Jaime Antonio Hernández Soriano

UNAM

Ponencia presentada en el Primer Congreso Internacional de Transformación Educativa

Resu­men

For­mar estu­dian­tes es una tarea com­ple­ja, cons­ti­tu­ye una posi­bi­li­dad para replan­tear la for­ma­ción des­de los acto­res. Des­de la teo­ría sub­je­ti­va inter­pre­ta­ti­va, se pre­ten­de encon­trar los sen­ti­dos que a sig­nan los docen­tes a sus prác­ti­cas esco­la­res y dis­cur­si­vas; el tra­ba­jo de cam­po se reali­zó en los meses de abril y mayo en las 9 ENP y los 5 CCH de la UNAM, ambos tur­nos, 6 aca­de­mias fue­ron con­si­de­ra­das, un maes­tro de cada una de ellas. Se des­pren­de de una inves­ti­ga­ción colec­ti­va; para este even­to se da cuen­ta de una pre­gun­ta y sólo se con­si­de­ran las apor­ta­cio­nes de los infor­man­tes de la ENP Núm. 1 y el CCH Orien­te, son 24 entre­vis­ta­dos, es el pri­mer acer­ca­mien­to a nues­tro obje­to de estu­dio. Mues­tra la sub­je­ti­vi­dad de los acto­res y los sen­ti­dos que asig­nan a la impor­tan­cia de su tra­ba­jo como docen­tes. La for­ma­ción del docen­te e inter­pre­ta­do como un con­ti­nuo sur­ge como cate­go­ría entre los acto­res, des­de esta for­ma­ción es posi­ble con­si­de­rar la obli­ga­to­rie­dad del bachi­lle­ra­to y como la UNAM está obli­ga­da a modi­fi­car sus panes y pro­gra­mas de estudio.

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Introducción

El pro­pó­si­to de esta ponen­cia es dar cuen­ta de los pri­me­ros resul­ta­dos que se han obte­ni­do de una inves­ti­ga­ción que se encuen­tra en sus ini­cios, es un tra­ba­jo colec­ti­vo que per­mi­ti­rá alcan­zar los gra­dos de doc­tor y de maes­tro a los mis­mos inte­gran­tes; el tra­ba­jo de cam­po se reali­zó en los meses de abril y mayo de este año, en las escue­las de nivel medio supe­rior per­te­ne­cien­tes a la UNAM; se des­pren­den tra­ba­jos indi­vi­dua­les, en este caso, me pro­pu­se como obje­ti­vo Ana­li­zar los sen­ti­dos y con­tra­sen­ti­do que asig­nan los pro­fe­so­res a sus prác­ti­cas esco­la­res y dis­cur­si­vas, con­te­ni­das en el plan y pro­gra­mas que cons­ti­tu­yen la for­ma­ción de estu­dian­tes en la socia­li­za­ción de la cul­tu­ra polí­ti­ca. Es decir, como pro­pó­si­to, dar cuen­ta de los sen­ti­dos y con­tra­sen­ti­dos que los docen­tes cons­tru­yen des­de una inten­cio­na­li­dad y un tras­fon­do esco­lar; a tra­vés de su habi­tua­ción adqui­ri­da y el pro­pi­ciar un apren­di­za­je rele­van­te; obser­va­mos al docen­te como un actor que pro­du­ce sig­ni­fi­ca­dos y no como un ser social­men­te determinado.

Como pun­to de par­ti­da se con­si­de­ra­ron cua­tro inte­rro­gan­tes de 23 con­te­ni­das en la entre­vis­ta. ¿Qué es lo más impor­tan­te de su tra­ba­jo docen­te con sus alum­nos? En con­si­de­ra­ción a los alum­nos ¿Qué tipo de estu­dian­te se está for­man­do, de acuer­do con el per­fil vigen­te del egre­sa­do? En rela­ción a los con­te­ni­dos ¿Cómo emplea la didác­ti­ca para el apren­di­za­je gru­pal de los con­te­ni­dos curri­cu­la­res para que resul­ten sig­ni­fi­ca­ti­vos a sus alum­nos? Ade­más de esta­ble­cer un víncu­lo entre una teo­ría ¿Cómo se rela­cio­na el enfo­que cons­truc­ti­vis­ta, con el apren­di­za­je de los alum­nos para resol­ver pro­ble­mas de la vida dia­ria? A tra­vés de estas pre­gun­tas es jus­ta­men­te dar cuen­ta de la pro­duc­ción de sen­ti­dos en el dis­cur­so de los docen­tes de sus prác­ti­cas escolares.

Meto­do­lo­gía

Como con­se­cuen­cia de estas pre­gun­tas, la opción meto­do­ló­gi­ca, es la feno­me­no­lo­gía inter­pre­ta­ti­va, inda­gar des­de la sub­je­ti­vi­dad de los acto­res, su pro­duc­ción de sen­ti­dos y con­tra­sen­ti­dos, des­de una pers­pec­ti­va inter­pre­ta­ti­va, con un enfo­que meto­do­ló­gi­co com­pren­si­vo; per­mi­ten estu­diar a la evi­den­cia empí­ri­ca des­de su con­tex­to, la escue­la; el inves­ti­ga­dor des­de su sen­si­bi­li­dad asu­me el rol de cap­tar la con­duc­ta huma­na des­de el dis­cur­so, como una mani­fes­ta­ción de la inter­pre­ta­ción pro­pia y direc­ta del actor, como un refle­jo de su acción social hacia los otros (estu­dian­tes) y con sus pares (maes­tros).

Una inves­ti­ga­ción que se carac­te­ri­za por su diver­si­dad y hete­ro­ge­nei­dad den­tro de una gene­ra­li­dad de docen­tes, de dos mode­los edu­ca­ti­vos per­te­ne­cien­tes a la mis­ma uni­ver­si­dad, la ENP y el CCH de la UNAM; su rique­za radi­ca en los dife­ren­tes con­tex­tos que se sitúa cada actor y su sen­ti­do común, cada ins­ti­tu­ción y sus con­te­ni­dos pro­gra­má­ti­cos. Una inter­pre­ta­ción de segun­do nivel que hace el inves­ti­ga­dor, a par­tir de la inter­pre­ta­ción de la reali­dad pro­pia de los acto­res; es el edu­ca­dor vis­to como un tex­to, den­tro de un con­tex­to lo que pro­po­ne Rico­eur (en Beu­chot, Mario, 2010, pp. 62–65). La cul­tu­ra esco­lar evo­ca a los acto­res a borrar todo indi­cio de la cul­tu­ra popu­lar; por lo que este estu­dio se ubi­ca des­de una inter­pre­ta­ción sub­je­ti­va de la reali­dad, por­que inten­ta com­pren­der los sig­ni­fi­ca­dos de esas inten­cio­na­li­da­des que los acto­res construyen.

Des­de un estu­dio cua­li­ta­ti­vo, per­mi­te pro­fun­di­zar el cono­ci­mien­to del obje­to de estu­dio, cons­ti­tu­ye un dis­cur­so dico­tó­mi­co (sen­ti­dos y con­tra­sen­ti­dos), se com­pren­de que “el sen­ti­do o sig­ni­fi­ca­do de una acción es su car­ga sim­bó­li­co-repre­sen­ta­ti­va que reba­sa la mate­ria­li­dad con­duc­tual, está liga­da a la narra­ti­va dis­cur­si­va y, una vez cap­ta­da, per­mi­te la com­pren­sión de la acción y even­tual­men­te su expli­ca­ción” (Gar­cía, F. 199, p. 495). No intere­sa la regu­la­ri­dad, su sis­te­ma­ti­ci­dad o pro­duc­ción del mar­co que hace posi­ble la ubi­ca­ción del sen­ti­do o su sig­ni­fi­ca­do; sino más bien, el inte­rés radi­ca en su pre­sen­cia o ausen­cia den­tro del tex­to de los posi­bles indicadores.

