pone en entre­di­cho y de hecho se rom­pe con las jerar­quías se esta aten­tan­do al cor­zón del sis­te­ma cre­ma­tís­ti­co capi­ta­lis­ta actual.

En ese sen­ti­do, la edu­ca­ción ins­ti­tu­cio­na­li­za­da per­si­gue el fin de jus­ti­fi­car las nue­vas rela­cio­nes de vida de explo­ta­ción, opre­sión y some­ti­mien­to de las mayo­rías por una mino­ría ver­gon­zan­te. Las for­mas de esta edu­ca­ción cre­ma­tís­ti­ca, van varian­do con­for­me a los esta­dios del escla­vis­mo, feu­da­lis­mo, capi­ta­lis­mo y socia­lis­mo real. Pero todas estas for­mas cul­tu­ra­les y edu­ca­ti­vas refuer­zan las jerarquías.

Se tra­ta de con­cluir el lar­go camino de la ins­ti­tu­cio­na­li­dad por el andar natu­ral de las rela­cio­nes de vida comu­ni­ta­ria. Algo extra­or­di­na­rio para noso­tros, hom­bres y muje­res, cuyo refe­ren­te es el sis­te­ma de las jerar­quías. Pero abso­lu­ta­men­te natu­ral para los seres huma­nos comu­ni­ta­rios de hace mas de 5 mil años. Y tam­bién para aque­llos quie­nes se han rein­ven­ta­do en lo comun­men­te lla­ma­do ima­gi­na­rio colec­ti­vo. Las for­mas para man­te­ner las rela­cio­nes de jerar­quías y sumi­sio­nes, así como de explo­ta­ción, opre­sión y depre­da­ción, rela­cio­nes pre­va­les­cien­tes bajo el sis­te­ma cre­ma­tís­ti­co, pue­den ser varia­das pero siem­pre apun­tan en lo cul­tu­ral a lo jerár­qui­co y a la super­po­si­ción de las elites.

Por el con­tra­rio, las for­mas de rela­cio­nes de vida comu­ni­ta­rias como:

a) La equi­va­len­cia en el inter­cam­bio de valo­res pro­duc­tos del esfuer­zo colec­ti­vo e indi­vi­dual, b) El poder de las deci­sio­nes y accio­nes como una con­jun­ción, lle­va­da a cabo por todos los inte­gran­tes de las comunidades,

c) Las accio­nes cul­tu­ra­les y edu­ca­ti­vas, inte­gra­das, arti­cu­la­das y apro­pia­das por las comu­ni­da­des, y

d) La defen­sa como un ejer­ci­cio pro­pio de pro­yec­ción y proac­ción comu­ni­ta­ria, sobre su terri­to­ria­li­dad, sus nor­mas con­ven­cio­na­les y sus integrantes.

Con­sit­tu­yen la rique­za inex­plo­ra­da de la prác­ti­ca y su ejer­ci­cio de la vida comu­ni­ta­ria para el siglo XXI. Sobre este con­tex­to inmar­ce­si­ble, el reto edu­ca­ti­vo, des­pués de 5 mil años de edu­ca­ción cre­ma­tís­ti­ca,  se ubi­ca en la ampli­tud social de las rela­cio­nes de vida comu­ni­ta­ria. La edu­ca­ción como un ejer­ci­cio de inte­gra­ción, arti­cu­la­ción y apro­pia­ción con, para y por la comu­ni­dad, pasa a for­mar par­te inte­gral arti­cu­lar y apro­pia­ti­va de rela­cio­nes de vda bási­cas de la nue­va socie­dad comu­ni­ta­ria: nue­va eco­no­mía, nue­va polí­ti­ca, nue­va edu­ca­ción y cul­tu­ra, y nue­va defen­sa de las mayorías.

Toda la pro­ble­má­ti­ca edu­ca­ti­va, plan­tea­da des­de el escla­vis­mo has­ta el socia­lis­mo real, se han pro­pues­to resol­ver el ejer­ci­cio de la edu­ca­ción sin cam­biar las estruc­tu­ras pira­mida­les, ver­ti­ca­les, rígi­das y uni­di­rec­cio­na­les. Y al mis­mo tiem­po, han exis­ti­do des­de enton­ces voces crí­ti­cas de quie­nes gene­ran la rique­za social, con­tra­rias a lo esta­ble­ci­do por la fuer­za del poder indi­vi­dual de los due­ños de la rique­za pro­du­ci­da por las mayorías.

Des­de la Gre­cia clá­si­ca, exis­tie­ron edu­ca­do­res con el come­ti­do de res­pe­tar los desig­nios de los dio­ses. Y al mis­mo tiem­po, hubo quie­nes se pro­cla­ma­ron artí­fi­ces de la liber­tad de pen­sa­mien­to, sin repri­mir­se a sí mis­mo por la creen­cia en los dio­ses como el filó­so­fo Epi­cu­ro y el héroe Prometeo.

Y así pode­mos ana­li­zar la esco­lás­ti­ca del feu­da­lis­mo tan nefas­ta y dañi­na para el pen­sa­mien­to liber­ta­rio. Tam­bién el posi­ti­vis­mo de Dur­keim y otros. Y en la expe­rien­cia del socia­lis­mo real a Vigots­ki, Maka­ren­co y otros edu­ca­do­res sovié­ti­cos. En Chi­na, la expe­rien­cia edu­ca­ti­va cul­mi­na con la Revo­lu­ción Cultural.

En nues­tra Amé­ri­ca, las expe­rien­cias de Frei­re y de Vas­con­ce­los, así como las con­tri­bu­cio­nes de Mariá­te­gui. Y actual­men­te, el mun­do etno­me­so­ame­ri­cano recla­ma la auto­no­mía de los pue­blos meso­ame­ri­ca­nos para apro­piar­se de su edu­ca­ción: “Ya no nos van a venir a man­dar en nues­tras escue­las”, es la con­sig­na y la esen­cia de los pro­yec­tos socia­les sos­te­ni­bles y sus­ten­ta­bles, inclui­da la edu­ca­ción, en las dife­ren­tes comu­ni­da­des de la sel­va lacan­do­na de Chiapas.

La inte­gra­ción, arti­cu­la­ción y apro­pia­ción lle­va­dos a la prác­ti­ca social y endó­ge­na y ejer­ci­ta­da con, para y por las comu­ni­da­des zapatistas.

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