Los sue­ños se tejen a mano y en el día a día. Así tam­bién se empie­za a cons­truir el aula fra­ter­na y ami­ga con la que soña­mos todos.

El fra­ca­so de tan­tas ini­cia­ti­vas para mejo­rar el cli­ma del aula y la escue­la se encuen­tra en el sim­ple hecho de haber igno­ra­do a los pro­ta­go­nis­tas de los sue­ños, a los niños, niñas y jóve­nes. Dar­les la pala­bra y el pro­ta­go­nis­mo sin media­ción entor­pe­ce­do­ra, es dar­le la opor­tu­ni­dad de empe­zar a tejer la red de su cre­ci­mien­to y feli­ci­dad, la lla­ve de su rea­li­za­ción como per­so­na, como ciu­da­dano crí­ti­co y reflexivo.

El Obser­va­to­rio sobre la Vio­len­cia y Con­vi­ven­cia en la Escue­la expre­sa su vivo reco­no­ci­mien­to a las ins­ti­tu­cio­nes que nos han acom­pa­ña­do en esta iné­di­ta empre­sa y con­fia­mos que el Fes­ti­val de Car­te­les Llu­via de Sue­ños se repe­ti­rá en los pró­xi­mos años con­tan­do con estas y otras empre­sas solidarias.