La codi­fi­ca­ción per­mi­te regis­trar la pre­sen­cia o ausen­cia de la cate­go­ría; la pri­me­ra, pue­de ser sig­ni­fi­ca­ti­va y per­mi­ti­ría ser un indi­ca­dor (sen­ti­do); en el caso de la segun­da, pue­de ser inter­pre­ta­da como otro indi­ca­dor (con­tra­sen­ti­do), ade­más esta ausen­cia pue­de inter­pre­tar­se como un blo­queo o un recha­zo de la inten­cio­na­li­dad con que se ope­ra den­tro de un con­tex­to (Bar­dín, L., 2002, p. 82), ade­más es de suma impor­tan­cia con­si­de­rar la par­ti­cu­la­ri­dad de la pregunta.

El apa­ra­to meto­do­ló­gi­co está cons­ti­tui­do des­de un cor­pus teó­ri­co en el cual se abor­da la inter­pre­ta­ción de los sen­ti­dos y con­tra­sen­ti­dos que pro­du­cen los acto­res, se carac­te­ri­za por ser de cor­te cua­li­ta­ti­vo; la meto­do­lo­gía abor­da tres momen­tos de la inves­ti­ga­ción: reco­lec­ción, aná­li­sis e inter­pre­ta­ción de la información.

En rela­ción a la reco­lec­ción de la infor­ma­ción, se hizo a tra­vés de una entre­vis­ta estruc­tu­ra­da, con pre­gun­tas estruc­tu­ra­das y abier­tas, acom­pa­ña­das de pre­gun­tas espon­tá­neas, estas últi­mas per­mi­tie­ron situar el dis­cur­so pro­du­ci­do por el actor.

Para el pro­yec­to “madre” o colec­ti­vo, la estruc­tu­ra de la entre­vis­ta se sitúa en tres dimen­sio­nes, a) el sen­ti­do y con­te­ni­do de las prác­ti­cas esco­la­res y dis­cur­si­vas, b) la obje­ti­vi­dad de la docen­cia para la for­ma­ción y c) tras­fon­do gene­ral del sen­ti­do, y refor­ma curri­cu­lar. Para nues­tro caso solo con­si­de­ra­mos los pri­me­ros dos.

El pilo­ta­je del cues­tio­na­rio, se apli­có a dos pro­fe­so­res uno por cada turno de las nue­ve pre­pa­ra­to­rias, pos­te­rior­men­te se trans­cri­bie­ron las res­pues­tas y se le hicie­ron los ajus­tes per­ti­nen­tes, para ser apli­ca­do en dos momen­tos a las ins­ti­tu­cio­nes ENP y CCH respectivamente.

Como pri­mer momen­to de la reco­lec­ción de la infor­ma­ción, se apli­ca­ron las entre­vis­tas en las nue­ve ENP y en los cin­co CCH en ambos tur­nos, se eli­gie­ron a seis aca­de­mias, el cri­te­rio que pre­va­le­ció, son las asig­na­tu­ras que mayor núme­ro de car­ga hora­ria que sobre­sa­len de las demás, en la for­ma­ción de los estu­dian­tes del bachi­lle­ra­to de la UNAM, se eli­gie­ron a pro­fe­so­res que goza­ran de auto­ri­dad aca­dé­mi­ca con sus com­pa­ñe­ros, es más, ellos mis­mos fue­sen quie­nes los reco­men­da­ran, no nece­sa­ria­men­te de tiem­po com­ple­to, inte­ri­nos, asignatura.

Como segun­do momen­to, se pro­ce­dió a la trans­crip­ción se usó la téc­ni­ca “Ver­ba­tin” (Kno­bel, 2001, p. 78) es decir, letra por letra, aquí se escri­bió todo lo que dijo el entre­vis­ta­do e inclu­so se hicie­ron las ano­ta­cio­nes per­ti­nen­tes por arte del entre­vis­ta­dor, sobre ges­ti­cu­la­cio­nes o inte­rrup­cio­nes de fac­to­res exter­nos a la entrevista.

Un ter­cer momen­to, se pro­ce­dió a entre­gar el con­te­ni­do de la entre­vis­ta de mane­ra impre­sa a cada uno de los entre­vis­ta­dos, cada actor revi­só lo que habían dicho, una posi­bi­li­dad de pre­no­ción como lo lla­ma Bour­dieu, “una espe­cie de recon­ci­lia­ción de la con­cien­cia común con­si­go mis­ma… las opi­nio­nes pri­ma­rias son hechos socia­les, se pre­sen­tan como colec­ción fal­sa­men­te sis­te­ma­ti­za­da de jui­cios de uso alter­na­ti­vo” (Bour­dieu, 2008, pp.31–32); el hecho de regre­sar­las impli­ca que el actor se sitúe den­tro del con­tex­to, la sub­je­ti­vi­dad obje­ti­va­da impli­ca un acto pen­sa­do, racio­na­li­za­do, cons­cien­te, adquie­re for­ma y recons­tru­ye los sen­ti­do y con­tra­sen­ti­do, es decir, rati­fi­ca lo dicho.

Como refe­ren­tes empí­ri­co a las nue­ve ENP y a los cin­co CCH, de ellas, se toma­ron seis áreas de estu­dio: Mate­má­ti­cas, Físi­ca, Quí­mi­ca, Bio­lo­gía, Geo­gra­fía y Lite­ra­tu­ra-Filo­so­fía; para el CCH seis cole­gios, Mate­má­ti­cas, Físi­ca, Quí­mi­ca, Bio­lo­gía, His­to­ria, Len­gua y lite­ra­tu­ra con filo­so­fía; para este caso se pre­sen­ta como un tra­ba­jo indi­vi­dual en el aná­li­sis de la pri­me­ra pre­gun­ta en fun­ción de dos ins­ti­tu­cio­nes, la ENP núm. uno y el CCH Oriente.

Una inter­pre­ta­ción de segun­do nivel, es una inter­pre­ta­ción de la inter­pre­ta­ción, es decir, el actor inter­pre­ta su con­tex­to per­mea­do de su acción social, y esta se ve afec­ta­da por el sis­te­ma de rela­cio­nes que esta­ble­ce con sus pares y con los estu­dian­tes, estos últi­mos for­ma­dos en fun­ción del per­fil desea­do por la ins­ti­tu­ción. La inter­pre­ta­ción del inves­ti­ga­dor es la inter­pre­ta­ción de la reali­dad que viven los acto­res des­de su coti­dia­ni­dad, es el sen­sus com­mu­nis y su par­ti­cu­la­ri­dad del actor; inter­pre­tar al suje­to des­de el sen­sus com­mu­nis, vis­to como “el sen­ti­do común, es un com­ple­jo de ins­tin­tos, un impul­so natu­ral hacia aque­llo que fun­da­men­ta la ver­da­de­ra feli­ci­dad de la vida…” o des­de la phró­ne­sis, el saber prác­ti­co, orien­ta­do a una situa­ción con­cre­ta” (Gada­mer, pp. 51–59), una nue­va for­ma de acer­car­se al sujeto.

Es el dis­cur­so de la prác­ti­ca: expre­sa­do en inten­sio­nes, deseos, accio­nes, his­to­rias par­ti­cu­la­res (Bru­ner en Bolí­var, 2002, p.9); en pala­bras de Mclaugh­lin y Tier­ney, (1993 en Bolí­var, 2002, p) dar voz a las vidas silen­cia­das; los infor­man­tes hablan de ellos, sin silen­ciar su sub­je­ti­vi­dad; un enfo­que narra­ti­vo (la cul­tu­ra tex­to), el actor con­si­de­ra­do tex­to, “la pro­duc­ción de su dis­cur­so, no es siem­pre lo que mani­fies­ta (o encu­bre) el deseo; es tam­bién el obje­to del deseo; pues –la his­to­ria no deja de ense­ñár­nos­lo– el dis­cur­so no es sim­ple­men­te aque­llo que tra­du­ce las luchas o los sis­te­mas de domi­na­ción, sino aque­llo por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quie­re uno adue­ñar­se (Fou­cault, 2010, p. 15).

La entre­vis­ta da cuen­ta de la recons­truc­ción par­ti­cu­lar de la expe­rien­cia, rees­cri­bir el dis­cur­so por el actor se con­vier­te en un pro­ce­so refle­xi­vo, se otor­ga sig­ni­fi­ca­do a lo suce­di­do u olvi­da­do (Rico­eur, 1995en Bolí­var, 2002, p. 5), exis­te una ocu­pa­ción más del inves­ti­ga­dor por las inten­cio­nes huma­nas y sus sig­ni­fi­ca­dos que por los hechos dis­cre­tos, más por la cohe­ren­cia que por la lógi­ca, la com­pren­sión en lugar de la pre­dic­ción y con­trol (Bolí­var, 2002, p. 10).

El razo­na­mien­to narra­ti­vo fun­cio­na por medio de una colec­ción de casos indi­vi­dua­les, de uno se pasa al otro y no de un caso a una gene­ra­li­za­ción, se usa una orde­na­ción sin­cró­ni­ca, en este caso, se enmar­can como res­pues­tas cate­gó­ri­cas a las cues­tio­nes del inves­ti­ga­dor (Bolí­var); en pala­bras de Bar­dín (2002, pp. 79–80) un aná­li­sis temá­ti­co, con­sis­te en loca­li­zar “los núcleos de sen­ti­do”  que com­po­nen la comu­ni­ca­ción y cuya pre­sen­cia o ausen­cia adquie­ren significado.

El tex­to es des­com­pues­to en ideas cons­ti­tu­yen­tes, en enun­cia­dos y pro­po­si­cio­nes por­ta­do­ras de sig­ni­fi­ca­cio­nes ais­la­bles. El tema como uni­dad de regis­tro corres­pon­de a una regla de des­com­po­si­ción (del sen­ti­do, no de la for­ma), la des­com­po­si­ción depen­de de la uni­dad de aná­li­sis y no de mani­fes­ta­cio­nes for­ma­les regladas.

Uno de los aná­li­sis que como inves­ti­ga­dor se impo­ne a los datos, con­cep­tos deri­va­dos teó­ri­ca­men­te, las cate­go­rías se deri­van induc­ti­va­men­te de los datos, es decir, con­fi­gu­rar sus ele­men­tos en una his­to­ria que uni­fi­ca y da sig­ni­fi­ca­do a los datos, con el fin de expre­sar el modo autén­ti­co la vida indi­vi­dual, sin mani­pu­lar la voz de los par­ti­ci­pan­te (Bolí­var, 2002, p.13)

Como ins­tru­men­to se uti­li­zó el cues­tio­na­rio, este inclu­yó cua­tro indi­ca­do­res en rela­ción con el sen­ti­do y la obje­ti­vi­dad ins­ti­tu­cio­nal de la docen­cia.  Pri­me­ro, el sen­ti­do de las prác­ti­cas esco­la­res y dis­cur­si­vas. Segun­do, los sabe­res prác­ti­cos y los cono­ci­mien­tos para la docen­cia. Ter­ce­ro, las inno­va­cio­nes al mode­lo y enfo­que edu­ca­ti­vo. Cuar­to, el tras­fon­do y los pro­ce­sos de iden­ti­dad per­so­nal y profesional.

El cues­tio­na­rio cons­ta de tres dimen­sio­nes, con un total de 23 pre­gun­tas, la pri­mer dimen­sión, sen­ti­dos y con­te­ni­dos de las prác­ti­cas esco­la­res y dis­cur­si­vas, con 8 pre­gun­tas; la segun­da dimen­sión, obje­ti­vi­dad de la docen­cia para la for­ma­ción, con 7 pre­gun­tas; y la ter­ce­ra dimen­sión, tras­fon­do gene­ral del sen­ti­do y refor­ma curri­cu­lar, con 8 pre­gun­tas; en esa estruc­tu­ra de la entre­vis­ta están inclui­das 4 pre­gun­tas evo­ca­ti­vas en rela­ción a la narra­ti­va y que el actor da cuen­ta de un ejer­ci­cio de refle­xión y de recor­dar el pasa­do y traer­lo al pre­sen­te como una for­ma de revi­vir, una intros­pec­ción car­ga­da de significatividad.

Como recur­so se uti­li­zó la bola de nie­ve para la elec­ción de los infor­man­tes, una téc­ni­ca que se apli­có para cono­cer algu­nos infor­man­tes y lograr que ellos nos pre­sen­ten a otros (Tay­lor y Bog­dan, 1987, 109). Esta téc­ni­ca per­mi­te encon­tra­ra a la per­so­na indi­ca­da, con las carac­te­rís­ti­cas que exi­gía el estu­dio, de esta mane­ra valo­rá­ba­mos como inves­ti­ga­do­res si el infor­man­te goza­ba de cier­to reco­no­ci­mien­to den­tro del gru­po o de la aca­de­mia, y si este tenía un poten­cial de inci­den­cia en el colectivo.

En pro­me­dio las entre­vis­tas dura­ron 50 minu­tos, algu­nas fue­ron suma­men­te exten­sas, más 70 minu­tos de gra­ba­ción, algu­nas otras no reba­sa­ban los 30 minu­tos; las tras­crip­cio­nes fue­ron tedio­sas en pro­me­dio 6 horas por entre­vis­ta; se hizo uso de la gra­ba­do­ra o celu­lar, ya que este últi­mo tenía un fun­ción que garan­ti­za­ba mejor cali­dad de audio y ade­más cuen­ta con un seña­la­mien­to ana­ló­gi­co del como cap­ta la fre­cuen­cia del audio emisor.

Estructura y referentes teóricos

La orga­ni­za­ción para este estu­dio se ha rea­li­za­do en fun­ción de agru­par a 24 docen­tes y su res­pues­ta a la pri­me­ra pre­gun­ta; de esta mane­ra es pro­ba­ble que se haga el aná­li­sis del res­to de pre­gun­ta y con­si­de­rar las 14 ins­ti­tu­cio­nes. Toda vía esta­mos ante la dis­yun­ti­va del cómo hacer el abor­da­je de mane­ra colec­ti­va; para este caso, es el pri­mer acer­ca­mien­to a nues­tro obje­to de estudio.

La pro­duc­ción de sen­ti­dos por par­te de los docen­tes, se agru­pa­ron en fun­ción de la pre­gun­ta, es decir un “sen­sus com­mu­nis” como lo lla­ma Gada­mer, Ber­ger y Luck­mann, el orden obe­de­ce acor­de a la fecha de rea­li­zar­se la entre­vis­ta; para este caso, no intere­só la asig­na­tu­ra o institución.

El obje­to de estu­dio está rela­cio­na­do con los sen­ti­dos que cons­tru­yen los acto­res del CCH y ENP, es decir, los docen­tes asig­nan sen­ti­dos a sus prác­ti­cas y dis­cur­sos que hacen posi­ble una socia­li­za­ción, ade­más con­tri­bu­yen a pen­sar de mane­ra racio­nal fenó­me­nos espe­cí­fi­cos de la ins­ti­tu­ción como formadora.

El cono­ci­mien­to se cons­tru­ye de mane­ra con­ti­nua, a nivel indi­vi­dual se esti­mu­la y se desa­rro­lla des­de el naci­mien­to has­ta la edad adul­ta, en esta últi­ma se incor­po­ra al nivel social, el desa­rro­llo mis­mo de la cien­cia. Pero la reali­dad que enfren­ta­mos, la reali­dad socio his­tó­ri­ca, tie­ne múl­ti­ples sig­ni­fi­ca­dos; no es una reali­dad cla­ra, ine­quí­vo­ca, con sig­ni­fi­ca­do cris­ta­lino (Zemel­man, 2004, p. 21).

El pro­ble­ma de inves­ti­ga­ción es un recor­te que habrá que dar a esa reali­dad, ade­más de incluir un ángu­lo o pers­pec­ti­va por la cual o des­de don­de se quie­re mirar. Dar cuen­ta de lo que los acto­res hacen, en este caso son pro­fe­so­res del bachi­lle­ra­to de la UNAM, son sus prác­ti­cas, sus dis­cur­sos que se carac­te­ri­zan a par­tir de una cul­tu­ra esco­lar y a tra­vés del sen­sus com­mu­nis, le dan for­ma y sen­ti­do ins­ti­tu­yén­do­las a tra­vés de la habituación.

Por lo que el pen­sar epis­té­mi­co adquie­re un valor incon­men­su­ra­ble para el inves­ti­ga­dor, ya que, fun­cio­na a tra­vés sin un cor­pus teó­ri­co defi­ni­do, es decir, los ins­tru­men­tos del pen­sa­mien­to epis­té­mi­co, son cate­go­rías que me per­mi­ten plan­tear, lo que de mane­ra abs­trac­ta lla­ma Zemel­man “colo­car­se ante la reali­dad”, en tér­mi­nos con­cre­tos, sig­ni­fi­ca cons­truir una rela­ción de cono­ci­mien­to, un ángu­lo de don­de se ini­cia el plan­teo del pro­ble­ma con posi­bi­li­da­des de teo­ri­zar­se (Zemel­man, 2004, p.26).

For­mar estu­dian­tes del Nivel Medio Supe­rior es una tarea com­ple­ja, por­que se cons­ti­tu­ye por la par­ti­ci­pa­ción de sus acto­res y en los cua­les no sólo lo deter­mi­na un pro­gra­ma de estu­dio, sino tam­bién, se inclu­ye la sub­je­ti­vi­dad de los mis­mos y per­mi­te la cons­truc­ción de sig­ni­fi­ca­dos de las prác­ti­cas coti­dia­nas, estas se per­mean de una for­ma­ción que pre­ten­de modi­fi­car el entono pró­xi­mo, la escue­la, la fami­lia, el con­tex­to. Para ello se pre­ten­de ana­li­zar su reali­dad social y cultural

La rup­tu­ra epis­te­mo­ló­gi­ca con­sis­te en detec­tar las pobres expli­ca­cio­nes de la reali­dad que con­for­man nues­tros hábi­tos y aban­do­nar nues­tros pre­jui­cios; para com­pren­der la reali­dad a par­tir del sen­ti­do común. El dar­wi­nis­mo social como lo nom­bra Sáenz, ha impues­to cier­ta ima­gen de la evo­lu­ción el mun­do basa­da en la “super­vi­ven­cia del más apto”, que a menu­do es uti­li­za­da en el mun­do empre­sa­rial para jus­ti­fi­car la “com­pe­ten­cia” como un meca­nis­mo “natu­ral” y jus­to para la selec­ción de las cla­ses diri­gen­tes en una socie­dad basa­da amplia­men­te en la inequi­dad, atre­ver­se “nadar en con­tra de la corrien­te” (Sáez, Hugo, 2010, p. 32).

La cons­truc­ción de sen­ti­dos, accio­nes, dis­cur­sos, acti­vi­da­des con­cre­tas per­mi­ten un con­ti­nuo apren­di­za­je, ade­más de dar sig­ni­fi­ca­dos, están deter­mi­na­dos por “la actua­li­za­ción con­ti­nua de posi­bi­li­da­des de un sis­te­ma auto­rre­fe­ren­cial fren­te a la com­ple­ji­dad que no pue­de ser carac­te­ri­za­da por con­te­ni­dos deter­mi­na­dos” (Zemel­man, 1998, p. 80). La evo­ca­ción influ­ye, des­de un domi­nio com­bi­na­do de razo­na­mien­tos de acuer­do a los hechos, a la infor­ma­ción y a una repre­sen­ta­ción-ima­gen men­tal. La acti­tud se expre­sa a tra­vés de una valo­ri­za­ción del obje­to; y la esque­ma­ti­za­ción por la simi­li­tud o por la generalización.

El pro­ble­ma de pen­sar la sub­je­ti­vi­dad pre­sen­ta desa­fíos que se abren a moda­li­da­des de len­gua­je, se jus­ti­fi­can en aras de com­pren­der la sig­ni­fi­ca­ción de los ámbi­tos de sen­ti­do con­te­ni­dos en la pro­pia reali­dad. Cada uno de estos len­gua­jes requie­re de estra­te­gias. Ello no sig­ni­fi­ca opo­ner a las estra­te­gias inte­gra­ti­vas y her­me­néu­ti­cas otras cuan­ti­ta­ti­vas que las exclu­yan o las nie­guen (Flo­res Julia, 2011).

El sen­ti­do pue­de ser con­si­de­ra­do en este mar­co como arti­cu­la­dor de dife­ren­cias en el espa­cio ínti­mo en 3 dimen­sio­nes: una dimen­sión obje­ti­va, defi­nir­la en fun­ción de sus dife­ren­cias y los posi­bles hori­zon­tes; his­tó­ri­ca, para dis­tin­guir los tres tipos de pre­sen­tes: “el pre­sen­te del pasa­do, que es la memo­ria; el pre­sen­te del pre­sen­te, que es la visión; y el pre­sen­te del futu­ro, que es la espe­ran­za (Zemel­man, 2005, p. 18); y el social, impli­ca la cons­truc­ción de posi­bi­li­da­des de comu­ni­ca­ción a tra­vés del diálogo.

Por lo tan­to, la sub­je­ti­vi­dad es una guía para des­cu­brir el ori­gen del sen­ti­do o lo que los suje­tos pro­du­cen his­tó­ri­ca­men­te. Se con­vier­te en una herra­mien­ta para efec­tuar una lec­tu­ra meto­do­ló­gi­ca acer­ca de los suje­tos estu­dia­dos, su tem­po­ra­li­dad y media­cio­nes, la arti­cu­la­ción de dis­cur­sos y las prác­ti­cas; per­mi­te con­fi­gu­rar sen­ti­dos y con­tra­sen­ti­dos, y aprehen­der la tem­po­ra­li­dad (direc­cio­na­li­dad y movi­mien­to). Estu­diar a la sub­je­ti­vi­dad sig­ni­fi­ca pene­trar en el plano de la cul­tu­ra, lo que nos lle­va a un enfo­que rela­cio­nal, inda­ga­cio­nes lin­güís­ti­cas, con­tex­tua­li­za­ción, for­ma­li­za­ción y una prác­ti­ca hermenéutica.

El hom­bre ais­la­do se impo­si­bi­li­ta asi­mis­mo a su desa­rro­llo, por tal natu­ra­le­za no pro­du­ce un ambien­te humano, ya que, la exis­ten­cia huma­na se desa­rro­lla empí­ri­ca­men­te en un con­tex­to de orden, direc­ción y esta­bi­li­dad; por ello, el orden social es y segui­rá sien­do una pro­duc­ción huma­na cons­tan­te, rea­li­za­da por el hom­bre en su con­ti­nua exter­na­li­za­ción, por lo tan­to el orden social es sola­men­te como pro­duc­to de la acti­vi­dad huma­na (Ber­ger, y Luck­mann, 1978, pp. 72–73).

En el caso de la aca­de­mia de docen­tes, cir­cuns­cri­tos en una mate­ria, for­man la ante­sa­la de la ins­ti­tu­cio­na­li­za­ción, ya que, se inte­gra una tipi­fi­ca­ción recí­pro­ca de accio­nes habi­tua­li­za­das por tipos de acto­res, son com­par­ti­das, acce­si­bles a todos los inte­gran­tes del gru­po social, en este caso la aca­de­mia de las escue­las de bachi­lle­ra­to de la UNAM, como ins­ti­tu­ción, tipi­fi­ca tan­to a los acto­res en su indi­vi­dua­li­dad como a sus accio­nes, tam­bién indi­vi­dua­les (Ber­ger y Luck­mann, 1978, p. 76).

Los acto­res y el cur­so de sus inter­ac­cio­nes, expre­san pau­tas espe­cí­fi­cas de com­por­ta­mien­to y de esta mane­ra sur­gen los roles, el actor-ins­ti­tu­ción, se con­vier­te en un ser ruti­na­rio, la ruti­na se desa­rro­lla en la vida coti­dia­na del suje­to; en esta vida coti­dia­na se ini­cia la for­ma­ción del tras­fon­do, en este caso, el tras­fon­do cum­ple una fun­ción, la de dar equi­li­brio al sis­te­ma de rela­cio­nes, es decir, esta­bi­li­zar sus accio­nes sepa­ra­das y su inter­ac­ción (Ber­ger y Luck­mann, 1978, p. 79).

Las habi­tua­cio­nes y tipi­fi­ca­cio­nes empren­di­das en la vida común por los acto­res, pasan hacer ins­ti­tu­cio­nes his­tó­ri­cas, ya que, estas accio­nes son per­fec­cio­na­das en fun­ción de su reci­pro­ci­dad, para dar ori­gen  a la obje­ti­vi­dad, están por enci­ma de los indi­vi­duos, ¿has­ta dón­de es posi­ble rom­per esta habi­tua­ción que reba­sa la indi­vi­dua­li­dad? Si de lo que se tra­ta es pre­ci­sa­men­te, incor­po­rar nue­vos ele­men­tos que modi­fi­quen esas habi­tua­cio­nes, con base en la refor­ma que se pre­ten­de  incor­po­rar como par­te de la institución.

La cul­tu­ra popu­lar tien­de a des­apa­re­cer en fun­ción del tra­yec­to esco­lar que tran­si­tan los acto­res, ya que, el con­tex­to cul­tu­ral poten­cia como res­trin­ge las posi­bi­li­da­des de desa­rro­llo. Por­que el con­tex­to está cons­trui­do des­de un mar­co polí­ti­co, eco­nó­mi­co y social, con ambos inter­ac­túa. Los pro­duc­tos sim­bó­li­cos de las inter­ac­cio­nes huma­nas, es decir, el con­jun­to de sig­ni­fi­ca­dos, expec­ta­ti­vas y com­por­ta­mien­to, se arrai­gan y viven por­que adquie­ren cier­to gra­do de fun­cio­na­li­dad (Pérez, Ángel, 2004, pp. 13–14).

La cul­tu­ra esco­lar, se con­ci­be como el com­ple­jo de cono­ci­mien­tos, creen­cias, arte, leyes, moral, cos­tum­bres y cual­quier otra capa­ci­dad y hábi­tos adqui­ri­dos por el hom­bre en cuan­to miem­bro de una socie­dad (Tylor, Edward en Pérez, Ángel, 2004, p.13). La rela­ción cul­tu­ral con mayor for­ta­le­za, es pre­ci­sa­men­te en la escue­la; ya que, con­flu­ye una diver­si­dad cul­tu­ral y en la cual se tien­de homo­ge­nei­zar la mis­ma de la escue­la, es decir, se mar­cha con­tra corrien­te del con­tex­to social; los sig­ni­fi­ca­dos se obje­ti­van en com­por­ta­mien­tos, arte­fac­tos y ritua­les que for­man la piel del con­tex­to ins­ti­tu­cio­nal y que se asu­men como impres­cin­di­bles e incues­tio­na­bles (Pérez, Ángel, 2004, p. 16).

La ins­ti­tu­ción esco­lar, a tra­vés de sus hábi­tos, cos­tum­bres y tra­di­cio­nes, fun­da­men­tal­men­te debe­ría cons­truir una cul­tu­ra aca­dé­mi­ca, esta enten­di­da como “la selec­ción de con­te­ni­dos des­ti­la­dos de la cul­tu­ra públi­ca para su tra­ba­jo en la escue­la: el con­jun­to de sig­ni­fi­ca­dos y com­por­ta­mien­tos cuyo apren­di­za­je se pre­ten­de pro­vo­car en las nue­vas gene­ra­cio­nes a tra­vés de las ins­ti­tu­ción esco­lar” (Pérez, Ángel, 2004p. 253).

El apren­di­za­je rele­van­te con­du­ce hacia un rom­pi­mien­to de los pro­pios lími­tes o for­mas de trans­gre­sión (Giroux) como pro­ce­so de for­ma­ción “los cua­les son posi­ble desa­fiar y rede­fi­nir los lími­tes exis­ten­tes, desa­rro­llar con­di­cio­nes en las que los estu­dian­tes pue­dan leer y escri­bir den­tro y en con­tra de los códi­gos cul­tu­ra­les exis­ten­tes. Crear espa­cios para pro­du­cir nue­vas for­mas de cono­ci­mien­to, sub­je­ti­vi­dad e iden­ti­dad (Gon­zá­lez 2006–2007, pp. 83–84).

Lo ante­rior con­du­ce a los estu­dian­tes a situar­se a tra­vés de las prác­ti­cas docen­tes y dis­cur­si­vas a “Tras­pa­sar los lími­tes para abrir­se a lo iné­di­to supo­ne nece­si­dad de reali­dad que obli­ga a colo­car­se como suje­tos pen­san­tes sobre los con­te­ni­dos acu­mu­la­dos” (Zemel­man, 1998, p. 24).

Reto­ma­mos los dos con­cep­tos de cul­tu­ra polí­ti­ca en Almond y Powell, el pri­me­ro, “Las incli­na­cio­nes, acti­tu­des, creen­cias y valo­res… y segun­do, es el pro­ce­so median­te el cual se incul­can a los niños deter­mi­na­das acti­tu­des polí­ti­cas y valo­res” diría­mos que de esta mane­ra y a tra­vés de la secu­la­ri­za­ción esta como “pro­ce­so median­te el cual los hom­bres acre­cien­tan la capa­ci­dad racio­nal, ana­lí­ti­ca y empí­ri­ca de su acción polí­ti­ca” (Almond y Powell, 1972, p. 29).

Los lími­tes en los sis­te­mas socia­les, como el edu­ca­ti­vo, ter­mi­nan sien­do com­ple­jos, ya que, exis­ten roles y estos son desem­pe­ña­dos por seres huma­nos, estos roles son espe­cí­fi­cos para cada sis­te­ma; en el caso del sis­te­ma edu­ca­ti­vo uni­ver­si­ta­rio pre­sen­ta ano­mias como los lla­man Almond y Powell (1966, pp. 24–25), se mani­fies­tan den­tro de un espa­cio deter­mi­na­do, como es la escue­la; las ano­mias mues­tran un des­equi­li­brio en el cual se encuen­tra la ins­ti­tu­ción y el actor, este últi­mo se mani­fies­ta y obli­ga a cam­biar una par­te de ese todo y por ende, el sis­te­ma en su con­jun­to, cambia.

La socia­li­za­ción es uno de los roles a los cua­les la escue­la no pue­de renun­ciar, como estruc­tu­ra esco­lar tie­ne la capa­ci­dad no solo para que a los niños y jóve­nes sean mode­la­das sus acti­tu­des sobre las “reglas del jue­go polí­ti­co” no escri­tas; sino que las per­so­nas edu­ca­das son más cons­cien­tes del impac­to de la acción del gobierno, pres­tan más aten­ción, es decir, tie­nen un gra­do mayor de com­pe­ten­cia polí­ti­ca (Almond y Powell, 1966, p. 64).

En rela­ción a esta inves­ti­ga­ción, el enfo­que por el cual se guia­rá es la sub­je­ti­vi­dad de los acto­res, son ellos quie­nes tipi­fi­can al otro a tra­vés de sus viven­cias, les da sig­ni­fi­ca­do, los actos adquie­ren inten­cio­na­li­dad, por­que las viven­cias se cons­tru­yen de mane­ra simul­tá­nea en un con­ti­nuum, pero este no es per­ci­bi­do en su tota­li­dad, sino por seg­men­tos, es decir, esos seg­men­tos se hacen pro­pios, en el momen­to que son orde­na­dos por el otro den­tro de su pro­pio con­tex­to de sig­ni­fi­ca­do; y de esta mane­ra es posi­ble inter­pre­tar las viven­cias del otro des­de el pun­to de vis­ta del actor (Shütz, Alfred, 1993, pp. 128–135)

Pri­me­ros hallazgos

Por cues­tio­nes de espa­cio, no se agre­ga la tabla de con­te­ni­do, en la cual se con­cen­tró la infor­ma­ción en rela­ción a las entre­vis­tas, ésta se ope­ró en fun­ción de la pre­gun­ta uno del cues­tio­na­rio, con la inten­sión de dar cuen­ta de los sen­ti­dos que pro­du­cen los acto­res, en este caso los docentes.

Para los hallaz­gos con­si­de­ra­mos bási­ca­men­te a tres uni­da­des, la de con­tex­to, uni­dad de sen­ti­do y su interpretación.

Los con­tex­tos

La revi­sión de sus narra­cio­nes, éstas con­ver­gen en tres dimen­sio­nes y nos lle­van a situar­las des­de un con­tex­to inter­na­cio­nal, nacio­nal o ins­ti­tu­cio­nal, los docen­tes inten­tan dar­le sen­ti­do a lo que hacen e fun­ción del rol que le da la escue­la, como res­pon­sa­bles de una pro­gra­ma de un currículum.

Tes­ti­mo­nios como los encon­tra­mos en las entre­vis­tas: CCHE10 nos sitúan a un con­tex­to inter­na­cio­nal “…hay que con­tex­tua­li­zar pre­via­men­te, los alum­nos que lle­gan al CCH en par­ti­cu­lar los del turno ves­per­tino, este leen pero no entien­den lo que leen… la supues­ta actua­li­za­ción de pro­gra­mas no atien­de este pro­ble­ma para nada, …lo he plan­tea­do aquí en reunio­nes con el direc­tor y este a él no le gus­ta, esa actua­li­za­ción no es tal, enton­ces no saben lo que está pasan­do en los salo­nes… qué es lo pri­mor­dial ¡eso!, cómo vas a for­mar un alumno si no sabe leer, trae un mon­tón de pro­ble­mas y cada día son más gra­ves… el alumno es un anal­fa­be­ta fun­cio­nal, lee pero no entien­de; dos, por­que no sabe redac­tar, …cómo va a redac­tar un tipo de ensa­yo, un tipo de dis­cur­so si no los dis­tin­gue; si no tie­ne con­cien­cia, ni tie­ne for­ma­ción intelectual”

La res­pues­ta ante­rior jus­ta­men­te se sitúa en un con­tex­to inter­na­cio­nal, ya que esta influen­cia se ha dado a par­tir de las polí­ti­cas públi­cas han imple­men­ta­do los orga­nis­mos finan­cie­ros como el Ban­co Mun­dial y sus prés­ta­mos a paí­ses como Méxi­co, bas­ta con revi­sar los linea­mien­tos pro­pues­tos para la Refor­ma Inte­gral de Edu­ca­ción Media Supe­rior (RIEMS)y el carác­ter obli­ga­to­rio, el mar­co curri­cu­lar común, las com­pe­ten­cias, etcé­te­ra (World Bank, 2010); ade­más si agre­ga­mos “…no hay un pro­gra­ma en don­de todas las mate­rias, todos los pro­fe­so­res con­ver­gié­ra­mos para ense­ñar a leer a los alum­nos, o sea, tam­po­co la hay, tam­po­co saben leer matemáticas…”

Esta últi­ma par­te de su dis­cur­so, vemos como se pro­du­ce el sen­ti­do en fun­ción del carác­ter de medi­ción que se ha dado en la últi­ma déca­da a la edu­ca­ción, se ha medi­do al sis­te­ma edu­ca­ti­vo y se han esta­ble­ci­do nive­les com­pa­ra­ti­vos entre ins­ti­tu­cio­nes así como entre paí­ses y Méxi­co figu­ra como repro­ba­do con quie­nes con­for­man la OCDE. Es decir, apa­re­ce en los últi­mos luga­res en mate­má­ti­cas y espa­ñol o lec­tu­ra.  Vea­mos lo que dice la ENPE12

“Lo más impor­tan­te de todo esto es que tú le trans­mi­tas a ellos que la per­so­na que está en fren­te, tie­ne la sufi­cien­te expe­rien­cia no para ense­ñar, sino la sufi­cien­te expe­rien­cia para que pue­da vin­cu­lar el nivel que ellos tie­nen y con la reali­dad de este país…”.

Aquí se tien­de a cons­truir un sen­ti­do des­de un con­tex­to inter­na­cio­nal, ya que, si se dice que el cono­ci­mien­to debe ser útil en fun­ción de qué, para qué o para quién; es jus­ta­men­te que la socie­dad en la que se vive se da des­de un con­tex­to glo­ba­li­za­do, la uti­li­dad del cono­ci­mien­to, la sub­je­ti­vi­dad obje­ti­va­da del docen­te radi­ca en lo útil y prác­ti­co que debe ser el docen­te en fun­ción del rol de la escue­la, con­lle­va hacia los pará­me­tros que cons­tru­ye el sis­te­ma eco­nó­mi­co de la exi­gen­cia de los emplea­do­res y se deja de lado la for­ma­ción inte­gral y con­ti­nua como seres humanos.

La entre­vis­ta CCHE2, encon­tra­mos narra­cio­nes como  “Bueno, lo más impor­tan­te es que yo los guíe”, en la CCHE3 “…es eso fomen­tar un cam­bio de cul­tu­ra con carác­ter res­pon­sa­ble, social y soli­da­rio” en ENPE05 “más que nada mi inte­rés, es pre­ci­sa­men­te for­mar­los a ellos en aspec­tos tan­to de cono­ci­mien­tos, habi­li­da­des o acti­tu­des pro­pias del cam­po de la geo­gra­fía para por su for­ma­ción por un lado, como ciudadanos…”

Es aquí don­de valo­ra­mos la cons­truc­ción del sen­ti­do des­de un con­tex­to nacio­nal, se ve el dete­rio­ro social que tien­de la socie­dad mexi­ca­na, y la impor­tan­cia de for­mar a un ciu­da­dano o el sen­ti­do de modi­fi­car la cul­tu­ra en la cual se con­du­ce el estu­dian­te como actor social, el cam­bio de cul­tu­ra, los valo­res degra­da­dos, el docen­te en con­ver­tir­se en guía, un dis­cur­so de los últi­mos tiem­pos, prin­ci­pal­men­te con las últi­mas refor­mas edu­ca­ti­vas como la RIEMS, RIEB que están basa­das en que el docen­te se con­vier­ta en guía o tutor de los estudiantes.

El rol que jue­ga la ins­ti­tu­ción y el pro­fe­sor adquie­re impor­tan­cia y es jus­ta­men­te los que pro­po­nen estos maes­tros, vea­mos que dicen, ENP09 “es como tra­tar de hacer que los alum­nos entren en la dis­ci­pli­na, no pre­ci­sa­men­te de la físi­ca sino en la dis­ci­pli­na aca­dé­mi­ca, el docen­te cons­tru­ye sen­ti­dos des­de el con­tex­to ins­ti­tu­cio­nal, des­de la for­ma­ción de una cul­tu­ra esco­lar, y su fun­ción con res­pec­to al ado­les­cen­te, sobre­sa­le no solo la asig­na­tu­ra, sino el rol que tie­ne la escue­la, es decir la escue­la sir­ve para.

Otro sen­ti­do que for­ma el docen­te en fun­ción de una cul­tu­ra esco­lar des­de del deber ser, vea­mos que nos dicen los pro­fe­so­res ENPE10 “ten­gan cier­tos apren­di­za­jes, que apren­dan hacer las cosas bien, que con­vi­van tam­bién, que sean mejo­res seres huma­nos” CCHE12 “fun­da­men­tal­men­te la for­ma­ción de los estu­dian­tes; en el caso del CCH habla­mos de apren­di­za­jes, des­de tres dimen­sio­nes…” en la CCHE09 “es que los chi­cos desa­rro­llen habi­li­da­des que les per­mi­tan seguir apren­dien­do… sí que los lle­van a com­pren­der los con­te­ni­dos de la asig­na­tu­ra pero acer­car­se más al nivel de com­pren­sión” CCHE05 “lo más impor­tan­te es que hagan suyo pues la for­ma de tra­ba­jar en físi­ca y quí­mi­ca, que entien­dan los prin­ci­pio cien­tí­fi­cos de la físi­ca y la quí­mi­ca” sobre sale un con­tex­to ins­ti­tu­cio­nal, el docen­te se sitúa como par­te de la mis­ma en la idea de sen­tir­se inclui­do o repre­sen­tar a la ins­ti­tu­ción en el queha­cer escolar.

Las cate­go­rías empíricas

Al ana­li­zar este apar­ta­do el de con­te­ni­do, logra­mos esta­ble­cer cier­ta rela­ción del  docen­te, en fun­ción de sus alum­nos, en la cons­truc­ción de sus dis­cur­sos cons­tru­ye sen­ti­dos, el de la uti­li­dad de la asig­na­tu­ra y la for­ma­ción de actor, es decir, el docen­te se sien­te impor­tan­te en su labor, cons­tru­ye un sen­ti­do de pro­ta­go­nis­ta del pro­ce­so de for­ma­ción, como es el caso del CCHE01 “el pro­fe­sor tie­ne diver­sas vías para abor­dar casi cual­quier pro­ble­ma en el apren­di­za­je de sus alum­noso en el caso de la CCH02Lo más impor­tan­te es que Yo lo guíe”, en el ENPE06, “Moti­var­los a lo que es la cien­cia, que sepan hacer ante la vida” o en el caso de la ENPE12 un sen­ti­do pro­ta­go­nis­ta de ser ellos quie­nes asu­men el rol, el com­pro­mi­so de diri­gir la ense­ñan­za “Tu le tras­mi­tas a ellos que la per­so­na que está en fren­te tie­ne la sufi­cien­te expe­rien­cia para vin­cu­lar la reali­dad y su nivel

Otro de los sen­ti­dos que el docen­te asig­na es jus­ta­men­te el de la for­ma­ción, se des­ta­ca en valo­res, en apren­der a ser, en con­te­ni­dos pro­pios de la asig­na­tu­ra, en esta par­te y en don­de los entre­vis­ta­dos coin­ci­den como lo más impor­tan­te en cons­truir los sen­ti­dos del carác­ter for­ma­ti­vo del nivel edu­ca­ti­vo, es decir, e nivel medio supe­rior como eta­pa de tran­si­ción entre el bási­co y el nivel supe­rior, damos cuen­ta de ello en las siguien­tes citas. CCHE03 “Fomen­tar un cam­bio de carác­ter cul­tu­ral”, CCHE04 “For­ma­ción, valo­res y edu­ca­ción ambien­tal, CCHE05 “For­mar un pen­sa­mien­to mate­má­ti­co, for­mas de pen­sar. Que ellos hagan mayor par­te del tra­ba­jo, orien­te a par­tir de cues­tio­na­mien­tos”, CCHE06 “For­men una visión de la físi­ca y su meto­do­lo­gía” CCHE08 “Logren los apren­di­za­jes, Logren las com­pe­ten­cias” CCHE09 “Desa­rro­llen habi­li­da­des que les per­mi­tan seguir apren­dien­do” ENPE04 “Gene­rar una expe­rien­cia de apren­di­za­je” y ENPE08Los más impor­tan­te es que se apro­pien del conocimiento”.

Inter­pre­ta­ción de segun­do nivel

Nues­tras pri­me­ras inter­pre­ta­cio­nes, es el pri­mer acer­ca­mien­to des­de una con­cep­ción teó­ri­ca en la cual ver­sa este apa­ra­ta­do, tra­ta­mos de no caer en la cons­truc­ción fal­sa de  una reali­dad (Zemel­man, 2004, p. 29), ya que corre­mos el ries­go de poner­le nom­bre vie­jo a cosas nue­vas o cae­mos en la creen­cia de por­que no tie­nen nom­bre las cosas no pode­mos nom­brar­las (Bache­lard, G., 1984), es jus­ta­men­te una apro­xi­ma­ción que per­mi­ti­rá dar cuen­ta, de las cons­truc­cio­nes de los sen­ti­dos que los docen­tes asig­nan a sus prác­ti­cas esco­la­res y discursivas.

Las uni­da­des de sen­ti­do que el docen­te asig­na a su tra­ba­jo como docen­te se encuen­tra la for­ma­ción en sus diver­sas con­no­ta­cio­nes, el docen­te asig­na un sen­ti­do a lo que hace y lo lla­ma for­ma­ción, ENPE05 “for­ma­ción ciu­da­da­na y uni­ver­si­ta­ria” ENPE02 “for­ma­ción cien­tí­fi­ca y ambien­tal” CCHE12 “for­ma­ción de los estu­dian­tes” CCHE05 “for­ma­ción de prin­ci­pios cien­tí­fi­cos” CCHE03 “creo que es la for­ma­ción de ellos”, así como estos, encon­tra­mos diver­sas con­no­ta­cio­nes de la for­ma­ción, es enton­ces asig­na­do el sen­ti­do de for­ma­ción, ade­más de con­si­de­rar­se un sen­sus com­mu­nis en sus res­pues­tas, es decir, un sen­ti­do comu­ni­ta­rio del gru­po de docen­tes demar­ca­dos no solo por una ins­ti­tu­ción, sino por dos mode­los edu­ca­ti­vos, el CCH y la ENP; adquie­re impor­tan­cia en fun­ción del rol que desem­pe­ñan de sus res­pec­ti­vas escue­las; su queha­cer esco­lar está mar­ca­do por asig­nar un sen­ti­do común a ese queha­cer docen­te, este adquie­re una rele­van­cia deci­si­va para la vida del docen­te (Gada­mer, 1991, p. 50) y se acer­ca a como el docen­te inter­pre­ta su prác­ti­ca en su dis­cur­so, es el sen­ti­do de formación.

Los docen­tes asig­nan un sen­ti­do a su tra­ba­jo como docen­te y en este se refle­ja la for­ma­ción des­de una cul­tu­ra esco­lar, tal vez habría que for­jar más el aná­li­sis en fun­ción de lo que hace el docen­te y su con­tras­ta­ción con las otras pre­gun­tas; ya que, la for­ma­ción como sen­ti­do que asig­na el docen­te a su prác­ti­ca esco­lar, per­mi­te ver­lo des­de aque­lla posi­bi­li­dad de no caer en las ambi­güe­da­des del dis­cur­so ofi­cial, de que se apren­de para la vida, sino más bien for­za­mos un poco a la for­ma­ción que pro­po­ne el docen­te en el sen­ti­do del con­ti­nuo de la for­ma­ción del suje­to, es decir cons­ti­tu­ye una for­ma­ción per­ma­nen­te (Gada­mer, 1991).

Otra de las uni­da­des de sen­ti­do que sobre­sa­le en las res­pues­tas de los entre­vis­ta­dos es la de ins­ti­tuir una cul­tu­ra aca­dé­mi­ca, es este sen­ti­do el aca­dé­mi­co que adquie­re for­ma en sus res­pues­tas, CCHE06 “for­men un visión de ir hacien­do e ir apren­dien­do”, CCHE07 “saber trabajar en equi­po, tener fle­xi­bi­li­dad para que apren­dan a ele­gir y deci­dir”, CCHE09 “que desa­rro­llen habi­li­da­des que les per­mi­tan seguir apren­dien­do, que com­pren­dan los con­te­ni­dos”; la sub­je­ti­vi­dad de los acto­res es pre­ci­sa­men­te la inten­cio­na­li­dad de sus actos con­lle­van un tras­fon­do, es decir, la cul­tu­ra aca­dé­mi­ca per­mi­te con­ver­tir al indi­vi­duo autó­no­mo como un refe­ren­te den­tro de la colec­ti­vi­dad, que adquie­ra volun­tad como per­so­na (Pérez, Gómez, 2004, p. 253).

Un sen­ti­do cons­truc­ti­vis­ta se ins­ti­tu­ye en el dis­cur­so de los docen­tes, ellos con­si­de­ran que lo más impor­tan­te con los alum­nos es CCHE07 “saber hacer”, CCH02 “apren­der a apren­der, CCHE06 “apren­der a hacer”, este sen­ti­do cons­truc­ti­vis­ta per­mi­te con­si­de­rar la uti­li­dad no solo de la acción docen­te sino de la apli­ca­bi­li­dad del cono­ci­mien­to que se adquie­re en las aulas, los docen­tes asig­nan un valor impor­tan­te para la vida.

El apren­di­za­je rele­van­te como sen­ti­do tam­bién se  encuen­tra en la sub­je­ti­vi­dad de los acto­res, ellos esta­ble­cen que lo más impor­tan­te de su tra­ba­jo como docen­tes con sus estu­dian­tes es CCHE01 “des­cu­brir cosas nue­vas, resol­ver cual­quier pro­ble­má­ti­ca”, CCHE10 “ense­ñar a leer, domi­nar los dis­cur­sos” CCHE11 “apli­car el cono­ci­mien­to a cor­to, mediano y lar­go pla­zo, un apren­di­za­je sig­ni­fi­ca­ti­vo” cono­ci­mien­to” ENPE02 “res­pon­sa­bi­li­dad con el medio ambien­te”, ENPE04 “ofre­cer­le al ado­les­cen­te una mane­ra de ver crí­ti­ca­men­te su entorno” ENPE06 “for­mar ciu­da­da­nos” ENPE08 “posi­cio­nar­se ante el cono­ci­mien­to” este tras­fon­do en el dis­cur­so por par­te de los docen­tes con­cier­ne a un apren­di­za­je rele­van­te, ya que se pre­ten­de que el estu­dian­te no solo domi­ne los con­te­ni­dos, sino que los apli­que y los for­men como per­so­nas pen­san­tes y actuan­tes, con con­cien­cia de sus actos. Se con­tra­po­ne al cono­ci­mien­to memo­rís­ti­co (de mane­ra cons­cien­te o incons­cien­te) ya que, este se rela­cio­na con los epi­so­dios espon­tá­neos, y su recu­pe­ra­ción no es sis­te­má­ti­ca (Pérez, Gómez, 2004, p. 261).

El apren­di­za­je rele­van­te al que los docen­tes alu­den, refie­re a la adqui­si­ción de mate­ria­les con sen­ti­do que pue­dan esta­ble­cer una rela­ción lógi­ca y no arbi­tra­ria con los con­te­ni­dos ya poseí­dos por el actor; es decir, es el tipo de apren­di­za­je sig­ni­fi­ca­ti­vo que, por su impor­tan­cia y uti­li­dad para el suje­to, pro­vo­ca la recons­truc­ción de sus esque­mas habi­tua­les de cono­ci­mien­to (Pérez, Gómez, 2004).

Reflexión

Este pri­mer acer­ca­mien­to al aná­li­sis de los datos empí­ri­cos, cons­ti­tu­yen una posi­bi­li­dad de lograr com­pren­der e inter­pre­tar la sub­je­ti­vi­dad de los acto­res; son los sen­ti­dos que los docen­tes asig­nan a sus prác­ti­cas esco­la­res y dis­cur­si­vas en la for­ma­ción de los estudiantes.

Des­de la sub­je­ti­vi­dad los docen­tes actúan para for­mar a los estu­dian­tes del nivel medio supe­rior, entre­mez­clan una cul­tu­ra esco­lar ten­dien­te a la aca­dé­mi­ca como pro­pues­ta de esa for­ma­ción con­ti­nua, como posi­bi­li­dad de vivir en el aprendizaje.

En este nivel edu­ca­ti­vo que en cier­ta for­ma esta­ba olvi­da­do y difí­cil­men­te se con­si­de­ra al docen­te como un actor de cam­bio y trans­for­ma­ción, vemos que el docen­te como actor tie­ne un baga­je del que dar cuen­ta, en los pro­ce­sos for­ma­ti­vos y eva­lua­ti­vos de su queha­cer docen­te. Tipi­fi­ca su accio­nar en la inte­gra­li­dad de su per­so­na, acom­pa­ña­da de su expe­rien­cia y el apren­di­za­je rele­van­te que ha de tras­cen­der a sus estudiantes.

En rela­ción a las ins­ti­tu­cio­nes, son dos mode­los edu­ca­ti­vos dife­ren­tes, sin embar­go, los sen­ti­dos que los acto­res asig­nan a sus prác­ti­cas esco­la­res y dis­cur­si­vas, se cier­nen bajo esque­mas simi­la­res, com­par­ten dichos sen­ti­dos, con­flu­yen en la for­ma­ción como con­ti­nuo, la cul­tu­ra aca­dé­mi­ca y su con­cre­ción como suje­tos y el apren­di­za­je rele­van­te como eje arti­cu­la­dor de la tras­cen­den­cia docente.

Por últi­mo dar cuen­ta de la sub­je­ti­vi­dad de los acto­res, sien­do par­ti­ci­pes de una socia­li­za­ción como ele­men­to fun­dan­te de las ins­ti­tu­cio­nes esco­la­res, cons­ti­tu­yen una opor­tu­ni­dad para dar voz a quie­nes se las ha sido arre­ba­ta­da, y una posi­bi­li­dad para cono­cer de pri­me­ra mano las tipi­fi­ca­cio­nes que los acto­res hacen de su labor como docentes.

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